Los genetistas han observado el curioso hecho de que entre dos seres humanos cualquiera el ADN es casi idéntico. En cambio, entre dos chimpancés puede haber más variación genética que la que se puede encontrar en toda la población humana. Una teoría que explique matemáticamente este fenómeno implicaría suponer que, en la época de la explosión (los acontecimientos que tuvieron lugar hace 75.000), casi todos los humanos fueron exterminados, dejando solo un puñado de unos dos mil individuos. Sorprendentemente, esta sucia y desharrapada horda de humanos se iba a convertir en los Adanes y las Evas ancestrales que acabarían poblando el planeta. Todos somos casi clones unos de otros, hermanos y hermanas que descendemos de un pequeñísimo y robusto grupo de humanos que cabría en el salón de baile de un hotel moderno.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 3

Es tan inevitable como las leyes de la física que algún día la humanidad deba hacer frente a algún tipo de proceso capaz de causar su extinción. ¿Tendremos, como tuvieron nuestros antepasados, la fuerza y la voluntad de sobrevivir e incluso prosperar?

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 4


Algún día la naturaleza se volverá contra nosotros.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 4

La gran historia de la vida en la Tierra demuestra que, enfrentados a un ambiente hostil, los organismos tienen tres caminos a seguir: escapar de ese ambiente, adaptarse a él o morir. Pero si miramos hacia el futuro lejano, tarde o temprano nos enfrentaremos a un desastre tan grande que la adaptación será casi imposible. Tendremos que abandonar la Tierra o perecer. No hay otra opción.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 4


… si hay una lección que podemos aprender de nuestra historia, es que la humanidad, cuando se enfrenta a una crisis de vida o muerte, ha estado a la altura del desafío y ha aspirado a metas aún más altas. En cierto sentido, el espíritu de la exploración está en nuestros genes e integrado en nuestra alma.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 7


Puesto que la Vía Láctea contiene unos cien mil millones de estrellas, podría haber veinte mil millones de planetas orbitando estrellas similares a nuestro Sol solo en nuestra galaxia. Y dado que existen unos cien mil millones de galaxias que podamos distinguir con nuestros instrumentos, podemos calcular cuántos planetas del tamaño de la Tierra existirían en el universo visible: la escalofriante cifra de dos mil millones de billones.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 12


… nuestro destino es convertirnos en los dioses que antaño temíamos y adorábamos. La ciencia nos proporcionará los medios para dar forma al universo a nuestra imagen y semejanza. La pregunta es si tendremos la sabiduría de Salomón para acompañar este tremendo poder celestial.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 18


Dado que la ciencia es el motor de la prosperidad, las naciones que le dan la espalda a la ciencia y la tecnología suelen acabar cayendo en barrena.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 39




En cierto sentido, los asteroides son minas de oro voladoras en el espacio exterior. Por ejemplo, en junio de 2015, uno de ellos se acercó a 1,6 millones de kilómetros de la Tierra, aproximadamente cuatro veces la distancia entre esta y la Luna. Medía unos 900 metros de diámetro y se calculó que su núcleo contenía noventa millones de toneladas de platino, valoradas en 5,4 billones de dólares. Planetary Resources calcula que el platino contenido en un asteroide de solo treinta metros podría valer de 35.000 a 50.000 millones de dólares.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 65


Dada la vital importancia del ejercicio para evitar el deterioro de los músculos, los astronautas en Marte tendrán que practicar deportes de cierta exigencia física, y al hacerlo descubrirán con gran alegría que poseen capacidades sobrehumanas.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 89


Basándose en la experiencia de la MDRS y otros proyectos, el doctor Zubrin predice que la colonización de Marte tendrá lugar siguiendo una secuencia predecible. En su opinión, la primera prioridad es establecer una base para de 20 a 50 astronautas en la superficie del planeta. Algunos solo se quedarán unos pocos meses y otros para siempre, y convertirán la base en su hogar permanente. Con el tiempo, los pioneros dejarán de considerarse astronautas y se verán a sí mismos como colonos. Al principio, casi todos los suministros tendrán que venir de la Tierra, pero en la segunda fase la población puede ascender a varios miles de personas, que tendrán que ser capaces de aprovechar las materias primas del planeta. El color rojo de la arena de Marte se debe a la presencia de óxido de hierro, así que los colonos podrán obtener este material y producir acero para la construcción. Se podrá generar electricidad gracias a grandes parques solares que captarán la energía del Sol. El dióxido de carbono de la atmósfera se podría utilizar para cultivar plantas. Poco a poco, la colonia de Marte se volvería autosuficiente y sostenible. El siguiente paso es el más difícil de todos. Llegará un momento en el que la colonia tendrá que encontrar un modo de calentar poco a poco la atmósfera con el fin de que pueda correr agua líquida por el planeta rojo por primera vez en tres mil millones de años. Esto posibilitaría la agricultura y, con el tiempo, las ciudades. Entonces entraremos en la tercera fase, y en Marte podrá florecer una nueva civilización.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 97

A principios del siglo XXII, las innovaciones de la cuarta ola —nanotecnología, biotecnología e inteligencia artificial— deberían haber avanzado lo suficiente para ejercer un profundo impacto en la terraformación de Marte. Algunos biólogos han apuntado que la ingeniería genética podría generar una nueva especie de alga diseñada para existir en Marte, bien en la composición particular de su tierra, bien en lagos recién formados. Esta alga prosperaría en la atmósfera fría, tenue y rica en dióxido de carbono, y desprendería grandes cantidades de oxígeno como desecho. Sería comestible y se podría modificar genéticamente para imitar sabores de la Tierra. Además, se la podría manipular para que produjera un fertilizante excelente.
(…)
Terraformar Marte es un objetivo primordial para el siglo XXII. Pero los científicos miran más allá de Marte. Los proyectos más interesantes apuntan hacia las lunas de los gigantes gaseosos, como Europa, satélite de Júpiter, y Titán, satélite de Saturno. En otro tiempo se pensaba que estas lunas eran masas rocosas estériles, todas muy parecidas, pero hoy en día se consideran mundos maravillosos y únicos, cada uno con su propio conjunto de géiseres, océanos, cañones y luces atmosféricas. Estos satélites se contemplan ahora como futuros hábitats para la vida humana.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 102, 108

