El alma de la fuente

Como símbolo fiel de la tristeza
que llevo retratada en el semblante,
hay una vieja fuente que incesante
al pie de mi ventana llora y reza.

Tiene un caudal de insólita terneza
su oración de novicia claudicante,
y escucho en su lamento sollozante
el alma de un dolor todo flaqueza.

Por el pico de un cisne alabastrino,
rimando al aire lacrimoso canto,
lanza un chorro potente y cristalino.

Después, el agua, cae en su quebranto
por las copas de bronce florentino,
hasta el tazón que se desborda en llanto.

Luis Castillo Ledón

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