“Aprender no es sólo aprender a conocer sino igualmente aprender a hacer.”

Pedro Henríquez Ureña


"Cada ciudad tiene su espíritu, decimos siempre; cada ciudad tiene su aire, su ‘sello propio’. Pero hay más: el espíritu de la ciudad está en el paisaje que la rodea, y en el trazo de sus calles, y en sus edificios, y en sus jardines, y en las costumbres de su gente; y va aún más lejos: está en la pintura y en la literatura que produce, en la música que canta y toca."

Pedro Henríquez Ureña



"Cada idioma es una cristalización de modos de pensar y de sentir, y cuanto en él se escribe se baña en el color de su cristal."

Pedro Henríquez Ureña


"Cada idioma tiene su color, resumen de larga vida histórica. Pero cada idioma varía de ciudad a ciudad, de región a región, y a las variaciones dialectales, siquiera mínimas, acompañan multitud de matices espirituales diversos."

Pedro Henríquez Ureña


"Con fundamentos tales, México sabe qué instrumentos ha de emplear para la obra en que está empeñado; y esos instrumentos son la cultura y el nacionalismo. Pero la cultura y el nacionalismo no los entiende, por dicha, a la manera del siglo XIX. No se piensa en la cultura reinante en la era del capital disfrazado de liberalismo, cultura de diletantes exclusivistas, huerto cerrado donde se cultivaban flores artificiales, torre de marfil donde se guardaba la ciencia muerta, como en los museos. Se piensa en la cultura social, ofrecida y dada realmente a todos y fundada en el trabajo: aprender no es sólo aprender a conocer sino igualmente aprender a hacer. No debe haber alta cultura, porque será falsa y efímera, donde no haya cultura popular. Y no se piensa en el nacionalismo político, cuya única justificación moral es, todavía, la necesidad de defender el carácter genuino de cada pueblo contra la amenaza de reducirlo a la uniformidad dentro de tipos que sólo el espejismo del momento hace aparecer como superiores: se piensa en otro nacionalismo, el espiritual, el que nace de las cualidades de cada pueblo cuando se traducen en arte y pensamiento."

Pedro Henríquez Ureña
La utopía de América



"Crisantemos,
crisantemos como el oro,
crisantemos cual la nieve,
desplegad vuestras corolas,
las corolas como el sol de mediodía,
las corolas como el mármol inmortal..."

Pedro Henríquez Ureña


“¡Cuánta importancia tiene que el maestro sepa distinguir entre la genuina y la falsa literatura; entre la que representa un esfuerzo noble para interpretar la vida, acendrando los jugos mejores de la personalidad humana, y la que sólo representa una habilidad para simular sentimientos o ideas, repitiendo fórmulas degeneradas a fuerza de uso y apelando, para hacerse aplaudir, a todas las perezas que se apoyan en la costumbre!”

Pedro Henríquez Ureña


De amor

"¡Campanita de marfil!
¡campana, linda campana!
lo que yo te dije ayer,
eso ... lo veras mañana.
Yo no le canto a la rosa,
ni le canto a la azucena:
sólo a tí, mi prenda buena
porque eres fina y hermosa.
Para mí eres la preciosa
reina del prado en abril,
te canto décimas mil
porque soy tu enamorado,
¡tú eres la reina del prado,
campanita de marfil!
para mí no existen flores
por mas que puedas lucir:
solo a ti debo rendir
honores y más honores.
La reina de los primores
no ha sido la mejorana:
ere tú, bella y lozana,
hecha de gracia tan fina.
¡sigue conmigo, divina!...

Campana, linda campana!
la promesa de mi amor
puedes afirmar que es tuya;
porque no habrá quién destruya
mi juramento de honor.
Le pido a nuestro Señor
que en su infinito poder
quiera el limite poner
de mi, prenda soberana
si no te cumplo mañana
lo que yo te dije ayer.
Juro a Dios que te quería,
que te quiero y te querré;
porque tú, campana mía,
linda flor de Alejandría,
eres la flor más galana,
eres la flor soberana
que hizo Dios en un capricho;
y todo lo que te he dicho,
eso ... lo vera mañana."
  
Pedro Henríquez Ureña



Donde las instituciones de cultura, tanto elemental como superior, son víctimas de los vaivenes políticos y del desorden económico, la literatura ha comenzado a flaquear.”

Pedro Henríquez Ureña



“Egoísmo: incapacidad de mover un dedo por los demás.”

Pedro Henríquez Ureña



“El arte no es halago pasajero destinado al olvido, sino esfuerzo que ayuda a la construcción espiritual del mundo. Bien está, pues, el arte que sabe cumplir misiones humanas sin faltar a su esencial carácter estético.”

