Avión de papel

Una carta de amor vuela desde el décimo piso
Planea muy suavemente
susurrando por los senos del viento

Una carta plegada con esmero y candor
gira y sigue su trazo japonés entre los edificios
se inclina suavemente

Y un náufrago burócrata debe de estar viéndola flotar
como un mensaje al aire
en sonriente equilibrio
acariciar la calva de una estatua
entrar en esa calle estrecha
un roce casi abstracto
que ha inquietado a las cosas

pero no a ella

Luigi Amara



"¡El arte es de quien lo trabaja!"

Luigi Amara


El cazador de grietas

No hay horror que se compare
al de la habitación vacía.
Sin máscaras ni espejos,
sin clavos que proyecten su descaro.

Busco el error y la hendedura.
Soy un cazador de grietas,
de pequeños pasajes, de señales,
hacia infiernos con sombras.

Basta una aparición en la cal
--la fugaz estrella de una araña--
para atar con líneas rectas
a este mirar insomne, alerta,
para saciar su sed de formas.

Busco el error en la lisura.
El estruendo de un punto
en el abismo blanco.

Luigi Amara


Pedacería nocturna

Como restos de estatua que en los sueños
me fueron dando tu cuerpo
(así, desperdigado, roto,
y a veces inconexo,
como piezas de tres o más rompecabezas),

flotan después de tanto tiempo unos fragmentos,
piedras quién sabe si de mampostería o de unicel o espuma
que se niegan a hundirse,
llevadas por la turbiedad de tanto oleaje,
chocando contra los arrecifes del cerebro:

un tobillo de pronto, un ojo
entrecerrándose, aquella superficie
blanca y suave en donde habría montado
feliz mi campamento
para explorarlo todo;

piedras insustanciales, frías,
que no logran por fin difuminarse
en la saturación del agua, y reaparecen,
ahora aquí, más tarde allá, falaces,
necias tablas de salvación en medio del insomnio.

Luigi Amara



Recostada mi oreja

Recostada mi oreja
entre tus pechos
se adivinan minúsculos bisontes
–sin materia y sin peso–
corriendo libremente en tus praderas.

Oír el despertar de un bosque:
las puntas de los vellos erizados
por un viento sin ruido;
y allá, contento, el monstruo imponderable
que pasta en tu pellejo.

Oír detrás del corazón las olas quietas:
el gorjeo del silencio agazapado
en rincones sin aire;
leer en esa nada nuevos ritmos,
y nunca preguntar  "¿qué piensas?"

Luigi Amara



"Siempre me ha intrigado la relación que establecemos con nuestra pilosidad, los esfuerzos a veces desesperados por poner nuestra pelambre del lado de la belleza o de la autoafirmación: depilaciones, peinados escultóricos, rasuradas al ras. La falta total de pelo o su abundancia nos pueden acercar al monstruo…
Durante una fiesta de pelucas que organizamos en México D. F. hará unos quince años me di cuenta de que la peluca concentraba de una manera fascinante todo lo que me interesaba sobre ese tema, en particular sobre la posibilidad de autotransformarse a base de pura fantasía capilar. Por aquel entonces leía mucho a y sobre Andy Warhol. De modo que el libro comenzó cuando, en la cruda de aquella fiesta empelucada, me pregunté sobre el significado de la peluca platinada de Warhol y la relación con su obra."

Luigi Amara











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