Los genetistas han observado el curioso hecho de que entre
dos seres humanos cualquiera el ADN es casi idéntico. En cambio, entre dos
chimpancés puede haber más variación genética que la que se puede encontrar en
toda la población humana. Una teoría que explique matemáticamente este fenómeno
implicaría suponer que, en la época de la explosión (los acontecimientos que
tuvieron lugar hace 75.000), casi todos los humanos fueron exterminados,
dejando solo un puñado de unos dos mil individuos. Sorprendentemente, esta
sucia y desharrapada horda de humanos se iba a convertir en los Adanes y las
Evas ancestrales que acabarían poblando el planeta. Todos somos casi clones
unos de otros, hermanos y hermanas que descendemos de un pequeñísimo y robusto
grupo de humanos que cabría en el salón de baile de un hotel moderno.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 3
Es tan inevitable como las leyes de la física que algún día
la humanidad deba hacer frente a algún tipo de proceso capaz de causar su
extinción. ¿Tendremos, como tuvieron nuestros antepasados, la fuerza y la voluntad
de sobrevivir e incluso prosperar?
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 4
Algún día la naturaleza se volverá contra nosotros.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 4
La gran historia de la vida en la Tierra demuestra que,
enfrentados a un ambiente hostil, los organismos tienen tres caminos a seguir:
escapar de ese ambiente, adaptarse a él o morir. Pero si miramos hacia el
futuro lejano, tarde o temprano nos enfrentaremos a un desastre tan grande que
la adaptación será casi imposible. Tendremos que abandonar la Tierra o perecer.
No hay otra opción.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 4
… si hay una lección que podemos aprender de nuestra
historia, es que la humanidad, cuando se enfrenta a una crisis de vida o
muerte, ha estado a la altura del desafío y ha aspirado a metas aún más altas.
En cierto sentido, el espíritu de la exploración está en nuestros genes e
integrado en nuestra alma.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 7
Puesto que la Vía Láctea contiene unos cien mil millones de
estrellas, podría haber veinte mil millones de planetas orbitando estrellas
similares a nuestro Sol solo en nuestra galaxia. Y dado que existen unos cien
mil millones de galaxias que podamos distinguir con nuestros instrumentos,
podemos calcular cuántos planetas del tamaño de la Tierra existirían en el
universo visible: la escalofriante cifra de dos mil millones de billones.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 12
… nuestro destino es convertirnos en los dioses que antaño
temíamos y adorábamos. La ciencia nos proporcionará los medios para dar forma
al universo a nuestra imagen y semejanza. La pregunta es si tendremos la
sabiduría de Salomón para acompañar este tremendo poder celestial.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 18
Dado que la ciencia es el motor de la prosperidad, las
naciones que le dan la espalda a la ciencia y la tecnología suelen acabar
cayendo en barrena.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 39
En cierto sentido, los asteroides son minas de oro voladoras
en el espacio exterior. Por ejemplo, en junio de 2015, uno de ellos se acercó a
1,6 millones de kilómetros de la Tierra, aproximadamente cuatro veces la
distancia entre esta y la Luna. Medía unos 900 metros de diámetro y se calculó
que su núcleo contenía noventa millones de toneladas de platino, valoradas en
5,4 billones de dólares. Planetary Resources calcula que el platino contenido
en un asteroide de solo treinta metros podría valer de 35.000 a 50.000 millones
de dólares.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 65
Dada la vital importancia del ejercicio para evitar el
deterioro de los músculos, los astronautas en Marte tendrán que practicar deportes
de cierta exigencia física, y al hacerlo descubrirán con gran alegría que
poseen capacidades sobrehumanas.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 89
Basándose en la experiencia de la MDRS y otros proyectos, el
doctor Zubrin predice que la colonización de Marte tendrá lugar siguiendo una
secuencia predecible. En su opinión, la primera prioridad es establecer una
base para de 20 a 50 astronautas en la superficie del planeta. Algunos solo se
quedarán unos pocos meses y otros para siempre, y convertirán la base en su
hogar permanente. Con el tiempo, los pioneros dejarán de considerarse
astronautas y se verán a sí mismos como colonos. Al principio, casi todos los
suministros tendrán que venir de la Tierra, pero en la segunda fase la
población puede ascender a varios miles de personas, que tendrán que ser
capaces de aprovechar las materias primas del planeta. El color rojo de la
arena de Marte se debe a la presencia de óxido de hierro, así que los colonos
podrán obtener este material y producir acero para la construcción. Se podrá
generar electricidad gracias a grandes parques solares que captarán la energía
del Sol. El dióxido de carbono de la atmósfera se podría utilizar para cultivar
plantas. Poco a poco, la colonia de Marte se volvería autosuficiente y
sostenible. El siguiente paso es el más difícil de todos. Llegará un momento en
el que la colonia tendrá que encontrar un modo de calentar poco a poco la
atmósfera con el fin de que pueda correr agua líquida por el planeta rojo por
primera vez en tres mil millones de años. Esto posibilitaría la agricultura y,
con el tiempo, las ciudades. Entonces entraremos en la tercera fase, y en Marte
podrá florecer una nueva civilización.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 97
A principios del siglo XXII, las innovaciones de la cuarta
ola —nanotecnología, biotecnología e inteligencia artificial— deberían haber
avanzado lo suficiente para ejercer un profundo impacto en la terraformación de
Marte. Algunos biólogos han apuntado que la ingeniería genética podría generar
una nueva especie de alga diseñada para existir en Marte, bien en la
composición particular de su tierra, bien en lagos recién formados. Esta alga
prosperaría en la atmósfera fría, tenue y rica en dióxido de carbono, y
desprendería grandes cantidades de oxígeno como desecho. Sería comestible y se
podría modificar genéticamente para imitar sabores de la Tierra. Además, se la
podría manipular para que produjera un fertilizante excelente.
