A mi esposa
Quiero verte dormir y desvestirme
de los disgustos nuestros más recientes,
de los cansancios míos, reincidentes,
y de las muchas ganas de morirme.
Quiero tratar de reinventar los dientes
para verme en tu espejo y sonreírme.
Quiero, si no a tu imagen, reconstruirme
por lo menos según pautas congruentes
con la tu mucha dulce donosura.
Quiero verte dormir y alimentarme
de la paz especial que siento al verte.
Quiero velar y verte aunque mi oscura
cansera antigua insista en reclamarme.
Ya después dormiré. Toda una muerte.
Juan Pablo de Marsilio Peña
Castillo
Tras veinte o treinta años
de acarreo de piedras y dura labor,
de sudor y sangre,
en medio de esta tierra hubo un castillo
de opresión y poder
que dominó sin visible mella
como dos o tres siglos,
que fue decayendo tres o cuatro más
y que luego, desierto, por otros cinco o seis
se fue desmoronando lentamente hasta que
tan solo quedaron estos versos antiguos
que cantan que una vez hubo un castillo
y que el viento es más sólido y duradero
que los muros de piedra y el orgullo.
Juan Pablo de Marsilio Peña
I
“Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada.”
Dickens
Andábamos bien de dinero,
por esos días.
La billetera florecía en gastos
para hacernos los gustos
y tener algunos gestos
con los amigos de la oficina
o los del bar.
Pero llegábamos a casa por la noche
y estábamos solos, solos, solos, solos.
Tanto
que escribimos ahora este recuerdo
en primera persona del plural
para no asustarnos en demasía,
pues ni por todo el oro del mundo y adyacencias
quisiera nuestra pobre alma
volver a pasar por aquello.
II
aquí también a los pobres nos toca nuestra parte de riqueza
y es el olor de los limones.
Montale
Me son dados ahora los gozos sencillos
que sólo apreciamos los
epicúreos consecuentes.
Estoy en cierta paz,
la que es posible.
Soy feliz con tan poco que muy pocos
me creerían feliz.
III
Si conociéramos el verdadero fondo de todo tendríamos compasión hasta de las estrellas.
Graham Greene
De nada ni de nadie tenía compasión
(lo mío para conmigo
no podría llamase jamás por ese nombre:
era más bien una fatua y banal
autoindulgencia).
Despotricaba,
pontificaba
y alacraneaba
urbi et orbi,
hundido que estaba en el pozo sin fondo
de mi ignorancia pluscuamperfecta
(y a falta de fondo el tal pozo
no tenía en el fondo ninguna
verdad esperando asomarse algún día al brocal).
Con tiempo y tropezones
he aprendido un poquito:
perdono casi todo
(y de a ratos,
a veces,
hasta a mí me perdono).
IV
“Me niego a pertenecer a un club que me acepte a
mí como socio.”
Groucho Marx
Ya quisiera poder
también negarme o al menos
atreverme a bromear sobre asunto
tan desagradable.
Soy socio
del club de los bípedos sin plumas que decía Platón
y refutaba Diógenes,
institución que acepta a tipos
tan despreciables como yo
y muchísimo peores
aún.
Pero si Dios me cuenta entre sus hijos
será porque algo bueno me ha de ver
(que ya quisiera yo saber qué sea).
V
Soy feliz de haber respirado y vivido
en esta tierra sombría
Esenin
La felicidad
es por lo menos tan misteriosa
y tan ardua como la pena.
Es de la propia pena, las más veces,
que hay que construirse
la felicidad posible
en esta vida.
Afortunadamente
se nos concede mucha pena.
VI
…,—mi semejante,—mi hermano!
Baudelaire
Este es el juego
de oscilar entre el llanto
en el hombro del prójimo desconocido
y el controlado pudor
del que se atreve a quejarse
pero no quiere ser quejoso
porque se moriría
de la mucha vergüenza.
(Y también el darme cuenta
de que Ud. lagrimea mientras lee
y comprenderlo
- ¡bueno fuera que no,
mon semblable,
mon frère! –
y no decirle nada
para no abochornarlo.)
VII
Antón, Antón,
Antón Pirulero
¿Y si mi juego en este juego fuera
andar siempre del juego distraído
para pagar la prenda que construye
el sentido del juego?
VIII
Aquí no se salva ni dios, lo asesinaron
Blas de Otero
Esta manía nuestra de seguirte matando
nos va a matar un día por el lado de adentro…
¡pero Tú continúanos salvando!
IX
Quiero decirles a ustedes
Mis palabras más tiernas
Esenin
Quiero decir y a veces
escupo…
¡me perdonen!
maldiciones y sangre.
Mucha rabia y dolor en el costado
izquierdo guardo, no porque atesore,
sino porque ya luego es cicatriz
para todo el después lo que fue tajo.
Ardua labor volver toda esa mierda
cantar y manifiesto y bendición…
Con ayuda de Dios vamos pudiendo.
¡Buenas noches a todos!
X
La experiencia es un peine que te lo dan cuando te quedas pelado.
