"A menudo se había visto a sí mismo en figura de sacerdote, provisto de aquel tremendo poder ante el cual ángeles y santos se inclinan reverentes. Su alma había cultivado secretamente aquel deseo. Se había visto a sí mismo, sacerdote joven y de maneras silenciosas, entrar rápidamente en el confesionario, subir las gradas del altar, incensando, haciendo genuflexiones, ejecutando todos aquellos vagos actos sacerdotales que le agradaban por su parecido con la realidad y por lo apartados que al mismo tiempo estaban de la realidad misma. En aquella borrosa vida que él había vivido en sus fantasías se había arrogado las voces y los gestos observados en algunos sacerdotes. Pero, sobre todo, lo que le agradaba era el desempeñar un papel secundario en estas escenas entrevistas en su imaginación. Se sustraía de la dignidad del celebrante, pues le desagradaba el pensar que toda aquella misteriosa pompa pudiera convergir hacia su propia persona o que el ritual le hubiese de asegurar un oficio tan claro y tan definido."

James Joyce
Retrato del artista adolescente



"¿A qué espectáculo se enfrentaron cuando, primero el anfitrión y luego el invitado, surgieron en silencio de la oscuridad, doblemente a oscuras, por un pasaje de la fachada trasera a la penumbra del jardín?
Al árbol celestial de las estrellas cargado de húmedos frutos nocheazulados."

James Joyce
Ulises


"¿Acaso podemos cerrar el corazón contra un afecto sentido profundamente? ¿Debemos cerrarlo? ¿Debe hacerlo ella?"

James Joyce
Exiliados


"Ambos pertenecéis a Irlanda, el talento y la fuerza."

James Joyce

"Amo a mi país, ¡Por los arenques que lo amo! Quisiera que ver pudierais las lágrimas que sollozo al pensar en el barco, en el tren de los emigrantes."

James Joyce


"Amor escucha aún
suave cuán triste
su voz siempre me llama
siempre sin respuesta
mientras la lluvia cae
ahora como entonces."

James Joyce


"Así que la beso porque es hermosa. ¿Y qué es una mujer? Una obra de la naturaleza, también, como una piedra, o una flor, o un pájaro. Un beso es un acto de homenaje."

James Joyce
Exiliados



"Bloom iba señalando todas las estrellas y cometas de los cielos a Chris Callinan y al cochero: la Osa Mayor y Hércules y el Dragón y toda la tira. Pero, válgame Dios, yo me había perdido, por así decirlo, en la Vía Láctea."

James Joyce
Ulises



“Cielo sin pájaros, crepúsculo marino, una estrella solitaria
Horada el Occidente…”

James Joyce


"¿Cómo podría descansar, se quejó roncamente, mientras vago por Dublín todo este tiempo con mi lote de canciones y él tras de mí tal que un alma en pena o un fantasma? Mi infierno, y el de Irlanda, están en esta vida."

James Joyce


"Consíguelo si puedes. No emplearé contra ti ninguna de las armas que el mundo me ofrece. Si la ley que el dedo de Dios ha escrito en nuestros corazones es la que tú dices, yo también soy una criatura de Dios."

James Joyce
Exiliados



"¿Cuál es la razón de que palabras como éstas me resulten tan torpes y tan frías? ¿Será que no hay palabra lo suficientemente tierna para describirte?"

James Joyce



"De la inexistencia a la existencia él venía a los muchos y era recibido como unidad; existencias a existencia él era con cualquiera como cualquiera con cualquiera; ido de la existencia a la no-existencia sería percibido por todos como nada."

James Joyce



“Delicada es mi conciencia como seda china: mi corazón tan suave como el requesón.” 

James Joyce



“…Descendiendo como a través del silencio desciende ahora
El crepúsculo desde el aire…”

James Joyce

“Dios ha hecho los alimentos y el diablo la sal y las salsas.” 

James Joyce


Ecce Puer

Del oscuro pasado, nace un niño,
alegría y tristeza me arrancan el corazón,
tranquilo en la cuna vivo descansa,
que amor y gracia sus ojos abran.
La joven vida respira sobre el cristal,
el mundo que no era viene para irse,
un niño duerme, un viejo se marcha,
oh padre renegado, perdona a tu hijo.

James Joyce



"El amor ama amar al amor."