(…)
Terraformar Marte es un objetivo primordial para el siglo
XXII. Pero los científicos miran más allá de Marte. Los proyectos más
interesantes apuntan hacia las lunas de los gigantes gaseosos, como Europa,
satélite de Júpiter, y Titán, satélite de Saturno. En otro tiempo se pensaba
que estas lunas eran masas rocosas estériles, todas muy parecidas, pero hoy en
día se consideran mundos maravillosos y únicos, cada uno con su propio conjunto
de géiseres, océanos, cañones y luces atmosféricas. Estos satélites se
contemplan ahora como futuros hábitats para la vida humana.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 102, 108
En el futuro, cuando consideremos sistemas solares para
colonizar, haremos bien en buscar sistemas que tengan su propio Júpiter, un
planeta lo bastante grande como para librarnos de los escombros.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 112
Mientras que los periodistas suelen decir: «Seguid el rastro
del dinero», los astrónomos dicen: «Seguid el rastro del agua», pues esta es
fundamental para la formación de la vida tal como la conocemos.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 113
Nuestras sondas han descubierto que todos los gigantes
gaseosos poseen anillos, aunque ninguno es tan grande ni tan vistoso como los
que rodean Saturno. Se han propuesto muchas hipótesis para explicar su origen,
pero tal vez la más sugerente es la que considera las fuerzas mareales. El
tirón gravitatorio de Saturno, como el de Júpiter, es lo bastante potente como
para darle una forma ligeramente oblonga (de balón de rugby) a una luna que
orbite a su alrededor. Cuanto más se acerque esta a Saturno, más se deformará.
Llega un momento en que las fuerzas mareales que tiran del satélite son iguales
a la fuerza gravitatoria que lo mantiene de una pieza. Este punto es crítico.
Si la luna se acerca un poco más, la gravedad de Saturno la hará pedazos.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 115
(Titán) es uno de los pocos destinos conocidos donde no
moriríamos nada más quitarnos el traje espacial. Sí necesitaríamos máscaras de
oxígeno, pero no nos herviría la sangre ni nos aplastaría la presión.
… vivir permanentemente en Titán es posible, pero resultaría
muy incómodo y tendría muchos inconvenientes. La colonización a gran escala
parece muy improbable. Sin embargo, Titán puede resultar muy valioso como base
de reabastecimiento de combustible y como almacén de recursos. Se podría
recoger metano y enviarlo a Marte para acelerar los procesos de terraformación.
También sería posible utilizar el metano para elaborar cantidades ilimitadas de
combustible para los cohetes en expediciones al espacio profundo. El hielo se
podría purificar para obtener agua potable y oxígeno, o procesar para fabricar
más combustible. A causa de su escaso tirón gravitatorio, los aterrizajes y
despegues resultarían relativamente sencillos y eficientes. Así pues, Titán
podría convertirse en una importante gasolinera espacial. Para crear una
colonia en Titán capaz de autoabastecerse habría que considerar la extracción
de minerales valiosos que se encuentren en su superficie. Por el momento,
nuestras sondas no han dado mucha información acerca de la composición
geológica de Titán, pero, como muchos otros asteroides, podría contener metales
valiosos, que serían muy importantes si la Luna va a convertirse en una
estación de reabastecimiento y suministro. Sin embargo, tal vez no fuera
práctico embarcar minerales de Titán a la Tierra debido a las enormes
distancias y costes. Esas materias primas se utilizarían para crear
infraestructuras en el mismo Titán.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 118
Más allá de los gigantes gaseosos,
en los límites exteriores de nuestro sistema solar, hay otro mundo, el de los
cometas, donde tal vez haya billones de ellos. Estos cometas podrían
convertirse en nuestro
trampolín hacia otras estrellas.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 119
Ahora sabemos que los cometas proceden en su mayor parte de
dos lugares. El primero es el cinturón de Kuiper, una región más allá de
Neptuno que orbita en el mismo plano que los planetas. Los cometas de este
cinturón, entre los que se incluye el cometa Halley, describen elipses
alrededor del Sol. A veces se los llama «cometas de periodo corto», pues sus
periodos orbitales —el tiempo que tardan en completar una vuelta alrededor del
Sol— se miden en décadas o siglos. Debido a que sus ciclos se conocen o se
pueden calcular, son predecibles y sabemos que no resultan particularmente
peligrosos. Mucho más lejos se encuentra la nube de Oort, una esfera de cometas
que rodea todo nuestro sistema solar. Muchos de ellos están tan lejos del Sol
—hasta varios años luz de distancia— que son prácticamente estacionarios. Pero,
de vez en cuando, estos cometas son empujados al interior del sistema solar por
una colisión casual o por una estrella que pasa. A estos se los llama «cometas
de periodo largo», y sus periodos orbitales se pueden medir en decenas e
incluso en cientos de miles de años, si es que regresan. Es casi imposible
predecir sus movimientos y, por lo tanto, podrían ser más peligrosos para la
Tierra que los cometas de periodo corto.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 121
Muchas veces nos olvidamos de que los robots actuales son
calculadoras glorificadas, sin conciencia de sí mismas, sin creatividad,
sentido común ni emociones. Pueden resultar excelentes para tareas específicas,
repetitivas y simples, pero fracasan en tareas más complejas que requieren
otros conocimientos básicos.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 128
Los robots no poseen el beneficio de la experiencia vital.
Todo hay que dárselo a cucharaditas, frase a frase, utilizando lenguaje
informático. Se han realizado algunos intentos de codificar cada píldora de
sentido común, pero hay demasiadas. Un niño de cuatro años sabe intuitivamente
más sobre la física, biología y química del mundo que el ordenador más
avanzado.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 132
En la actualidad, los robots no saben que lo son. Pero algún
día podrían ser capaces de fijarse objetivos propios en lugar de asumir los
elegidos por sus programadores. Entonces podrían tomar conciencia de que sus
intenciones son diferentes de la nuestras. Si los intereses de unos y otros
divergieran, los robots podrían representar un peligro. ¿Cuándo podría ocurrir
esto? Nadie lo sabe. Ahora los robots poseen la inteligencia de un insecto.
