“A veces, una poesía es la esencia de toda una vida.”

Rubén Martínez Villena



Canción del sainete póstumo

Yo moriré prosaicamente, de cualquier cosa
(¿el estómago, el hígado, la garganta, ¡el pulmón!?),
y como buen cadáver descenderé a la fosa
envuelto en un sudario santo de compasión.

Aunque la muerte es algo que diariamente pasa,
un muerto inspira siempre cierta curiosidad;
así, llena de extraños, abejeará la casa
y estudiará mi rostro toda la vecindad.

Luego será el velorio: desconocida gente,
ante mis familiares inertes de llorar,
con el recelo propio del que sabe que miente
recitará las frases del pésame vulgar.

Tal vez una beata, neblinosa de sueño,
mascullará el rosario mirándose los pies;
y acaso los más viejos me fruncirán el ceño
al calcular su turno más próximo después…

Brotará la hilarante virtud del disparate
o la ingeniosa anécdota llena de perversión,
y las apetecidas tazas de chocolate
serán sabrosas pausas en la conversación.

Los amigos de ahora –para entonces dispersos—
reunidos junto al resto de lo que fue mi «yo»,
constatarán la escena que prevén estos versos
y dirán en voz baja: —¡Todo lo presintió!

Y ya en la madrugada, sobre la concurrencia
gravitará el concepto solemne del «jamás»,
vendrá luego el consuelo de seguir la existencia…
Y vendrá el mañana… pero tú ¡no vendrás!...

Allá donde vegete felizmente tu olvido
—felicidad bien lejos de la que pudo ser—,
bajo tres letras fúnebres mi nombre y mi apellido,
dentro de un marco negro te harán palidecer.

Rubén Martínez Villena


"De crear una patria honrada que no sea afrenta y una vergüenza, sino un legítimo motivo de orgullo como cubanos."

Rubén Martínez Villena



"Deben todos los buenos cubanos defender a Cuba contra todos los cubanos malos."

Rubén Martínez Villena



El anhelo inútil

"¡Oh, mi ensueño, mi ensueño! Vanamente me exaltas:
¡Oh, el inútil empeño de subir donde subes!...
¡Estas alas tan cortas y esas nubes tan altas…!
¡Y estas alas queriendo conquistar esas nubes!"

Rubén Martínez Villena




El cazador

"Regresaba de caza, mas extravió el camino,
y alegre, al trote vivo de su cabalgadura,
llegóse hasta el albergue pobre del campesino
con una corza muerta cruzada en la montura.

Esa noche la cena se prestigió de vino,
la niña de la casa retocó su hermosura,
y al tierno y suave influjo del calor hogarino
nació el más suave y tierno calor de la aventura.

Y él marchóse de prisa la mañana siguiente...
Quizás entre la noche –celestina prudente–,
hizo algún juramento que le entreabrió la puerta;

mas él no recordaba... Marchó por la campiña,
alegre, como vino; y el alma de la niña
cruzada en la montura como una cierva muerta."

Rubén Martínez Villena



El gigante

¿Y qué hago yo aquí donde no hay nada 
grande que hacer? ¿Nací tan sólo para
esperar, esperar los días,
los meses y los años?
¿Para esperar quién sabe
qué cosa que no llega, que no puede
llegar jamás, que ni siquiera existe?
¿Qué es lo que aguardo? ¡Dios! ¿Qué es lo que aguardo?
Hay una fuerza
concentrada, colérica, expectante
en el fondo sereno
de mi organismo; hay algo,
hay algo que reclama
una función oscura y formidable.
Es un anhelo 
impreciso de árbol; un impulso
de ascender y ascender hasta que pueda
¡rendir montañas y amasar estrellas!
¡Crecer, crecer hasta lo inmensurable!

No por el suave
placer de la ascensión, no por la fútil
vanidad de ser grande…
sino para medirme, cara a cara
con el Señor de los Dominios Negros,
con alguien que desprecia
mi pequeñez rastrera de gusano,
áptero, inepto, débil, no creado
para luchar con él, y que no obstante,
a mí y a todos los nacidos hombres,
goza en hostilizar con sus preguntas
y su befa, y escupe y nos envuelve
con su apretada red de interrogantes.
¡Oh Misterio! ¡Misterio! Te presiento
como adversario digno del gigante
que duerme sueño torpe bajo el cráneo;
bajo este cráneo inmóvil que protege
y obstaculiza en dos paredes cóncavas
los gestos inseguros y las furias
sonámbulas e ingenuas del gigante.
¡Despiértese el durmiente agazapado, 
que parece acechar tus cautelosos
pasos en las tinieblas! ¡Adelante!
Y nadie me responde, ni es posible
sacudir la modorra de los siglos
acrecida en narcóticos modernos
de duda y de ignorancia; ¡oh, el esfuerzo
inútil! ¡Y el marasmo crece y crece 
tras la fatiga del sacudimiento!
¡Y pasas tú, quizás si lo que espero,
lo único, lo grande, que mereces
la ofrenda arrebatada del cerebro
y el holocausto pobre de la vida
para romper un nudo, sólo un viejo
nudo interrogativo sin respuesta!

