Cuando los estudios científicos empíricos descubren fenómenos o hechos que no son coherentes con las teorías científicas vigentes, estos nuevos hechos no deben ser negados, suprimidos o hasta ridiculizados, como es moneda corriente. En el caso de nuevos hallazgos, las teorías existentes han de ser re-elaboradas o modificadas y, si es necesario, rechazadas y reemplazadas. Se requieren nuevas vías de pensamiento y nuevas formas de ciencia para estudiar la conciencia con una mayor comprensión de sus efectos.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 25


La ciencia equivale a hacer preguntas con una mente abierta

En mi opinión, la ciencia actual debe reconsiderar sus suposiciones acerca de la naturaleza de la realidad perceptible, puesto que estas ideas han provocado que se desatiendan o nieguen importantes áreas de la conciencia. La ciencia vigente, por lo común, parte de una realidad basada únicamente en fenómenos perceptibles. Sin embargo, al mismo tiempo podemos sentir (de modo intuitivo) que más allá de la percepción sensorial, objetiva, desempeñan un papel nada desdeñable factores subjetivos como las emociones, la inspiración y la intuición. Las técnicas científicas actuales son incapaces de cuantificar o demostrar el contenido de la conciencia. Resulta imposible obtener la evidencia científica de que alguien se ha enamorado, o de que alguien está disfrutando de una pieza musical concreta o de una determinada obra pictórica. Lo que puede medirse son los cambios químicos, eléctricos o magnéticos en la actividad cerebral; el contenido de pensamientos, sentimientos y emociones, no. Si no tuviéramos la experiencia directa de nuestra conciencia a través de nuestros sentimientos, emociones y pensamientos, no seríamos capaces de percibirla.

Es más, la gente ha de comprender que su imagen del mundo material únicamente se deriva de la percepción y se construye con base en ésta. Sencillamente, no hay otro modo. Todos nosotros creamos nuestra propia realidad en función de nuestra conciencia. Cuando nos enamoramos el mundo es hermoso, mientras que cuando estamos deprimidos ese mismo mundo es un tormento. En otras palabras, el mundo «objetivo», material, no es más que una mera imagen fabricada en nuestra conciencia.

De este modo, la gente preserva su propia visión del mundo.

Éste es precisamente el tipo de idea que a una gran parte de la comunidad científica le cuesta aceptar.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 26-27


No existe un comienzo y nunca habrá un punto final para nuestra conciencia. Por esta razón estamos obligados a considerar seriamente la posibilidad de que la muerte, al igual que el nacimiento, no sea más que un simple tránsito de un estado de conciencia a otro, y que en vida el cuerpo funcione como una interfaz o una caja de resonancia.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 28


Una ECM es, simultáneamente, una crisis existencial y una intensa experiencia de aprendizaje. Quienes pasan por ella sufren una transformación al experimentar conscientemente una dimensión en la que el tiempo y el espacio no desempeñan papel alguno, en la que vislumbran tanto el pasado como el futuro, en la que uno se siente pleno y sano y puede experimentar una sabiduría ilimitada y un amor incondicional. Estas transformaciones son avivadas, primordialmente, por la comprensión profunda de que el amor y la compasión hacia uno mismo, hacia los demás y hacia la naturaleza son requisitos esenciales para la vida. Tras una ECM, la gente cae en la cuenta de que todo y todos estamos conectados, de que cada pensamiento tiene su impacto en uno mismo y en los demás y de que nuestra conciencia sobrevive a la muerte física. La gente comprende que la muerte no significa el final.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 29-30


Veloz como una flecha, vuelo a través de un túnel oscuro. Me embarga un sentimiento de paz y dicha que me sobrepasa. Me siento intensamente satisfecha, feliz, serena y llena de paz. Oigo una música maravillosa. Contemplo hermosos colores y flores primorosas de todos los colores del arco iris en un vasto prado. A lo lejos hay una bellísima luz, brillante y cálida. Ése es el lugar hacia el que debo marchar. Vislumbro una silueta con vestimenta clara. Esa figura me está esperando y extiende una mano. Tengo la sensación de que se trata de una bienvenida efusiva y afectuosa. Cogidas de la mano, nos movemos hacia esa hermosa y cálida luz. Entonces ella se desprende de mi mano y se da la vuelta. Siento que algo está tirando de mí. Reparo en una enfermera, que me abofetea con fuerza las mejillas y me llama por mi nombre.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 34


El sistema WCEI (Índice Ponderado de Experiencia Fundamental) resulta más adecuado para determinar la intensidad de una ECM, mientras que la Escala Greyson es de mayor utilidad para cribar una población e identificar las ECM.
En ambos sistemas de puntuación, las experiencias que obtienen un resultado por debajo de en los estudios retrospectivos son desestimadas por no considerarse como ECM reales.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 49-50


