Cielo escondido

Me ofreces ese cielo
Que no alcanzo.
Serio me dices
Que te dé la mano.

¡Mucho tendremos que luchar
por ese cielo!

Porque ¡dímelo tú,
Si vendes ese cuadro!
¿Nos podría alcanzar
para ese sueño?

Y si vendo mis libros,
¿tú qué dices?
¿Podrán tus manos
alcanzarme el cielo?

Matilde Elena López



Disyuntiva

Desde el vértice de esta disyuntiva
donde voces enormes me convocan,
oigo un clamor lejano y agitado
que angustioso atraviesa mi frontera.
Si no sigo tus pasos, Pasionaria,
si no sigo el tormento de tu lucha,
si no me doy al pueblo hasta la muerte,
que tu voz me maldiga y me condene.
Que sobre mis pupilas caiga hirviente
el aceite que ciega y que lacera,
que las hoces que inclinan tu esperanza
vendimien mis arterias execrables.
Pero yo te conjuro, Pasionaria,
a que alientes la fe de mi entereza,
que en tu fragua se eduquen mis crisoles
y que tus astros guíen mi amargura.
Por mi amor y tu medio siglo a cuestas
dame un destello de tu roja aurora.

Matilde Elena López


Este azul indefenso

Para el azul indefenso
de los pájaros
yo pido amparo.

Y una ley que proteja
por siempre a los poetas.

Un decreto de alpiste
para el trino amarillo
y una isla encantada
para las liras dulces.

Matilde Elena López


Estoy en paz contigo

Ahora sí
puedo ver el fantasma del azogue
y romper el espejo.
Puedo en la multitud
mirar tu rostro
sin ese galopar
entre las venas.

Y sin embargo,
tú presientes mis pasos
por esa leve huella
del pájaro en la fronda.

Desde allí
puedo sentir tu sobresalto
y ese gesto azorado.

¿Cómo negar
la identidad que llevas en tu ser
y que me pertenece?
¿Y cómo desoír
esa invisible voz
que se quedó vibrando en tus ramajes?

¿Cómo olvidar el sueño
que busca el sol
que le robaron?
Yo estoy en paz contigo.
Mas, a ti te cercan,
oscuros, los daimones.

Matilde Elena López



"La vida es más grande que el destino."


Matilde Elena López





Madonna de las siete lunas

Plena de la plenitud
en plenilunio
la luna soy
quemada por tus besos.

Me das calor,
me ves lucir al punto
que el sol se paraliza
en el eclipse.

Y cuando llega el novilunio
soy nueva en la violeta
y en la rosa
y crece más tu amor
—cuarto creciente—.

En el círculo soy
toda la clave
de luna que se ahoga
en el azogue
cuando refleja
las fases de la luna.

Mas, no hay menguante
porque el beso crece
y en tus brazos yo soy
todo el zodiaco.

Que más, si la estatua
veneraste alta
en el plinto inaccesible
—sola—
—luna en el esplendor
del juego de sus luces—
tengas ahora en tus brazos
la rosa entera
del perfecto instante.

Y ya las fases de la luna
cumplan el círculo
cabal en su retorno
—luna menguante—,
pálida hoz para el amor cumplido.

¿De qué centurias
venía tu ternura
rodeándome sin verla?

Matilde Elena López


 “No es hora de aprender las armas de la seducción. Las mujeres no deben perder el tiempo en frivolidades. Ya es hora de que tomen conciencia de su propio proceso de educación y de que tomemos ejemplos de todo el mundo…”



Matilde Elena López



















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