"El amor al estudio es de todas las pasiones la que más contribuye a nuestra felicidad. (…) Es seguro que el amor al estudio es bastante menos necesario para la felicidad de los hombres que para la de las mujeres."

Madame de Châtelet


"Empecemos diciéndonos para nuestro fuero interno, y convenciéndonos bien, que no tenemos nada que hacer en este mundo sino procurarnos sensaciones y sentimientos agradables."

Madame de Châtelet


"Estoy convencida de que la mayoría de las mujeres o ignoran sus talentos por defecto en su educación, o los ocultan por prejuicio o falta de valor. lo que yo he experimentado me confirma esta opinión. El azar me hizo conocer gente de letras que se hizo amiga mía. Vi con gran sorpresa que me prestaban atención. Entonces empecé a creer que era una criatura pensante..."

Madame de Châtelet


"Estoy desesperada de mi ignorancia y de todas las cosas que me impiden salir de ella. Si yo fuera hombre estaría en el Mont Valerien con usted y dejaría plantadas todas las inutilidades de la vida. Entiendo poco de esas materias, y la vida es tan corta y tan llena de deberes y de detalles inútiles cuando se tiene una familia, que no logro salir de mi limitado plan de estudio para leer otros libros."

Madame de Châtelet



"Juzgadme por mis propios méritos, o por la falta de ellos, pero no me consideréis como un mero apéndice de este gran general o de aquel renombrado estudioso, de tal estrella que relumbra en la corte de Francia o de tal autor famoso. Soy yo misma una persona completa, responsable sólo ante mi por todo cuanto soy, todo cuanto digo, todo cuanto hago. Puede ser que haya metafísicos y filósofos cuyo saber sea mayor que el mío, aunque no los he conocido. Sin embargo, ellos, también, no son más que débiles seres humanos, y tienen sus defectos; así que,  cuando sumo el total de mis gracias, confieso que no soy inferior a nadie."

Émilie de Châtelet o Chastellet, cuyo nombre completo era Gabrielle Émilie Le Tonnelier de Breteuil, marquesa de Châtelet



"La sabiduría siempre debe hacer bien sus cálculos: porque quien dice sabio dice feliz, al menos en mi diccionario.
[…] Es seguro que el amor al estudio es bastante menos necesario para la felicidad de los hombres que para la de las mujeres. Los hombres tienen infinidad de recursos para ser felices de los que carecen totalmente las mujeres. Tienen otros medios de alcanzar la gloria y está claro que la ambición de hacer que sus talentos sean útiles para su país y sirvan a sus conciudadanos, bien por su habilidad en el arte de la guerra o por sus talentos para gobernar, o para negociar, está muy por encima de las que puede aportar el estudio, pero las mujeres están excluidas, por su estado, de todo tipo de gloria, y cuando por azar,
se encuentra alguna que haya nacido con un alma bastante elevada, sólo le queda el estudio para consolarla de todas las exclusiones y de todas las dependencias a las que se encuentra condenada por su estado."

Madame de Châtelet



"Las mujeres necias siguen la moda, las pretenciosas la exageran; pero las mujeres de buen gusto pactan con ella."

Gabrielle Émilie Le Tonnelier de Breteuil, Émilie du Châtelet




"Yo siento todo el peso del prejuicio que nos excluye tan universalmente [a las mujeres] de las ciencias, y es una de las contradicciones de este mundo que me ha extrañado siempre muchísimo, dado que hay grandes países en los que la ley nos permite regular sus destinos, pero no hay ninguno en el que seamos educadas para pensar […]. 
Que se reflexione por qué después de tantos siglos nunca una buena tragedia, un buen poema, una historia apreciada, una buena pintura, un buen libro de física, han salido de la mano de una mujer […].
Yo reformaría un abuso que recorta, por decirlo así, la mitad del género humano.
Haría participar a todas las mujeres en los derechos de la humanidad, y especialmente en los del espíritu […].
[…] Estoy convencida de que la mayoría de las mujeres o ignoran sus talentos por defecto de su educación o los entierran por prejuicio o falta de coraje. Lo que yo he experimentado en mí, me confirma esta opinión. El azar me hizo conocer gente de letras que se hizo amiga mía. Vi con gran sorpresa que me prestaban algún caso. Empecé entonces a creer que era una criatura pensante. Pero no hice más que vislumbrarlo y, como el mundo y la disipación para los que yo creía únicamente haber nacido ocupaban todo mi tiempo y mi alma, no estuve seriamente convencida hasta llegar a una edad en la que aún hay tiempo para volverse razonable, pero ya no para adquirir grandes talentos […].
Esta reflexión no me desanimó en absoluto. He sido muy feliz por haber renunciado en mitad de mi carrera a las cosas frívolas que ocupan a la mayor parte de las mujeres toda su vida. Queriendo, pues, utilizar lo que me queda para cultivar mi alma, y sintiendo que la naturaleza había rechazado en mí el genio creador que hace encontrar verdades nuevas, me he hecho justicia y me he limitado a exponer con claridad aquéllas que los demás han descubierto y que la diversidad de las lenguas vuelven inútiles para la mayoría de los lectores […]"

Madame de Châtelet








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