"Yo estuve allí. Estuve en el otro lado." Durante largo tiempo eso fue todo lo que era capaz de decir. Todavía me asoman lágrimas a los ojos al pensar en esa experiencia. ¡Es demasiado! Sencillamente demasiado para las palabras humanas. La otra dimensión (así lo llamo ahora), en la que no hay distinción entre el bien y el mal y en la que el tiempo y el espacio no existen. Y un intenso, inmenso, puro amor, comparado con el cual el amor de nuestra dimensión humana palidece insignificante, una mera sombra de lo que podría ser. Pone en evidencia la mentira en la que vivimos en nuestra dimensión. Nuestras palabras, tan limitadas, no pueden describirlo. Todo lo que recuerdo estaba imbuido de un amor indescriptible. El conocimiento y los mensajes que me atravesaban eran tan cristalinos y puros... Y sabía dónde me encontraba: allí donde no hay distinción entre la vida y la muerte. La frustración de no ser capaz de expresarlo a través de palabras humanas es inmensa.
Lamento que las palabras no hagan justicia a la experiencia. Debo admitir que el lenguaje humano resulta penosamente inadecuado para transmitir la magnitud, la intensidad y la otra dimensión que he vislumbrado. De hecho, ningún bolígrafo podrá describir lo que experimenté.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 51


Lo que pretendo decir con esto es que allí arriba juzgan las cosas con criterios distintos a los de aquí abajo.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 72



En mi opinión, las personas que han tenido una experiencia cercana a la muerte y que son capaces de articular su vivencia mediante palabras nos pueden enseñar mucho sobre la relación entre la conciencia humana y el cerebro. Encontrar una explicación para las causas y el contenido de la experiencia cercana a la muerte constituye un reto científico de envergadura.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 77


Independientemente de las causas inmediatas de una experiencia cercana a la muerte, sus supervivientes muestran un cambio permanente y fundamental en su modo de ver el mundo, sus creencias religiosas, sus valores y su comportamiento. La profundidad de la experiencia y, ante todo, la retrospección vital panorámica, además del encuentro con la luz, parecen contribuir a la intensidad e inevitabilidad de estos cambios. La literatura popular tiende a concentrarse en la naturaleza positiva de los cambios; sin embargo, muchas de estas personas libran una batalla interna para aceptar e integrar en su vida esos recién adquiridos conocimientos, especialmente al tener que hacer frente a las reacciones negativas de familiares, amigos y personal sanitario.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 79-80


Muchas de las personas que han tenido una ECM sienten una imperiosa necesidad de hablar de su experiencia. Esta necesidad no sólo es producto del deseo de afirmación, sino, ante todo, de un deseo de apoyo. Dicho lo cual, cabe señalar que siempre existirán individuos que prefieran asumir su ECM en silencio.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 86


Estas personas se sienten distintas, incluso mejores y privilegiadas en relación con la gente que no ha tenido una ECM, pero mantienen la distancia por miedo a ser ridiculizadas o rechazadas. A los supervivientes de una ECM les resulta complicado explicar a los demás cómo y por qué han cambiado tanto. Lo que sigue a la ECM es una etapa de profunda soledad, acompañada de sentimientos de depresión y rechazo respecto a lo que consideran la experiencia más impresionante de su vida. La conciencia de estar de vuelta en un cuerpo enfermo, con todo su dolor físico y sus limitaciones, y a veces con secuelas permanentes, genera frustración y una fuerte nostalgia, en tanto que la ECM en sí misma ha supuesto una bella experiencia llena de dicha. Los reajustes físicos y psicológicos que requiere la vida cotidiana pueden entorpecer la integración de los nuevos valores y desembocar en un trastorno de estrés postraumático o incluso (aunque raramente) en tendencias suicidas.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 101


En resumen, no existe una experiencia cercana a la muerte típica ni un modo típico de afrontarla. El proceso de aceptación de una ECM, a menudo arduo y doloroso, así como los cambios positivos derivador de ella, dependen de la intensidad de la experiencia, de la estructura de la personalidad del individuo, de sus antecedentes culturales y, sobre todo, de factores sociales. Entre estos últimos encontramos la respuesta de amigos, familiares y profesionales de la salud, en ocasiones positiva pero habitualmente negativa o escéptica, que con frecuencia impide la comunicación acerca de la ECM y, por tanto, ralentiza en gran medida el proceso de aceptación o lo interrumpe. En consecuencia, el proceso de integración sufrirá un serio retroceso, mientras que los problemas psicológicos eclipsarán una actitud vital positiva y llena de amor. El proceso de cambio no se iniciará hasta que las personas que han tenido la ECM puedan compartir su experiencia y sientan que tanto ellos mismos como su ECM son aceptados. Este punto de inflexión facilita la integración de los subsiguientes cambios. Seguir el consejo de anotar la ECM podría estimular y, tal vez, acelerar el proceso de transformación. Quizá ayudaría a quienes han tenido una ECM a encontrar las palabras adecuadas para describir su vivencia y darla a conocer a los demás.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 106-107



