El arroyo

Recostada en la cuenca reluciente
cabe el fonje tapiz de áureos bancales,
bajo toldo flexible de juncales
fluye, pausada, mórbida corriente.

Sin artificios, del cristal ambiente,
en el moaré sutil de albos cendales
refocílanse a trechos siderales
lumbres, en tregua azul, serenamente.

Osa el arroyo ante la gracia leda,
en la propicia estagnación del sueño
prender el rayo que adoró su empeño;

mas luego en torvo mar extinto queda...
¡Y llora la visión desvanecida
cual gime el alma su ilusión perdida!

María de los Ángeles Espejo


Maldito espejo

Delante del maldito espejo,
busco encontrar la obsesión que colman mis días,
recibir una imagen que consiga saciar mi hambre,
demostrarme que todo se va,
que aunque es mi peor enemigo,
es quien únicamente me demuestra una falsa realidad.
Promesas incumplidas
que de manera innata quedan enmascaradas,
con mentiras que me acompañan cada día,
engañando a un fatídico destino
que asoma y que espera,
mientras mi sufrimiento va marcándole el camino.
Esa tortura diaria,
que se alimenta de mi ceguera
dibujando mis costillas,
amenazando con arrancarme
cada centímetro de mi piel,
para vestirme con la pesada soledad.
Esa angustia que me perturba,
arrastrándome a un pozo de desequilibrio y enfermedad,
engañándome con un falso control,
desordenando mi fortaleza
y envenenando mis sueños.
Sueños que quedaron
atrapados sobre una mesa
y aun te preguntas como y cuando todo empezó.
Tu sufrimiento desprende solo incomprensión.
Enemigos ves en cada corazón
que te acompaña y que espera
a que abras los ojos a la vida
y que tu risa sea tu única enfermedad. 

Delante del Maldito espejo….

María de los Ángeles Espejo





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