"De Mercurio se conoce muy poco; no sabemos si tiene superficie de agua y de tierra como la Tierra, o si carece de ella como la Luna; si está envuelto en una atmósfera densa que proteja a los habitantes, en caso de haberlos, del intenso sol." 

J. N. Lockyer, Sir Joseph Norman Lockyer



"Este templo de Amón-Ra es, sin la menor duda, la ruina más majestuosa del mundo. Hay una avenida de piedra en el centro, que deja ver hacia el noroeste, y este eje tiene como cuatrocientos cincuenta metros de largo. Todo lo que pretendía el constructor del gran templo de Karnak (uno de los templos más conmovedores que jamás haya concebido o construido el hombre) era mantener aquel eje absolutamente abierto y todas las maravillosas salas de columnas y objetos similares que se ven a uno u otro lado del eje no son más que detalles; lo fundamental es que el eje sea absolutamente abierto, recto y centrado. El eje apuntaba a las colinas occidentales situadas al oeste del Nilo, donde están las tumbas de los reyes. ( ...] En realidad había dos templos (dedicados al dios del sol en sus formas de Amón-Ra y Ra-Horajti] en la misma línea, adosados: el principal daba a la puesta del sol en el solsticio de verano y el otro, probablemente a la salida del sol en el solsticio de invierno. [...] Es fácil reconocer que esta disposición confirma la idea de un uso astronómico del templo."

Norman Lockyer
Tomada del libro de Robert Bauval y Graham Hancock, Talismán, ciudades sagradas, una fe secreta, página 352



"Los distintos movimientos de los cuerpos celestes, producidos por la rotación y la traslación de la Tierra, y los efectos de la precesión ya eran conocidos por los egipcios... Ellos estudiaban atentamente lo que veían y reunían sus conocimientos del modo más conveniente, asociándolos con sus extrañas figuraciones y sus sistemas de culto.

Joseph Norman Lockyer
Tomada del libro de Robert Bauval y Graham Hancock, Los guardianes del Génesis, página 61
 
 
 
 "Todos los templos principales del antiguo Egipto, «fuese cual fuera el objeto de su adoración o las ceremonias que se celebraran en ellos, fueron construidos sin ninguna duda para servir de observatorios astronómicos, los primeros que se conocen en la historia del mundo... 
justo reconocer que hace muchos miles de años, los egipcios ya estaban absolutamente familiarizados con los solsticios, y… bastante al corriente del recorrido anual del Sol."

 Joseph Norman Lockyer 
Tomada del libro El espejo del paraíso de Graham Hancock, página 71
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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