James Joyce


"El señor Duffy aborrecía todo lo que participara del desorden mental o físico. Un médico medieval lo habría tildado de saturnino. Su cara, que era el libro abierto de su vida, tenía el tinte cobrizo de las calles de Dublín. En su cabeza larga y bastante grande crecía un pelo seco y negro y un bigote leonado que no cubría del todo una boca nada amable. Sus pómulos le daban a su cara un aire duro; pero no había nada duro en sus ojos que, mirando el mundo por debajo de unas cejas leoninas, daban la impresión de un hombre siempre dispuesto a saludar en el prójimo un instinto redimible pero decepcionado a menudo. Vivía a cierta distancia de su cuerpo, observando sus propios actos con mirada furtiva y escéptica. Poseía un extraño hábito autobiográfico que lo llevaba a componer mentalmente una breve oración sobre sí mismo, con el sujeto en tercera persona y el predicado en tiempo pretérito. Nunca daba limosnas y caminaba erguido, llevando un robusto bastón de avellano."

James Joyce
Un triste caso


Ella llora sobre Rahoon

Dulce cae la lluvia sobre Rahoon
dulcemente cayendo donde mi opaco amante descansa
triste es su voz que me llama
tristemente llamándome cuando gris asciende la luna.
Amor escucha aún suave
cuán triste su voz siempre me llama
siempre sin respuesta
mientras la lluvia cae
ahora como entonces.
Oscuros también nuestros corazones
oh amor descansarán y se quedarán fríos
como su triste corazón descansa
bajo las ortigas que grises hace la luna
bajo la negra tierra
y la lluvia que murmura.

James Joyce


“En tu corazón hay algo más sabio que la sabiduría.” 

James Joyce



"Etiqueta ante todo. Mata a su madre pero no se va a poner unos pantalones grises."

James Joyce


“He puesto muchos laberintos y enigmas que mantendrán ocupados durante siglos a los profesores discutiendo sobre lo que yo quería decir. Es la única manera de lograr la inmortalidad.” 

James Joyce



“La belleza de la música hay que escucharla dos veces.”

James Joyce



"La eterna cuestión de la vida conyugal, ni que decir tiene, salió a relucir. ¿Puede el verdadero amor, suponiendo que haya otro hombre en el asunto, existir entre casados? Problema difícil."

James Joyce


"La fuerza, el odio, la historia, todo eso. Eso no es vida para los hombres y las mujeres, insultos y odio. Y todo el mundo sabe que es precisamente lo contrario lo que es la vida de verdad."

James Joyce



“La historia es una pesadilla de la cual estamos intentando despertarnos.” 

James Joyce


"La inteligencia es memoria." 

James Joyce



“La irresponsabilidad es parte del placer del arte. Es la parte que las escuelas no saben reconocer.” 

James Joyce



“La joven vida respira sobre el cristal, el mundo que no era viene para irse, un niño duerme, un viejo se marcha, oh padre renegado, perdona a tu hijo.” 

James Joyce


"La lluvia que cae. Lluvia de verano sobre la tierra. Lluvia nocturna. La oscuridad y calidez y el torrente de pasión."

James Joyce
Exiliados


"La pasión tiende a llegar tan lejos como pueda; pero, me creas o no, no era eso lo que yo me proponía...Conseguir ese fin." 