La investigación científica sobre el fenómeno de la ECM pone de relieve las limitaciones de las suposiciones médicas y neurofisiológicas actuales acerca de los diversos aspectos de la conciencia humana y del vínculo entre ésta, los recuerdos y el cerebro. De acuerdo con el paradigma imperante, los recuerdos y la conciencia son producidos por grandes grupos de neuronas o redes neuronales. A falta de pruebas que corroboren las explicaciones más comunes para los orígenes y el contenido de las ECM, debemos poner en tela de juicio la hipótesis habitualmente aceptada, si bien nunca demostrada, de que la conciencia está localizada en el cerebro.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 202-203


Aún no se ha demostrado la hipótesis de que la conciencia y la memoria se fabriquen y almacenen exclusivamente en el cerebro. Durante décadas, los científicos han intentado, sin éxito, localizar recuerdos y conciencia en el cerebro, y es dudoso que lleguen a lograrlo algún día. A fecha de hoy, la ciencia no es capaz de explicar cómo determinadas redes neuronales generan la esencia subjetiva de los pensamientos y los sentimientos, ya que de momento no existe ningún estudio neurofisiológico que haya identificado una correspondencia exacta entre actividades neuronales específicas y contenidos concretos de recuerdos, experiencias, sentimientos o pensamientos. Se suponía que una actividad determinada en una red neuronal determinada siempre producía idénticos pensamientos y sentimientos. Algunos estudios hablaban de una «teoría de acoplamiento de contenido», puesto que se pensaba que la observación de ciertas imágenes generaría siempre la misma percepción visual con pensamientos y emociones asociados a ella, poniendo así en marcha la actividad de redes neuronales visuales específicas. Hoy en día, los neurocientíficos hablan sencillamente de correlatos neurales de la conciencia, lo cual significa que hay una correlación (una relación o conexión) entre las actividades registradas en el cerebro y determinadas experiencias de la conciencia; de este modo, las diversas técnicas de diagnóstico por imagen (EEG, MEG, IRMf o escáner PET) muestran que una experiencia consciente concreta puede activar varios centros cerebrales, en ocasiones bastante alejados entre sí.

No obstante, una conexión no dice gran cosa acerca de causas y efectos. Una experiencia consciente puede ser resultado de la actividad cerebral, pero la actividad cerebral podría ser, a su vez, resultado de la conciencia. De forma similar, una conexión no nos dice nada sobre el contenido de una experiencia subjetiva. Parece poco probable que exista una concordancia exacta entre la actividad cerebral cuantificable y el contenido subjetivo de la experiencia consciente, ya que la actividad neuronal no es más que actividad neuronal: una forma de codificar la información. Que haya evidencia de actividad neuronal no refleja nada más que la presencia de estructuras activas. Imaginémoslo como una radio: se puede activar la radio al conectarla y, acto seguido, buscar una determinada longitud de onda para captar una determinada emisora, pero esto no afecta al contenido de la emisión. En otras palabras, sintonizar una emisora de radio no influye en el contenido del programa. Del mismo modo, encender el ordenador, conectarse a internet y navegar hasta una página web no condiciona el contenido de esa página web.

La activación de áreas concretas del cerebro no explica el contenido de los pensamientos y las emociones. Y la correlación entre la actividad de regiones concretas del cerebro y experiencias conscientes concretas tampoco logra explicar los orígenes de la conciencia ni de su contenido subjetivo. Nunca se ha podido salvar la brecha explicativa entre el cerebro y la conciencia, ya que un determinado estado neuronal no equivale a un determinado estado de conciencia. Parece como si los métodos de investigación científica no fueran lo bastante precisos para estudiar los procesos neuronales subyacentes a nuestra experiencia consciente; tampoco para demostrar de qué manera las neuronas o las redes neuronales podrían generar la esencia de nuestros pensamientos y sentimientos íntimos, puesto que, como he explicado antes, lo que podemos cuantificar es una mera correlación entre actividad cerebral registrada y experiencia consciente. Parece justo concluir que el conocimiento actual no nos permite reducir la conciencia a actividades y procesos cerebrales.

