El reclamo de las rocas

Soy un cuerpo listo para la cremación.
Alguien,
indiferente,
aprieta el conector.
Mi círculo se cierra.
Escapo de la Tierra.
Esta roca dura, carbón, metal, mineral, oxígeno
o lo que la Diosa Madre quiera...
Ahora:
ceniza, humo, sombra, sueño de otra quimera.
Mi boca no emite sonido;
se callan los poemas.
Los papeles inconclusos van al vertedero.
el disco del cómputo se queda.
El sabor de los manjares no deleita la golosa lengua.
El ojo no llora la ausencia de cariño.
El vestido, la sandalia, la joya
son artículos de herencia.
Mis hijas se barajan las reliquian:
muebles, libros, cuadros, tallas de la virgen negra...
Soy fantasma para el miedo,
graznido del ave,
aullido de los perros...
El amor siempre atolladero,
desesperadamente
acecha otra masa entre las esferas...
Soy energía en la danza del espacio.
aguardo mi turno de entrada
al umbral de Astralba, mi íntimo planeta.

Loreina Santos Silva


Energigonía

En el principio
eran los sin principios
de la energía y el magnetismo
en la danza perpetua de los hoyos negros.
Juego interminable de las partículas y antipartículas
para el parto de los cuerpos...
Como en la red de una tela de araña
en las galaxias
se tejen los luceros.
Nacen con la piel transparente
como infante con los ojos recién abiertos.
Crecen y se arrugan
emplazados por el éxodo...
Círculos sin horas
concéntricos y abiertos
orbitando los espacios
en un ritmo sin amarre, sin brida, sin freno...
brillan los cometas proclamando los excesos.
Atemporales masas los astros donde sólo mis ojos,
asidos al equilibrio,
miden los tramos del tiempo.
Y a partir de entonces
el amor se ovilla
como un largo y acorralado silencio.
Solo mis ojos habitan
geometrías de alas, geometrías de agallas,
táuricos caminos para la luz del Verbo.
Solos mis ojos
–argos antrópicos–
penetran los binomios de la vida y de la muerte
–hermética metáfora–
donde crecen y decrecen los misterios...

Loreina Santos Silva



Mujeres en tres tiempos

Entonces….
cuando mi retina esté fija
en los espejos de la nada,
cuando mi voz sea silencio,
mi cuerpo sea partículas
y mi fibra de lumbre ronde las galaxias…

Entonces…
tú recordarás que un día
me cerraste las puertas
de entrada tu casa;
tú recordarás las manos
golpeando mi espalda
como tambor violento
en la noche, cerrada
con la lluvia y el viento;
tú recordarás la lengua,
como ascua de fuego,
que me llama plagiaria
extinguiendo mi aliento
a orillas de una playa…

Entonces…
cuando no sea presencia,
serás la mujer gris
como lluvia insistente
en tardes de nostalgia…

Entonces…
serás la mujer absorta
con el ojo perdido

Loreina Santos Silva


"Pero sobre todo ¡Oh musa!
te prometo que la noche sostendrá mi cerebro entre sus manos
como una flor que se abre al universo."

Loreina Santos Silva





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