En el futuro, cuando consideremos sistemas solares para colonizar, haremos bien en buscar sistemas que tengan su propio Júpiter, un planeta lo bastante grande como para librarnos de los escombros.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 112


Mientras que los periodistas suelen decir: «Seguid el rastro del dinero», los astrónomos dicen: «Seguid el rastro del agua», pues esta es fundamental para la formación de la vida tal como la conocemos.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 113


Nuestras sondas han descubierto que todos los gigantes gaseosos poseen anillos, aunque ninguno es tan grande ni tan vistoso como los que rodean Saturno. Se han propuesto muchas hipótesis para explicar su origen, pero tal vez la más sugerente es la que considera las fuerzas mareales. El tirón gravitatorio de Saturno, como el de Júpiter, es lo bastante potente como para darle una forma ligeramente oblonga (de balón de rugby) a una luna que orbite a su alrededor. Cuanto más se acerque esta a Saturno, más se deformará. Llega un momento en que las fuerzas mareales que tiran del satélite son iguales a la fuerza gravitatoria que lo mantiene de una pieza. Este punto es crítico. Si la luna se acerca un poco más, la gravedad de Saturno la hará pedazos.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 115


(Titán) es uno de los pocos destinos conocidos donde no moriríamos nada más quitarnos el traje espacial. Sí necesitaríamos máscaras de oxígeno, pero no nos herviría la sangre ni nos aplastaría la presión.
… vivir permanentemente en Titán es posible, pero resultaría muy incómodo y tendría muchos inconvenientes. La colonización a gran escala parece muy improbable. Sin embargo, Titán puede resultar muy valioso como base de reabastecimiento de combustible y como almacén de recursos. Se podría recoger metano y enviarlo a Marte para acelerar los procesos de terraformación. También sería posible utilizar el metano para elaborar cantidades ilimitadas de combustible para los cohetes en expediciones al espacio profundo. El hielo se podría purificar para obtener agua potable y oxígeno, o procesar para fabricar más combustible. A causa de su escaso tirón gravitatorio, los aterrizajes y despegues resultarían relativamente sencillos y eficientes. Así pues, Titán podría convertirse en una importante gasolinera espacial. Para crear una colonia en Titán capaz de autoabastecerse habría que considerar la extracción de minerales valiosos que se encuentren en su superficie. Por el momento, nuestras sondas no han dado mucha información acerca de la composición geológica de Titán, pero, como muchos otros asteroides, podría contener metales valiosos, que serían muy importantes si la Luna va a convertirse en una estación de reabastecimiento y suministro. Sin embargo, tal vez no fuera práctico embarcar minerales de Titán a la Tierra debido a las enormes distancias y costes. Esas materias primas se utilizarían para crear infraestructuras en el mismo Titán.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 118


Más allá de los gigantes gaseosos, en los límites exteriores de nuestro sistema solar, hay otro mundo, el de los cometas, donde tal vez haya billones de ellos. Estos cometas podrían convertirse en nuestro trampolín hacia otras estrellas.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 119


Ahora sabemos que los cometas proceden en su mayor parte de dos lugares. El primero es el cinturón de Kuiper, una región más allá de Neptuno que orbita en el mismo plano que los planetas. Los cometas de este cinturón, entre los que se incluye el cometa Halley, describen elipses alrededor del Sol. A veces se los llama «cometas de periodo corto», pues sus periodos orbitales —el tiempo que tardan en completar una vuelta alrededor del Sol— se miden en décadas o siglos. Debido a que sus ciclos se conocen o se pueden calcular, son predecibles y sabemos que no resultan particularmente peligrosos. Mucho más lejos se encuentra la nube de Oort, una esfera de cometas que rodea todo nuestro sistema solar. Muchos de ellos están tan lejos del Sol —hasta varios años luz de distancia— que son prácticamente estacionarios. Pero, de vez en cuando, estos cometas son empujados al interior del sistema solar por una colisión casual o por una estrella que pasa. A estos se los llama «cometas de periodo largo», y sus periodos orbitales se pueden medir en decenas e incluso en cientos de miles de años, si es que regresan. Es casi imposible predecir sus movimientos y, por lo tanto, podrían ser más peligrosos para la Tierra que los cometas de periodo corto.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 121

Muchas veces nos olvidamos de que los robots actuales son calculadoras glorificadas, sin conciencia de sí mismas, sin creatividad, sentido común ni emociones. Pueden resultar excelentes para tareas específicas, repetitivas y simples, pero fracasan en tareas más complejas que requieren otros conocimientos básicos.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 128

Los robots no poseen el beneficio de la experiencia vital. Todo hay que dárselo a cucharaditas, frase a frase, utilizando lenguaje informático. Se han realizado algunos intentos de codificar cada píldora de sentido común, pero hay demasiadas. Un niño de cuatro años sabe intuitivamente más sobre la física, biología y química del mundo que el ordenador más avanzado.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 132