Pero cabe la posibilidad de que a finales de este siglo se vuelvan conscientes.
Para entonces habrá asentamientos permanentes en Marte que crecerán con
rapidez. Así pues, es importante que nos planteemos esta cuestión ahora, antes
de que dependamos de ellos para nuestra supervivencia en el planeta rojo.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 144
TEORÍA DE LA CONSCIENCIA EN EL ESPACIO-TIEMPO
He propuesto una teoría que llamo «teoría de la consciencia
en el espacio-tiempo». Es comprobable, reproducible, refutable y cuantificable.
No solo define la conciencia de uno mismo, sino que además nos permite
cuantificarla en una escala. La teoría empieza por la idea de que los animales,
las plantas e incluso las máquinas pueden ser conscientes. La consciencia,
sostengo, es el proceso de crear un modelo de uno mismo usando múltiples ciclos
de retroalimentación —por ejemplo, en el espacio, en la sociedad o en el
tiempo— para alcanzar un objetivo. Para medir la consciencia, pues, basta con
contar el número y tipos de ciclos de retroalimentación necesarios para crear
un modelo de uno mismo. La unidad de consciencia más pequeña podríamos
encontrarla en un termostato o una fotocélula, que utilizan un solo ciclo de
retroalimentación para crear un modelo de sí mismos en términos de temperatura
o luz. Una flor, por ejemplo, puede tener diez unidades de consciencia, ya que
necesita diez ciclos retroalimentarios para medir el agua, la temperatura, la
dirección de la gravedad, la luz solar, etc. Según mi teoría, estos ciclos se
pueden agrupar dependiendo del nivel de consciencia. Los termostatos y las
flores pertenecerían al nivel 0. La consciencia del nivel 1 incluye la de los
reptiles, moscas de la fruta y mosquitos, que generan modelos de sí mismos
basados en el espacio. Un reptil dispone de varios ciclos retroalimentarios
para determinar las coordenadas de su presa y la localización de posibles
parejas sexuales, posibles rivales y él mismo. El nivel 2 es el de los animales
sociales. Sus ciclos de retroalimentación incluyen a su comunidad o rebaño, y
producen modelos de la compleja jerarquía social dentro del grupo, expresada en
forma de emociones y gestos. Estos niveles imitan más o menos las fases
evolutivas del cerebro de los mamíferos. La parte más antigua de nuestro
cerebro se encuentra al principio de todo, donde se procesan el equilibrio, la
territorialidad y los instintos. El cerebro se expandió hacia delante y
desarrolló el sistema límbico, el cerebro de los primates que rige las
emociones, situado en el centro del cerebro. Esta progresión de atrás adelante
es también la manera en que madura un niño. Entonces, ¿qué es la consciencia
humana en este esquema? ¿En qué nos diferenciamos de las plantas y los
animales? Mi teoría es que nosotros comprendemos el tiempo. Además de
consciencia espacial y social, poseemos consciencia temporal. La última parte
del cerebro que evolucionó fue la corteza prefrontal, que se encuentra justo
detrás de nuestra frente y que se encarga de realizar simulaciones constantes
del futuro. Puede parecer que los animales planifican —por ejemplo, cuando
hibernan—, pero estos comportamientos son en gran parte consecuencia del
instinto. No es posible enseñarles a un perro o un gato el significado del
«mañana», ya que viven en el presente. Los humanos, en cambio, estamos en todo
momento preparándonos para el futuro, e incluso para un futuro más allá de lo
que alcanza nuestra vida. Hacemos planes y soñamos despiertos; no podemos
evitarlo. Nuestros cerebros son máquinas de planificación. Las imágenes de
resonancias magnéticas han demostrado que cuando nos preparamos para llevar a
cabo una tarea accedemos a recuerdos previos de esa misma tarea y los
incorporamos, lo que hace más realistas nuestros planes. Según una teoría, los
animales no poseen un sofisticado sistema de memoria porque se basan en el
instinto, y por lo tanto no necesitan la capacidad de prever el futuro. En
otras palabras, el propósito mismo de tener memoria puede ser proyectarla hacia
el futuro. De este modo, ahora podemos afirmar que la consciencia de uno mismo,
que se puede entender como la capacidad de situarnos en una simulación futura,
esté orientada a los objetivos. Cuando aplicamos esta teoría a las máquinas,
comprobamos que las más avanzadas se encuentran en el escalón más bajo de la
consciencia de nivel 1, basado en su capacidad de localizar su posición en el
espacio. La mayoría, como las construidas para el concurso de robótica de
DARPA, apenas son capaces de guiarse por una habitación vacía. También existen
algunos robots que pueden simular parcialmente el futuro, como el ordenador
DeepMind de Google, pero solo en un aspecto sumamente concreto. Si le pides al
DeepMind que haga otra cosa que no sea jugar al go, se queda bloqueado. ¿Hasta
dónde tenemos que llegar, y cuáles son los pasos que tenemos que dar, para
lograr una máquina consciente de sí misma como Skynet de Terminator?
