En la selva

Niño piel de caoba
con el fusil en la mano
dime con quién has soñado
para alejar la tristeza.

Ojos negros de la selva
sin humedad en el alma
dime porqué te ilusionas
del sol en cada mañana.

Brazos recios de bejuco
enrollados en la lana,
dime a quiénes añoras
de la quietud la quebrada.

Pasos firmes y seguros
en la huella centenaria
dime cuándo te detienes
para disfrutar la infancia.

Sombra cercana y amiga
vaga en la ruta perdida,
dime dónde te quedaste
en qué cueva de la orilla.

Sonrisa de media noche
en torno a la hoguera fría,
dime dónde te ocultaste
para buscarte, mi amiga.

Palabra tierna y sedienta
de preguntas y respuestas,
dime dónde te acogiste
para tocar a tu puerta.

Ilusión de mejor tiempo
con amistad compartida,
dime cuál es tu refugio
para ofrecerte mi vida.

Ojos, ilusión, palabra,
sombra, brazos y sonrisa,
dime qué ruta emprendiste
como ladrón en huida.

Fusil, hoguera, bejuco,
te refugias entre rejas,
dime cómo vas creciendo
entre el amor y la guerra.

No hay mirada, ni sombra,
ni hay palabra ni huella,
sólo un fusil en las manos
unos ojos que se cierran.

Martín Montero García




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