Curiosamente, este punto de vista concuerda con las ideas del filósofo y neurocientífico Alva Noë, quien, basándose en investigaciones científicas completamente distintas, escribe en su reciente libro:

"Todas las teorías científicas se basan en suposiciones. Es importante que estas suposiciones sean ciertas. En este libro trataré de demostrar que la suposición inicial de la investigación de la conciencia, que ésta es un fenómeno neurocientífico, es del todo errónea. La conciencia no ocurre en el cerebro. (...) La investigación neurocientífica de la conciencia se asienta actualmente sobre unas bases no cuestionadas, pero muy cuestionables. (...) La conciencia no ocurre en el cerebro. (...) Luego no es la actividad neuronal asociada la que determina y controla el carácter de la experiencia consciente. (...) Sería absurdo buscar los correlatos neuronales de la conciencia (...). No existen dichas estructuras (...). Ésta es la razón por la que no hemos sido capaces de dar una explicación válida de su base neuronal. (...) La idea de que somos nuestro cerebro no es algo que los científicos hayan aprendido, sino que es un prejuicio que los científicos se han llevado al lugar de trabajo desde casa. (...) Lo que equivale a decir que la idea de que somos nuestro cerebro no es tanto una hipótesis de trabajo como un sustituto temporal de esa hipótesis. (...) Es un mero prejuicio. (...) No tenemos derecho a concluir que la conciencia dependa únicamente de la actividad del propio cerebro. (...) La experiencia y la cognición no son subproductos del cuerpo. Evidentemente, la mera ausencia de señales conductuales corrientes no implica la ausencia de conciencia."

Noë postula que la conciencia no es un subproducto del cerebro, sino que, a la inversa, la tarea del cerebro es posibilitar un patrón de interacción dinámico entre la conciencia, el cuerpo y el mundo.

Hasta el momento, la neurociencia ha fracasado en su intento por explicar cómo el funcionamiento neuronal puede ser el responsable de la causa y el contenido de los pensamientos y de las emociones; sin embargo, muchos científicos aún apoyan la teoría de que los procesos cerebrales apuntalan todos los aspectos de la conciencia. Un artículo de Jeffrey Saver y John Rabin sobre el sustrato neuronal de las experiencias religiosas ilustra lo extremo de esta teoría: «Toda la experiencia humana reside en el cerebro, incluyendo el razonamiento científico, la deducción matemática, el juicio moral y la creación artística, así como los estados mentales religiosos. (...) No hay excepción a esta regla».

El neuropsiquiatra Jeffrey Schwartz afirma: «Con toda seguridad, las discusiones filosóficas y científicas dominantes permanecerán fuertemente sesgadas hacia una perspectiva materialista, ya que las preguntas se circunscriben a un ámbito en el que no se desafía al materialismo».
Durante décadas, los científicos se han esforzado, sin éxito, por localizar los recuerdos y la conciencia en el cerebro, pero parece poco probable que alguna vez lo consigan. De modo que, a pesar de que la mayoría de los científicos actuales especializados en la conciencia se muestra partidario de una explicación materialista y reduccionista, la hipótesis de que la conciencia y la memoria sean fabricadas y almacenadas exclusivamente en el cerebro aún está por probar.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, capítulo IX


Estudios recientes con voluntarios han encontrado indicios convincentes del efecto terapéutico no local de ciertas drogas como la morfina cuando la sustancia era situada entre una fuente magnética vibratoria y el cerebro. El efecto terapéutico subjetivo en estos voluntarios fue idéntico al de inocularles la droga directamente en el cuerpo. Y lo mismo se observó cuando los sujetos bebían agua que había sido expuesta a una fuente magnética vibratoria, luz láser, microondas o incluso un foco, con la droga situada entre la fuente de fotones y el agua. Los autores atribuyen este efecto positivo empíricamente probado al entrelazamiento cuántico entre el espín nuclear o el espín del electrón en el agua y el espín nuclear o el espín del electrón en el cerebro. La transferencia de información no local es posible gracias a la fuente magnética, la luz láser, los microondas o el foco, respectivamente.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 316