James Joyce
Exiliados


"La señorita Mary Sinico dijo que su madre había adquirido últimamente la costumbre de salir por la noche para comprar bebidas alcohólicas. Según atestiguó, había intentado que su madre entrara en razón, aconsejándole que se inscribiera en la asociación antialcohólica. Llegó a su casa una hora después de que tuviera lugar el accidente.
El veredicto del jurado se plegó a la evidencia médica y exoneró a Lennon de toda responsabilidad.
El Forense Auxiliar dijo que se trataba de un caso muy doloroso, y expresó su condolencia al capitán Sinico y a su hija. Urgió a la compañía del ferrocarril a tomar fuertes medidas para evitar la posibilidad de accidentes similares en el futuro. No hubo a quien atribuir culpa alguna.
El señor Duffy levantó sus ojos del papel y su mirada se perdió por la ventana en el melancólico paisaje vespertino. El río discurría tranquilo junto a la desolada destilería y de vez en cuando brillaba una luz en alguna casa de la carretera a Lucan. ¡Vaya fin! Todo el relato de su muerte le resultaba repelente, y le repelía pensar que había llegado a hablar con ella de lo que tenía por más sagrado. Las frases gastadas, las inanes expresiones de condolencia, las cautas palabras con que el reportero conseguía ocultar los detalles de una muerte vulgar, le atacaban el estómago. Ella no se había limitado a degradarse; ella le había degradado. Vio el escuálido rastro de su vicio, miserable y hediondo. ¡Compañera de su alma! Pensó en los renqueantes desastres a los que había visto llevando latas y botellas para que las llenara el tabernero. ¡Vaya fin, Dios Santo! Carecía, evidentemente, de impulso vital, sin fuerza alguna de voluntad, una presa fácil del alcohol, uno de esos naufragios sobre los que se erige la civilización. ¡Cómo podía haber caído tan bajo! ¿Cómo podía haberse confundido tanto con ella? Recordó su arranque de aquella noche y lo interpretó de un modo más áspero. Y ya no tuvo dificultad en aprobar la decisión que entonces tomara.
Según se atenuaba la luz y su memoria comenzaba a vagar, pensó que su mano le tocaba. La conmoción que primero había atacado su estómago, atacaba ahora sus nervios. Se puso el chaquetón y el sombrero rápidamente y salió. El aire frío le recibió en el umbral, se deslizó por las mangas de su chaquetón. Cuando llegó a la taberna de Chapelizod, entró y pidió un ponche caliente.
El propietario le sirvió obsequiosamente, pero sin atreverse a hablar. En el local se encontraban cinco o seis obreros discutiendo el valor de una propiedad señorial en el condado Kildare[31]. Bebían de unos vasos enormes, fumaban y escupían frecuentemente al suelo, moviendo de vez en cuando el serrín con sus pesadas botas para tapar sus escupitajos. El señor Duffy se sentó en su taburete y les miró, sin verles ni escucharles. Los obreros se fueron al cabo de un rato, y él pidió otro ponche, en cuya contemplación se entretuvo largo tiempo. El local estaba muy tranquilo. El propietario, con los brazos extendidos sobre el mostrador, leía el Herald y bostezaba. A veces se oía el siseo de un tranvía en la calle solitaria.
Allí sentado, rememorando su vida con ella y evocando alternativamente las dos imágenes con que ahora la concebía, comprendió que estaba muerta, que había dejado de existir, que se había convertido en un recuerdo. Empezó a sentirse absolutamente mal. Se preguntó qué otra cosa podía haber hecho. Le hubiera sido imposible comportarse de un modo equívoco con ella; le hubiera sido imposible vivir con ella. Hizo lo que le pareció mejor. ¿Qué culpa tenía él? Ahora que ella había muerto, comprendió cuán solitaria debió de haber sido su vida, sentada sola una y otra noche en aquella habitación. Su propia vida sería también solitaria hasta que él muriera también, dejara de existir y se transformara en un recuerdo, si había quien le recordara.
Eran las nueve en punto cuando salió del local. La noche era oscura y tenebrosa. Entró en el parque por la primera puerta y caminó bajo los árboles desvaídos. Anduvo por los yermos caminos por los que había paseado cuatro años antes. Parecía que ella estuviera junto a él en la oscuridad. Hubo momentos en que le pareció que su voz llegaba a sus oídos, que su mano le tocaba. ¿Por qué había rehusado darle la vida que ella le pidió? ¿Por qué había rubricado su sentencia de muerte? Fue consciente de que su integridad moral se hacía pedazos.
Al llegar a lo alto de la colina se detuvo y miró al río que fluía hacia Dublín cuyas luces brillaban rojas y hospitalarias en el frío de la noche. Bajó la mirada por la ladera y, al pie de la colina, en la sombra que daba el muro del parque, vio yacer unas figuras humanas. Esos amores venales y furtivos le llenaron de desesperación. Sintió la rectitud de su vida como una corrosión, se dio cuenta de que había sido proscrito de la alegría de vivir. Un ser humano había parecido amarle, y él le había negado la vida y la felicidad, sentenciándola a la ignominia y a una muerte vergonzosa. Sabía que las figuras postradas al pie del muro le observaban y deseaban que se fuese. Nadie le quería; era un proscrito de la alegría de vivir. Volvió los ojos al río gris y centelleante que serpenteaba hacia Dublín. Más allá del río vio un tren de suministros serpenteando al salir de la estación de Kingsbridge, como un gusano de ígnea cabeza serpenteando obstinada y laboriosamente a través de la oscuridad. El tren se alejó lentamente de su vista, pero dejó en sus oídos el zumbido laborioso de la locomotora repitiendo las sílabas de su nombre: Emily."