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 146
La razón por la que interesan los ordenadores cuánticos es
que podrían contener la clave para explorar el universo. En principio, un
ordenador cuántico podría permitirnos superar la inteligencia humana, si bien
todavía son una posibilidad remota. No sabemos cuándo llegarán ni cuál será
todo su potencial. Pero podrían resultar valiosísimos para la exploración
espacial. En lugar de limitarse a construir los asentamientos y ciudades del
futuro, pueden llevarnos un paso más allá y darnos la capacidad de llevar a
cabo la enorme planificación necesaria para terraformar planetas enteros. Los
ordenadores cuánticos serían muchísimo más potentes que los digitales. Estos
necesitarían varios siglos en descifrar un código basado en un problema
matemático excepcionalmente difícil, como factorizar un número de varios
millones en dos números más pequeños. Pero los ordenadores cuánticos, que
calcularían con un alto número de estados atómicos mixtos, podrían descifrarlo
con rapidez.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 153
Teniendo en cuenta el primitivo estado de los autómatas
actuales, no espero ver robots conscientes en las próximas décadas; una vez
más, puede que no los veamos hasta finales de este siglo. Hasta que eso llegue,
construiremos sofisticadas máquinas controladas remotamente para continuar la
tarea de explorar el espacio; y después, tal vez, autómatas con nuevas
capacidades de aprendizaje que empiecen a establecer las bases de los
asentamientos humanos. Más adelante llegarán los autómatas autorreplicantes,
que completarán la infraestructura; y, por último, las máquinas cuánticas
conscientes, que nos ayudarán a establecer y mantener una civilización
intergaláctica.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 155
Los motores de antimateria figuran en la lista de
prioridades para todo el que quiera construir una astronave. Pero sus
propiedades todavía permanecen inexploradas casi del todo. No se sabe, por
ejemplo, si cae hacia arriba o hacia abajo. La física moderna predice que lo
hará hacia abajo, como la materia normal. De ser así, la antigravedad no sería
posible. Sin embargo, ni esto ni otras muchas cosas se han puesto a prueba
jamás. Basándonos en el coste y en nuestros limitados conocimientos, lo más
probable es que los cohetes de antimateria sigan siendo un sueño durante el
próximo siglo, a menos que demos con un antiasteroide flotando en el espacio.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 175
Si nos acercáramos al anillo giratorio de un agujero negro,
veríamos increíbles distorsiones del espacio y el tiempo. Podríamos presenciar
rayos de luz atrapados hace miles de millones de años por la intensa gravedad.
Podríamos incluso encontrar copias de nosotros mismos. Las fuerzas mareales
podrían estirar nuestros átomos en un perturbador y letal proceso conocido como
«espaguetificación».
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 184
La materia negativa no es lo mismo que la antimateria, y
nunca se ha detectado en la naturaleza. Posee extrañas propiedades
antigravitatorias, lo que significa que caería hacia arriba, no hacia abajo.
(En cambio, se teoriza que la antimateria caería hacia abajo, no hacia arriba.)
Si hubiera existido en la Tierra hace miles de millones de años, habría sido
repelida por la materia del planeta y habría ascendido hacia el espacio. Tal
vez por este motivo no la hayamos encontrado.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 185
Aunque las leyes de Newton no admiten la energía negativa,
la teoría cuántica sí gracias al efecto Casimir, que fue formulado en 1948 y
medido en un laboratorio en 1997. Supongamos que tenemos dos placas metálicas
paralelas, sin carga eléctrica. Cuando se encuentran a mucha distancia una de
otra, decimos que hay cero fuerza eléctrica entre ellas. Pero a medida que se
acercan, empiezan misteriosamente a atraerse una a otra. Podemos extraer
energía de ellas. Dado que empezamos con energía cero, pero obtenemos energía
positiva cuando las placas se acercan, tenemos que deducir que al principio las
placas poseían energía negativa. La razón es bastante esotérica. El sentido
común nos dice que un vacío es un estado sin nada dentro, con energía cero.
Pero en realidad, está repleto de partículas de materia y antimateria que se
materializan brevemente y después se destruyen y vuelven al vacío. Estas
partículas «virtuales» aparecen y desaparecen tan rápidamente que no violan la
ley de conservación de la materia y la energía, es decir, el principio que
afirma que la cantidad total de materia y energía en el universo es siempre la
misma. Esta constante agitación en el vacío genera presión. Dado que hay más
actividad de materia y antimateria fuera de las placas que entre ellas, esta
presión hace que las placas se acerquen, generando energía negativa. Este es el
efecto Casimir, que, en la teoría cuántica, demuestra que la energía negativa
puede existir. Al principio, dado que este efecto produce una fuerza muy débil,
solo se podía medir con los instrumentos más sensibles que existen. Pero la
nanotecnología ha avanzado hasta el punto en el que podemos jugar con átomos
individuales.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 188
Como nuestro sistema solar contiene planetas que se
desplazan en bonitos círculos, los astrónomos dieron por supuesto que las bolas
de polvo, hidrógeno y helio gaseoso que se convirtieron en sistemas solares se
condensaron uniformemente. Pero ahora nos damos cuenta de que es más probable
que la gravedad los comprima de forma más casual y azarosa, dando como resultado
planetas que se mueven en órbitas elípticas o irregulares, que pueden cruzarse
o chocar unas con otras. Esto es importante, pues es posible que solo los
sistemas solares con órbitas planetarias circulares, como el nuestro, sean
capaces de originar vida.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 186
Aparte del Sol, la estrella más cercana a la Tierra es
Próxima Centauri, que en realidad forma parte de un sistema de tres estrellas y
orbita alrededor de otras dos más grandes, llamadas Alfa Centauri A y B, que a
su vez orbitan una alrededor de la otra. Los astrónomos quedaron estupefactos
al descubrir un planeta solo un 30 por ciento más grande que la Tierra en
órbita alrededor de Próxima Centauri. Lo llamaron Próxima Centauri b. «Esto lo
cambia todo en la ciencia exoplanetaria —declaró Rory Barnes, un astrónomo de
la Universidad de Washington en Seattle—. El hecho de que esté tan cerca
significa que tenemos la oportunidad de seguirlo mejor que a ningún otro
planeta descubierto hasta ahora.» La siguiente generación de telescopios que se
está desarrollando, como el telescopio espacial James Webb, podría ser capaz de
tomar la primera fotografía de ese planeta. Como ha dicho la profesora Seager,
«Es absolutamente fenomenal. ¿Quién habría pensado que después de tantos años
de preguntarnos por los planetas, resulta que hay uno alrededor de nuestra estrella
más próxima?».
