"A los hijos de español y de india, o de indio y española, nos llaman mestizos, por decir que somos mezclados de ambas naciones; fue impuesto por los primeros españoles que tuvieron hijos en Indias; y por ser nombre impuesto por nuestros padres y por su significación, me lo llamo yo a boca llena y me honro con él. Aunque en Indias si a uno de ellos le dicen sois un mestizo, lo toman por menosprecio. (...) De las grandezas y prosperidades pasadas venían a las cosas presentes, lloraban sus Reyes muertos, enajenado su Imperio y acabada su república, etc. Estas y otras semejantes pláticas tenían los Incas Pallas en sus visitas, y con la memoria del bien perdido siempre acababan su conversación en lágrimas y llanto, diciendo: »Trocósenos el reinar en vasallaje... « etc. En estas pláticas yo, como muchacho, entraba y salía muchas veces donde ellos estaban, y me holgaba de las oír, como huelgan los tales de oír fábulas. Pasando pues días, meses y años, siendo ya yo de diez y seis o diez y siete años, acaeció que, estando mis parientes un día en esta su conversación hablando de sus Reyes y antiguallas, al más anciano de ellos, que era el que daba cuenta de ellas, le dije:
- Inca, tío, pues no hay escritura entre vosotros, que es lo que guarda la memoria de las cosas pasadas, ¿qué noticia tenéis del origen y principio de nuestros Reyes? Porque allá los españoles y las otras naciones, sus comarcanas, como tienen historias divinas y humanas, saben por ellas cuándo empezaron a reinar sus Reyes y los ajenos y al trocarse unos imperios en otros, hasta saber cuántos mil años ha que Dios crió el cielo y la tierra, que todo esto y mucho más saben por sus libros. Empero vosotros, que carecéis de ellos, ¿qué memoria tenéis de vuestras antiguallas?, ¿quién fue el primero de nuestros Incas?, ¿cómo se llamó?, ¿qué origen tuvo su linaje?, ¿de qué manera empezó a reinar?, ¿con qué gente y armas conquistó este grande Imperio?, ¿qué origen tuvieron nuestras hazañas? El Inca, como holgándose de haber oído las preguntas, por el gusto que recibía de dar cuenta de ellas, se volvió a mí (que ya otras muchas veces le había oído, mas ninguna con la atención que entonces) y me dijo:
- Sobrino, yo te las diré de muy buena gana; a ti te conviene oírlas y guardarlas en el corazón (es frase de ellos por decir en la memoria). Sabrás que en los siglos antiguos toda esta región de tierra que ves eran unos grandes montes y breñales, y las gentes en aquellos tiempos vivían como fieras y animales brutos, sin religión ni policía, sin pueblo ni casa, sin cultivar ni sembrar la tierra, sin vestir ni cubrir sus carnes, porque no sabían labrar algodón ni lana para hacer de vestir; vivían de dos en dos y de tres en tres, como acertaban a juntarse en las cuevas y resquicios de peñas y cavernas de la tierra. Comían, como bestias, yerbas del campo y raíces de árboles y la fruta inculta que ellos daban de suyo y carne humana. Cubrían sus carnes con hojas y cortezas de árboles y pieles de animales; otros andaban en cueros. En suma, vivían como venados y salvajinas, y aun en las mujeres se habían (se comportaban) como los brutos, porque no supieron tenerlas propias y conocidas."

Inca Garcilaso de la Vega
Comentarios Reales


"Alrededor del comienzo del Año 1570, que fue la época cuando estaba por partir a España y entonces recuerdo, que yendo a tomar mi hoja del Gobernador, o Jefe de Justicia de la Ciudad, llamado Paul Ondegardo, un Nativo de Salamanca; entre otros Favores que me hizo, estuvo complacido de llevarme a un cuarto interior, y allí me contó, que antes de que partiera sería conveniente para mi darle una mirada a algunas de mis relaciones, que así tendría otra Historia que contar de ellos en España; con lo que me mostro cinco Cuerpos de Incas, tres de Hombres, y dos de Mujeres; uno de los cuales los Indios reportan que había sido el Cuerpo de Viracocha, que parecía estar muy anciano, los cabellos de la Cabeza siendo tan blancos como la Nieve: El segundo dicen que era el Gran Tupac Yupancpi, quien fue gran Nieto de Viracocha: El tercero era Huayna-Capac, el Hijo de Tupac Yupancpi; y Nieto de la Cuarta Generación a Viracocha los dos últimos eran Hombres con Cabellos Grises, aunque no parecían tan ancianos."

