Los Globos del Alma

"Hace mucho tiempo, una mujer sufrió la pérdida repentina de su marido. Como habían estado toda la vida juntos, ella pensaba que no podría hacer nada sin él, por lo que se pasaba todo el día llorando sin parar. Cuando abría el armario, abrazaba la ropa de su marido, sabiendo que ya nunca más se la volvería a poner. Como no consiguió acostumbrarse al frío de su ausencia en la cama, ni a su espacio vacío en la mesa, un día entró en un templo y le suplicó a Dios que le mostrara dónde estaba su marido; si es que en el cielo, si es que en el infierno, o si sencillamente había dejado de existir. Esa misma noche, tuvo un sueño. Soñó que un ángel venía a su cama y la acompañaba hasta un lugar muy hermoso; un jardín de bellos colores donde cientos de globos se elevaban por el cielo. Tan impresionada quedó ante lo que estaba viendo, que quiso saber dónde iban todos esos globos. Entonces el ángel, mirándola con dulzura, le dijo: - Viajan hasta Dios. Son las almas de las personas buenas que han dejado ya sus cuerpos humanos. - En ese momento la mujer se dio cuenta de que había algunos globos que estaban sujetos a la tierra por un cordel y le preguntó al ángel: - ¿Entonces los globos que están sujetos son los de las almas que se han portado mal y no pueden llegar hasta Dios? - ¡No! - respondió el ángel: - Son almas que están amarradas por el sufrimiento de sus seres queridos, que no las dejan irse. Por tanto, se quedan atrapadas aquí, sin poder subir al cielo, pero tampoco sin poder bajar a la tierra, sufriendo porque sus familiares no las han sabido soltar. - En aquel momento, la mujer no pudo contener las lágrimas, comprendiendo lo que el ángel quería decirle, e hizo el firme propósito de aceptar la realidad y de superar el dolor de la pérdida, sabiendo que algún día su marido y ella volverían a reunirse “en la habitación de al lado”, que es como llamaba san Agustín a la otra vida. Y, justo en ese momento, un globo se soltó de su cordel y subió hacia el cielo. Al ver esto, el ángel sonrió y ella despertó del sueño."

Manuel Fernández Muñoz
Extracto del libro: 50 Cuentos para aprender a Meditar. Ediciones Cydonia

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