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 199
En 2017 se produjo otro hallazgo sin precedentes. Los
astrónomos localizaron un sistema solar que infringía todas las teorías de la
evolución planetaria. Contenía siete planetas del tamaño de la Tierra orbitando
alrededor de una estrella madre llamada TRAPPIST-1. Tres de ellos se encuentran
en la zona Ricitos de Oro y puede que alberguen océanos. «Es un sistema
planetario asombroso, no solo porque hemos encontrado tantos planetas, sino
porque todos tienen un tamaño similar al de la Tierra», ha dicho Michaël
Gillon, director del equipo científico belga que hizo el descubrimiento.(El
nombre TRAPPIST es un acrónimo del telescopio utilizado por el equipo y una
alusión a una cerveza popular en Bélgica.)
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 201
Los planetas errantes son uno de los cuerpos celestes más
extraños que se han descubierto hasta ahora. Vagan por la galaxia sin orbitar
alrededor de ninguna estrella en particular. Tal vez se originaron en un
sistema solar, pero se acercaron demasiado a un exoplaneta del tamaño de
Júpiter y fueron proyectados al espacio profundo…
… estos grandes planetas suelen trazar órbitas elípticas o
migran en espiral hacia la estrella madre. Es probable que sus trayectorias se
cruzaran con las de planetas más pequeños y, como consecuencia, los planetas
errantes podrían ser más abundantes que los normales. De hecho, según algunas
simulaciones informáticas, nuestro sistema solar podría haber expulsado hasta
diez planetas errantes hace miles de millones de años.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 204
Los astrónomos han conjeturado que también algunos planetas
errantes podrían tener núcleos radiactivos que los mantengan relativamente
calientes. Estos podrían proporcionar calor mediante manantiales termales y
chimeneas volcánicas en el fondo de un mar donde se podrían formar las
sustancias químicas de la vida. Y si los planetas vagabundos son tan numerosos
como creen algunos astrónomos, puede que el sitio más probable para encontrar
vida en la galaxia no sea la zona habitable de una estrella, sino los planetas
errantes y sus lunas.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 206
(Un médico del Medio Oeste llevaba un diario de las visitas
a sus pacientes. Confesaba que en su maletín solo había dos cosas que
funcionaban: la sierra para cortar miembros heridos o infectados y la morfina
para apagar el dolor de la amputación. Todo lo demás era «aceite de
serpiente».)
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 216
En los últimos tiempos, los científicos han desvelado
algunos de los más oscuros secretos del proceso de envejecimiento. Tras siglos
de intentos fallidos, ahora contamos con unas cuantas teorías fiables y
comprobables que parecen prometedoras. Tienen que ver con la restricción
calórica, la telomerasa y los genes de la edad. De estas tres cosas, una y solo
una ha demostrado que puede prolongar la vida de los animales, en algunos casos
duplicando su duración. Se llama restricción calórica y consiste en reducir
drásticamente la ingesta de calorías en la dieta de los animales. Por término
medio, los animales que ingieren un 30 por ciento menos de calorías viven un 30
por ciento más. Esto se ha demostrado ampliamente con levaduras, gusanos,
insectos, ratones y ratas, perros y gatos, y desde hace poco con primates. De
hecho, es el único método universalmente aceptado por los científicos para
alterar la duración de la vida de todos los animales con los que se ha ensayado
hasta ahora. (El único con el que aún no se ha probado es el ser humano.)
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 217
… hay que advertir que la telomerasa debe regularse con
mucho cuidado, ya que también las células cancerosas son inmortales y se sirven
de la telomerasa para hacerse con esa inmortalidad. De hecho, una de las cosas
que distinguen las células cancerosas de las normales es que viven para siempre
y pueden reproducirse sin límites, creando así los tumores que pueden matarnos.
O sea, que el cáncer puede ser una consecuencia indeseada de la telomerasa.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 220
… es indiscutible que nuestros genes desempeñan un
importante papel en la duración de nuestras vidas. El problema está en
identificar los que participan en este proceso, separar los efectos ambientales
y alterar esos genes.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 222
Está naciendo la biogerontología, una disciplina nueva que
pretende descubrir el secreto del proceso de envejecimiento. En los últimos
tiempos ha habido una explosión de actividad en este campo, y se están
analizando multitud de genes, proteínas, procesos y sustancias químicas muy
prometedores, incluyendo la proteína FOXO3, la metilación del ADN, la mTOR, los
factores de crecimiento insulínicos, la Ras2, la acarbosa, la metformina, el
alfa-estradiol, etc. Todos han generado enorme interés entre la comunidad
científica, pero los resultados todavía son preliminares. El tiempo dirá qué
camino promete mejores resultados.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 223
Una visita a la farmacia más próxima nos revelará filas y
filas de productos que aseguran invertir el envejecimiento. Por desgracia,
todos ellos son un subproducto de la calenturienta imaginación de los
publicistas de Madison Avenue, que intentan vender aceite de serpiente a los
clientes crédulos. (Según muchos dermatólogos, el único ingrediente de todas
estas pócimas «antiedad» que de verdad funciona es el hidratante.)
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 224
Algún día tendremos una biblioteca de almas. En lugar de
leer un libro sobre Winston Churchill, podremos mantener una conversación con
él. Hablaremos con una proyección que tendrá sus gestos faciales, movimientos
corporales e inflexiones de voz. El registro digital tendrá acceso a sus datos
biográficos, sus escritos y sus opiniones sobre asuntos políticos, religiosos y
personales. Será en todos los aspectos como hablar con el propio hombre.
