Absurda angustia.
"Ayer" murió temprano,
el "hoy" se trunca.

José M. Oxholm


Amo la vida

Amo la vida, la emoción del canto,
la gracia , el signo, el despertar del huerto.
Amo el misterio milagroso, el cierto
cauce del río, la región de espanto.

Amo el encuentro sin razón, el llanto
derramado por Cristo en el desierto;
la gloria de las horas, mundo incierto.
Mi vida, amor es la canción del canto.

Y te amo a ti con ilusión prendida
porque eres alma, significas vida,
lluvia, cielo, pasión y melodía.

Amo el silencio con que me recibes
y el cuchicheo de pájaros que escribes,
cadencia viva en el fanal del día.

José M. Oxholm


Dime de soledad

Dime de soledad, dime del viento
cantando entre los pinos del camino
con voces viejas con acento fino,
con voces nuevas de dolido acento.

Dime de soledad, di del momento
si afino otoño de canción del pino
en mi charca, mi bosque, sin el trino
de pájaros azules, sin aliento.

Dime que te diré de otoño frio
preso en el corazón. Otoño envuelto
de adioses y de sombra en desafío.

Dime que te diré de mar abierto;
se me escapa la vida como un río
este otoño tan lejos de mi puerto.

José M. Oxholm


En tus colinas

En tus colinas encantadas, ecos,
trigo maduro, ríos en serpiente,
ovejas en el pasto. La corriente
modelando rocas. Yerbas con flecos.

Tú y yo sólo con Dios. Los cuerpos secos.
Esquivo la calzada, salvo el puente
más allá de la vida. ¿Ves la gente
en zarza oscura y laberintos huecos.

¿Por qué esta angustia cuando el valle canta,
si el sol derrama en esta tierra santa
sabor de espiga, dulce de colmena?

Tú y yo solos con Dios. Bala el rebaño.
Miro mi corazón año tras año
y no merezco tu cosecha buena.

José M. Oxholm


IX

(A Cristina Lacasa)

Que no acabe la danza, pero acaba.
Por qué no te quedaste, primavera,
con tus pálidos verdes de primera,
con tu encendido junio, mar sin traba?
Se nos cierran las puertas sin aldaba.
Despierta la inquietud de la trinchera,
(pasajeros los astros sin frontera)
danza incompleta que la noche graba.
No me digas de danza lastimera
si reverdece otoño en el plantío
de cosmo, girasoles, yerbabuena.
No me digas, amor. Hay sol afuera.
La mañana diamantes en rocío.
Guareceré en tu pecho aquella pena.

José M. Oxholm


Nostalgia

Náufrago de mis islas, me encuentro en tus riberas...
(Mi cielo azul jirones en este campo abierto;
mi mar un espejismo batiendo en el concierto
de cataratas, pinos y el viento entre las eras.)
Tus montes me recuerdan mis montes. (Si los vieras
húmedos de rocío cuando asoman al puerto.)
Tu hilera de picachos -vértebras del desierto me
acogen en tus brazos. (¡Ay, qué sed de fronteras!)
Tus gallos me recuerdan el canto de mis gallos
y tu lluvia la lluvia que refresca mis tallos
y tus arroyos claros lo fresco de mis ríos.
¡Ah, qué pena tan grande soñar lejanas tierras,
ascender otros picos, combatir otras guerras,
con el alma en jirones por esos pobres míos!

José M. Oxholm


Recuerdos de Guayanilla

Fui un niño, como pocos, vagabundo y travieso,
soñador de imposibles, quijotesco rufián
creyente fiel del cuco, que me robaba el queso
y pastoreaba cabras en el Palo de Pan.
Corté la yerba ajena, me bañé en cuanta poza
se advierte de los Sitios hasta el gran cocotal.

José M. Oxholm



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