En conclusión, ... Dada la contundencia de los estudios sobre experiencias cercanas a la muerte y de los datos recientes de la investigación neurofisiológica, y de acuerdo con los conceptos de la física cuántica, creo firmemente que la conciencia no puede localizarse en ningún lugar en particular, ni siquiera en el cerebro. Es no local (es decir, está en todas partes) en forma de ondas de probabilidad. Por esta razón no puede ser demostrada ni mensurada en el mundo físico. Existe, independientemente del cuerpo, una continuidad de la conciencia que está intrínsecamente conectada o entrelazada con el espacio no local, sin que sea por ello idéntica a ese espacio. Los diferentes aspectos de la conciencia son todos no locales y accesibles, por más que exista, probablemente, alguna clase de jerarquía. La esencia o fundamento de la conciencia (protoconciencia) probablemente descansa en el vacío o pleno del universo, desde donde tiene una conexión no local con la conciencia en el espacio no local (panprotopsiquismo). Según esta hipótesis, el vacío es la fuente tanto del mundo físico como de la conciencia. Tal vez el espacio no local pueda ser llamado vacío absoluto o auténtico, ya que el vacío y el espacio no local o bien son idénticos, o bien están conectados no localmente, y son por tanto indistinguibles. Todo es una forma de espacio. La conciencia engloba el espacio no local, y tanto mi conciencia como la de usted engloban todo el espacio. De hecho, cada parte de su conciencia abarca todo el espacio, puesto que cada parte de infinito es el infinito en sí mismo. Esto es exactamente lo que el concepto de no localidad quiere decir…
La conciencia no local es la fuente de nuestra conciencia en vigilia. Ambas son aspectos complementarios de la conciencia. Bajo circunstancias normales, cotidianas, la gente experimenta la conciencia en vigilia (el aspecto «de partícula»), que es sólo una pequeña parte de la conciencia global, infinita y no local (el aspecto «de función de onda»). Durante la vida, la gente percibe con los sentidos, mientras el cerebro actúa como interfaz. En circunstancias anormales, una persona puede experimentar el aspecto infinito de la conciencia no local independientemente del cuerpo, lo que se llama continuidad de la conciencia, y percibir directamente a través de la conciencia en el espacio. Esto es lo que se conoce como experiencia cercana a la muerte…
La conciencia no local es infinita, del mismo modo que cada parte de la conciencia es infinita. Pero nuestro cuerpo no es infinito. Cada día, se destruyen y regeneran en nuestro cuerpo cincuenta mil millones de células. Y, sin embargo, experimentamos nuestro cuerpo como un continuum. ¿De dónde procede la continuidad de un cuerpo en constante transformación? ¿Cómo podemos explicar la memoria a largo plazo si la composición molecular de la membrana celular de las neuronas se renueva por completo cada dos semanas? ¿Y cómo podemos tener memoria a largo plazo si los millones de sinapsis del cerebro sufren un proceso de permanente adaptación (plasticidad neuronal)? En el próximo capítulo profundizaré en estas cuestiones.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 317-318


Es posible que el ADN (ácido desoxirribonucleico) sea clave en el intercambio de información en permanente flujo que se da entre el cuerpo y la conciencia no local. Dado que el ADN desempeña un papel esencial en la formación y función de todas las células, incluidas las neuronas, asimismo constituye la base de los campos electromagnéticos, también en continua transformación, de dichas células. El ADN es específico para cada persona: cada ser humano —de hecho, cada ser vivo sobre la tierra— posee su ADN individual, siendo éste el único elemento permanente de cada célula del cuerpo desde la cuna hasta la tumba...

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 321


La conciencia no local contiene toda la experiencia pasada (recuerdos). Con toda probabilidad, el ADN individual nos proporciona las diferentes formas de nuestra conciencia, tales como la conciencia en vigilia y nuestro subconsciente individual, con diferentes zonas de resonancia, tanto en nuestro cerebro como en otros sistemas celulares del cuerpo. De hecho, existe la evidencia de que células remotas son capaces de comunicarse y responder a pensamientos y sentimientos (conciencia) del “propietario” de las células. Tenemos pruebas de la comunicación instantánea y no local entre la conciencia de un sujeto y sus glóbulos blancos aislados en un medio de cultivo a una distancia considerable. Esto muestra que, incluso a distancia, cada célula es capaz de responder, a través del ADN individual, al estado mental del propietario de la célula. La comunicación remota entre células diferenciadas apoya la posibilidad de un intercambio de información no local a través del ADN y, asimismo, explica otro fenómeno. El órgano donado en un trasplante de corazón contiene el ADN específico del donante. El receptor del órgano puede sentir a veces retazos de sentimientos e ideas que más tarde se descubre que corresponden a la personalidad y conciencia del donante muerto. Es lo que se conoce corno «memoria trasplantada». Este fenómeno de «memoria celular» puede explicarse también por la hipótesis según la cual el ADN continúa siendo la zona de resonancia de la conciencia no local individual del donante difunto, que el paciente trasplantado puede integrar a través del ADN del órgano donado.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 323-324


Cuanto más aprendemos acerca de nuestro cuerpo, más nos damos cuenta del sistema tan increíblemente inteligente que constituye y de lo poco que sabemos aún sobre él.”

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 326


 La mayor parte de la investigación del ADN se hace in vitro y se centra en la estructura de fragmentos segmentados de ADN; muy pocos laboratorios llevan a cabo investigaciones in vivo sobre la función del ADN vivo…
Aproximadamente un cinco por ciento del ADN codifica proteínas; se denomina exón... El restante noventa y cinco por ciento de nuestro ADN tiene una función aún desconocida y es llamado ADN basura, ADN no codificante o intrón. Esta sección de ADN se describe a menudo como la mayor sorpresa del genoma humano. Cuanto más complejo es un organismo y cuanto más avanzado es su desarrollo, mayor es el porcentaje de intrón…
¿Cuál es exactamente la función del ADN? La euforia que saludó al descubrimiento de la estructura completa del ADN humano ha ido menguado, precisamente conforme el funcionamiento exacto del ADN se ha vuelto cada vez menos claro. La función del ADN basura en particular continúa dejando perpleja a la comunidad científica. Los científicos, al principio, esperaban descubrir en él los genes subyacentes a ciertas enfermedades y usarlos para encontrar formas de curación. Sin embargo, pese a que han identificado algunos genes que participan en ciertas enfermedades malignas o hereditarias, su mecanismo preciso continúa siendo un misterio.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página 326-328