En la actualidad, los robots no saben que lo son. Pero algún día podrían ser capaces de fijarse objetivos propios en lugar de asumir los elegidos por sus programadores. Entonces podrían tomar conciencia de que sus intenciones son diferentes de la nuestras. Si los intereses de unos y otros divergieran, los robots podrían representar un peligro. ¿Cuándo podría ocurrir esto? Nadie lo sabe. Ahora los robots poseen la inteligencia de un insecto. Pero cabe la posibilidad de que a finales de este siglo se vuelvan conscientes. Para entonces habrá asentamientos permanentes en Marte que crecerán con rapidez. Así pues, es importante que nos planteemos esta cuestión ahora, antes de que dependamos de ellos para nuestra supervivencia en el planeta rojo.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 144



TEORÍA DE LA CONSCIENCIA EN EL ESPACIO-TIEMPO

He propuesto una teoría que llamo «teoría de la consciencia en el espacio-tiempo». Es comprobable, reproducible, refutable y cuantificable. No solo define la conciencia de uno mismo, sino que además nos permite cuantificarla en una escala. La teoría empieza por la idea de que los animales, las plantas e incluso las máquinas pueden ser conscientes. La consciencia, sostengo, es el proceso de crear un modelo de uno mismo usando múltiples ciclos de retroalimentación —por ejemplo, en el espacio, en la sociedad o en el tiempo— para alcanzar un objetivo. Para medir la consciencia, pues, basta con contar el número y tipos de ciclos de retroalimentación necesarios para crear un modelo de uno mismo. La unidad de consciencia más pequeña podríamos encontrarla en un termostato o una fotocélula, que utilizan un solo ciclo de retroalimentación para crear un modelo de sí mismos en términos de temperatura o luz. Una flor, por ejemplo, puede tener diez unidades de consciencia, ya que necesita diez ciclos retroalimentarios para medir el agua, la temperatura, la dirección de la gravedad, la luz solar, etc. Según mi teoría, estos ciclos se pueden agrupar dependiendo del nivel de consciencia. Los termostatos y las flores pertenecerían al nivel 0. La consciencia del nivel 1 incluye la de los reptiles, moscas de la fruta y mosquitos, que generan modelos de sí mismos basados en el espacio. Un reptil dispone de varios ciclos retroalimentarios para determinar las coordenadas de su presa y la localización de posibles parejas sexuales, posibles rivales y él mismo. El nivel 2 es el de los animales sociales. Sus ciclos de retroalimentación incluyen a su comunidad o rebaño, y producen modelos de la compleja jerarquía social dentro del grupo, expresada en forma de emociones y gestos. Estos niveles imitan más o menos las fases evolutivas del cerebro de los mamíferos. La parte más antigua de nuestro cerebro se encuentra al principio de todo, donde se procesan el equilibrio, la territorialidad y los instintos. El cerebro se expandió hacia delante y desarrolló el sistema límbico, el cerebro de los primates que rige las emociones, situado en el centro del cerebro. Esta progresión de atrás adelante es también la manera en que madura un niño. Entonces, ¿qué es la consciencia humana en este esquema? ¿En qué nos diferenciamos de las plantas y los animales? Mi teoría es que nosotros comprendemos el tiempo. Además de consciencia espacial y social, poseemos consciencia temporal. La última parte del cerebro que evolucionó fue la corteza prefrontal, que se encuentra justo detrás de nuestra frente y que se encarga de realizar simulaciones constantes del futuro. Puede parecer que los animales planifican —por ejemplo, cuando hibernan—, pero estos comportamientos son en gran parte consecuencia del instinto. No es posible enseñarles a un perro o un gato el significado del «mañana», ya que viven en el presente. Los humanos, en cambio, estamos en todo momento preparándonos para el futuro, e incluso para un futuro más allá de lo que alcanza nuestra vida. Hacemos planes y soñamos despiertos; no podemos evitarlo. Nuestros cerebros son máquinas de planificación. Las imágenes de resonancias magnéticas han demostrado que cuando nos preparamos para llevar a cabo una tarea accedemos a recuerdos previos de esa misma tarea y los incorporamos, lo que hace más realistas nuestros planes. Según una teoría, los animales no poseen un sofisticado sistema de memoria porque se basan en el instinto, y por lo tanto no necesitan la capacidad de prever el futuro. En otras palabras, el propósito mismo de tener memoria puede ser proyectarla hacia el futuro. De este modo, ahora podemos afirmar que la consciencia de uno mismo, que se puede entender como la capacidad de situarnos en una simulación futura, esté orientada a los objetivos. Cuando aplicamos esta teoría a las máquinas, comprobamos que las más avanzadas se encuentran en el escalón más bajo de la consciencia de nivel 1, basado en su capacidad de localizar su posición en el espacio. La mayoría, como las construidas para el concurso de robótica de DARPA, apenas son capaces de guiarse por una habitación vacía. También existen algunos robots que pueden simular parcialmente el futuro, como el ordenador DeepMind de Google, pero solo en un aspecto sumamente concreto. Si le pides al DeepMind que haga otra cosa que no sea jugar al go, se queda bloqueado. ¿Hasta dónde tenemos que llegar, y cuáles son los pasos que tenemos que dar, para lograr una máquina consciente de sí misma como Skynet de Terminator?

