Al sol

Yo te bendigo, sol, padre del día,
sublime rey de la celeste esfera,
¡Cuánta es tu majestad! ¡Cuán hechicera
tu luz se esparce por la patria mía!

La selva, el bosque, la montaña umbría,
el poblado, los valles, la pradera,
por ti renacen y a tu luz primera
huye la noche a su caverna fría.

Bendito seas, oh sol, siempre grandioso
ornado de zafir en la mañana
alzas tu frente fúlgido y glorioso,

luego más bello en el cenit, ufana
te ve la tarde y al morir rabioso
tu aureada tumba se tapiza en grana.

Miguel Jerónimo Gutiérrez


Ella

Es bella como el alba cuando riela
En el limpio cristal de la cascada,
Busca el amor estancia perfumada
En sus ojos hermosos de gacela.

Virtud, pureza y timidez revela
Su tersa frente de candor velada,
Ella Inspira mi plácida trovada
En la ilusión que mi entusiasmo anhela.

Suya es la imagen que en mi torno vaga
Cuando en horas de vértigo y delirio
Me abraso en llamas que su aliento apaga.

Ella es mi palma, mi fragante lirio,
El oriental elixir que me embriaga,

Mi clara luna, mi esplendente cirio.

Miguel Jerónimo Gutiérrez y Hurtado de Mendoza






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