Chile

Chile
fue para mí
siempre un amor difícil,
con la ansiedad profunda de la entrega imposible.

Entre aristas filudas de cordillera y rocas
y vientos milenarios,
fue una estrella
inasible;
o un reguero de espuma en el abismo inmenso
y triste del océano.

Más que un sueño fugaz, fue una desesperanza
de angustias cotidianas:
un recuerdo de aromas
que quizás
no existieron;
el encuentro furtivo
de lo no acontecido;
la palabra no dicha;
la canción no cantada;
la sed
interminable
y el llanto no vertido
de una pasión ardiente que quema desde adentro
y no encuentra palabras.

fue un rojo volantín,
la nube en la montaña;
el otoño infinito;
la rosa deshojada;
el niño triste y solo y un poema inconcluso
que rima con la nada.

Jorge Nef


Despedida

Nuestros ojos miraban el lejano
atardecer azul que se fundía
en un vaho de gris melancolía
aquella quieta tarde de verano.

Era ese mismo ocaso, cotidiano,
que llega inexorable al fin del día,
llenándonos de angustia y lejanía
y esa vaga nostalgia de lo arcano.

Quisiste hablar, pero después callaste.
Entreabriendo los labios, murmuraste
una palabra. No escuché tu voz.

Hubo un silencio doloroso, largo;
pude decirte tanto, sin embargo,
con una voz ausente dije: adiós.

Jorge Nef


Puerto invernal

El crepúsculo gris ha extendido su sombra
sobre el paisaje blanco y angustioso de invierno.
La soledad profunda de la noche me envuelve
con su desolación transformada en silencio.

Más allá de estas playas de mareas amargas
y hierros herrumbrosos y dolor de destierro
están las tierras mías preñadas de añoranzas,
con sabor de vendimias, de patios y recuerdos.

En el muelle vacío siento morir las olas:
el ritmo acompasado de la arena y del tiempo.
Entre el hielo y la sal y las cadenas rotas
la vida se nos va como agua entre los dedos.

A lo lejos se escucha una ronca bocina,
rompiendo en un lamento la neblina del puerto;
es un barco que parte hacia tierras remotas,
más allá de la línea del horizonte incierto.

¡Qué deseos tan grandes de partir!...Sin embargo
en la noche distante y enemiga presiento
que es tarde para todo. Solo, quedo mirando
la soledad inhóspita que crece bajo en cielo.

Jorge Nef


Requiem para un gentil guerrero

Cuando caíste herido,
el tiempo
se hizo trizas,
y hasta la muerte
misma
se congeló en el aire.
Gentil guerrero,
hermano,
de tanta lucha justa,
el combate ha cesado.
El viento
es ya una brisa
que acaricia las verdes
agujas de los pinos, sobre las viejas nieves
de invierno en retirada.
Quizás pudiste ver,
por un instante
apenas,
un pedazo de cielo
transparente:
azul, luz vertical y nubes
altas.
Relámpago sin trueno; tan solo se presiente
la vida
que renace: el ritmo de los brotes y la savia profunda
bajo el prado en que yace
tu eternidad
dormida.

Jorge Nef


Retornar

         I

El otoño de nuevo extiende su follaje
en la suave campiña, con sus neblinas tenues
y sus contornos vagos.

El aire
tiene un dejo de vegetal fragancia:
frescor de madrugada
y aromas familiares.

Volver,
como se vuelve
al terruño adoptivo:
la casa de ladrillo,
el frescor de la hierba,
la vertiente del agua,
el pan
de trigo blanco.

        II

Estación
de hojas secas
y vendimias;
la sutil sensación
de irse
alejando.

Vieja alquimia
de savia adormecida
y de raíces.

Humedad en el aire,
viento frío;
a veces un crepúsculo violeta
y un vuelo
de gorriones
peregrinos.

       III

Retornar en otoño,
recogiendo
puñados de hojarasca;
tras la reja
se vislumbra el jardín abandonado
y una huerta cubierta
de maleza.
La casa está
vacía.

El viento
frío
barre los recuerdos.

Jorge Nef


Santiago

Santiago en primavera
me recibió
lloviendo
con un tango
de otoño.

Es difícil volver.
después de tanto
tiempo.

Reconocí el aroma
de jazmín y rosales tras las verjas
de hierro,
como si hubiese sido
que ayer cerré la puerta.

Recuperé el silencio
de las calles
heridas de nostalgias
y tantas cosas viejas.

Fui volviendo
de a poco
en la copa del vino
y en la bruma
y en el atardecer de campanarios
y en el sabor del pan
y en el dolor de tantos
y en el canto
de gorriones, chincoles y organillos.

Jorge Nef


Tarde azul

Callados emprendimos el descenso
de la colina, ausente la mirada
en la distancia vaga y extasiada
del horizonte de un azul intenso.

Quedamos con las almas en suspenso,
bebiendo esa belleza que hay en cada
cosa por simple que ella sea y nada
pudo romper ese mutismo inmenso.

Nos volvimos casi en el mismo instante;
por tus ojos cruzó un vuelo distante
de inquietas y veloces golondrinas.

Hubo algo de tristeza en la silente
pasividad del cielo, lentamente,
la tarde tendió un manto de neblina.

Jorge Nef



Transparencia

Te miro
a través del aire
como si fueras música.

Tu perfil dibujado
contra las sombras,
mientras las notas
caen,
lentamente en el césped.

Un recuerdo,
quizás,
de hace ya tantos años,
cuando había algo nuevo
en el sol del otoño.

Tu rostro tiene un dejo
de azucenas lejanas.

En tu vaga sonrisa
se quedó
la sencilla
placidez de la tarde.

Te miro
simplemente,
a través de la valla
invisible
del aire.

Jorge Nef


Volver

No se puede
volver
aunque uno quiera.

Nada es ya
como fue;
todo ha cambiado.

Las calles son ajenas;
la gente es otra gente.
Nosotros mismos
somos
quizás muy diferentes
de aquellos que hace tanto
deambulaban
con sueños y canciones en los labios.

Sin que nos demos cuenta,
nos ha pasado
el tiempo
y ahora sólo somos
nuestro mismo
recuerdo.

Jorge Nef














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