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 146


La razón por la que interesan los ordenadores cuánticos es que podrían contener la clave para explorar el universo. En principio, un ordenador cuántico podría permitirnos superar la inteligencia humana, si bien todavía son una posibilidad remota. No sabemos cuándo llegarán ni cuál será todo su potencial. Pero podrían resultar valiosísimos para la exploración espacial. En lugar de limitarse a construir los asentamientos y ciudades del futuro, pueden llevarnos un paso más allá y darnos la capacidad de llevar a cabo la enorme planificación necesaria para terraformar planetas enteros. Los ordenadores cuánticos serían muchísimo más potentes que los digitales. Estos necesitarían varios siglos en descifrar un código basado en un problema matemático excepcionalmente difícil, como factorizar un número de varios millones en dos números más pequeños. Pero los ordenadores cuánticos, que calcularían con un alto número de estados atómicos mixtos, podrían descifrarlo con rapidez.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 153

Teniendo en cuenta el primitivo estado de los autómatas actuales, no espero ver robots conscientes en las próximas décadas; una vez más, puede que no los veamos hasta finales de este siglo. Hasta que eso llegue, construiremos sofisticadas máquinas controladas remotamente para continuar la tarea de explorar el espacio; y después, tal vez, autómatas con nuevas capacidades de aprendizaje que empiecen a establecer las bases de los asentamientos humanos. Más adelante llegarán los autómatas autorreplicantes, que completarán la infraestructura; y, por último, las máquinas cuánticas conscientes, que nos ayudarán a establecer y mantener una civilización intergaláctica.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 155

Los motores de antimateria figuran en la lista de prioridades para todo el que quiera construir una astronave. Pero sus propiedades todavía permanecen inexploradas casi del todo. No se sabe, por ejemplo, si cae hacia arriba o hacia abajo. La física moderna predice que lo hará hacia abajo, como la materia normal. De ser así, la antigravedad no sería posible. Sin embargo, ni esto ni otras muchas cosas se han puesto a prueba jamás. Basándonos en el coste y en nuestros limitados conocimientos, lo más probable es que los cohetes de antimateria sigan siendo un sueño durante el próximo siglo, a menos que demos con un antiasteroide flotando en el espacio.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 175


Si nos acercáramos al anillo giratorio de un agujero negro, veríamos increíbles distorsiones del espacio y el tiempo. Podríamos presenciar rayos de luz atrapados hace miles de millones de años por la intensa gravedad. Podríamos incluso encontrar copias de nosotros mismos. Las fuerzas mareales podrían estirar nuestros átomos en un perturbador y letal proceso conocido como «espaguetificación».

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 184


La materia negativa no es lo mismo que la antimateria, y nunca se ha detectado en la naturaleza. Posee extrañas propiedades antigravitatorias, lo que significa que caería hacia arriba, no hacia abajo. (En cambio, se teoriza que la antimateria caería hacia abajo, no hacia arriba.) Si hubiera existido en la Tierra hace miles de millones de años, habría sido repelida por la materia del planeta y habría ascendido hacia el espacio. Tal vez por este motivo no la hayamos encontrado.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 185


Aunque las leyes de Newton no admiten la energía negativa, la teoría cuántica sí gracias al efecto Casimir, que fue formulado en 1948 y medido en un laboratorio en 1997. Supongamos que tenemos dos placas metálicas paralelas, sin carga eléctrica. Cuando se encuentran a mucha distancia una de otra, decimos que hay cero fuerza eléctrica entre ellas. Pero a medida que se acercan, empiezan misteriosamente a atraerse una a otra. Podemos extraer energía de ellas. Dado que empezamos con energía cero, pero obtenemos energía positiva cuando las placas se acercan, tenemos que deducir que al principio las placas poseían energía negativa. La razón es bastante esotérica. El sentido común nos dice que un vacío es un estado sin nada dentro, con energía cero. Pero en realidad, está repleto de partículas de materia y antimateria que se materializan brevemente y después se destruyen y vuelven al vacío. Estas partículas «virtuales» aparecen y desaparecen tan rápidamente que no violan la ley de conservación de la materia y la energía, es decir, el principio que afirma que la cantidad total de materia y energía en el universo es siempre la misma. Esta constante agitación en el vacío genera presión. Dado que hay más actividad de materia y antimateria fuera de las placas que entre ellas, esta presión hace que las placas se acerquen, generando energía negativa. Este es el efecto Casimir, que, en la teoría cuántica, demuestra que la energía negativa puede existir. Al principio, dado que este efecto produce una fuerza muy débil, solo se podía medir con los instrumentos más sensibles que existen. Pero la nanotecnología ha avanzado hasta el punto en el que podemos jugar con átomos individuales.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 188

Como nuestro sistema solar contiene planetas que se desplazan en bonitos círculos, los astrónomos dieron por supuesto que las bolas de polvo, hidrógeno y helio gaseoso que se convirtieron en sistemas solares se condensaron uniformemente. Pero ahora nos damos cuenta de que es más probable que la gravedad los comprima de forma más casual y azarosa, dando como resultado planetas que se mueven en órbitas elípticas o irregulares, que pueden cruzarse o chocar unas con otras. Esto es importante, pues es posible que solo los sistemas solares con órbitas planetarias circulares, como el nuestro, sean capaces de originar vida.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 186


Aparte del Sol, la estrella más cercana a la Tierra es Próxima Centauri, que en realidad forma parte de un sistema de tres estrellas y orbita alrededor de otras dos más grandes, llamadas Alfa Centauri A y B, que a su vez orbitan una alrededor de la otra. Los astrónomos quedaron estupefactos al descubrir un planeta solo un 30 por ciento más grande que la Tierra en órbita alrededor de Próxima Centauri. Lo llamaron Próxima Centauri b. «Esto lo cambia todo en la ciencia exoplanetaria —declaró Rory Barnes, un astrónomo de la Universidad de Washington en Seattle—. El hecho de que esté tan cerca significa que tenemos la oportunidad de seguirlo mejor que a ningún otro planeta descubierto hasta ahora.» La siguiente generación de telescopios que se está desarrollando, como el telescopio espacial James Webb, podría ser capaz de tomar la primera fotografía de ese planeta. Como ha dicho la profesora Seager, «Es absolutamente fenomenal. ¿Quién habría pensado que después de tantos años de preguntarnos por los planetas, resulta que hay uno alrededor de nuestra estrella más próxima?».