¿Qué es la herencia aparte de la capacidad de recordar lo que se era y lo que se podría ser? La herencia es la preservación de posibilidades físicas y propiedades inconscientes. Pero la herencia es también la preservación de propiedades conscientes, el “ser consciente”, de lo cual resulta nuestra capacidad para el recuerdo consciente, la expresión consciente de la voluntad y la toma de decisiones consciente guiada por nuestras experiencias conscientes (e inconscientes), que, de una en una, conducen al conocimiento y a la comprensión. La herencia es, por tanto, otra palabra para la memoria. Es irrelevante que llamemos memoria a una propiedad de la conciencia o a un principio biológico, pues estos términos denotan los diferentes niveles en los que la misma clase de información funciona y se manifiesta de un modo no local. Tanto la herencia como la conciencia con recuerdos constituyen, mediante nuestro ADN, el eslabón que conecta pasado y futuro.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 338-339



Nuestra conciencia y la realidad

Normalmente, nuestro sentido de la identidad, del yo, procede de nuestro cuerpo, aspecto, familia, historia, roles padre, madre, niño, abuelo, abuela, amante), trabajos, estatus social y económico, etcétera. También derivamos nuestra identidad de nuestros pensamientos y sentimientos, sistema de creencias, valores, capacidades creativas e intelectuales, carácter, de aquello que llamamos nuestra personalidad. Todo esto, y mucho más, determina nuestro sentido de quién somos.
Pero ¿quién somos en esencia, independientemente de nuestros pensamientos, sentimientos e ideas? ¿Qué es lo que da forma a nuestra conciencia, qué es lo que determina cómo experimentamos esa conciencia? La conciencia ¿es una propiedad primaria del universo, algo que ha tenido siempre una presencia no local, o es el producto o la consecuencia de algo?
Por qué y dónde se origina la conciencia siempre será probablemente un misterio, pues en mi opinión la respuesta a esta pregunta es incognoscible. La conciencia no es visible ni tangible, perceptible, mesurable o verificable. Y, sin embargo, es lo que emplea todo ser vivo para dar forma y sentido a la vida. Sin la conciencia no existiría ningún organismo vivo. Incluso en la más diminuta célula, la vida se manifiesta como una expresión del deseo de (aspectos inconscientes de) la conciencia. Sin conciencia no hay percepción, ni pensamiento, sentimiento, o memoria. La conciencia es omnímoda; la realidad tal y como la experimentamos solo existe en nuestra conciencia. De hecho, se ve influenciada y, en ultima instancia, condicionada por nuestra conciencia. Dado que el cuerpo restringe nuestra capacidad para percibir la "verdadera realidad", esta verdadera realidad es por definición incognoscible. No podemos percibir nada si no es a través de la conciencia. Durante la conciencia en vigilia podemos percibir el mundo que nos rodea mediante nuestros sentidos. No se trata de un registro objetivo y pasivo en nuestra consciencia, sino de una creación activa de nuestra conciencia: depende de nuestra intención y de nuestra atención. Todo existe únicamente dentro de nuestra conciencia, y todo cuanto se encuentra fuera de ella, como esa "verdadera realidad objetiva", es incognoscible. La electricidad, por ejemplo, no es perceptible de forma inmediata, tal y como el médico y autor holandés Frederick can Eeden escribió hace más de un siglo, sino que son sus manifestaciones físicas las que lo son: la luz en el ojo, el dolor en la piel, el sonido en el oído, el sabor en la lengua. De un modo similar, las fuerzas, por sí misma, tampoco so cognoscibles: tan solo sus efectos físicos, como el movimiento de los objetos o la experiencia del peso, son visibles o medibles. Nuestra conciencia tampoco es visible. Tan solo los aspectos físicos de nuestra conciencia en vigilia pueden ser observados y registrados. Contrariamente a los aspectos físicos y visibles de la realidad que experimentamos e nuestra conciencia la realidad que nos rodea es incognoscible. Esta era la opinión del filósofo Immanuel Kant, que argumentaba que solo podemos conocer la realidad tal y como aparece ante nosotros y no tal y como es en sí misma. La percepción es posible gracias a nuestro poder de razonamiento (un aspecto de la conciencia), ya que nuestra conciencia da forma a la realidad tal y como aparece ante nosotros. Pero la verdadera realidad (Das Ding an Sich o "la cosa en sí"), de acuerdo con Kant, es incognoscible.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 344-346



