"Cuando yo no esté aquí se habrá acabado el mundo
y no habrá nunca más olor a madreselva..."

Iván Tubau


La piel

Cuán terrible la vida
de un hombre cuya piel
nadie toca jamás.

Iván Tubau




La rosa y la metáfora

1

Aunque seas aún
una metáfora
                            Rosa,
me place tocar
tu muslo con la mano.

5

                                      «A rose is a rose is a rose is a rose.»
                                                                                Gertrudis Stein

Eres Rosa la rosa más rosa
de todas las rosas de aquí y de París
Rosa por delante rosa por detrás
con pezones rosa y mejillas rosa
con labios de rosa bajo nariz rosa
y labios de rosa bajo ombligo rosa
un agujerito de color de rosa
una blusa rosa y unas bragas rosa
un alma de rosa bajo la piel rosa
y una voz de Rosa de color de rosa.

6
                                                                    1984
Hube de conocerte,
                                          Rosa,
para saber lo que era
un ser equidistante
del propio nacimiento
y del fin del milenio.

7

                                  «Lénine, Trotsky, Rosa, Mao...»
                                                                         Edgar Morin
                                                      Journal de Californie

Rosa,
           la más perfumada
de los jardines
de Luxemburgo.

Iván Tubau
De "Vendrán meses con erre" 1982-1991




No eres lo que dices

Lo descubrí hace años en Ibiza: no eres
la que habla conmigo como las profesoras,
la que dice palabras como estratigrafía,
sobredimensionar y propósitos lúdicos,

sino la que recorre mis recovecos tibios
con una mano sabia y amable siempre húmeda,
la que impregna mi lengua con sus zumos secretos,

la que gime muy suave, la que grita muy fuerte.

Iván Tubau


Patria

Nací
en un tiempo triste y en un triste país
donde las cosas bellas tenían nombres feos
donde pecado
era el nombre que daban al amor y donde
tristes gentes hablaban de la guerra y se tocaban
el sexo en las tinieblas y con prisas furtivas
en la noche del sábado tras haber contraído
matrimonio buscando
patrimonio y remedio
a la concupiscencia o a la sífilis.

Nací en un tiempo triste
y en un triste país
donde la gente iba vestida
de negro casi siempre
y llevaba bigotes cuadrados en el alma. Donde
ya no servían los nombres de las cosas
porque las cosas estaban prohibidas
o eran obligatorias: levantar el brazo
con la mano extendida
para que los brazos no pudieran
abrazar y las manos
llegaran siempre tarde a la caricia.

Nací en un tiempo triste y en un triste país
donde los niños se llamaban flechas
o pelayos cuando eran ya mocitos
y llevaban camisa
azul y la cabeza
rapada por la parte de dentro y por defuera:
mitad monje y soldado les decían
que tenían que ser cuando crecieran
y hubieran de avanzar gallardamente
por Dios hacia el Imperio o viceversa.

Nací en un tiempo triste y en un triste país
donde las niñas
se llamaban Begoña y aceptaban
mansamente un futuro
de monjas o matronas gordezuelas
cuando la superiora colocaba
duros sostenes sobre sus tetas tiernas
y más duros aún sobre la parte
más tierna del cerebro para que las ideas
no desbordaran nunca el límite preciso
de su destino de mujer: virgen o madre
y si fuera posible las dos cosas.

Nací
en un tiempo triste y en un triste país:
abjuro para siempre
jamás de aquella patria
donde un millón de muertos velaban el cadáver
de los supervivientes.

Iván Tubau
De "Domicilios transitorios" 1973-19840
















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