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 199


En 2017 se produjo otro hallazgo sin precedentes. Los astrónomos localizaron un sistema solar que infringía todas las teorías de la evolución planetaria. Contenía siete planetas del tamaño de la Tierra orbitando alrededor de una estrella madre llamada TRAPPIST-1. Tres de ellos se encuentran en la zona Ricitos de Oro y puede que alberguen océanos. «Es un sistema planetario asombroso, no solo porque hemos encontrado tantos planetas, sino porque todos tienen un tamaño similar al de la Tierra», ha dicho Michaël Gillon, director del equipo científico belga que hizo el descubrimiento.(El nombre TRAPPIST es un acrónimo del telescopio utilizado por el equipo y una alusión a una cerveza popular en Bélgica.)

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 201


Los planetas errantes son uno de los cuerpos celestes más extraños que se han descubierto hasta ahora. Vagan por la galaxia sin orbitar alrededor de ninguna estrella en particular. Tal vez se originaron en un sistema solar, pero se acercaron demasiado a un exoplaneta del tamaño de Júpiter y fueron proyectados al espacio profundo…
… estos grandes planetas suelen trazar órbitas elípticas o migran en espiral hacia la estrella madre. Es probable que sus trayectorias se cruzaran con las de planetas más pequeños y, como consecuencia, los planetas errantes podrían ser más abundantes que los normales. De hecho, según algunas simulaciones informáticas, nuestro sistema solar podría haber expulsado hasta diez planetas errantes hace miles de millones de años.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 204

Los astrónomos han conjeturado que también algunos planetas errantes podrían tener núcleos radiactivos que los mantengan relativamente calientes. Estos podrían proporcionar calor mediante manantiales termales y chimeneas volcánicas en el fondo de un mar donde se podrían formar las sustancias químicas de la vida. Y si los planetas vagabundos son tan numerosos como creen algunos astrónomos, puede que el sitio más probable para encontrar vida en la galaxia no sea la zona habitable de una estrella, sino los planetas errantes y sus lunas.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 206


(Un médico del Medio Oeste llevaba un diario de las visitas a sus pacientes. Confesaba que en su maletín solo había dos cosas que funcionaban: la sierra para cortar miembros heridos o infectados y la morfina para apagar el dolor de la amputación. Todo lo demás era «aceite de serpiente».)

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 216

En los últimos tiempos, los científicos han desvelado algunos de los más oscuros secretos del proceso de envejecimiento. Tras siglos de intentos fallidos, ahora contamos con unas cuantas teorías fiables y comprobables que parecen prometedoras. Tienen que ver con la restricción calórica, la telomerasa y los genes de la edad. De estas tres cosas, una y solo una ha demostrado que puede prolongar la vida de los animales, en algunos casos duplicando su duración. Se llama restricción calórica y consiste en reducir drásticamente la ingesta de calorías en la dieta de los animales. Por término medio, los animales que ingieren un 30 por ciento menos de calorías viven un 30 por ciento más. Esto se ha demostrado ampliamente con levaduras, gusanos, insectos, ratones y ratas, perros y gatos, y desde hace poco con primates. De hecho, es el único método universalmente aceptado por los científicos para alterar la duración de la vida de todos los animales con los que se ha ensayado hasta ahora. (El único con el que aún no se ha probado es el ser humano.)

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 217


… hay que advertir que la telomerasa debe regularse con mucho cuidado, ya que también las células cancerosas son inmortales y se sirven de la telomerasa para hacerse con esa inmortalidad. De hecho, una de las cosas que distinguen las células cancerosas de las normales es que viven para siempre y pueden reproducirse sin límites, creando así los tumores que pueden matarnos. O sea, que el cáncer puede ser una consecuencia indeseada de la telomerasa.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 220


… es indiscutible que nuestros genes desempeñan un importante papel en la duración de nuestras vidas. El problema está en identificar los que participan en este proceso, separar los efectos ambientales y alterar esos genes.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 222


Está naciendo la biogerontología, una disciplina nueva que pretende descubrir el secreto del proceso de envejecimiento. En los últimos tiempos ha habido una explosión de actividad en este campo, y se están analizando multitud de genes, proteínas, procesos y sustancias químicas muy prometedores, incluyendo la proteína FOXO3, la metilación del ADN, la mTOR, los factores de crecimiento insulínicos, la Ras2, la acarbosa, la metformina, el alfa-estradiol, etc. Todos han generado enorme interés entre la comunidad científica, pero los resultados todavía son preliminares. El tiempo dirá qué camino promete mejores resultados.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 223


Una visita a la farmacia más próxima nos revelará filas y filas de productos que aseguran invertir el envejecimiento. Por desgracia, todos ellos son un subproducto de la calenturienta imaginación de los publicistas de Madison Avenue, que intentan vender aceite de serpiente a los clientes crédulos. (Según muchos dermatólogos, el único ingrediente de todas estas pócimas «antiedad» que de verdad funciona es el hidratante.)