James Joyce
Dublineses



"La suerte me proporciona lo que necesito. Soy como un hombre que tropieza: el pie toca algo, me inclino y veo que es exactamente lo que busco."

James Joyce



"La última tortura, la que sirve de remate a todas las otras del infierno, es su eternidad. ¡Eternidad! ¡Oh, tremenda y espantosa palabra! ¿Qué mente humana podrá comprenderla? Y tened presente que se trata de una eternidad de sufrimiento. Aunque las penas del infierno no fueran tan terribles como son, se harían infinitas sólo por estar destinadas a durar para siempre. Pero al mismo tiempo que son eternas, son también, como sabéis, insufriblemente intensas, intolerablemente extensas. Sufrir aunque fuera sólo la picadura de un insecto por toda la eternidad, sería un tormento espantoso. ¿Qué será, pues, el sufrir para siempre las múltiples torturas del infierno? ¡Para siempre!

¡Por toda la eternidad! No por un año, ni por un siglo, ni por una era, sino para siempre. Tratad de representaros la horrible significación de estas palabras. Vosotros habréis visto frecuentemente las arenas de una playa. ¡Qué diminutos son los granillos de la arena! ¡Y cuántos de estos granillos hacen falta para formar el puñadito que un niño abarca con la mano en el juego!

Un bienaventurado santo (y me parece que era uno de nuestros padres) fue favorecido una vez con una visión del infierno. Le pareció encontrarse en un grande y oscuro vestíbulo, sumido en un profundo silencio, turbado sólo por el tictac de un gran reloj. El tictac seguía incesantemente. Y le pareció al santo aquel que el sonido del tictac era la incesante repetición de las palabras siempre, jamás, siempre, jamás. Siempre, estar en el infierno; jamás, estar en el cielo; siempre, estar privado de la presencia de Dios; jamás, gozar de la visión beatífica. Siempre, ser comido por las llamas, roído por la gusanera, pinchado con púas; jamás, verse libre de estas penas. Siempre, tener la conciencia atormentada, la memoria exasperada, la mente llena de oscuridad y desesperación; jamás, escapar de estos tormentos. Siempre, maldecir y denostar a los horrendos demonios que se gozan en contemplar la miseria de las víctimas de sus engaños; nunca, contemplar los brillantes ropajes de los santos espíritus; siempre, clamar a Dios, desde los abismos del fuego, por un instante, un solo instante de tregua a la horrible agonía, y nunca, recibir, ni aun por un instante, el perdón de Dios. Siempre sufrir, nunca gozar; siempre estar condenado, y nunca obtener salvación; siempre, nunca; siempre, nunca.

¡Oh, cuán horrendo castigo! Una eternidad de inacabable agonía, de inacabable tormento espiritual y corporal, sin un rayo de esperanza, sin un momento de descanso. Una eternidad de agonía ilimitada en intensidad, de tormento infinitamente variado, de tortura, que alimenta eternamente aquello que eternamente devora, de angustia, que perdurablemente oprime el espíritu mientras despedaza la carne, una eternidad, cada instante de la cual es ya de por sí una eternidad de dolor. Tal es el terrible tormento decretado, para aquellos que mueren en pecado mortal, por un Dios justo y todopoderoso."

James Joyce
Retrato del artista adolescente




"Las acciones de los hombres son las mejores intérpretes de sus pensamientos."

James Joyce


"Las bolas de gas rotan alrededor, cruzándose y adelantándose unas a otras. El viejo talán talán de siempre. Gas: luego sólido: luego mundo: luego frío: luego las conchas muertas que van a la deriva, las rocas heladas como esa roca con cara de piña. La Luna. Debe haber luna nueva, dijo ella. Yo creo que sí."

James Joyce
Ulises



“Las naciones tienen su ego, al igual que los individuos.” 