¡Y pasas tú el eterno, el inmutable,
el único y total, el infinito!, 
¡Misterio! Y me sujeto
con ambas manos trémulas, convulsas,
el cráneo que se parte, y me pregunto:
¿qué hago yo aquí, donde no hay nada, nada
grande que hacer? Y en la tiniebla nadie
oye mi grito desolado. ¡Y sigo
sacudiendo al gigante

Rubén Martínez Villena


“El honor vale tanto como la vida. Y a presencia de ese pueblo noble que nos sigue juramos salir de la lucha con Honor.”

Rubén Martínez Villena




“El pueblo conociendo su historia sabrá conservarla con el decoro que merece.”

Rubén Martínez Villena



Hace falta una carga para matar bribones,
para acabar la obra de las revoluciones;

para que la República se mantenga de sí, 
para cumplir el sueño de mármol de Martí;

Yo tiro de mi alma, cual si fuera una espada,
Y juro, de rodillas, ante la madre América.

Rubén Martínez Villena



Ironía

"Toma, toma mi lira; quiero darte,
como recuerdo de mi fe pasada,
esta lira infeliz que fue mi espada
y que fue mi broquel y mi estandarte.

Póstuma ofrenda de mi inútil arte,
la dejo ante tus pies abandonada,
aunque a golpes tu planta idolatrada
con ofendida majestad la aparte.

Mas cada golpe de tu pie furioso
le arrancará un sonido melodioso,
y tan rudos tormentos y martirios

acaso corresponda de memoria,
con una endecha en que cifré su gloria…
y en la que digo que tus pies son lirios."

Rubén Martínez Villena




"Hora es de tener patria de verdad."

Rubén Martínez Villena



La Habana, 18 de octubre de 1927.

Dr. Jorge Mañach.
El País.
Habana.

Amigo Jorge Mañach:

En verdad que a juzgar por tu réplica, soy como ironista, un… ¿qué te diré?… Bueno, el final de la frase que citas: «Tu quoque…» Pocas, muy pocas veces uso la ironía; y de ahí que sea tan torpe al   esgrimirla como quien, habituado a la pesadez del hacha, se pone a hacer fintas con el florete.

Pero si yo soy Bruto en la ironía, no tengo reparo en reconocer que tú eres César en la polémica: consideras mi epístola como una reacción de mi vanidad (que ahora descubres) y en tu respuesta procuras —para reforzar el argumente)— presentarte con una humildad franciscana,como un ser pequeño e indefenso: lo que está  bien en desacuerdo con la conciencia de tu talento, tu valor de crítico y tu acostumbrada actitud de escritor.

Únicamente a mi «brutalidad» o a tu «cesarismo» {quizás a ambas cosas) puedo atribuir el desparpajo con que afirmas que me ha  amoscado tu juicio sobre mi obra; y así como ayer me llamabas «modestísimo», hoy supones que a mi voracidad de superlativos, tu parsimonia parece tacañería.

Pero, ¡hombre! ¿Será posible, Mañach, que no te des por enterado del sentido de mi protesta? ¿O es que pretendes, amigo, hacerme comulgar, no ya con ruedas de molino, sino con una voladora de ingenio? ¡Oh, no!, no me apena tu juicio sobre mi obra —juicio que, además, ignoro—, ni es que se haya soliviantado mi vanidad porque no me abrumas a epítetos encomiásticos. No, amigo, no te confundas al extremo de adulterar el contenido de mis burdas ironías. Al revés, Mañach, precisamente, al revés; lo que me molesta, querido, es que sin motivo alguno, ni en tu concepto ni en el mío, me claves ese marbete de «Nuestro Rubén».

¿No sabes, más que de sobra, lo que representa en la literatura castellana y en la historia de las letras de América ese formidable Rubén «único», el hijo de Nicaragua  el Bardo por antonomasia? Creo que no has de restar la gloria a tu vanguardismo, pues no te supongo dentro de la facción de los «avanzados» denostadores de Darío, ese simpático bando de «terroristas» de la literatura, cuya función útil es sólo conmover el mal gusto burgués y las reglas,  pudiéramos decir «adjetivas del Arte».