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 224


Algún día tendremos una biblioteca de almas. En lugar de leer un libro sobre Winston Churchill, podremos mantener una conversación con él. Hablaremos con una proyección que tendrá sus gestos faciales, movimientos corporales e inflexiones de voz. El registro digital tendrá acceso a sus datos biográficos, sus escritos y sus opiniones sobre asuntos políticos, religiosos y personales. Será en todos los aspectos como hablar con el propio hombre. Personalmente, me gustaría mantener una conversación con Albert Einstein para charlar sobre la teoría de la relatividad. Algún día, tus tataranietos podrán conversar contigo. Es una forma de inmortalidad digital.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 229


El transhumanismo, en lugar de ser un derivado de la ciencia ficción o un movimiento marginal, puede convertirse en una parte esencial de nuestra existencia.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 234



Es fácil imaginar que, en el futuro, la telepatía y la telequinesis serán la norma; interactuaremos con máquinas solo con el pensamiento. Nuestra mente será capaz de encender las luces, activar internet, dictar correos, jugar a videojuegos, comunicarse con los amigos, llamar a un taxi, comprar cualquier artículo, poner una película… solo con pensar.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 239


El ritmo de los descubrimientos en el campo de la biotecnología se ha acelerado recientemente hasta un nivel febril con la aparición de una nueva tecnología llamada CRISPR (Repeticiones Palindrómicas Cortas, Agrupadas y Espaciadas Regularmente, por sus siglas en inglés), que promete maneras baratas, eficientes y precisas de modificar el ADN.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 244


… la base de este método evolucionó hace miles de millones de años. A los científicos les asombraba que las bacterias desarrollaran mecanismos tan precisos para rechazar los ataques de los virus. ¿Cómo reconocían las bacterias un virus mortífero y lo desarmaban? Descubrieron que estas eran capaces de reconocer las amenazas a causa de que contenían un retazo del material genético del virus. Las bacterias eran capaces de utilizarlo como si se tratara de la foto de una ficha policial para identificar un virus invasor. En cuanto la bacteria reconocía la secuencia genética (y, por lo tanto, el virus), cortaban el virus en un punto muy preciso, neutralizándolo y deteniendo de golpe la infección. Los científicos consiguieron replicar este proceso —sustituir una secuencia vírica por otros segmentos de ADN e insertar ese ADN en las células—, haciendo posible la «cirugía genómica». El CRISPR sustituyó con rapidez a los viejos métodos de la ingeniería genética, produciendo que la reconstrucción génica fuera más limpia, más precisa y mucho más rápida.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 245



Muchos científicos confían en que la tecnología CRISPR permita también sustituir algunos de los genes de ciertas formas de cáncer, lo que detendrá el crecimiento de tumores.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 246

Los humanos han alterado los genes de docenas de plantas y animales: perros para cazar y vacas y gallinas para producir alimento. Si pudiéramos eliminar por arte de magia todas estas variedades que hemos criado a lo largo de los siglos, nuestra sociedad sería muy diferente.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 248


En lugar de tardar décadas en perfeccionar ciertas características genéticas mediante la crianza selectiva, como hemos hecho con perros y caballos, a través de la ingeniería genética podremos conseguir lo que queramos en una sola generación

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 250


Los estudios demuestran que, una vez se han satisfecho nuestras necesidades básicas, otorgamos un gran valor a las opiniones de nuestros semejantes. Queremos quedar bien, sobre todo en presencia del sexo opuesto. Deseamos la admiración de nuestro círculo de amistades. Puede que vacilemos antes de alterarnos demasiado, sobre todo si nos hace parecer diferentes de los que nos rodean. Por lo tanto, es probable que solo adoptemos mejoras si estas elevan nuestra posición social.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 252


Yo creo que el principio del cavernícola nos impedirá convertirnos en criaturas que nos parezcan repulsivas. En cambio, lo más probable será que deseemos alargar nuestra esperanza de vida y aumentar nuestra memoria e inteligencia, pero sin tener que modificar nuestra forma humana básica.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 253


Imagino que en el futuro la gente tendrá la opción de incorporarse aparatos, implantes y accesorios que les den superpoderes y mejoren sus capacidades, pero después se los quitarán casi todos y se desenvolverán con normalidad en el mundo. Y, si se modifican de manera permanente, será de un modo que realce su posición en la sociedad.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 254


Lo que hoy parece poco ético e incluso inmoral podría parecer del todo corriente y trivial en el futuro.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 256


A título personal, creo que cualquier civilización espacial avanzada será pacífica. Si nos llevan millones de años de ventaja, ese es tiempo más que suficiente para que hayan resuelto los antiguos conflictos sectarios, tribales, raciales y fundamentalistas. Pero debemos estar preparados por si no es así. En lugar de tender las manos y enviar radioseñales al espacio, sería más prudente estudiar primero al otro. Creo que entraremos en contacto con alguna civilización extraterrestre, puede que en este mismo siglo. Tal vez no sean conquistadores despiadados, sino unos seres benévolos y dispuestos a compartir su tecnología con nosotros. En tal caso, este sería uno de los puntos de inflexión más importantes de la historia, comparable al descubrimiento del fuego. Podría determinar el curso de la civilización humana durante los siglos siguientes.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 259

… cuando contactemos por primera vez con una civilización extraterrestre, no podremos dar por supuesto que piensan y se comunican como nosotros.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 264


¿Qué teoría puede unificar la relatividad general y la teoría cuántica en la energía de Planck? Einstein se pasó los últimos treinta años de su vida buscando una «teoría del todo» que le permitiera «leer la mente de Dios», pero no lo logró. Esta sigue siendo uno de los grandes enigmas de la física moderna. La solución revelará algunos de los secretos más importantes del universo, y puede que con ella podamos explorar el viaje en el tiempo, los agujeros de gusano, las dimensiones superiores, los universos paralelos e incluso lo que ocurrió antes del big bang. Además, la respuesta determinará si la humanidad puede o no viajar por el universo a mayor velocidad que la luz.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 318