Gómez Suárez de Figueroa, apodado Inca Garcilaso de la Vega



"Cuentan los naturales, por relación que oyeron de sus padres, la cual ellos tuvieron y tenían de muy atrás, que vinieron por la mar en unas balsas de juncos, a manera de grandes barcas, unos hombres tan grandes, que tenía tanto uno de ellos de la rodilla abajo como un hombre de los comunes en todo el cuerpo, aunque fuese de buena estatura, y que sus miembros conformaban con la grandeza de sus cuerpos tan disformes, que era cosa monstruosa ver las cabezas, según eran grandes, y los cabellos, que les allegaban a las espaldas. Los ojos señalaban que eran tan grandes como pequeños platos; afirman que no tenían barbas y que venían vestidos algunos de ellos con pieles de animales, y otros con la ropa que les dio natura, y que no trajeron mujeres consigo… como no hallasen agua, para remediar la falta que de ella sentían hicieron unos pozos hondísimos, obra por cierto digna de memoria, hecha por tan fortísimos hombres como se presume que serían aquéllos, pues era tanta su grandeza. Y cavaron estos pozos en peña viva, hasta que hallaron el agua, y después los labraron desde ella hasta arriba de piedra, de tal manera que durara muchos tiempos y edades… todo el mantenimiento que hallaban en la comarca de la tierra que ellos podían hollar lo destruían y comían, tanto que dicen que uno de ellos comía más vianda que cincuenta hombres de los naturales de aquella tierra; y como no bastase la comida que hallaban para sustentarse, mataban mucho pescado en la mar, con sus redes y aparejos, que según razón tenían… Vinieron en grande aborrecimiento de los naturales, porque por usar con sus mujeres las mataban, y a ellos hacían lo mismo 
por otras causas… 
Pasados algunos años, estando todavía estos gigantes en esta parte, como les faltasen mujeres y las naturales no les cuadrasen por su grandeza, o porque sería vicio usado entre ellos por consejo e inducimiento del maldito demonio, usaban unos con otros el pecado nefando de la sodomía, tan grandísimo y horrendo, el cual usaban y cometían pública y descubiertamente, sin temor de Dios y poca vergüenza de sí mismos; y afirman todos los naturales que Dios Nuestro Señor, no siendo servido de disimular pecado tan malo, les envió el castigo conforme a la fealdad del pecado; y así dicen que, estando todos juntos envueltos en su maldita sodomía, vino fuego del cielo, temeroso y muy espantable, haciendo gran ruido, del medio del cual salió un ángel resplandeciente con una espada tajante y muy refulgente, con la cual de un solo golpe los mató a todos, y el fuego los consumió, que no quedó sino algunos huesos y calaveras, que por memoria del castigo quiso Dios que quedasen sin ser consumidos del fuego. 
Esto dicen de los gigantes, lo cual creemos que pasó porque, en esta parte que dicen, se han hallado y se hallan huesos grandísimos, y yo he oído a españoles que han visto pedazo de muela que juzgaban que, a estar entera, pesara más de media libra carnicera; y también que habían visto otro pedazo de hueso de una canilla, que es cosa admirable contar cuán grande era, lo cual hace testigo haber pasado; porque sin esto se ve adónde tuvieron los sitios de los pueblos y los pozos o cisternas que hicieron."

Garcilaso de la Vega
Libro Noveno de los Comentarios Reales de los Incas



"Debemos decir algo sobre los edificios inmensos y casi increíbles de Tiahuanaco. Hay una colina artificial, de gran altura, que está construida sobre unos cimientos de piedra a fin de que la tierra no se desplace. Hay unas figuras gigantescas talladas en piedra… Están muy erosionadas y demuestran una gran antigüedad. Hay unos muros, cuyas piedras son tan enormes que cuesta imaginar qué fuerza humana las colocó allí. Y hay restos de edificios muy extraños, en especial unos portales de piedra tallados en roca, los cuales se alzan sobre unas bases de hasta diez metros de altura, cinco de anchura y dos de grosor; las bases y los portales forman una sola pieza… Las preguntas que nos hacemos, y que nadie es capaz de responder, es cómo y con qué herramientas o instrumentos consiguieron construir esas obras descomunales… Tampoco alcanzamos a imaginar por qué medios lograron transportar esas inmensas piedras hasta aquí…"

