"[...] Podemos estar seguros de que los francmasones no conspiraron contra el trono ni colaboraron en la formación de la República. A decir verdad, nadie había pensado en eso en aquel momento. Sin embargo, lenta y pacientemente, a lo largo de medio siglo de discusiones secretas (prohibidas por la legislación de aquella época), impregnaron la conciencia nacional con la esperanza y la voluntad del cambio. En 1789 había más de setenta mil francmasones en Francia. Por consiguiente, no es extraño que en las asambleas revolucionarias notemos una mayoría de parlamentarios que estaban iniciados en logias masó­nicas."

Fred Zeller
Tomada del libro de Robert Bauval y Graham Hancock, Talismán, ciudades sagradas, una fe secreta, página 371

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