INCERTIDUMBRE CUÁNTICA

¿Qué teoría puede unificar la relatividad general y la teoría cuántica en la energía de Planck? Einstein se pasó los últimos treinta años de su vida buscando una «teoría del todo» que le permitiera «leer la mente de Dios», pero no lo logró. Esta sigue siendo uno de los grandes enigmas de la física moderna. La solución revelará algunos de los secretos más importantes del universo, y puede que con ella podamos explorar el viaje en el tiempo, los agujeros de gusano, las dimensiones superiores, los universos paralelos e incluso lo que ocurrió antes del big bang. Además, la respuesta determinará si la humanidad puede o no viajar por el universo a mayor velocidad que la luz. Para comprender esto, tenemos que entender la base de la teoría cuántica, el principio de indeterminación de Heisenberg. Este principio de nombre tan inocente dice que, por muy sensibles que sean tus instrumentos, nunca puedes saber a la vez la velocidad y la posición de una partícula subatómica, como un electrón. Siempre existe una «incertidumbre» cuántica. De ahí surge una imagen sorprendente: un electrón es en realidad un conjunto de estados diferentes, y cada estado describe un electrón en una posición diferente con una velocidad diferente. (Einstein odiaba este principio. Creía en la «realidad objetiva», que es lo que nos dice el sentido común: los objetos existen en estados concretos, bien definidos, y se puede determinar la posición y velocidad exactas de toda partícula.) Pero la teoría cuántica dice otra cosa. Cuando nos miramos en un espejo, no nos vemos como somos de verdad. Estamos compuestos de una enorme multitud de ondas, y la imagen que nos devuelve el espejo es en realidad un promedio, un compuesto de todas esas ondas. Existe incluso una pequeña posibilidad de que algunas de esas ondas escapen de la habitación y lleguen al espacio. De hecho, algunas de ellas pueden llegar a Marte e incluso más allá. (Un problema que planteamos a nuestros estudiantes de doctorado es calcular la probabilidad de que algunas de tus ondas se extiendan hasta Marte y que algún día te despiertes y salgas de la cama en el planeta rojo.) Estas ondas se llaman «correcciones cuánticas» o «fluctuaciones cuánticas». En general estas correcciones son pequeñas, y lo que nos dice el sentido común es perfectamente válido, ya que somos un conjunto de átomos y solo podemos ver promedios. Pero al nivel subatómico, estas correcciones cuánticas pueden ser grandes, de modo que los electrones pueden encontrarse en diferentes puntos al mismo tiempo y existir en estados paralelos. (Newton se escandalizaría si le explicáramos que los electrones de los transistores pueden existir en estados paralelos. Estas correcciones hacen posible la electrónica moderna. Si de algún modo pudiéramos desactivar esta incertidumbre cuántica, todas estas maravillas de la tecnología dejarían de funcionar y la sociedad retrocedería casi cien años, a un pasado anterior a la era eléctrica.) Por fortuna, los físicos pueden calcular estas correcciones cuánticas para las partículas subatómicas y hacer predicciones, algunas de las cuales son válidas con una precisión increíble, hasta de una parte en diez billones. De hecho, la teoría cuántica es tan afinada que puede que resulte la teoría más exacta de todos los tiempos. Nada puede igualar su precisión cuando se aplica a la materia normal. Tal vez sea la teoría más extraña que se ha propuesto en la historia (Einstein dijo una vez que de cuanto más éxito goza la teoría cuántica, más rara se vuelve), pero tiene una pequeña ventaja: es innegablemente correcta. Así pues, el principio de indeterminación de Heisenberg nos obliga a reevaluar lo que sabemos sobre la realidad. Un resultado es que los agujeros negros, en realidad, no pueden ser negros. La teoría cuántica dice que la negrura pura tiene que tener correcciones cuánticas, de modo que los agujeros negros son en realidad grises. (Y emiten una radiación débil llamada radiación de Hawking.) Muchos libros de texto dicen que, en el centro de un agujero negro, o en el principio del tiempo, hay una «singularidad», un punto de gravedad infinita, pero esta viola el principio de indeterminación. (En otras palabras, no existe ninguna «singularidad»; no es más que una palabra que hemos inventado para disimular nuestra ignorancia de lo que ocurre cuando las ecuaciones no dan los resultados adecuados. En la teoría cuántica no hay singularidades porque existe una incertidumbre que nos impide conocer la situación exacta del agujero negro.) De manera similar, se dice con frecuencia que un vacío puro es una pura nada. El concepto de «cero» o «nada» viola el principio de indeterminación, así que no existe la nada pura. (Por el contrario, el vacío es un caldero de partículas de materia virtual y antimateria, que aparecen y dejan de existir sin cesar.) Y tampoco existe un cero absoluto, la temperatura en la que se detiene todo movimiento. (Por mucho que nos acerquemos a ella, los átomos siguen moviéndose ligeramente, que es lo que se llama energía de punto cero.) Pero cuando intentamos formular una teoría cuántica de la gravedad, surge un problema. Las correcciones cuánticas de la teoría de Einstein se describen mediante partículas que llamamos «gravitones». Así como un fotón es una partícula de luz, un gravitón es una partícula de gravedad. Los gravitones son tan evasivos que nunca se han visto en un laboratorio, pero los físicos confían en su existencia, porque son imprescindibles para una teoría cuántica de la gravedad. Sin embargo, cuando intentamos hacer cálculos con estos gravitones, nos encontramos con que las correcciones cuánticas son infinitas. La gravedad cuántica está plagada de correcciones que invalidan las ecuaciones. Varias de las mentes más grandes de la física han intentado resolver este problema, pero todas han fracasado. Este es uno de los objetivos de la física moderna: elaborar una teoría cuántica de la gravedad en la que las correcciones cuánticas sean finitas y calculables. En otras palabras, la teoría gravitatoria de Einstein permite la formación de agujeros de gusano, que algún día pueden proporcionarnos atajos a través de la galaxia, pero no puede decirnos si esos agujeros de gusano son estables o no. Para calcular estas correcciones necesitamos una teoría que combine la relatividad con la teoría cuántica.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 318