Gómez Suárez de Figueroa, apodado Inca Garcilaso de la Vega
Tomado del libro de Graham Hancock, Las huellas de los dioses, página 80



"Es así que entre otras obras que hay en aquel sitio, que son para admirar, una de ellas es un cerro o collado hecho a mano, tan alto (para ser hecho de hombres) que causa admiración. En otra parte, apartado de aquel cerro, estaban dos figuras de gigantes tallados en piedra, con vestiduras largas hasta el suelo y con sus tocados en las cabezas, todo ello bien gastado del tiempo, que muestra su mucha antigüedad. Vése también una muralla grandísima, de piedras tan grandes que la mayor admiración que causa es imaginar qué fuerzas humanas pudieron llevarlas donde están, siendo, como es verdad, que en muy gran distancia de tierra no hay peñas ni canteras de donde se hubiesen sacado aquellas piedras. Vénse también en otra parte otros edificios bravos, y lo que más admira son unas grandes portadas de piedra hechas en diferentes lugares y muchas de ellas son enterizas, labradas de sola una piedra […]. Y estas obras no se alcanza ni se entiende con qué instrumentos o herramientas se pudieran labrar. Los naturales dicen que todos estos edificios y otros que no se escriben son obras antes de los Incas, y que los Incas, a semejanza de estas, hicieron la fortaleza del Cozco y que no saben quién las hizo, mas de que oyeron decir a sus pasados que en sola una noche remanecieron hechas todas aquellas maravillas."

Inca Garcilaso de la Vega
Tomada del libro Hijos del cielo de Cristina Martín Jiménez, página 215


"La obra mayor y más soberbia que mandaron hacer para mostrar su poder y majestad fue la fortaleza del Cuzco, cuyas grandezas son increíbles a quien no las ha visto, y al que las ha visto y mirado con atención le hacen imaginar y aun creer que son hechas por vía de encantamiento y que las hicieron demonios y no hombres [...]. Cierto tuvo razón de dificultar el cómo se asentaron en el edificio, aunque fuera con la ayuda de todas las máquinas que los ingenieros y maestros mayores de por acá tienen; cuanto más tan sin ellas, porque en esto excede aquella obra a las siete que escriben por maravillas del mundo [...]. Mas imaginar cómo pudieron aquellos indios tan sin máquinas, ingenios ni instrumentos, cortar, labrar, levantar y bajar peñas tan grandes (que más son pedazos de sierra que piedras de edificio), y ponerlas tan ajustadas como están, no se alcanza; y por esto lo atribuyen a encantamiento, por la familiaridad tan grande que con los demonios tenían."

Inca Garcilaso de la Vega
sobre Sacsayhuamán en sus Comentarios reales
Tomada del libro Los magos de los dioses de Graham Hancock, página 542



"No hay más que un mundo,
y aunque llamamos mundo viejo y mundo nuevo
es por haberse descubierto éste nuevo mundo para nosotros
y no porque sean dos,
sino todo uno."

Gómez Suárez de Figueroa, apodado Inca Garcilaso de la Vega


"Pachacámac quiere decir el que da ánima al Mundo Universo, y en toda su propia y entera significación quiere decir el que hace con el Universo lo que el ánima con el cuerpo."

Inca Garcilaso de la Vega
Tomada del libro Hijos del cielo de Cristina Martín Jiménez, página 217



"Sus proporciones resultan inconcebibles cuando uno no la ha visto; y cuando uno la examina de forma detenida y minuciosa, sus dimensiones parecen tan extraordinarias que da la impresión de que algo mágico ha dirigido su construcción; que debe de ser obra de unos demonios en lugar de seres humanos. Está construida con unos bloques de piedra tan gigantescos, y tan numerosos, que uno se pregunta cómo los indios lograron extraerlos de las canteras, transportarlos, tallarlos y colocarlos unos sobre otros con tal precisión, pues no disponían de instrumentos de hierro ni acero con los que taladrar la roca y tallar y pulir las piedras; tampoco poseían carretas ni bueyes para transportarlos y, de hecho, no existían suficientes carretas ni bueyes en el mundo para llevar a cabo esta tarea, dado el inmenso tamaño de las piedras y los escabrosos caminos de montaña por los que éstas fueron transportadas…"

Gómez Suárez de Figueroa, apodado Inca Garcilaso de la Vega
Tomado del libro de Graham Hancock, Las huellas de los dioses, página 57



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