Pedro Henríquez Ureña


“El espíritu debe interesarnos más que el progreso en el orden material o mecánico; pero en tales órdenes debe ser garantía de la integridad del espíritu. Sólo el espíritu, echando luz constantemente sobre las cosas, puede darnos la verdadera libertad; sólo la civilización perfecta crea la perfecta sencillez.”

Pedro Henríquez Ureña


“El hábito y el amor de la lectura literaria forman la mejor llave que podemos entregar al niño para abrirle el mundo de la cultura universal.”

Pedro Henríquez Ureña



“El honor debe ser cuidadosa preocupación de hombre o de mujer: y debe oponerse, como principio superior, a toda categoría social, aunque sea la realeza.”

Pedro Henríquez Ureña


“El ideal de justicia está antes que el ideal de cultura: es superior el hombre apasionado de justicia al que sólo aspira a su propia perfección intelectual”..

Pedro Henríquez Ureña



“El ideal de la civilización no es la unificación completa de todos los hombres y todos los países, sino la conservación de todas las diferencias dentro de una armonía.”

Pedro Henríquez Ureña



“El libro, como elemento característico de acción en la sociedad, como elemento aislado, sin directo apoyo en la fuerza personal de la voz y del ejemplo vivientes, no es antiguo en la civilización; y, sin embargo, en toda parte se le ve ya influir. Libros constructores y libros destructores; libros que imprimen su sello a una época, a un pueblo, a grandes grupos de humanidad, todos los recordamos […]”

Pedro Henríquez Ureña


El niño
   (Idea de Tagore)

—¿De dónde vine, madre?
¿De dónde vine a ti?
—Viniste de mis sueños,
de cuanto amé y sentí.

Cual temeroso pájaro
que espera el nuevo sol,
estabas escondido
aquí en mi corazón.

Estabas en los juegos
de mi niñez feliz,
y sobre los altares
como deidad te vi.

¡Oh misterioso encanto,
prodigio del amor:
tener entre mis brazos
el tesoro mejor!

Pedro Henríquez Ureña


“El problema del porvenir inmediato es poner la riqueza al alcance de todos. La fórmula del porvenir, que es deber de la Sociología esclarecer, será la socialización de la naturaleza por la humanidad.”

Pedro Henríquez Ureña



“El supuesto problema de la convivencia de razas distintas desaparece con sólo decidir que no existe y borrar toda diferencia en el trato: solución a la vez de sentido común y de fraternidad humana.”

Pedro Henríquez Ureña


“¿En qué puede fundar una Universidad su reputación, si no en la sabiduría, libre de toda traba, de sus profesores?”

Pedro Henríquez Ureña



 “Entre las virtudes, ¡qué alta es la piedad!”

Pedro Henríquez Ureña


“Es de suponer que ninguna versificación alcanza, apenas nace, regularidad completa. De las formas imperfectas y vagas de su poesía primitiva, cada idioma escoge y define, de acuerdo con su propio genio, los tipos de su versificación.”

Pedro Henríquez Ureña


"[…] fuera de los círculos donde la expresión es motivo de atención vigilante, en boca de la masa, el idioma fluctúa y varía hasta el infinito. Sus variaciones son de toda especie; se prolongan y crecen en el tiempo y en el espacio hasta el punto en que comienza a decirse que hay ‘dialecto’ y continúan hasta el momento en que se dice que hay ‘otro idioma’ […]"

Pedro Henríquez Ureña


Íntima


Desde el solar nativo
-el nido de los pálidos recuerdos,
la casa palpitante de memorias
que viven y se agitan como espectros,-
me llega tu palabra,
henchida de miríficos consuelos,
mensajera piadosa del terruño,
hasta el extraño techo,-
el techo que indolente me cobija,
mudo y escueto,
intacto por os fuegos de mis luchas,
intacto por las alas del ensueño.

En la isla, en lucha,
cuál sangra el corazón, cual llora el pecho!
¿Qué mucho que el postrado combatiente
destierre el sentimiento,
vulnerable talón que el dardo hiere,
y haga del estoicismo su remedio?

En la vida, en la lucha,
Cuán temprano sentí, lloré cuán presto!
Cuánto de penas sufre!
Solitario me encuentro,
sin patria, sin hogar, sin ilusiones,
-todas volaron con volar ligero-;
busco para las penas interiores
las aguas del Leteo,
y tiendo del espíritu la salas
al país irreal de invicto ensueño.

