NACIMIENTO
Después de probar en vano diversos abortivos (según oí contar), nací el año 1501, el día 24 de septiembre, cuando todavía no había transcurrido íntegra la primera hora de la noche, sólo poco más de su mitad, aunque sin llegar todavía a las dos terceras partes.
Las casas principales del horóscopo se hallaban tales cuales las he descrito en la octava de las genituras que añadí a mi Comentario al Quadripartito de Tolomeo. Tomé en consideración que las dos luminarias caían en las esquinas y ninguna de ellas divisaba el ascendente, ya que estaban en la casa VI y en la XII. Podían también estar en la VIII, con esta condición: puesto que la Luna desciende y no hay ángulo, podría decirse que cae desde el ángulo. Aunque no estaban los planetas perjudiciales en el ángulo, sin embargo, Marte perjudicaba a las dos luminarias, a causa de su hostilidad hacia aquellas casas y de su cuadratura con la Luna. Era posible, en consecuencia, que yo naciera monstruoso. Ahora bien, como el punto de la conjunción precedente fue el grado vigesimonoveno de Virgo, debí ser monstruoso.
Y, desde luego, era fácil que saliera descoyuntado del vientre de mi madre, para lo que faltó poco. Porque, una vez que nací, o mejor dicho, una vez que me arrancaron del seno materno como muerto y con los cabellos negros y rizados, me reanimaron con un baño de vino caliente, cosa que a otro pudo serle fatal. Mi madre estuvo de parto tres días seguidos, pero yo, a la postre, salí adelante.
Pero, volviendo al horóscopo, el Sol, los dos planetas perjudiciales y Venus y Mercurio estaban en signos humanos: de ahí que yo no dejara de tener forma humana. No obstante, como Júpiter estaba en el ascendente junto con Venus, que dominaba todo mi horóscopo, no pasé sin cierto daño en mis genitales, de modo que desde los veintiún años a los treinta y uno no pude realizar el coito y muy a menudo lamenté mi suerte, envidioso de la de cualquier otro que no fuera yo. Y puesto que, como he dicho, Venus dominaba todo el horóscopo y Júpiter estaba en el ascendente, salí con mala suerte y un poquitín tartamudo, a lo que se añadió una propensión, como dice Tolomeo, intermedia entre fría y ‘harpocrática’, esto es, una capacidad de adivinación fugaz y repentina —se le llama con término más elegante ‘presentimiento’— en la que alguna que otra vez he descollado y alcanzado renombre, al igual que en otros géneros de adivinación. Como Venus y Mercurio estaban bajo los rayos del Sol, al que daban toda su fuerza, hubiera podido yo así llegar a ser alguien, aun con una genitura, como la llama Tolomeo, tan pobre y desventurada, si el Sol no hubiese estado demasiado bajo, inclinándose hacia la casa VI desde su altura. Así que me que me quedó solamente cierta astucia y un talante poco generoso; todos mis proyectos son suspendidos o aplazados. Por decirlo en una sola palabra: soy una persona carente de vigor corporal, de pocos amigos, de bienes escasos, con muchos enemigos —a los que en su gran mayoría no conozco ni de vista ni por referencias—, sin humana sabiduría y desprovisto de buena memoria, aunque un tanto mejor dotado en materia de previsión. Sobre este particular, no sé por qué una cualidad que de cara a mi familia y a mis antepasados se tiene por infamante es para ellos prestigiosa y hasta objeto de envidias.
El mismo día que yo nació en tiempos Augusto y comenzó la nueva indicción; también ese día Fernando, rey nobilísimo de las Españas, y su esposa Isabel hicieron zarpar la flota que los hizo dueños de toda la parte de Occidente.
Gerolamo Cardano
Mi vida, página 74
Los médicos y astrólogos adoptan el siguiente método: colocan los componentes del carácter natural entre las cualidades primarias y los del adquirido los achacan a la educación, los estudios y el ambiente. Todos estos factores se dan en todos los hombres, pero propiamente en cada edad van realizándose alteraciones, aún en idénticas circunstancias.
Gerolamo Cardano
Mi vida, página 107
En cuanto a la astrología judiciaria, la he cultivado desde luego y hasta le he prestado, bien que, a mi pesar, más crédito del que debía. La astrología natural no me ha servido de nada, pues empecé a aprenderla hace tan sólo tres años, esto es, cuando ya contaba setenta y un años de edad.
Gerolamo Cardano
Mi vida, página 186
Mi vida, página 74
Mi vida, página 107
Mi vida, página 186
No hay ninguna parte de la astrología más difícil que esta (a la de hacer predicciones sobre las guerras), y sin embargo la mayoría de estos adivinos hablan con más atrevimiento de esto, en su bestialidad, que de ninguna otra cosa.
Girolamo Cardano
Tomada del libro El manual del astrólogo cuántico de Michael Brooks, página 26
Quien desee aprender sobre las estrellas ha de empezar aprendiendo sobre los planetas.
Girolamo Cardano
Tomada del libro El manual del astrólogo cuántico de Michael Brooks, página 26
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