James Joyce


"Los astutos juncos susurran un nombre a la noche, el nombre de ella, y toda mi alma es una delicia, vergüenza que se desmaya."

James Joyce
Poemas, manzanas




“Los errores son los umbrales del descubrimiento.” 

James Joyce



"… los fenómenos que acompañan los eclipses, solares y lunares, de la inmersión a la emersión, abatimiento del viento, tránsito de la sombra, taciturnidad de las criaturas aladas, emergencia de los animales nocturnos o crepusculares, persistencia de la luz infernal, oscuridad de las aguas terrestres, palidez de los seres humanos."

James Joyce
Ulises


“Los hombres se rigen por las líneas de intelecto, las mujeres por las curvas de la emoción.” 

James Joyce


“Me dan miedo esas grandes palabras que nos hacen tan infelices.” 
James Joyce



“Me hablas de lengua, patria y religión. Esas son las redes de las que he de procurar escapar.” 
James Joyce


"Meditaciones sobre la evolución cada vez más vasta: sobre la luna invisible en la incipiente lunación, acercándose al perigeo: sobre la infinita lactiginosa centelleante e incondensada Vía Láctea…sobre nuestro sistema que se hunde hacia la constelación de Hércules: sobre el paralaje o derivación paraláctica de las llamadas estrellas fijas, en realidad siempre en movimiento desde eones inconmensurablemente remotos hacia futuros infinitamente remotos en comparación con los cuales los años, tres veintenas y una década, asignados a la vida humana, constituían un paréntesis de infinitesimal brevedad."

James Joyce
Ulises




"Mi cuerpo era como un arpa y sus palabras y gestos eran como dedos corriendo sobre las cuerdas."

James Joyce


"Mi fiel amor, tu regalo, ya listo está en la mesa frente a mí mientras escribo. Ahora te lo describiré. Es una caja plana y cuadrada de piel marrón, con dos estrechas orlas doradas. Se abre al apretar un resorte y su interior está almohadillado con suave seda anaranjada. En la caja hay una pequeña tarjeta cuadrada en la que está escrito, con tinta dorada el nombre Nora y, debajo, las fechas 1904-1909. Bajo la tarjeta está el adorno propiamente dicho. Son cinco pequeños cubos, parecidos a dados (uno por cada uno de los cinco años), hechos de marfil amarillento, que tienen más de cien años. Los cubos están perforados y se mantienen unidos por una fina cadena de oro cuyos eslabones son como pequeños imperdibles, de manera que el conjunto forma un collar, con el broche atrás, junto al dado central. Delante, en el centro de la cadena y forjando parte de la misma (no colgando como un pendiente), hay una pequeña tablilla, también de marfil amarillento, con un orificio que la atraviesa al igual que los dados y que tiene el tamaño de una pequeña pieza de dominó. Esta tablilla tiene una inscripción en ambos lados, con las letras grabadas. Estas letras fueron seleccionadas en un antiguo libro de tipos y son del estilo del siglo catorce, muy hermosas y decorativas. En el anverso de la tablilla hay tres palabras grabadas, dos arriba y una abajo, y en el reverso hay cuatro palabras, dos arriba y dos abajo. La inscripción (cuando se leen ambos lados) es la última línea de una de las primeras canciones de mi libro de poemas, una a la que también se le ha puesto música: y, por consiguiente, tres palabras de esta línea están delante y cuatro detrás. En el anverso se lee Love is unhappy, y en el reverso When love is away. Los cinco dados significan los cinco años de adversidad y desavenencia, y la tablilla que une la cadena representa la extraña tristeza que sentimos y nuestro sufrimiento al estar separados.
Nora, este es mi regalo. Pensé mucho tiempo en él y vi cada una de sus partes hecha a mi gusto.
¡Sálvame, fiel amor mío! ¡Sálvame de la malicia de este mundo y de mi propio corazón!"

James Joyce
Cartas de amor a Nora Barnacle



“Mi niñez se inclina a mi lado. Demasiado lejos para que yo apoye una mano en ella por una vez ligeramente.” 

James Joyce


"No deseo saber ni creer. No me importa. No te deseo en la oscuridad de la creencia, sino en la incesante, viva e hiriente duda. No retenerte con ninguna atadura, ni siquiera las del amor; estar unido a ti en cuerpo y alma en una desnudez total...Eso es lo que yo anhelaba." 