Personalmente, me gustaría mantener una conversación con Albert Einstein para
charlar sobre la teoría de la relatividad. Algún día, tus tataranietos podrán
conversar contigo. Es una forma de inmortalidad digital.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 229
El transhumanismo, en lugar de ser un derivado de la ciencia
ficción o un movimiento marginal, puede convertirse en una parte esencial de
nuestra existencia.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 234
Es fácil imaginar que, en el futuro, la telepatía y la
telequinesis serán la norma; interactuaremos con máquinas solo con el
pensamiento. Nuestra mente será capaz de encender las luces, activar internet,
dictar correos, jugar a videojuegos, comunicarse con los amigos, llamar a un
taxi, comprar cualquier artículo, poner una película… solo con pensar.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 239
El ritmo de los descubrimientos en el campo de la
biotecnología se ha acelerado recientemente hasta un nivel febril con la
aparición de una nueva tecnología llamada CRISPR (Repeticiones Palindrómicas
Cortas, Agrupadas y Espaciadas Regularmente, por sus siglas en inglés), que
promete maneras baratas, eficientes y precisas de modificar el ADN.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 244
… la base de este método evolucionó hace miles de millones
de años. A los científicos les asombraba que las bacterias desarrollaran
mecanismos tan precisos para rechazar los ataques de los virus. ¿Cómo
reconocían las bacterias un virus mortífero y lo desarmaban? Descubrieron que
estas eran capaces de reconocer las amenazas a causa de que contenían un retazo
del material genético del virus. Las bacterias eran capaces de utilizarlo como
si se tratara de la foto de una ficha policial para identificar un virus
invasor. En cuanto la bacteria reconocía la secuencia genética (y, por lo
tanto, el virus), cortaban el virus en un punto muy preciso, neutralizándolo y
deteniendo de golpe la infección. Los científicos consiguieron replicar este
proceso —sustituir una secuencia vírica por otros segmentos de ADN e insertar
ese ADN en las células—, haciendo posible la «cirugía genómica». El CRISPR
sustituyó con rapidez a los viejos métodos de la ingeniería genética,
produciendo que la reconstrucción génica fuera más limpia, más precisa y mucho más
rápida.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 245
Muchos científicos confían en que la tecnología CRISPR
permita también sustituir algunos de los genes de ciertas formas de cáncer, lo
que detendrá el crecimiento de tumores.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 246
Los humanos han alterado los genes de docenas de plantas y
animales: perros para cazar y vacas y gallinas para producir alimento. Si
pudiéramos eliminar por arte de magia todas estas variedades que hemos criado a
lo largo de los siglos, nuestra sociedad sería muy diferente.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 248
En lugar de tardar décadas en perfeccionar ciertas características
genéticas mediante la crianza selectiva, como hemos hecho con perros y
caballos, a través de la ingeniería genética podremos conseguir lo que queramos
en una sola generación
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 250
Los estudios demuestran que, una vez se han satisfecho
nuestras necesidades básicas, otorgamos un gran valor a las opiniones de
nuestros semejantes. Queremos quedar bien, sobre todo en presencia del sexo
opuesto. Deseamos la admiración de nuestro círculo de amistades. Puede que
vacilemos antes de alterarnos demasiado, sobre todo si nos hace parecer
diferentes de los que nos rodean. Por lo tanto, es probable que solo adoptemos
mejoras si estas elevan nuestra posición social.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 252
Yo creo que el principio del cavernícola nos impedirá
convertirnos en criaturas que nos parezcan repulsivas. En cambio, lo más
probable será que deseemos alargar nuestra esperanza de vida y aumentar nuestra
memoria e inteligencia, pero sin tener que modificar nuestra forma humana
básica.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 253
Imagino que en el futuro la gente tendrá la opción de
incorporarse aparatos, implantes y accesorios que les den superpoderes y
mejoren sus capacidades, pero después se los quitarán casi todos y se
desenvolverán con normalidad en el mundo. Y, si se modifican de manera
permanente, será de un modo que realce su posición en la sociedad.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 254
Lo que hoy parece poco ético e incluso inmoral podría
parecer del todo corriente y trivial en el futuro.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 256
A título personal, creo que cualquier civilización espacial
avanzada será pacífica. Si nos llevan millones de años de ventaja, ese es
tiempo más que suficiente para que hayan resuelto los antiguos conflictos
sectarios, tribales, raciales y fundamentalistas. Pero debemos estar preparados
por si no es así. En lugar de tender las manos y enviar radioseñales al
espacio, sería más prudente estudiar primero al otro. Creo que entraremos en
contacto con alguna civilización extraterrestre, puede que en este mismo siglo.
Tal vez no sean conquistadores despiadados, sino unos seres benévolos y
dispuestos a compartir su tecnología con nosotros. En tal caso, este sería uno
de los puntos de inflexión más importantes de la historia, comparable al
descubrimiento del fuego. Podría determinar el curso de la civilización humana
durante los siglos siguientes.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 259
… cuando contactemos por primera vez con una civilización
extraterrestre, no podremos dar por supuesto que piensan y se comunican como
nosotros.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 264
¿Qué teoría puede unificar la relatividad general y la
teoría cuántica en la energía de Planck? Einstein se pasó los últimos treinta
años de su vida buscando una «teoría del todo» que le permitiera «leer la mente
de Dios», pero no lo logró. Esta sigue siendo uno de los grandes enigmas de la
física moderna. La solución revelará algunos de los secretos más importantes
del universo, y puede que con ella podamos explorar el viaje en el tiempo, los
agujeros de gusano, las dimensiones superiores, los universos paralelos e
incluso lo que ocurrió antes del big bang. Además, la respuesta determinará si
la humanidad puede o no viajar por el universo a mayor velocidad que la luz.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 318
INCERTIDUMBRE CUÁNTICA
¿Qué teoría puede unificar la relatividad general y la
teoría cuántica en la energía de Planck? Einstein se pasó los últimos treinta
años de su vida buscando una «teoría del todo» que le permitiera «leer la mente
de Dios», pero no lo logró. Esta sigue siendo uno de los grandes enigmas de la
física moderna. La solución revelará algunos de los secretos más importantes
del universo, y puede que con ella podamos explorar el viaje en el tiempo, los
agujeros de gusano, las dimensiones superiores, los universos paralelos e
incluso lo que ocurrió antes del big bang. Además, la respuesta determinará si
la humanidad puede o no viajar por el universo a mayor velocidad que la luz.