Y si sabes aquello, ¿por qué comparar con Darío —comparación que sugiere el apodo con que me nombras— al escritor cuya obra te parece mínima, y en realidad lo es; de cuyo prestigio como tal dudas con razón, al extremo de explicártelo por razones ajenas a esa condición mismade poeta? ¿No ves claro, Mañach amigo, que el solo hecho de la homonimia, de la identidad accidental del nombre, no basta a justificar la comparación, no es suficiente a basar una  analogía absurda? Y si he escrito algunos versos, ¿no resalta aún más lo inadecuado de esa desproporción ante lo poco y malo que he hecho y el sobrenombre abrumador que me espetas?

¡Hambre de superlativos! Eso crees que tengo: ¿tienes disponible algún otro que pueda satisfacer más a un versificador que ése? Pues de él también protesto y su exageración rechazo desde ahora.

Si fuera partidario de esos «tropicalismos» que convierten en excelso, eximio, egregio y sagrado a cualquier figurilla de nuestro suelo y que ensayan frecuentemente la ridicula apoteosis de Pacheco, créeme que estaría a gusto embonándome el sayo por ancho que me viniera. 0 en el caso de que fueras tú el aficionado a ello, habría hallado natural la hipérbole impropia. Pero si lo uno y lo otro es falso, forzoso es que hiciera ver mi inconformidad  asombrada, en un tono acorde con la ironía que en sí misma lleva la absurda analogía que sentabas.

Aún pudiera aclararte algunas cosas, pero no quiero agotar tu paciencia ni abusar del espacio que me cede el diario que honras con tu talento de crítico «a pesar tuyo».

¿Estará esto claro? Creo que sí; al fin y al cabo, en muchas cosas estamos de acuerdo. Después de esta escaramuza nos conoceremos mejor y es siempre saludable entre los que marchan relativamente juntos; que ya tú y yo  aunque viajando en artolas, hemos hecho juntos alguna excursión al ideal.

Tuyo afectísimo amigo y admirador,

R. MARTÍNEZ VILLENA.

El País, 19 de octubre de 1927.

Rubén Martínez Villena





La pupila insomne

"Tengo el impulso torvo y el anhelo sagrado
de atisbar en la vida mis ensueños de muerto.
¡Oh, la pupila insomne y el párpado cerrado!...
(¡Ya dormiré mañana con el párpado abierto!)…"

Rubén Martínez Villena



Motivos de la angustia indefinida

Mi vida una semilla en un surco de mármol.
(verso sin consonante)

¡Oh, consciente impotencia, para vencer la empresa
de traducir al verso la aspiración informe!
Angustia irremediable: conservar inconfesa
la tragedia monótona del vivir uniforme!

¡Y temer el ansiado reposo, donde cesa
esta resignación a seguir inconforme
de todo: de sí mismo, del labio que se besa,
de la verdad pequeña del Enigma enorme!

Sufrir el infructuoso cerebralismo insano,
el cruel distanciamiento del espíritu hermano,
maldición de Palas en la gracia de Apolo.

Y en el continuo esfuerzo hacia lo inasequible
quedar, al fin, aislado, ¡perpetuamente solo,
igual que un verso de consonancia imposible!

Rubén Martínez Villena



“…mis deberes como cubano están por sobre todo. Creo que el hombre se debe primordialmente a la patria y a la madre.”

Rubén Martínez Villena



“…patriotismo es amor a las bellezas naturales del país de nacimiento, interés por sus habitantes y costumbres, veneración por sus grandes hombres, gusto por su música, recuerdo amable de la niñez, afectos de familia. Y así lo comprendemos y hasta lo sentimos.”

Rubén Martínez Villena


"Pero más patriótico y digno y hasta más bello, por más sincero, fuera a confesar los errores que nos hacen hoy indignos de los muertos."

Rubén Martínez Villena


Psiquis

"Muerte; mi corazón no desanimas
y aún te aguardo con grato sentimiento;
que siempre fue mi decidido intento
subir las cumbres y medir las simas.

En tanto que mi pecho no comprimas
para beber su postrimer aliento,
con el hilo de luz del pensamiento
voy tejiendo la veste de mis rimas…

Y con ella, pletórico de orgullo,
envuelvo el alma como en un capullo,
donde se viste de mejores galas,

y en cuyo seno, con perenne anhelo,
presintiendo la fuerza de sus alas
¡goza ya con la gloria de su vuelo!"

Rubén Martínez Villena





“Sufrimos, es cierto. Pero el sufrimiento es la forma más intensa de vivir la vida. En la adversidad, en la desgracia, es donde se templa de verdad el alma y donde nacen y se desarrollan los sentimientos y las energías humanas. “

Rubén Martínez Villena



"Tengo más confianza en un futuro mejor para la Patria."

Rubén Martínez Villena


“Yo destrozo mis versos, los deprecio, los regalo, los olvido: me interesan tanto como a la mayor parte de nuestros escritores interesa la justicia social.”

Rubén Martínez Villena































No hay comentarios: