"Dondequiera que haya una Rama o un grupo de miembros, es esencial inculcar y fortalecer la realización de que somos un cuerpo mundial y estrechamente unido de personas, que compartimos un planteamiento del mundo, una ética, y un estilo de vida muy útiles para alcanzar nuestro objetivo común del amor universal…
… Nuestros miembros deberían pertenecer a la categoría de aquellos que son conscientes de la importancia absoluta que tiene la universalidad y no de las personas que adoptan un punto de vista mundano cuando dicen “yo soy esto y tú eres aquello”. El conjunto de toda la ST, compuesta por miembros de distintas procedencias, es uno: todos tenemos el objetivo común de conseguir una transformación del mundo, y de sustituir el espíritu belicoso por otro de colaboración.
… Cuando hay un espíritu altruista también hay universalidad de miras. Todas las diferencias que previamente parecían importantes –mi nacionalidad, mi familia, mi comunidad religiosa, etc. –se difuminan en el ambiente. Un despertar de conciencia más profundo de la igualdad y de la santidad de todo lo que vive llena la conciencia.
… El anclaje de la universalidad y del altruismo es lo que hace de la ST (Sociedad Teosófica) un auténtico instrumento para la regeneración. Los nuevos miembros puede que no se den cuenta de que la sabiduría que nosotros llamamos Teosofía florece cuando la conciencia está imbuida de la bondad de la universalidad."

Radha Burnier


El Silencio

 En un mundo de ruidos, la autora Mary Anderson encuentra un significado profundo y trascendente al Silencio, que es requisito para escuchar nuestra conciencia interior. 

Vivimos en un mundo de ruido. Hay ruidos mecánicos: el arrancar de la impresora, el rugir de un avión a reacción, una broca neumática; estos ruidos podrían ser considerados útiles e incluso necesarios. También están los sonidos que el hombre crea para entretenerse y que a veces son un tormento para los vecinos, como los provenientes de la radio, de la televisión o de las discotecas. Es un hecho conocido que los ruidos fuertes causan sordera y que en cuanto más sordo se es, más se necesita la amplificación. En verdad, muchos jóvenes tienen dificultades de audición. Aparte de todo esto, la propaganda y los anuncios utilizan el ruido para influenciar a las personas.

Las ideas se infiltran en el subconsciente y pueden causar ciertas reacciones automáticas que nos asustarían si estuviésemos conscientes de ellas.

No es tan solo el ruido mecánico el que rige en nuestra época. La voz humana también contribuye, a veces las personas hablan demasiado alto, además hablan sin necesidad, quizás para esconder su insatisfacción interior, para vencer el tedio o para compensar un complejo de inferioridad con su opuesto, un complejo de superioridad.

Aldous Huxley en su Filosofía Perenne, se refiere al hecho de que nuestras palabras son en tantas veces poco delicadas, egoístas o necias. Más no tenemos conciencia de ello cuando continuamos hablando sin pensar.

Se ha dicho que, en ciertas circunstancias, como por ejemplo cuando estamos alterados, antes de hablar deberíamos contar hasta diez. También se ha dicho que deberíamos preguntarnos si lo que queremos decir es verdadero, amable y útil. Lo verdadero, amable y útil forman una útil criba de la mente, que debería ser capaz de juzgar lo que es verdadero. La criba del corazón (no las emociones), que sabe lo que es amable y lo que no lo es. La criba de la razón práctica, que nos dice si aquéllo que queremos decir vale de hecho la pena de ser dicho.

A veces se afirma que lo que es verdadero, muchas veces no es amable sino cruel y viceversa, lo que es amable no siempre es verdadero. Mas si juzgamos y hablamos a partir de un punto de vista más elevado, lo que se dice puede ser tan amable como verdadero. Así, desde ese punto de vista más elevado vemos no sólo a la personalidad y sus errores sino también a la naturaleza interior de la otra persona. Existe algo de admirable en todo ser, incluso aunque no aparezca en la superficie.

El criterio de utilidad es quizás el más estricto. Si lo aplicásemos siempre, hablaríamos mucho menos. Es importante distinguir entre lo útil y lo inútil, porque las palabras inútiles son una pérdida de energía. Agotan no sólo al que las dice sino también al que las escucha. Seguramente que todos hemos experimentado esto alguna vez.

El control de la lengua, el «miembro rebelde«, es una de las cosas más difíciles. Así, el control de la palabra, por muy difícil que sea, es uno de los ejercicios más provechosos. Esto fue reconocido por Pitágoras que obligaba a sus pupilos principiantes a guardar silencio durante dos años. La mayor parte de los monjes y monjas modernos practican el silencio durante largos periodos del día.

¿Por qué es tan importante permanecer en silencio? ¿Por qué razón el silencio es tan necesario y tan valioso?

En primer lugar, debemos investigar por qué hablamos tanto sobre lo que hablamos. Frecuentemente proviene de la necesidad que sentimos de afirmarnos o de justificarnos. Muchas veces hablamos de nosotros, directa o indirectamente. Contemos cuántas personas, o nosotros mismos, usamos aquellas pequeñas palabras «yo» «mi» o «mío«. Como dijo una vez un santo «cuando el yo, el mí, o lo mío desaparezcan, el trabajo del Señor estará hecho». No sirve de nada intentar conscientemente de evitar aquellas palabras. Es la actitud de autoafirmación y de pose que expresan lo que las torna en un obstáculo.

El silencio espontáneo, no forzado, de que el pequeño «yo», es menos predominante. Aquí reside, en primer lugar, la importancia del silencio en la vida espiritual.

En segundo lugar, lo que es realmente profundo, no puede ser expresado con palabras. En el Taoísmo se dice que el Tao que puede ser nombrado no es el verdadero Tao. Lo Divino es «inconcebible e indivisible». A veces, las personas intentan una aproximación al concepto de Divino negando todo lo que la mente puede concebir: Aquello es «no esto, no eso» – neti neti. En La Luz de Asia leemos: «Quien pregunta yerra; quien responde yerra; no digas nada«. El clásico chino Macaco cuenta cómo un monje piadoso se pone en camino de Occidente, partiendo de China, para ir a buscar las escrituras budistas y traerlas al regreso a casa. Cuando las recibió, quedó sorprendido al ver que consistían de páginas en blanco. Se quejó y Buddha le contestó que, en ese caso, le daría páginas escritas para su pueblo dado que eran demasiado estúpidos para entender las verdaderas escrituras (en blanco). Las Grandes Verdades no pueden ser expresadas con palabras. Esto está claramente afirmado en Las Cartas de los Maestros: «La mayoría, o casi todos los secretos son incomunicables…» Entonces, queda de relieve que, si esos secretos pudiesen ser dichos con muchas palabras, todo lo que los Mahatmas tendrían que hacer era escribir un manual de tal modo que las grandes verdades pudieran ser enseñadas a los niños tal y como la gramática en la escuela.

El Mahatma añade que lo que es necesario, en el caso de tener que transmitir grandes verdades, es que el discípulo esté interiormente pronto a recibirlas. Aquí reside la tercera razón para guardar silencio. Aquel que habla continuamente, no escucha. Quien parlotea interiormente, quien está constantemente cavilando en sus pensamientos, imaginaciones y sentimientos, no está abierto a nada. Donde todo está lleno no hay espacio para nada nuevo. Un aspirante fue a ver a un maestro zen y le pidió que le instruyese sobre la vida espiritual. El maestro comenzó por ofrecerle el té. Vertió el té en la taza del aspirante, sin detenerse después de llenarla, de modo que se vertió fuera. El aspirante protestó, pero después percibió el sentido simbólico de aquel gesto. En tanto estemos totalmente orientados para lo mundano –el egoísmo– no existirá espacio para lo espiritual.

«Silencio» no significa tan sólo evitar la palabra hablada. Molinos, un místico español del siglo XVII, hablaba de tres tipos de silencio: silencio de los labios, de la mente y de la voluntad.

Con el silencio de los labios evitamos pérdida de energía a nivel físico. Tal vez el silencio de la mente pueda ser comparado con chitta vritti nirodhah, o apaciguamiento de las ondas de la mente que es la definición del Raja Yoga dada por Patanjali. ¿Cómo se ocupan las ondas de nuestros pensamientos? Con el pasado y el futuro, con recuerdos y fantasías. Raramente nuestra consciencia reside en el presente, tal vez porque el pequeño «yo» no encuentra lugar en el presente, en el que no encuentra nada con lo que se pueda adornar.

En cuanto al silencio de la voluntad: el parloteo de la voluntad (o deseo) forma muchas veces inconscientemente, el telón de fondo para el habla de la mente. El silencio de la voluntad se refiere a la cesación de nuestras aspiraciones o deseos y de nuestras aversiones.

¡Cuán importante es para todos el estar conscientes de esos deseos y aversiones! Sería un primer paso en dirección al silencio interior, el camino para la verdadera iluminación.

¿Dónde reside el sufrimiento humano? De acuerdo a la filosofía Yóguica de las Kleshas (del sufrimiento y sus causas), como se explican en los Yogas Sutras de Patanjali, deseos y aversiones forman parte de las cadenas que nos subyugan, las cuales causan el sufrimiento de la humanidad y de todos los seres. De la ignorancia, el primer eslabón de la cadena, proviene el sentido del ego, o sentimiento de ser un «yo» separado. Ignorancia aquí significa ilusión en el sentido de que la persona ve las cosas y a sí mismo como algo diferente de aquello que son. Por ejemplo: consideramos lo que es tan sólo temporal como si fuera permanente. Podemos saber, en teoría, que algo no es duradero pero actuamos como si fuese eterno. Así, las personas coleccionan poses que tendrán que dejar atrás, en el último momento, cuando el cuerpo físico muere. Es el resultado de esta ignorancia, es el sentido del ego, el segundo eslabón en la cadena de las Kleshas. Incluso inconscientemente, también consideramos que el «yo», nuestro ser actual consciente, es algo permanente. Ese «yo» desea ciertas cosas para sí y rechaza otras. De este modo, del sentimiento del ego nacen deseos y aversiones, el cuarto y el quinto eslabones en la cadena del sufrimiento.

Molinos, que habló del silencio de los labios, de la mente y de la voluntad, fue el fundador del Quietismo, un misticismo devocional. Su filosofía no estaba en la línea de los dogmas de la Iglesia, y murió en una prisión de la Inquisición.

Pero de hecho, el Quietismo, como todos los tipos de fe, contiene ciertos peligros cuando es interpretado erróneamente. Existe el peligro de la pasividad. Si nos referimos a las tres gunas de la filosofía india, podremos decir que este peligro consiste en vencer rajas o la actividad excesiva (por ejemplo el parloteo exagerado) con pasividad excesiva o tamas en vez de armonía o sattva.

El silencio significa, en cierto modo, el estar vacío o abierto. Hemos de estar abiertos antes de poder recibir cualquier cosa. Pero la apertura no es todo, pudiendo en ciertas circunstancias, ser peligroso. Un médium está abierto a influencias ilusorias e incluso peligrosas. Nuestro silencio debe basarse en pureza absoluta, ha de ser altruismo. Por encima de todo hemos de estar abiertos a lo que se encuentra dentro. Esto no significa la apertura a las influencias astrales, a las influencias de nuestra propia imaginación, tendencias y aversiones. Debemos estar abiertos a los niveles más profundos de nuestra naturaleza espiritual interior, que es nuestro verdadero ser. Esto es muy difícil, porque nuestros sentimientos muchas veces se disfrazan de elevadas inspiraciones e intuiciones. ¡Hemos de ser muy desconfiados en relación con nosotros mismos!

Por consiguiente, es necesaria la apertura para lo que está dentro, debiendo ser esta apertura a lo que es altruismo, a lo más elevado, a lo que está siempre más allá. La apertura para lo que está fuera también es necesaria, mas no se trata de aceptar todo lo que nos encontramos, todo lo que entusiasma a los demás. Se ha dicho: «examina todas las cosas y guarda lo que es bueno»c. Para saber lo que es bueno precisamos del discernimiento. El gran obstáculo a ese discernimiento es el egocentrismo. Nuestros intereses distorsionan nuestra imagen de las cosas.

Como decimos, el silencio genuino y profundo no es la pasividad, no es un estado adormilado. Es quietud y sosiego. Es, por consiguiente, poco perceptible a nuestros sentidos y capacidades usuales. Es conciencia pura, esto es, conciencia sin «yo». Como dice Krishnamurti, donde no haya «yo», ahí está «lo otro», significando Lo Más Sublime, el Fundamento de todas las cosas. Donde no estuviere el «yo», está el amor verdadero.

Donde, en este sentido, reina el vacío o silencio, hay energía y una tremenda actividad. Así, nuestra fuerza ya no es desperdiciada a través de palabras, pensamientos, sentimientos y deseos innecesarios. La dinamo gira de manera tan rápida que su movimiento es invisible, incluso siendo la gran fuente de energía.

Esto tiene que ver con el estado de Pralaya en el cual todo está contenido aunque en estado latente. «La Madre Eterna», el Espacio está presente en Pralaya, como también está el Gran Soplo, el movimiento constante de inspiración y de respiración. Es análogo a la Deidad trascendente, en contraste con la Deidad inmanente que corresponde al universo manifestado. Esta trascendencia es la fuente de la inmanencia, esto es, del universo manifestado. Es simultáneamente su objetivo final. Y… es también su corazón. Cuando el exterior está silencioso, podemos oír la voz interior del silencio. Cuando lo inferior está en silencio, lo superior puede hablar.

Radha Burnier





"La fraternidad Universal, la realización de una mente en la cual no hay prejuicios de ningún tipo, ninguna barrera contra cualquier cosa, es la regeneración, porque esa conciencia es totalmente diferente de la conciencia ordinaria."

Radha Burnier



"La S.T. no fue creada sólo para predicar la fraternidad al mundo. La declaración de su primer Objetivo pone en claro que es el propósito de la Sociedad ser un verdadero núcleo de fraternidad. Esto implica que aquéllos que son sus miembros deben ser claramente conscientes de que hay un destino común para todos.
El impacto de la Sociedad no debería ser el de un credo, organización o institución más, como muchas otras. Tiene por objeto esparcir la dulce influencia y poder de una Shanga o Hermandad espiritualmente inspirada.
Estar ocupado en la tarea de comprensión del yo y en la autopurificación en medio de las distracciones diarias, estar atentos a la calidad de nuestro razonamiento, es el comienzo de una vida religiosa."

Radha Burnier


Maestros y Gurúes

Discernir entre la fragancia del verdadero Maestro y alguien que sólo pretende serlo es uno de los desafíos a que se enfrenta el estudiante que busca el crecimiento interior. 

La literatura teosófica habla acerca del despertar de la conciencia a través de la evolución de las formas y organismos. Cuando la forma es primitiva, no organizada, y cruda en su respuesta al medio ambiente, la conciencia no puede manifestarse por completo a través de ella. Cuando la forma evoluciona, su capacidad para responder aumenta. Hay una mayor sensibilidad en los órganos sensoriales, el sistema nervioso, y el cerebro. Así, una mejor organización de la forma permite que la conciencia se revele con más plenitud.

El hombre —como es actualmente— no es la finalidad del proceso evolutivo. La literatura teosófica revela que hay un mayor desarrollo ante él. La verdad, la sabiduría, el amor, la bienaventuranza, la paz, y la bondad son inherentes a la conciencia. En los Upanishads, Brahma se describe como la conciencia universal absoluta, perfecta en paz, belleza y los otros poderes anteriormente mencionados.

En el hombre liberado o el Maestro, esas virtudes, que son la naturaleza misma de la conciencia, han florecido hasta la perfección, según su conciencia ha florecido por completo en perfecta medida, revelando los poderes que aún están latentes en el hombre promedio. Así, es perfecto en sabiduría, compasión, amor, y pureza exenta de egoísmo. Pureza significa la total ausencia de un sentido de separación. Perfecto amor implica el no escoger, el no dar amor a cambio de algo.

Se dice que cuando un hombre se perfecciona, ya no necesita reencarnar más porque ha trascendido el karma. Es el apego, o el egoísmo —ambos son lo mismo— lo que lo arrastra a uno al nacimiento. Porque hay un deseo de tener experiencias, de sentir estímulos provenientes del exterior, y el hombre común queda atrapado en la rueda de las reencarnaciones. Pero quien es puro y está libre de apegos porque no hay ego en él, no se halla bajo esa necesidad. Pero por compasión, puede permanecer en contacto con el mundo humano. Podríamos decir, ¿por qué los Maestros no vienen a nosotros?, o ¿vendrán si los invitamos a hacerlo? Pero ellos podrían no actuar según nuestras ideas, ni en alguna otra forma que podamos imaginarnos. Sin embargo, cuando las personas están listas, esos Sabios Seres proporcionan oportunidades para contactos, guía, y enseñanzas.

La palabra gurú, como muchas otras palabras, puede significar cosas diferentes para distintas personas. Se dice que denota a alguien capaz de disipar la oscuridad. Pero a menudo las personas piensan que el gurú es alguien que imparte conocimiento. El conocimiento mundano, el conocimiento menor, puede impartirse, pero no el conocimiento espiritual. Ninguna experiencia subjetiva e interior puede pedirse prestada a otro. El Viveka-chūdāmani indica que uno no puede buscar sustituto alguno para realizar las acciones que traerán bodha o despertar en uno mismo. El despertar ocurre en cada individuo como resultado de su propia preparación y trabajo. Pero a menudo las personas piensan que nada tienen que hacer, sino sólo seguir a algún gurú, tocarle los pies, o sentarse en su presencia, y él tomará entonces esa responsabilidad. Esta es una filosofía muy acomodaticia, porque le permite a esas personas seguir con su vida mundana llena de ambición, de celos, del afán de hacer dinero, de buscar poder, y demás.

Debido a que tantas personas encuentran agradable esta vía, hay otras que se prestan para jugar el papel complementario. Así, hay quienes fingen y se autodenominan gurúes, que darán un sentimiento de seguridad a quienes se lo pidan. Centren sus pensamientos en mí, dice el supuesto gurú, y usted se verá protegido de todo problema. Si quiere consentirse ante el placer, no importa de qué clase, siga adelante y disfrútelo, pero cuente las cuentas del rosario con mi fotografía, o vístase como yo le indico. El verdadero gurú, por otro lado, es un verdadero disipador de la oscuridad en la mente y la conciencia de una persona, y no le ofrecerá diversiones ni le quitará su sentido de responsabilidad para con sus propias acciones. Una de las “Tres Verdades” de la Teosofía es que cada individuo es su propio legislador absoluto, dispensador de todas las glorias o las sombras, y quien decreta sus propias recompensas o castigos.

Los sabios han aclarado cuáles son las condiciones que hay que cumplir para recibir su instrucción, ayuda, y guía. En Las Cartas de los Mahatmas a A. P. Sinnett se nos dice que sólo la espiritualidad que se desarrolla en una persona puede acercarle a los Maestros, “forzarlos” a ellos a prestarle atención, y esa sabiduría sólo viene a quien se aplica a “la diaria conquista del ser”. La persona debe acercarse a los Maestros incondicionalmente, libre de consideraciones materiales o de conveniencias. Pero nosotros no queremos ir incondicionalmente. Queremos mantener todas nuestras comodidades, placeres, ambiciones, y al mismo tiempo llegar al mundo de los Santos Seres.

Un sabio, según la Teosofía, jamás impone su voluntad sobre su discípulo. El no le dice en qué debe creer, porque creer no tiene significado alguno. Él quiere que la conciencia del discípulo despierte a la verdad, lo cual es muy distinto. Hay millones de personas que creen que Jesús y el Buda enseñaron el amor, pero ellos en sí mismos no tienen el amor. Sin duda alguna, la creencia crea rigidez y fanatismo; hace daño, no bien. En Las Cartas de los Mahatmas se indica que la religión con frecuencia es utilizada como una muleta, pero que las personas deben aprender a valerse por sí mismas y ser libres.

Uno de los más grandes Maestros, el Señor Buda, dijo, “Sean una lámpara para sí mismos”. Y enseñó: “No hagan una autoridad de la tradición, de las escrituras, de otras personas, ni de mí; hallen por sí mismos la verdad”. La importancia de la indagación (vichāra) se enfatiza también en el Vedanta.

En A los Pies del Maestro se dice que uno debe escuchar cuidadosamente lo que el Maestro nos dice, porque “Él no habla dos veces”. El conferencista en una plataforma puede repetir sus ideas, porque él quiere que su audiencia concuerde con él y piense como él. Un anuncio se repite una y otra vez para condicionar la mente del lector. Pero el verdadero Maestro no trata de imponer sus ideas; él no quiere conformidad ni ciega obediencia. Él hace una insinuación, o una sugerencia, para ayudar a la inteligencia de la persona a crecer. Si el estudiante ha aprendido a pensar por sí mismo, si ha escuchado con atención, encontrará por sí mismo lo que implica esa declaración. Si alguien le dice lo que debe pensar o creer, no tocará las profundidades de esa enseñanza.

El gurú promedio le dice a las personas lo que deben hacer, lo que deben pensar, y cómo deben vestirse. Hay gurúes que gustan del culto personal, de que les laven los pies, que los atiendan. Hay algunos que claman ser más grandes que el propio Buda. Por otro lado, las cartas de los Maestros reflejan la humildad y el anonimato en el cual ellos prefieren mantenerse. Los verdaderos Maestros no se complacen en la publicidad ni en glorificación alguna, porque no hay ego en ellos. De este modo, hay una diferencia entre quienes generalmente se consideran gurúes, y los Maestros como se les describe en la literatura teosófica. El culto personal, la auto-glorificación, el decirle a otras personas lo que deben hacer, o el hacerlos dependientes, el enseñarles creencias, imponerles sus ideas, recaudar fondos para enriquecerse, tener piscinas y aviones privados, todo esto se acepta actualmente como parte de las premisas de un gurú, pero ello es enteramente incompatible con un verdadero instructor o Maestro espiritual.

El verdadero Maestro no se considera un maestro. Él no ve diferencia entre él y los demás; no hace una división entre la enseñanza y el maestro. Un gurú no puede hacer que otra persona vea lo que sus ojos no son capaces de buscar; ningún verdadero gurú pretenderá hacerlo ni querrá hacerlo. Pero el sabio puede ser útil si uno es receptivo. Se ha dicho que cuando los dioses quieren castigar al hombre, escuchan sus oraciones. La mayoría de las cosas que las personas quieren son insensatas. Una persona puede querer que un gurú le ayude en algo que podría no ser para su beneficio espiritual. El problema viene a nosotros, y generalmente como resultado del karma nos trae una lección consigo. Por eso Annie Besant dijo, contemplando su pasado, que aunque ella renunciaría con gusto a las cosas agradables, no desearía renunciar a ninguna de las dificultades que tuvo por lo mucho que aprendió de ellas. Por lo tanto, un hombre espiritual podría no dar el tipo de ayuda que una persona ansía. Su forma de ayudar sería desde un punto de vista completamente distinto.

J. Krishnamurti señaló algo importante cuando preguntó, ¿por qué nosotros pensamos que sólo un gurú puede ayudarnos? Todo en la vida nos puede ayudar, las personas que nos rodean, la hoja que cae del árbol, la belleza que hay por doquier, todo nos puede ayudar si somos sensibles y receptivos. Nuestra receptividad debe ser igual que el deseo del gurú de enseñar. La física de Einstein no puede ser comprendida por un hombre totalmente ignorante de las matemáticas. Ni el más grande de los músicos podría enseñar a una persona demasiado perezosa para aprender. Quien se sumerge en las profundidades de lo que un Maestro dice (que podría ser imposible de explicar verbalmente por completo) debe ser receptivo. No es posible ser insensible a la vida en general, y ser receptivo al gurú solamente. Una persona es receptiva, o no lo es. Una y otra vez los que no son receptivos han abusado del maestro espiritual, no escuchan sus palabras, o lo rechazan porque no lo reconocen.

¿Cuántos de nosotros seríamos capaces de reconocer a una persona verdaderamente santa, si se apareciera en medio de nosotros sin una etiqueta? Las etiquetas pueden ser falsas. Para reconocer a un ser santo, debe haber algo dentro de nosotros que vibre en armonía con él, debe haber una capacidad para responder. Si esto falta, ¿cómo podemos beneficiarnos de un maestro?


Un gurú no puede ayudar a quien no está listo para recibir ayuda, y es sólo cuando el discípulo está listo que el maestro aparece.



Radha Burnier



"No puede haber un canal automático para las fuerzas superiores. Para que algo se convierta en un canal para influencias superiores tiene que haber ciertas condiciones. En muchos de los pasajes de sus cartas, los Hermanos Mayores nos señalan que Ellos no pueden acercarse allí donde no haya armonía. También se sabe que Ellos ayudan a aquellos que están verdaderamente buscando la verdad y que tengan una aspiración sincera por cosas elevadas. Una sincera aspiración de cosas elevadas significa que uno debe vivir de acuerdo a su propia mejor comprensión. En otras palabras los miembros deberán tratar de vivir sinceramente una vida teosófica pura."

Radha Burnier



"No puedo resumir mejor el propósito de la Sociedad que usando las palabras "Regeneración Humana", la revolución que purifica la mente.
Cuando esto no es entendido, lo que pretende fomentar los tres Objetivos puede volverse díscolo y engañoso.
De hecho, con pena uno observa que hay demasiadas Ramas y grupos de miembros en la Sociedad cuya interpretación del trabajo de la Sociedad indica una pérdida de rumbo."

Radha Burnier



"Ninguno de nosotros es perfecto. Por supuesto que una Rama está compuesta por personas imperfectas. No estamos hablando de personas que están en perfecto estado de pureza y de perfecta armonía, sino de personas que tratan sinceramente de hacer lo mejor, de ser fraternos, dispuestas a olvidar pequeñeces y a no tener rencor; también hablamos de personas que buscan sinceramente la verdad y la sabiduría. Eso significa indagar, buscar, vivir una vida vigilante. En mi opinión una Rama significa realmente esto, como dije antes el simple hecho de que un grupo de personas firme la solicitud de ingreso y tenga una Carta Constitutiva, eso, meramente, no es una Rama. Para que haya una Rama realmente teosófica tiene que existir primero, un espíritu verdaderamente teosófico; en mi opinión hay ciertos aspectos o factores importantes del espíritu teosófico. Uno de ellos es un espíritu de verdadera comprensión, de afecto, de fraternidad, no meramente hablando de eso sino tratando de vivirlo. Yo creo que hay una cierta diferencia en lo que antes solía ser la Sociedad Teosófica y tal como es ahora; yo creo que antes había muchos miembros sinceros que estaban tratando sinceramente de vivir aquello que estaban leyendo."

Radha Burnier



Una base de Rectitud

No hay nada bueno ni malo, se dice, sobre ciencia y tecnología; sólo es el uso que los humanos hacen de ellas lo que hace que sean buenas o malas. Lo mismo puede decirse de las facultades y funciones de nuestra conciencia, lo cual puede que sea el por qué el óctuple sendero buddhista utiliza la palabra recto antes de cada frase –lo cual resulta muy sugestivo.

En el nivel más material radica la cuestión del significado correcto del modo de vivir. No es censurable ganarse la vida; la mayoría de la gente se ve impelida a trabajar para su sostén. Sin embargo, algunas tradiciones han enseñado que para subsistir toda persona tiene que trabajar. Por eso la usura era condenada, e incluso prestar dinero con interés era considerado reprensible. Muchos ricos del mundo no trabajan, pero desperdician sus vidas en frivolidades y en placeres sensuales, porque el interés monetario fluye. Otros hacen dinero por medios crueles, la guerra, estafando y muchas otras actividades que no pueden clasificarse como «rectos medios de vida«. Sobre todo esto surgen preguntas: ¿es que cada persona no debería realizar algún trabajo –físico, mental, artístico o espiritual– para el bienestar de los demás y no solamente en beneficio propio, aparte de abstenerse de causar daño?

Luego está «la recta creencia«. Se dice que creer es un grillete o impedimento para buddhistas y para otros. Pero las creencias son de muchas clases y no pueden condenarse en general, porque existe algo como la recta creencia, por ejemplo, la creencia basada en la razón. Una creencia razonable sirve como base para muchas acciones y relaciones benéficas. Ni una sola persona sabe realmente que el sol saldrá mañana, pero lo sabemos asumiendo una base de razonamiento y experiencia. La suposición se incluye como medio válido de cognición en algunas escuelas filosóficas. ¿Es lícito creer que nadie es honrado, aunque uno no pueda saber en absoluto si lo es? De hecho ni siquiera lo sabemos de nosotros mismos. Bajo una gran tentación, o en un estado de apuro, ¿cuántos de nosotros puede jurar ser absolutamente honesto? A pesa de todo, la creencia razonable en la integridad de otra persona parece estar justificada. Depende mucho de lo que nosotros queramos significar por creencia.

De manera que hay creencia recta y creencia equivocada, y también pensamiento recto y pensamiento equivocado. Hay personas que piensan que los seres humanos jamás pueden llegar a ser altruistas; por lo tanto, el egoísmo se acepta como norma. Ese modo de pensar implica repudiar la posibilidad de desarrollo de la humanidad de acuerdo con una línea espiritual y moral. El recto pensar puede relacionarse con la creencia en la bondad – oculta tal vez, pero con todo en el corazón de todos los seres vivos, con poder de florecer gloriosamente. Un mundo de tipo diferente y nuevo, vibrando en las relaciones entre los seres humanos y con toda la Naturaleza con toda posibilidad sólo puede conseguirse con el pensamiento y la creencia de que el bien conquistará al mal, y no a través del cinismo. El pensamiento es una facultad. Una facultad que necesitamos utilizar correctamente para obtener resultados benéficos y no dañinos. No puede prescindirse de ello.

La imaginación es el vuelo del pensamiento. Todos nosotros construimos un concepto de nosotros mismos, es decir, una imagen propia. Pero la propia descripción –»yo soy esto» o «yo no soy aquello»– se cristaliza tan fuertemente que somos incapaces de liberarnos de esta forma de pensamiento particular. Es persistente, se concreta durante un largo período de tiempo, y ciega nuestra percepción. En cambio, la imaginación es una facultad muy valiosa. No parece que los animales la tengan. Si un compañero animal, especialmente de otra especie, sufre dolor, raramente evoca una respuesta en el mundo animal. Pero cuando los humanos vemos a otra criatura, humana o no, que sufre, nuestra imaginación nos ayuda a comprender lo que experimenta el otro. Sin imaginación no podríamos sentir compasión. Esa clase de imaginación es necesaria para ser humanos. Necesitamos utilizar la imaginación para comprender el sufrimiento de los pobres, las ansiedades de la vida sin recursos para el mañana. Imaginándolo, se siente compasión y surge el deseo de ayudar tanto como podamos.

Otra clase de imaginación es la del artista o el poeta. Un arquitecto imagina un edificio que todavía no está construido. Un poeta ve en imaginación más de lo que otros pueden ver, y puede estar más cerca de la realidad que una persona sin imaginación. La imaginación puede ser un puente cuando se utiliza correctamente, entre donde estamos y la verdad. A través de la imaginación podemos tratar de captar algo del amor puro de un ser carente de egoísmo, iluminado, lo cual se convierte en una forma de meditación. ¿Qué amor es aquel en que no existe un interés propio, que no está limitado sino que es universal, que continuamente se abastece a sí mismo? El amor no se gasta cuando se da. Siempre está lleno. La meditación con imaginación puede aportar la belleza de ello a una persona y puede atraerla más cerca de la belleza, de la grandeza y de la pureza, igual que el sol atrae al girasol. De manera que podemos crecer como crece la flor, sin ambición, ayudados por la recta imaginación.

La recta memoria o recto recuerdo (samyak smirti) traducido a menudo como atención, también es importante. Son numerosos los recuerdos de los que deberíamos desprendernos, por ejemplo, el recuerdo de las palabras hirientes que alguien u otro ha pronunciado. Cuando nos sentimos heridos somos incapaces de olvidar un incidente, porque seguimos pensando en ello y alimentando el agravio, esto no es una recta memoria. Puede que el daño proporcionado no sea realmente tan malo, porque en un momento de precipitación o de excitación a menudo se da un paso en falso. Puede ser que la otra persona haya dicho o hecho lo que no intentaba decir ni hacer. Si seguimos guardando esas cosas en nuestra mente, la cargamos y dañamos a los demás. ¡La recta memoria es el recto olvido!

Por otro lado, muchos de nosotros aceptamos sinceramente los grandes principios de la vida que en nuestros mejores momentos consideramos como la verdad. Aceptamos sinceramente el principio de la fraternidad, de la unidad. Cuando lo olvidamos, nos estamos contradiciendo a nosotros mismos. Sin embargo, desarrollando esa clase de recuerdo o de atención que llamamos cuidado, gradualmente, cuando estamos al borde de hacer algo egoísta, acude a la mente el conocimiento de que esto no es la verdadera fraternidad. Entonces la falta de egoísmo perdura durante un tiempo. Hay personas que recuerdan mucho de lo que leen; incluso hacen una exposición de las notas y de la información que poseen para impresionar a los demás. Cuando la memoria se mezcla con el deseo de parecer superior, no existe recta memoria. De modo que hay recta memoria y memoria errónea. Hemos de pensar en profundidad sobre lo que es correcto y lo que no lo es, particularmente en nuestra relación con la gente.

Cuando nuestras facultades se utilizan correctamente, se traducen en recto pensar, recto creer, recta acción, recta memoria y recto lenguaje. Abstenerse de hablar puede resultar más fácil que hablar adecuadamente. Hay personas que han permanecido en silencio durante años, sin llegar por eso a ser más sabios. El recto lenguaje significa decir lo que es necesario y provechoso. La rectitud es un gran don, con el que debemos sentirnos beneficiados, con la ayuda de la recta memoria, del hecho de que hay una manera recta y otra equivocada de utilizar nuestras facultades y poderes.

¿Solución o desaciertos?

Nuestra tierra parece estar más afligida por los problemas creados por el hombre que por los problemas de la naturales. No cabe duda alguna de que la Naturaleza aderezará los enormes problemas creados por los seres humanos. Ella tiene el poder de equilibrar la balanza, pero sólo lo hará a su propio ritmo. Mientras tanto los mismos seres humanos no parecen descubrir remedios efectivos para la devastación que producen. De la misma manera que la cura es algunas veces peor que la enfermedad, las soluciones a menudo se convierten en el punto de arranque de nuevos problemas. Vamos a considerar algunos de ellos.

Se han pronunciado diferentes pareceres sobre los cultivos y las plantas genéticamente modificados. Algunos creen que la pobreza y el hambre pueden ser erradicados por la pericia de la ingeniería genética del hombre. Otros piensan que algunas o muchas de las nuevas especies genéticas serán la causa de la irreparable distorsión del ciclo ecológico. Ninguna planta o criatura existe independientemente de las otras formas de vida. Una nueva variedad de peste resistente podría afectar seriamente las vidas de las mariposas, las abejas o los pájaros que cuidan de la polución, la dispersión de las semillas y otras tareas. ¿Qué es lo holístico y lo sensato a hacer?

El agua es crucial para la supervivencia de todas las diferentes formas de vida. Pero las condiciones climáticas están siendo cambiadas por las actividades humanas, y la escasez de agua se experimenta en una vasta área del mundo. Las causas pueden ser muchas, no sólo el cambio climático, sino también el aumento de población y la excesiva demanda de alimentos para el sostén de una vida que está basada en tener continuamente más –más comodidad, más artefactos y más objetos, más comida en la dieta, etc. etc.

En Bolivia, un intento de suplir el problema mediante la privatización del suministro de agua sólo agravó la escasez de los pobres. De manera similar, una solución altamente controvertida se está intentando llevar a cabo para suministrar agua a Delhi, cuya solución se teme que enriquecerá a compañías privadas y contribuirá a la comodidad y a la riqueza de algunos ciudadanos, mientras que quedarán perjudicadas comunidades locales a lo largo de la ruta cruzada por el río Ganges. Según la señora Vandana Shiva, especialista en esas materias: «El Ganges está siendo transformado de un río de vida a un río de muerte, lo mismo por las detestables consecuencias ecológicas… y de desviación, tal como la desaparición del Ganges en la Hardwar and Western UP está demostrando«.

En esos casos, proyectos aparentemente beneficiosos probablemente están aduciendo una solución de los investigadores que no tiene nada que ver con el bienestar humano. No se sabe que haya escasez de sólidos comerciantes disfrazados de filántropos. Soluciones inadecuadas o equivocadas también pueden ser generadas por hombres y mujeres que son sinceros, pero que entienden poco sobre sus propias limitaciones, al enfrentarse con situaciones complejas imposibles en el mundo de hoy.

Un reciente artículo de The Guardian Weekly informa sobre una nueva solución para el espinoso problema de la eliminación de la basura que invade las siempre crecientes conglomeraciones urbanas del mundo. También las áreas rurales, donde inmensas cantidades de animales son recluidos en nombre de la reproducción científica moderna, están produciendo una vasta cantidad de «basura». Se nos dice que: «Hay una máquina en alguna parte de América que virtualmente puede convertir cualquier tipo de basura –desperdicios de un matadero, de llantas, de chatarra de ordenadores– y convertirlo en aceite de gran calidad, en agua mineral más limpia y pura, todo en unas cuantas horas. Es un invento que podría cambiar el mundo».

El proceso consiste al parecer en destruir el material y convertirlo en substancias primarias, que es lo que la tierra ha estado haciendo durante edades según su propia fórmula ancestral. Se dice que una nueva planta va a ser preparada para «transformar 200 toneladas diarias de tripas, picos de ave, sangre y huesos desde una planta procesadora cercana en 10 toneladas métricas de gas y 600 barriles de aceite». Tanto el gobierno de EE.UU. como los inversores dicen estar interesados en este nuevo proyecto no solamente para solucionar las enormes cantidades que representan el problema de la basura, sino también para satisfacer la necesidad de aceite de los americanos.

¿Será ésta una verdadera solución? O bien fomentará más la codicia del lucro –mediante el encierro de más animales para machacarlos en las factorías o para participar en otras actividades nada éticas que generarán karma con la aparición de enfermedades o desesperación? Nadie lo sabe.

Proceder temerariamente sin entender la vida como un conjunto y sin captar su significado parece ser la veloz trayectoria sin salida o el camino hacia el desastre.

Radha Burnier



Vivir es morir

¿Qué es la vida y qué es la muerte?

Los filósofos y los científicos han intentado profundizar en este misterio, pero nosotros intentaremos comprender lo que podamos desde el punto de vista del sentido común.

Sabemos que existe una energía cuya presencia permite que las substancias materiales estén organizadas en una forma que funciona. Cuando esta energía no se halla presente, las substancias se separan y dejan de constituir un todo coordinado. En cada cuerpo, en el vuestro, en el mío y en el de todos los demás, todos los elementos cooperan como un «organismo vivo», con síntomas como una respuesta ante el entorno, la capacidad de crecer, y la auto-organización. En cuanto la energía se retira, deja de ser ese todo organizado y todos los síntomas desaparecen. A esta retirada la llamamos «muerte»; la aparición o presencia de la energía es la «vida». Y poco más se conoce.

¿Hay vida sin un cumplimiento de un propósito inherente?

Hace algunas décadas, en este mismo estado, podían verse hermoso gatos salvajes, llenos de energía, ágiles y alerta, semejantes a unos tigres en miniatura. Más tarde, sólo se les veía en el zoo encerrados en pequeñas jaulas, y aquella criatura que antes había estado llena de vida, yacía allí «sin vida», amodorrada por falta de esperanza. Todas las criaturas quieren vivir; el propósito de la naturaleza es inherente en cada forma de vida porque ésta ha ordenado que mientras todas las criaturas van viviendo y experimentando, trasmiten sus experiencias de alguna manera, como instinto o como instrucciones claras, donde no sólo se perpetúa la especie, sino que tienen lugar unos cambios en la conciencia. Cuando los organismos se elevan a mayores niveles de complejidad en su evolución, la conciencia expande su actividad.

La conciencia significa responder y recibir, pero la conciencia del mundo no está restringida a las impresiones sensoriales. El sentimiento, el afecto, el parentesco y la compasión son también maneras de conocer y de responder, igual que la percepción mental Estar vivos es estar totalmente consciente, consciente de todo cuanto existe, a través de los sentidos, los sentimientos, la mente, y las percepciones de una naturaleza más sutil; y a través de estas respuestas y contactos, tener una relación. Cuando no se es consciente de algo, no puede haber relación con ello. Sólo cuando una persona se hace consciente, digamos de una planta, de su forma, de su movimiento, y de otras características, se establece, una relación con ella, que es una comunicación interna.

Puede que sea importante que la humanidad se de cuenta de que la vida es el cumplimiento de un propósito innato, inherente a la energía que llamamos vida. Según ese propósito se vaya desenvolviendo, habrá felicidad.

Desgraciadamente, no comprendemos cuál es el propósito que cada criatura cumple siendo lo que es, y actuando de acuerdo con su propia naturaleza, pero está cumpliendo los designios de la Naturaleza.

Cada criatura humana o no, que se encuentre encerrada, o forzada dentro de una situación contra natura es desgraciada, porque la conciencia no podrá expandirse a través del contacto con otros aspectos de su vida según su naturaleza.

Si la vida, en cualquier forma, sigue durante demasiado tiempo, el cambio no puede tener lugar. Lo que llamamos muerte, la desintegración de los componentes materiales hasta ahora llenos de energía por aquel desconocido que llamamos la vida, es tan importante para la evolución como lo es la vida. La vida y la muerte son necesarias. La vida y la muerte forman un ciclo a través del cual tiene lugar un movimiento más grande, la progresión a niveles de complejidad y de conciencia más elevados. Toda la vida es muerte, por esto la muerte es vida, y todo el gran ciclo de vidas forma solamente Una Existencia.

La «muerte» es ese período en que la actividad del cuerpo cesa y la energía se aplica a destilar la esencia de las experiencias, sin la cual faltaría la base para comprender otras experiencias. Todos los ciclos naturales, comer y asimilar, la actividad diurna que precede al sueño, la actividad en un cuerpo determinado y la retirada de ese cuerpo, son igualmente importantes, porque tienen un papel dentro del proceso de desarrollo de la madurez y la sabiduría latentes en la conciencia.

Los grandes pensadores son aquellos para quienes los hechos presentan un todo coherente. Ven las conexiones y las relaciones y el significado de todos los hechos como una unidad. Las visiones sutiles que revelan hasta ahora significados y verdades ocultos y muestran la belleza y bondad tanto de la parte como del todo, son también formas de conciencia, y un don especial de la conciencia humana.

Aunque toda criatura quiere vivir, nosotros, los seres humanos, preguntamos: ¿Qué es en realidad vivir?. En términos de una conciencia más profunda, ¿estamos realmente vivos?. Recordemos que si no tenemos conciencia de algo, por ejemplo de una planta, de la forma de sus hermosas hojas rojas, del diseño de su organización, la relación con ella apenas existe. Cuanto más alerta está uno, más comunicación hay, y es más el contacto interno en la conciencia, que es relación. ¿Hasta que punto vivimos en este sentido?.

Cada uno debería mirar su propia vida cotidiana. Aquí hay unos árboles hermosos. Podríamos pasar por delante de ellos sin ser conscientes de su existencia, o bien, viéndolos, ser inconscientes de su belleza. La belleza podría sentirse vagamente. Uno dice «qué bonito es», y sigue adelante. O la experiencia tiene un sentido intenso y profundo, un gozo no sentido antes, y tal vez aporta el toque de una realidad más profunda. El verdadero arte nace a partir de una percepción de la verdad oculta, no de lo que está en la superficie. Los ojos ven el cuerpo del gato salvaje, ven un pato que nada en aguas tranquilas, pero si el corazón no percibe, no existe, no existe la comunicación. El gozo y la belleza indican un nivel más profundo de comunicación y de relación. La experiencia a ese nivel de intensidad y de profundidad puede encontrar una expresión espontánea en la poesía o en el canto, pero también se transmite con el modo de vivir de una persona. Entonces comunica lo que de otro modo sería desconocido. La buena poesía conmueve el alma incluso unos siglos después, porque la intensidad de la experiencia del poeta comunica algo que se encuentra más allá de las palabras a quienes son receptivos. Cuando un Buddha, un Cristo o cualquier persona verdaderamente santa habla, sus palabras llegan a lo más profundo de los corazones de miles de personas. Siglos después, las palabras inspiran cambios en la conciencia de los oyentes. Esas mismas palabras repetidas por personas corrientes no tienen un impacto similar, porque no transmiten la verdad realizada a un nivel profundo.

Cuando pensamos que estamos viendo, oyendo y contemplando, ¿hasta que punto somos realmente conscientes? ¿Nos damos cuenta solamente del aspecto externo o experimentamos el significado, la verdad oculta, la belleza, la esencia interna? Probablemente somos conscientes de muy poco.

Cada criatura necesita vivir, porque su supervivencia es importante para la especie y cada especie tienen un papel dentro del plan de la Naturaleza. Para la supervivencia necesita la memoria y por consiguiente la memoria queda grabada en la función cerebral. Pero la memoria continuamente se interpone ante la conciencia perceptora, obstruyendo el contacto y la comunicación.

¡Qué maravillosa es una mariposa para un niño! ¡Qué gozo y que alegría le producen sus colores! Pero después, esa frescura y alegría ya no existen. La imagen de la mariposa queda impresa en la memoria e impide la frescura de otro contacto. La memoria que es necesaria para la existencia física y la supervivencia, ¡lo convierte todo en algo rancio! A medida que el cerebro envejece, hay más capas de experiencias, de impresiones y de memoria y la vida se convierte cada vez más en una rutina. Entonces, la benéfica Naturaleza dice: Muy bien, te daré otra oportunidad. recuperate de esas actividades que tú llamas Vida y RETORNA con toda la frescura.

La vida misma no tiene fin. Se manifiesta de una forma tras otra y cuando retorna, ¡está fresca del todo! Qué encantadores y atractivos son los pequeños, no sólo los niños humanos, sino el pequeño corderito o el cervatillo. El ciervo adulto es hermoso, pero sus experiencias y las técnicas de supervivencia que ha ido adquiriendo le refuerzan la memoria. El enemigo tiene que ser reconocido y también tiene que recordar donde encontrar el alimento. Pero el joven no tiene memoria y muestra todo el encanto de la inocencia, de un cerebro que es fresco y no tiene cicatrices. La naturaleza, por esto, ha establecido el ciclo de la vida y la muerte para producir no solamente formas nuevas y mejoradas y una mayor complejidad a nivel materia, sino una novedad de experiencia, unos planteamientos frescos, nuevos modos de relacionarse sin quedarse estancados y rancios del todo.

Nos aferramos al estancamiento y tendemos a llamarlo Vida. A la libertad y oportunidad para la renovación la llamamos muerte. La gente se resiste a la muerte prefiriendo estar prisionero en un pulmón de acero o ser como un vegetal, paralizado durante años. Qué extraño resulta resistirse al final de ese cuerpo tan familiar incluso cuando ello representa la oportunidad de una nueva etapa del desarrollo interno.

Aprender a soltarse de lo familiar y disponerse a entrar en lo nuevo es la esencia de las enseñanzas que hemos recibido de muchas personas, como el gran maestro sufí Jalaluddin Rumi que dijo «Oh, Hombre, muere antes de morir … «. Angelus Silesius, un místico cristiano, enseñó: «Muere ahora, antes de morir, para que no tengas que sufrir la muerte cuando mueras; muere ahora, antes de morir, para poder no morir cuando mueras».

Krishnamurti profundizó más en lo que es morir ahora. «El maestro chino Chuang Tsu preguntó: ¿ Cómo puedo decir que el amor por la vida no es una ilusión? ¿Cómo puedo decir que un hombre que teme a la muerte no es como un hombre que ha dejado su casa y teme regresar?»

No necesitamos esperar eso que llamamos muerte para liberarnos de los obstáculos que tiene la conciencia para avanzar hacia estados más elevados de conciencia. No necesitamos esperar porque la conciencia humana está lo suficientemente avanzada como para comprender tanto la vida como la muerte y decir: «Moriré ahora antes de que la muerte me llegue».

¿Cómo podemos morir?

Dándonos cuenta de que todas las criaturas necesitan la memoria para sobrevivir y el cerebro funciona almacenando imágenes, conectando las causas y el efecto y llegando a conclusiones. Hemos de llegar a ver que una pantalla de memoria inútil retrasa así la percepción.

Krishnaji habló de poner al pensamiento en su sitio. El pensamiento que está basado en la memoria, en el pasado, no tiene que interferir en la comunicación y cerrar todo lo demás. Estar abierto y receptivo es la Vida. El final de la memoria innecesaria, la interferencia del pasado, es la muerte. Quién muere de esa manera mantiene la mente fresca.

Naturalmente, esto es la teoría, pero se puede trabajar en ello. Tenemos que trabajar con todo aquello que tenga importancia. Entonces la barrera que hay entre la conciencia perceptiva y la conciencia que es el resto de la vida puede desaparecer, dando origen a la unicidad con todas las cosas, que es la única forma de inmortalidad. La Vida Una es inmortal, sin principio ni fin. ¿Es posible liberarse del ciclo de la vida y la muerte y alcanzar la inmortalidad?

Algunos proyectan un cielo donde vivirán de la misma manera que antes, tocando el arpa ante dios o disfrutando de los placeres de la carne. Esto no puede ser inmortalidad, porque todo lo que es material, todo lo que no sea la energía que es la vida universal y la conciencia, es perecedero. Solamente la vida que es para siempre, no la vida en ninguna forma particular, sino la vida universal. Los que se hace uno con ellas son inmortales.

Un amante de la naturaleza que visitó las grandes montañas de la Cordillera americana escribió: «Otro glorioso día en la Cordillera en el que uno parece disolverse y quedar absorbido y propulsado a donde no sabemos. La vida no parece ni larga, ni corta, y no nos apresuramos a ahorrar tiempo, ni a ganarlo, igual que hacen los árboles y las estrellas. Esta es la verdadera libertad, una buena clase práctica de inmortalidad. Estamos ahora en las montañas y ellas están en nosotros, haciendo que cada nervio tiemble, llenando todos los poros y células de nuestro cuerpo. El tabernáculo de nuestra piel y nuestros huesos parecen transparentes como el cristal ante la belleza de nuestro alrededor como si fuera realmente e inseparablemente una parte de ello, estremeciéndose con el aire y los árboles, con las corrientes y las rocas en los rayos del sol, una parte de la naturaleza, ni vieja ni joven, ni enferma ni sana, sino inmortal.»

La barrera del ego, del pensamiento y de la memoria, el aferrarse a la vida, el apego, todo ha desaparecido y la vida universal es la experiencia del momento. Eso es la inmortalidad.

La intención que hay detrás de estos pensamientos no es dogmática. La intensión es que, sin ser demasiado especulativos, podemos observar lo que está ocurriendo alrededor y dentro de nosotros y llegar a cierta comprensión de la vida y de la muerte, y esto dará un nuevo significado a esas dos palabras.

HPB, en el texto antes citado, después de decir que la vida y la muerte forman parte de un gran ciclo de vidas, pero forman una sola existencia añadió: «y el peor día está en nuestro planeta». Sí no es el peor día, es al menos un mal día, sobre todo porque le hemos dado un significado equivocado a la vida y al hecho de vivir. La gente es egoísta y materialista porque creen que de una u otra manera tienen que permanecer apegados a una forma particular, a unas experiencias y placeres conocidos, y la muerte significa prescindir de todo esto. Puede empezar un nuevo día si nos damos cuenta de que ¡la vida realmente significa dejarse ir!

Cuando hay muerte en el sentido de dejarse ir, hay vida. Vivir realmente es morir, quedar libres y estar en armonía con todas las cosas, con los árboles y las estrellas y con las personas y todo lo demás. Este estado de libertad interna es a la vez la unidad y comunicación total, y tal vez una bendición inimaginable.

Radha Burnier
Publicado en la revista The Theosophist, en marzo de 1996





"Yo no soy clarividente; no quiero decir si es que hay Deva para cada una o no. Yo prefiero mantener un tipo de escepticismo saludable. Los Devas, se nos dice, son seres que no tienen voluntad propia; solamente cumplen la Gran Voluntad, La Voluntad Una. Por lo tanto, en lugares donde el ser humano muestra tanto la propia voluntad, en mi opinión, es probable que esa actitud no congenie muy bien con los Devas. Yo creo que cada uno habrá podido notar que en lugares de la naturaleza donde hay muy pocos seres humanos la atmósfera es diferente; probablemente eso sea así porque los Devas y los Espíritus de la Naturaleza se congregan en lugares así. En los lugares donde se congregan los seres humanos debería existir la atmósfera y las vibraciones que fueran capaces de atraer a los Devas. Por lo tanto me inclino a pensar que solamente cuando se crea una condición así puede estar conectado un Deva o hacerse presente. Como les he dicho, no soy clarividente y es mi opinión personal. Soy bastante escéptica, por lo tanto me siento incapaz de dar por sentado de que cada Logia tiene su Deva, no importa cuál sea el trabajo que allí se desarrolle."

Radha Burnier















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