Para comprender esto, tenemos que entender la base de la teoría cuántica, el
principio de indeterminación de Heisenberg. Este principio de nombre tan
inocente dice que, por muy sensibles que sean tus instrumentos, nunca puedes
saber a la vez la velocidad y la posición de una partícula subatómica, como un
electrón. Siempre existe una «incertidumbre» cuántica. De ahí surge una imagen
sorprendente: un electrón es en realidad un conjunto de estados diferentes, y
cada estado describe un electrón en una posición diferente con una velocidad
diferente. (Einstein odiaba este principio. Creía en la «realidad objetiva»,
que es lo que nos dice el sentido común: los objetos existen en estados
concretos, bien definidos, y se puede determinar la posición y velocidad
exactas de toda partícula.) Pero la teoría cuántica dice otra cosa. Cuando nos
miramos en un espejo, no nos vemos como somos de verdad. Estamos compuestos de
una enorme multitud de ondas, y la imagen que nos devuelve el espejo es en
realidad un promedio, un compuesto de todas esas ondas. Existe incluso una
pequeña posibilidad de que algunas de esas ondas escapen de la habitación y
lleguen al espacio. De hecho, algunas de ellas pueden llegar a Marte e incluso
más allá. (Un problema que planteamos a nuestros estudiantes de doctorado es
calcular la probabilidad de que algunas de tus ondas se extiendan hasta Marte y
que algún día te despiertes y salgas de la cama en el planeta rojo.) Estas
ondas se llaman «correcciones cuánticas» o «fluctuaciones cuánticas». En
general estas correcciones son pequeñas, y lo que nos dice el sentido común es
perfectamente válido, ya que somos un conjunto de átomos y solo podemos ver
promedios. Pero al nivel subatómico, estas correcciones cuánticas pueden ser
grandes, de modo que los electrones pueden encontrarse en diferentes puntos al
mismo tiempo y existir en estados paralelos. (Newton se escandalizaría si le
explicáramos que los electrones de los transistores pueden existir en estados
paralelos. Estas correcciones hacen posible la electrónica moderna. Si de algún
modo pudiéramos desactivar esta incertidumbre cuántica, todas estas maravillas
de la tecnología dejarían de funcionar y la sociedad retrocedería casi cien
años, a un pasado anterior a la era eléctrica.) Por fortuna, los físicos pueden
calcular estas correcciones cuánticas para las partículas subatómicas y hacer
predicciones, algunas de las cuales son válidas con una precisión increíble,
hasta de una parte en diez billones. De hecho, la teoría cuántica es tan
afinada que puede que resulte la teoría más exacta de todos los tiempos. Nada
puede igualar su precisión cuando se aplica a la materia normal. Tal vez sea la
teoría más extraña que se ha propuesto en la historia (Einstein dijo una vez
que de cuanto más éxito goza la teoría cuántica, más rara se vuelve), pero
tiene una pequeña ventaja: es innegablemente correcta. Así pues, el principio
de indeterminación de Heisenberg nos obliga a reevaluar lo que sabemos sobre la
realidad. Un resultado es que los agujeros negros, en realidad, no pueden ser
negros. La teoría cuántica dice que la negrura pura tiene que tener
correcciones cuánticas, de modo que los agujeros negros son en realidad grises.
(Y emiten una radiación débil llamada radiación de Hawking.) Muchos libros de
texto dicen que, en el centro de un agujero negro, o en el principio del
tiempo, hay una «singularidad», un punto de gravedad infinita, pero esta viola
el principio de indeterminación. (En otras palabras, no existe ninguna
«singularidad»; no es más que una palabra que hemos inventado para disimular
nuestra ignorancia de lo que ocurre cuando las ecuaciones no dan los resultados
adecuados. En la teoría cuántica no hay singularidades porque existe una
incertidumbre que nos impide conocer la situación exacta del agujero negro.) De
manera similar, se dice con frecuencia que un vacío puro es una pura nada. El
concepto de «cero» o «nada» viola el principio de indeterminación, así que no
existe la nada pura. (Por el contrario, el vacío es un caldero de partículas de
materia virtual y antimateria, que aparecen y dejan de existir sin cesar.) Y
tampoco existe un cero absoluto, la temperatura en la que se detiene todo
movimiento. (Por mucho que nos acerquemos a ella, los átomos siguen moviéndose
ligeramente, que es lo que se llama energía de punto cero.) Pero cuando
intentamos formular una teoría cuántica de la gravedad, surge un problema. Las
correcciones cuánticas de la teoría de Einstein se describen mediante
partículas que llamamos «gravitones». Así como un fotón es una partícula de
luz, un gravitón es una partícula de gravedad. Los gravitones son tan evasivos
que nunca se han visto en un laboratorio, pero los físicos confían en su
existencia, porque son imprescindibles para una teoría cuántica de la gravedad.