Todo cuanto fue amores,
luz de la edad y juveniles sueños,
yace entre los escombros del pasado,
apenas en las lindes del recuerdo.

Sobre esas ruinas la vista tiendo
con muda indiferencia.
No renace el extinto sentimiento
cual si el ansia de dulces efusiones
fuese muerta en el pecho.
El fatigado espíritu
no se enciende en la llama del deseo,
y contempla a través de las edades
como un campo vastísimo de hielo.

¡Ah! Que cuando resuena tu palabra
del letargo despierto,
y la nostalgia delator antiguo
dentro del alma siento.

¡Oh tu, la soñadora, la constante!
¡Oh tu, sacerdotisa del ensueño!
¿No sientes, bajo el cielo de la Paria
del ruiseñor parlero
cual se ha trocado el himno de esperanzas
por la canción macabrita de un cuervo?
¿No sientes que las vivas ilusiones,
la vieja tradición, el dulce sueño,
vuelan en el confuso torbellino
que azota el patrio suelo,
y hechos girones en la hoguera caen,
perecen de la patria en el incendio?

Que con tu fe radiante
que con tu amor perpetuo,
reconstruyes las muertas ilusiones
y guardas el altar de los recuerdos,
y en las frágiles notas de tus cartas
el alma envías del terruño entero!

En mi noche de amargo pesimismo
el instante aun espero
en que escuche, soñando,
tus palabras de nuevo
sobre las ruinas de la triste patria,
“sobre las ruinas del hogar deshecho”

Pedro Henríquez Ureña


“La bondad vale más que la verdad, aunque, en el cielo de las ideas puras, manen de la misma fuente.”

Pedro Henríquez Ureña


“La duda es grave. Muchas veces, ante el pesimismo que amarga muchas manifestaciones (no solamente literarias) de nuestra juventud, he pensado que éste es síntoma alarmante de un desfallecimiento espiritual.”

Pedro Henríquez Ureña


“La educación no es sólo obra de la voluntad en calculado ejercicio frente al medio exterior, sino que en ella intervienen elementos psicológicos imprevisibles. Uno sobre todo: el amor. En toda vida hay amor, y todo amor verdadero es insumiso y es decisivo en su influjo. Y cuanto del amor se diga, puede extenderse, en más mitigada forma, a toda afición vehemente del espíritu. La vocación, en verdad, es forma de amor, y, como tal, imprevisible e imperiosa.”

Pedro Henríquez Ureña


“La mejor prueba de la desorganización es la existencia de la miseria y la ignorancia en sociedades que poseen todos los elementos necesarios para suprimirlas.”

Pedro Henríquez Ureña



“La moral, como quiera que se la interprete, es una fuerza real en la sociedad.”

Pedro Henríquez Ureña


“Los hombres de genio múltiple suelen ser recordados principalmente por su labor en un solo orden de actividad.”

Pedro Henríquez Ureña



“Los hombres de temple puro no hacen traición a sus ideales ni con la edad ni con los fracasos ni con los éxitos: al contrario, tiempo y experiencia fortifican en ellos la fe en el bien y en la justicia, aclaran sus ojos, aguzan su juicio.”

Pedro Henríquez Ureña



"¿Mi memoria? Ciertamente he de comenzar por recuerdos ajenos. Nací el 29 de junio de 1884, en Santo Domingo de Guzmán, capital de la República Dominicana; era domingo, y cuentan que esa tarde, á la hora de mi nacimiento, había procesión de octavario de Corpus en la parroquia de Santa Bárbara. Mi padre, Francisco Henríquez y Carvajal, era ya entonces Licenciado en Derecho y en Medicina de la Facultad Dominicana, y maestro co-director, con José Pantaleón Castillo, de la extinta Escuela Preparatoria. […] Salomé Ureña, casada después de sus triunfos poéticos entre 1874 y 1880, dirigía el Instituto de Señoritas, el primero en que se dio enseñanza superior a la mujer dominicana. No fui primogénito, sino el segundo hijo."

Pedro Henríquez Ureña



"Ninguna nación tiene derecho a pretender civilizar a otra. ¿Estamos seguros de que hay grados de civilización? ¿O son tipos, clases de civilización? No hay, pues, derecho para querer civilizar a otras naciones. Cada nación pequeña tiene alma propia y lo siente."

Pedro Henríquez Ureña




“No es ilusión la utopía, sino el creer que los ideales se realizan sobre la tierra sin esfuerzo y sin sacrificio. Hay que trabajar.”

Pedro Henríquez Ureña


“¡No hay que desesperar de ningún pueblo mientras haya en él diez hombres justos que busquen el bien!”