En resumen, podemos concluir que esta intuición intensificada no solo afecta a quienes han tenido una ECM, sino que en general es bastante común entre la gente. Sin embargo, este tipo de experiencias son normalmente encubiertas, puesto que la sociedad actual, y sobre todo la comunidad científica, no está dispuesta a aceptarlas. El concepto de conciencia no local, in embargo, proporciona una explicación para estas experiencias.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 365


En este capítulo (XIII) hemos analizado diversos aspectos de la conciencia no local para los que existen pruebas científicas y a menudo evidencia perfectamente fundada. La investigación de las experiencias cercanas a la muerta me ha ayudado a desarrollar el concepto de conciencia no local e infinita, que explica muchos y quizá todos los aspectos de las experiencias extraordinarias de conciencia comentadas en este capítulo. Es difícil evitar la conclusión de que la esencia de nuestra conciencia infinita precede a nuestro nacimiento y a nuestro cuerpo y sobrevivirá a la muerte de éste en un espacio no local en el que tiempo y distancia no tienen importancia alguna. No hay comienzo ni habrá fin para nuestra conciencia. En vista de esto, debemos considerar seriamente la posibilidad de que la muerte, como el nacimiento, no sea más que una mera transición entre un estado de conciencia y otro. En vida, el cuerpo funciona como una interfaz y posibilita la recepción de algunos aspectos de nuestra conciencia expandida; el ADN basura y la dimetiltriptamina podrían ser determinantes en este proceso.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 370


Quizá hoy en día la mayor parte de la gente piense aún que la muerte es el final de todo, ya que nunca han oído hablar ni han leído una sola línea sobre ECM. Que la muerte supone el fin es lo que yo mismo creía a pies juntillas. Sin embargo, después de muchos años de investigación crítica de los relatos de ECM, y tras un minucioso examen de los conocimientos con los que actualmente contamos acerca de la función cerebral, de la conciencia y de algunos principios básicos de la física cuántica, mis puntos de vista han sufrido un giro copernicano. Como médico e investigador, creo que mi hallazgo más importante es la conclusión de una de las personas que tuvieron una ECM: “Los muertos han resultado no estarlo”. Ahora contemplo la continuidad de nuestra conciencia tras la muerte de nuestro cuerpo físico como una posibilidad muy real.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 372


Las opiniones personales de los científicos tienden a condicionar qué nuevas ideas cobran importancia en la ciencia y si se publican o no artículos con puntos de vista innovadores. Los estudios científicos de ECM ponen de relieve las limitaciones de las ideas médicas y neurofisiológicas actuales sobre los diversos aspectos de la conciencia humana y sobre la relación entre la conciencia y los recuerdos en el cerebro. El enfoque que sostiene que la conciencia es el producto de procesos puramente neurológicos del cerebro sigue siendo el más ampliamente defendido. Cuando aparecen ideas que no encajan en el paradigma generalmente aceptado (el materialista), muchos científicos lo perciben como una amenaza. No ha de sorprendernos, por tanto, que tales ideas sean negadas, ocultadas o incluso ridiculizadas. En lo referente a la historia de la ciencia, parece repetirse la vieja historia de siempre: las nuevas ideas rara vez han sido acogidas de manera entusiasta; siempre generan resistencia.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 374-375


La verdadera ciencia no se reduce a presupuestos materialistas cerrados, sino que está abierta a los hallazgos, aunque inicialmente resulten inexplicables, y acepta el reto de encontrar teorías que los expliquen. La ciencia equivale a plantearse preguntas con una mente abierta y, además, debe fundamentarse en la curiosidad. Los hallazgos anómalos nos brindan la posibilidad de modificar las teorías científicas existentes o de reemplazarlas por nuevos puntos de vista que ofrezcan una explicación; hay precedentes históricos de ello. La ciencia contemporánea se mantiene enraizada en una imagen de la realidad basada exclusivamente en datos físicos observables. En mi opinión, la ciencia contemporánea debería revisar sus presupuestos implícitos sobre la naturaleza de la realidad, porque éstos la han conducido a desatender, e incluso negar, importantes incógnitas aún sin respuesta sobre la conciencia.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 376