… las partículas subatómicas son como notas musicales. El universo es una sinfonía de cuerdas, la física representa la armonía de esas notas y la «mente de Dios» que Einstein buscó durante tantas décadas es la música cósmica resonando a través del hiperespacio.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 321


… la teoría de cuerdas propone que el universo original tenía diez dimensiones, pero por alguna razón seis de ellas se enroscaron, dejándonos con la ilusión de que nuestro mundo solo tiene cuatro. Aunque este aspecto parece fantástico, se están haciendo esfuerzos para medir estas dimensiones superiores. Pero ¿cómo contribuyen estas dimensiones a que la teoría de cuerdas unifique la relatividad y la mecánica cuántica? Si intentamos aunar las fuerzas gravitatorias, nucleares y electromagnéticas en una sola teoría, descubrimos que con cuatro dimensiones no basta. Son como piezas de un rompecabezas que no encajan unas con otras. Pero en cuanto empezamos a añadir más dimensiones, encontramos suficiente espacio para combinar estas teorías «inferiores», como quien encaja piezas de un rompecabezas para completar el conjunto. Por ejemplo, pensemos en un mundo bidimensional, Planilandia, cuyos habitantes solo pueden moverse hacia los lados, pero nunca hacia arriba. Imaginemos que en otro tiempo existió un bello cristal tridimensional que estalló, haciendo llover sus fragmentos sobre Planilandia. Con el paso de los años, los planilandianos han ido recomponiendo el cristal y ahora poseen dos fragmentos grandes. Pero por mucho que lo intenten, son incapaces de encajarlos. Entonces, un día, un planilandiano hace la ridícula sugerencia de que, si movieran un fragmento «hacia arriba», hacia la nunca vista tercera dimensión, los dos fragmentos encajarían y formarían un bello cristal tridimensional. Así pues, la clave para reconstruir el cristal está en mover los fragmentos a través de la tercera dimensión. Según esta analogía, los dos fragmentos son la teoría de la relatividad y la teoría cuántica, el cristal es la teoría de cuerdas y la explosión fue el big bang.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 327


uno de los problemas básicos de la cosmología es comprender el origen de la energía oscura. ¿De dónde viene? ¿Acabará destruyendo el universo?

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 344
  


Por lo general, cuando nos limitamos a combinar la relatividad y la teoría cuántica en un tosco matrimonio a la fuerza, podemos obtener una predicción para la energía oscura, pero la predicción resultante tiene un margen de error de 10120, que es el desajuste más grande en la historia de la ciencia. En ninguna otra parte encontramos una discrepancia tan grande, lo que indica que algo está terriblemente mal en nuestro conocimiento del universo. Así pues, la teoría del campo unificado, lejos de ser una curiosidad científica, se convierte en imprescindible para comprender cómo funciona todo. La solución a esta pregunta nos revelará el destino del universo y de todas las criaturas inteligentes que contiene.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 344


Coexistimos en un Nirvana intemporal de universos paralelos.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 350


Puede que algún día lleguemos a ser como el hacedor de estrellas, y al mirar desde nuestra posición en el hiperespacio veamos nuestro universo coexistiendo con otros universos del multiverso, cada uno con miles de millones de galaxias. Y tras analizar el panorama, podríamos elegir un nuevo universo que todavía fuera joven y pudiera ofrecernos un nuevo hogar. Elegiríamos uno que tuviera materia estable, como los átomos, y que fuera lo bastante joven para que las estrellas pudieran crear nuevos sistemas solares para engendrar nuevas formas de vida. Y el futuro lejano, en lugar de ser un callejón sin salida para la vida inteligente, podría ver el nacimiento de un nuevo hogar para ella. De ser así, la muerte del universo no sería el final de la historia.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 355



Existen otras muchas posibilidades que no se pueden descartar a la ligera. Una es que estemos solos en el universo. El argumento en este caso es que estamos descubriendo cada vez más zonas Ricitos de Oro, y esto significa que cada vez es más difícil encontrar planetas que encajen en estas zonas nuevas. Por ejemplo, existe una zona Ricitos de Oro para la Vía Láctea. Si un planeta está demasiado cerca del centro de la galaxia, recibirá demasiada radiación para que la vida pueda existir. Si está demasiado lejos del centro, no tendrá suficientes elementos pesados para crear las moléculas de la vida. Y se argumenta que podrían existir tantas zonas Ricitos de Oro, muchas de ellas aún por descubrir, que tal vez solo exista un planeta en el universo con vida inteligente. Cada vez que se identifica una de estas zonas, disminuye considerablemente la posibilidad de vida. Con tantas de estas, la probabilidad total de vida inteligente es casi nula. Además, a veces se dice que la vida extraterrestre podría estar basada en leyes químicas y físicas completamente nuevas, que estarían mucho más allá de lo que podemos crear en un laboratorio. Nuestro conocimiento de la naturaleza es demasiado reducido y simplista para explicar la vida en el espacio exterior. Esto podría ser verdad. Y desde luego, es indudable que encontraremos nuevas sorpresas cuando empecemos a explorar el universo. Sin embargo, limitarse a decir que pueden existir una química y una física diferentes no hace avanzar el debate. La ciencia se basa en teorías que tienen que ser comprobables, reproducibles y refutables, de modo que limitarse a postular la existencia de leyes químicas y físicas desconocidas no sirve de mucho.

Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 420




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