Sin embargo, cuando intentamos hacer cálculos con estos gravitones, nos
encontramos con que las correcciones cuánticas son infinitas. La gravedad
cuántica está plagada de correcciones que invalidan las ecuaciones. Varias de
las mentes más grandes de la física han intentado resolver este problema, pero
todas han fracasado. Este es uno de los objetivos de la física moderna:
elaborar una teoría cuántica de la gravedad en la que las correcciones
cuánticas sean finitas y calculables. En otras palabras, la teoría gravitatoria
de Einstein permite la formación de agujeros de gusano, que algún día pueden proporcionarnos
atajos a través de la galaxia, pero no puede decirnos si esos agujeros de
gusano son estables o no. Para calcular estas correcciones necesitamos una
teoría que combine la relatividad con la teoría cuántica.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 318
… las partículas subatómicas son como notas musicales. El
universo es una sinfonía de cuerdas, la física representa la armonía de esas
notas y la «mente de Dios» que Einstein buscó durante tantas décadas es la
música cósmica resonando a través del hiperespacio.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 321
… la teoría de cuerdas propone que el universo original
tenía diez dimensiones, pero por alguna razón seis de ellas se enroscaron,
dejándonos con la ilusión de que nuestro mundo solo tiene cuatro. Aunque este
aspecto parece fantástico, se están haciendo esfuerzos para medir estas dimensiones
superiores. Pero ¿cómo contribuyen estas dimensiones a que la teoría de cuerdas
unifique la relatividad y la mecánica cuántica? Si intentamos aunar las fuerzas
gravitatorias, nucleares y electromagnéticas en una sola teoría, descubrimos
que con cuatro dimensiones no basta. Son como piezas de un rompecabezas que no
encajan unas con otras. Pero en cuanto empezamos a añadir más dimensiones,
encontramos suficiente espacio para combinar estas teorías «inferiores», como
quien encaja piezas de un rompecabezas para completar el conjunto. Por ejemplo,
pensemos en un mundo bidimensional, Planilandia, cuyos habitantes solo pueden
moverse hacia los lados, pero nunca hacia arriba. Imaginemos que en otro tiempo
existió un bello cristal tridimensional que estalló, haciendo llover sus
fragmentos sobre Planilandia. Con el paso de los años, los planilandianos han
ido recomponiendo el cristal y ahora poseen dos fragmentos grandes. Pero por
mucho que lo intenten, son incapaces de encajarlos. Entonces, un día, un
planilandiano hace la ridícula sugerencia de que, si movieran un fragmento
«hacia arriba», hacia la nunca vista tercera dimensión, los dos fragmentos
encajarían y formarían un bello cristal tridimensional. Así pues, la clave para
reconstruir el cristal está en mover los fragmentos a través de la tercera
dimensión. Según esta analogía, los dos fragmentos son la teoría de la
relatividad y la teoría cuántica, el cristal es la teoría de cuerdas y la
explosión fue el big bang.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 327
uno de los problemas básicos de la cosmología es comprender
el origen de la energía oscura. ¿De dónde viene? ¿Acabará destruyendo el
universo?
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 344
Por lo general, cuando nos limitamos a combinar la
relatividad y la teoría cuántica en un tosco matrimonio a la fuerza, podemos
obtener una predicción para la energía oscura, pero la predicción resultante
tiene un margen de error de 10120, que es el desajuste más grande en la
historia de la ciencia. En ninguna otra parte encontramos una discrepancia tan
grande, lo que indica que algo está terriblemente mal en nuestro conocimiento
del universo. Así pues, la teoría del campo unificado, lejos de ser una
curiosidad científica, se convierte en imprescindible para comprender cómo
funciona todo. La solución a esta pregunta nos revelará el destino del universo
y de todas las criaturas inteligentes que contiene.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 344
Coexistimos en un Nirvana intemporal de universos paralelos.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 350
Puede que algún día lleguemos a ser como el hacedor de
estrellas, y al mirar desde nuestra posición en el hiperespacio veamos nuestro
universo coexistiendo con otros universos del multiverso, cada uno con miles de
millones de galaxias. Y tras analizar el panorama, podríamos elegir un nuevo
universo que todavía fuera joven y pudiera ofrecernos un nuevo hogar.
Elegiríamos uno que tuviera materia estable, como los átomos, y que fuera lo
bastante joven para que las estrellas pudieran crear nuevos sistemas solares
para engendrar nuevas formas de vida. Y el futuro lejano, en lugar de ser un
callejón sin salida para la vida inteligente, podría ver el nacimiento de un
nuevo hogar para ella. De ser así, la muerte del universo no sería el final de
la historia.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 355
Existen otras muchas posibilidades que no se pueden
descartar a la ligera. Una es que estemos solos en el universo. El argumento en
este caso es que estamos descubriendo cada vez más zonas Ricitos de Oro, y esto
significa que cada vez es más difícil encontrar planetas que encajen en estas
zonas nuevas. Por ejemplo, existe una zona Ricitos de Oro para la Vía Láctea.
Si un planeta está demasiado cerca del centro de la galaxia, recibirá demasiada
radiación para que la vida pueda existir. Si está demasiado lejos del centro,
no tendrá suficientes elementos pesados para crear las moléculas de la vida. Y
se argumenta que podrían existir tantas zonas Ricitos de Oro, muchas de ellas
aún por descubrir, que tal vez solo exista un planeta en el universo con vida
inteligente. Cada vez que se identifica una de estas zonas, disminuye
considerablemente la posibilidad de vida. Con tantas de estas, la probabilidad
total de vida inteligente es casi nula. Además, a veces se dice que la vida
extraterrestre podría estar basada en leyes químicas y físicas completamente
nuevas, que estarían mucho más allá de lo que podemos crear en un laboratorio.
Nuestro conocimiento de la naturaleza es demasiado reducido y simplista para
explicar la vida en el espacio exterior. Esto podría ser verdad. Y desde luego,
es indudable que encontraremos nuevas sorpresas cuando empecemos a explorar el
universo. Sin embargo, limitarse a decir que pueden existir una química y una
física diferentes no hace avanzar el debate. La ciencia se basa en teorías que
tienen que ser comprobables, reproducibles y refutables, de modo que limitarse
a postular la existencia de leyes químicas y físicas desconocidas no sirve de
mucho.
Michio Kaku
El futuro de la humanidad, página 420
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