Oscar “Ringo” Bonavena
Los expertos
a menudo
son profesionales
bienpagadísimos y eficacísimos
en el arte
de peinarte
la calvicie rebelde
y de rascarte
donde no te picaba,
con suficiencia y elegancia tales
que olvidás gustoso
no habérselos jamás solicitado.
XI
¿Aquel cadáver que plantaste el año pasado en tu jardín,
Ha comenzado a retoñar?
T.S. Eliot
Podría decirse que gozan
de estupenda salud y de gran
vitalidad y alegría,
que están prósperos, felices y pujantes,
en el mejor de los mundos de mierda posibles.
Parece que cantaran
divertidas canciones alcohólicas
pero están en verdad
pidiendo a gritos la segunda muerte.
XII
¿Quién dijo que todo está perdido?
Fito Páez
Me encuentro
de vez en cuando
con el niño que fui
que me mira y a veces no entiende
(y las veces que sí se pone triste)
pero ni huye
ni vomita.
No todo está perdido.
XIII
Ya da la noche a la cancel
su piel de ojera…
Homero Expósito
Puedo pelear todavía
aunque ya no por cualquier cosa.
Lloro por cosas que nunca
hubiera sospechado me afectaran así
y casi ni recuerdo
- conste que escribo “casi” –
ciertos viejos amores dolorosos.
Experimento
ciertos deseos suicidas
que luego ni borrachísimo
pondría por obra.
El anochecer
es mucho más triste ahora que cuando era muchacho
(pero también es mucho más hermoso).
XIV
…and luckier.
Whitman
Uno es afortunado.
Más de lo que le dicen las articulaciones
que empiezan a fallar,
más de lo que el espejo le revela,
más de lo que lo incordia el insomnio este,
que lo tiene escribiendo estas cosas
siendo casi las tres de la madrugada,
y muchísimo más de lo que indican
las cuentas
del fin de mes
cada vez
más
precoz.
Uno se está muriendo pero eso estaba
en el paquete ya desde el principio
y no es nada terrible
(¿murió Gardel y no he de morir yo?).
En tal estado de ánima
puedo acostarme a descansar
con esperanza de tener buen sueño
– incluso si pasara de uno al otro.
XV
que van a dar a la Mar
Manrique
Disfruto el río por el río en sí,
aunque tenga sus tramos peligrosos
y aunque nunca me olvido de la Mar.
Tengo además certeza de otra orilla…
Mas si no la tuviese
disfrutaría igual la maravilla
del breve río por el río en sí.
XVI
que he sido útil inútil justo injusto
valiente con mis miedos…
Jorge Boccanera
No es fácil
ser cualquier cosa
que uno deba
ser.
Pero más doloroso resulta
vivir la vida huyendo
del deber.
A modo de balance
debo decir que he huido
menos que la mayoría
– pero lo cierto
es que unas cuantas veces
sí que escapé
y eso no ha de borrarse
hasta que el mismo Dios lo borre,
si quisiera borrarlo.
XVII
Nos pasarán la cuenta y tú
tendrás que pagar y yo
tendré que pagar también,
habrá que pagar.
Patxi Andión
Y pues se debe pagar,
paga,
sin mariconear
(o un poco –sólo un poco–
sí mariconea
donde nadie te vea).
XVIII
La felicidad es una cosa maravillosamente triste.
Paco Espínola
Dios manifestándose
en tristeza bella:
la llovizna entre el gris
de Montevideo.
XIX
Qué triste, se oye la lluvia
en los techos de cartón
Alí Primera
Qué bello ver llover
cuando se tiene el alma en cierta paz
y uno puede meterse un par de whiskys
o varios pares sin
miedo ninguno al papelón posible.
Pero no existe alcohol bastante
como para olvidar que hay prójimos
con lluvia y sin cobijo,
hijos de madre humana como yo.
Qué triste
– sin mengua de lo otro –
ver llover.
XX
(a mi esposa)
un sí que glorifica
Gabriel Celaya
Vos sonreís
y dejan de importarme
los muchos años,
los muchísimos más fines de mes
transcurridos de a dos en penosa rutina,
de modo tal que todo
nos recuerda que vínculo es cadena en la peor
de las acepciones
y sin que haya latines bastantes
para edulcorarlo.
Pero vos sonreís
y nada de todo eso importa nada.
Para esto fue,
sin duda,
que pronuncié aquel “sí”,
hace ya tantos años.
XXI
Robar un banco es un delito, pero más delito es fundarlo.
Brecht
Este negocio con travestis tristes
semidesnudas en la madrugada
y millonarios que las solicitan
ha de acabar muy mal,
seguramente
(y mi problema son los millonarios).
Juan Pablo de Marsilio Peña
La ausencia de la flor...
La ausencia de la flor, algunas veces,
provoca la presencia del perfume:
lo goza la nariz cuando lo asume
sin ponerse a pensar en pequeñeces
como esa de si está o no está la flor.
Algunas veces pétalos ausentes
sueltan perfumes mucho más potentes,
muestran mayor verdad en su color.
¿Habrá estado la flor ante la vista
alguna vez o siempre se ha tratado
de una flor que el deseo se ha inventado
para no ver la nada desprovista
de toda flor? No sé. Pero persisto
en gozar de la flor. Porque yo existo.
Juan Pablo de Marsilio Peña
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