Pedro Henríquez Ureña


“Nuestra América, teatro enorme y oscuro, deja perder en la sombra sus mejores vidas.”

Pedro Henríquez Ureña


"Mientras los albañiles de Jauja construían la casa de estilo colonial mexicano en que debían vivir Nachito y Mariquita con don Yo, los hermanitos, aconsejados por el duende, se dedicaron a buscar muebles y objetos de uso diario. Mariquita estaba encantada con la idea de que iba a tener muebles hechos de dulce, pero el duende se reía de ella, y le decía que iba a resultar muy gracioso verla sentada en una silla de caramelo sin poderse levantar de ella porque se le había pegado la ropa.
Lo malo era que, como en la ciudad no se fabricaban sino cosas dulces, la situación era muy apurada. El duendecito aconsejó que los muebles que debían ser fuertes se hicieran de caramelo y se cubrieran con obleas, y que los muebles blandos, como los sofás, se hicieran de pan.
Pero había una dificultad seria: el cuarto de baño. Se necesitaba agua, y se necesitaban muebles, que el agua no deshiciera.
¡Y en Jauja no había otra agua que la de los pozos de "Las Fábricas Centrales", ni tubería para llevarla hasta las casas! El duende podía pasárselo sin agua, si quería, porque como no era de carne y hueso sino en la apariencia no tenía necesidades parecidas a las de los hombres. ¡Pero los dos muchachos! Nachito se acordó de que había oído decir que en otro tiempo sí se mandaba agua hasta las casas, porque le llamaban la atención toda clase de trabajos y de cosas mecánicas, y preguntó si no quedarían por ahí restos de aquellas tuberías. Don Escarragut, el jefe de las Fábricas, hizo que lo llevaran al último patio, al cobertizo donde se guardaban cosas viejas, y allí encontraron tuberías antiguas. Nachito en persona se puso a trabajar con los obreros para hacer pasar aquella tubería por debajo del piso de la calle y
hacerla llegar hasta la casa nueva, que quedaba bastante lejos, porque en Jauja no hay lugares vacíos en medio de la ciudad y no se puede construir una casa nueva sino en los extremos. A veces parecía que la tubería aquella no iba a alcanzar, porque había muchos pedazos maltratados e inútiles, pero juntando unos con otros se pudo hacerla llegar hasta la casa."

Pedro Henríquez Ureña
En Jauja 




“Políticos prácticos: moderna plaga de hombres que de nada entienden y de todo se apoderan, en ansia de mando y de lucro, estorbando la función de quienes ponen saber y virtud al servicio y ejemplo de la sociedad.”

Pedro Henríquez Ureña



Quien conoce la filosofía moderna sabe que una gran parte de los pensadores se detienen ante el problema del mundo exterior y no se atreven a afirmar nada sustancial y definitivo fuera de nuestras percepciones. Pero la percepción, en sí, es el dato indiscutible; y la sensación, como parte de la percepción, también. El mundo de las actividades filosóficas y científicas no es mundo de paz, sino de agitación perpetua: la acumulación de doctrinas es enorme, apenas se da un paso sin destruir -destruir para reemplazar.”

Pedro Henríquez Ureña



“Si se quiere medir hasta dónde llega la cortedad de visión de nuestros hombres de Estado, piénsese en la opinión que expresaría cualquiera de nuestros supuestos estadistas, si se le dijese que la América española debe tender hacia la unidad política. La idea le parecería demasiado absurda para discutirla siquiera. La denominaría, creyendo haberla herido con flecha destructora, una utopía.”

Pedro Henríquez Ureña



“Siempre hay explicación científica para el fenómeno lingüístico.”

Pedro Henríquez Ureña



“Sigo impenitente en la arcaica creencia de que la cultura salva a los pueblos. Y la cultura no existe, o no es genuina, cuando se orienta mal, cuando se vuelve instrumento de tendencias inferiores, de ambición comercial o política, pero tampoco existe, y ni siquiera puede simularse, cuando le falta la maquinaria de la instrucción. No es que la letra tenga para mi valor mágico. La letra es sólo un signo de que el hombre está en camino de aprender que hay formas de vida superiores a la suya y medios de llegar a esas formas superiores.”

Pedro Henríquez Ureña


"Solo la lectura salva a los pueblos."

Pedro Henríquez Ureña



“Vale más la virtud que el talento, y ambos más que los títulos de nobleza; pero éstos valen más que los favores del poderoso, y más, mucho más que el dinero.”

Pedro Henríquez Ureña







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