Tras mis conferencias sobre la ECM, y no sólo en Holanda, a menudo se me plantean preguntas insistentes acerca de la muerte cerebral y el trasplante de órganos: ¿Equivale realmente la muerte cerebral a la muerte? ¿Cómo puede alguien ser declarado muerto cuando cerca del 100% de su cuerpo permanece tibio, indemne, y aparentemente funcional? ¿Cuál es la diferencia entre el coma y la muerte cerebral? ¿Señala la muerte del cerebro el comienzo del proceso de la agonía, que normalmente se prolonga horas o días? Y ¿cómo se ve afectado ese proceso por la extracción de órganos como el corazón o los pulmones? ¿Cuál es el estado de la conciencia durante la muerte cerebral y la agonía? Y ¿cómo tomarnos las historias sobre pensamientos y sentimientos trastocados después de un trasplante de corazón, fenómeno conocido como memoria trasplantada? Me gustaría analizar estos asuntos con detalle, puesto que la muerte cerebral y el trasplante de órganos constituyen un ejemplo claro y práctico de algunas de las cuestiones éticas y médicas que plantea la medicina contemporánea.
Permítanme comenzar diciendo que en principio no me opongo al trasplante de órganos, siempre y cuando la decisión de donar un órgano se tome con la debida reflexión y con buenas intenciones, sabiendo perfectamente que la extracción quirúrgica de órganos acelera el curso de la muerte. La información inadecuada y a menudo sesgada (condicionada por determinados intereses, sin objetividad) que se proporciona dificulta una elección ponderada, especialmente cuando se espera de alguien que cumplimente el registro de donante como quien renueva el carné de conducir. Al rellenar el formulario, poca gente se da cuenta del verdadero significado de un diagnóstico de muerte cerebral y de las consecuencias prácticas que acarrea a la familia de un donante potencial cuya muerte cerebral ya ha sido certificada. La ignorancia acerca del verdadero significado de la donación de órganos sólo se hace evidente cuando un ser querido requiere de ventilación artificial y el médico, tras informarte de que tu marido, esposa, hermana, hermano o hijo está, de facto (de hecho), muerto, te pide permiso para donar sus órganos. En ese momento tan delicado, el 70% de los parientes cercanos, inseguros acerca de las propias opiniones del paciente cerebralmente muerto sobre el trasplante de órganos, rehúsa conceder ese permiso. Pero incluso cuando los pacientes son donantes registrados, la familia a menudo niega su consentimiento. La visión de un familiar conectado a un respirador y a los goteros, inconsciente, pero con el cuerpo aún tibio, suele generar una inseguridad instintiva acerca de hasta qué punto la muerte cerebral puede equipararse a la muerte.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 378


Cualquier cambio en el mundo empieza por nosotros mismos. Es lo que una mujer norteamericana que había tenido una ECM me escribió en un e-mail: “Cuando el poder del amor se vuelva más fuerte que nuestro amor por el poder, nuestro mundo podrá cambiar”.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 395


Resulta que al final el 19% de quienes han pasado por una ECM obtiene una puntuación psicopatológica más alta (problemas psicológicos más severos) que la media de los pacientes psiquiátricos.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 397



Experiencias tras la muerte
  
A la muerte de un pariente, una pareja o un hijo le sigue un periodo de dolor y duelo. Durante los primeros días, semanas y meses hay todavía grandes posibilidades de establecer contacto con (la conciencia de) la persona fallecida, a menudo en el transcurso de un sueño lúcido. Como he mencionado, la comunicación tras la muerte es bastante frecuente, pero rara vez comentada, por temor a la incredulidad y al rechazo. Hablar acerca de estas experiencias es un tabú en nuestra sociedad, incluso a pesar de que 125 millones de europeos, 100 millones de norteamericanos y casi 2 millones de holandeses han tenido la impresión o la certeza de contactar con un familiar difunto. Las posibilidades de alguna forma de contacto con una pareja o un hijo muertos oscilan entre el 50% y el 75%.
Los profesionales sanitarios y los miembros de la familia no deben desechar esta experiencia de comunicación con una persona fallecida como la mera expresión de un deseo o como una alucinación provocada por una pérdida insoportable; en su lugar, han de escuchar su relato y explicar que esa clase de experiencias son habituales. Los encuentros con seres queridos difuntos son por lo general muy confortantes y tienen un impacto positivo en el proceso de duelo. Los profesionales de la salud deben asimismo recomendar a estas personas libros sobre experiencias perimortem y postmortem.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 402


Me han contado de personas que solían oponerse a la eutanasia por motivos religiosos o políticos y que cambiaron de idea tan pronto como alguien de su propia familia se vio afectado por una enfermedad terminal que le producía mucho dolor, dificultades respiratorias, angustia y miedo. Yo mismo no soy un defensor de la eutanasia activa, pero tampoco la condeno. Mi punto de vista al respecto se ha ido volviendo más matizado gracias a la investigación sobre el contenido y las consecuencias de la ECM, en particular los relatos acerca de la continuidad de la consciencia y la desaparición del miedo a la muerte. La familiaridad con la investigación sobre ECM y con la posibilidad de una vida personal más allá de la muerte puede reducir el miedo a morir y ayudar a que la gente se forme una opinión más fundamentada sobre asuntos éticos y médicos, y puede tomar una decisión con más elementos de juicio.

Pim van Lommel
Consciencia más allá de la vida, página, 406






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