James Joyce
Exiliados


"No hay pasado ni futuro, todo fluye en un eterno presente."

James Joyce



"Nunca había hablado con ella, a excepción de unas pocas palabras ocasionales y, sin embargo, su nombre era como una llamada a todas mis pasiones."

James Joyce


"Olvidas que el reino de los cielos sufre con la violencia, y el reino de los cielos es como una mujer."

James Joyce



“(...) Pero ahora me sonó a cosa mala y llena de pecado. Me dio miedo y, sin embargo, ansiaba observar de cerca su trabajo maligno.”

James Joyce
Dublineses



"(...) Pero ¿Sabe lo que significa nación? Dice John Wyse. Sí, dice Bloom. ¿Qué significa? Dice John Wyse. ¿Nación? Dice Bloom. Nación es la misma gente que vive en el mismo lugar. Por Dios, entonces, dice Ned, riéndose, en ese caso yo soy una nación porque vivo en el mismo lugar hace cinco años."

James Joyce


"Persecuciones, dice él, la historia del mundo está llena de ellas. Perpetuando el odio nacional entre las naciones."

James Joyce


"¿Por qué me diste esperanzas? Día tras día, más y más. ¿Por qué no me detuviste? Lo podías haber hecho...Con una sola palabra. ¡Pero ni una palabra! Yo me olvidé de mí mismo y de él. Tú lo veías. Veías que estaba destruyéndome ante tus ojos, perdiendo su amistad. ¿Es que querías que eso ocurriera?" 

James Joyce
Exiliados


“(...) Poseía un extraño hábito autobiográfico que lo llevaba a componer mentalmente una breve oración sobre sí mismo, con el sujeto en tercera persona y el predicado en tiempo pretérito.” 

James Joyce


¿Qué consejo amoroso, de antiguo
plenilunio y gloria y estrellas..., 
en el corazón la luna
encapuchada te puso, mi esquivo bien?
Sabio que no es sino pariente 
y amigo del comediante capuchino
Mejor créeme a mi que soy 
más sabio aunque no divino.
La gloria arde en esos ojos, y tiembla
a la luz de las estrellas. Mía, oh mía.
No haya para ti más bruma 
o lágrimas a la luna, dulce romántica.

James Joyce



“¿Qué es un fantasma?, preguntó Stephen. Una persona que se ha desvanecido hasta ser impalpable –por muerte, por ausencia, a causa de la ira o por cambio de costumbres.”

 James Joyce
Ulises



"Si Irlanda ha de convertirse en una nueva Irlanda, lo primero que tiene que hacer es volverse europeo."

James Joyce
Exiliados


“Si uno rige su vida por el sentido común, ¿Cómo puede dejar de ser profundo?” 

James Joyce
Poemas, manzanas


"Sólo habría podido decirte: eres mi amigo, mi buen y querido amigo. Lo siento mucho, pero estoy enamorado de ella. (Con un repentino gesto de fervor) La amo y te la voy a arrebatar como sea, porque la amo." 

James Joyce
Exiliados


"Somos gente generosa pero también debemos ser justos. Me asustan esas palabras tan grandes, dijo Stephen, que nos hacen infelices."

James Joyce


"(...) Son momentos de locura absoluta en los que sentimos una pasión intensa por una mujer. No vemos nada; no pensamos en nada. Sólo en poseerla. Di que es bestial, brutal, lo que quieras." 

James Joyce
Exiliados


"Soy tu niño, desearía que me pegaras o incluso que me azotaras. No jugando, sino en el trasero y en mi carne desnuda."

James Joyce
Lo que le escribía a Nora
Tomada del libro De la estupidez a la locura de Umberto Eco


"Su propia imagen para un hombre con esa cosa rara que es el genio es el modelo de toda experiencia, material y moral."
James Joyce


"Tan sólo el cegador instante de la pasión -la pasión libre, no cohibida, irresistible-, esa es la única salida por la que podemos huir de la miseria de lo que los esclavos llaman vida." 

James Joyce
Exiliados


"Toda la vida es una conquista, la victoria de la pasión humana sobre los mandamientos de la cobardía." 

James Joyce
Exiliados


"Todas las cosas son inconstante, excepto la fe en el alma, que cambia todas las cosas y llena de luz."

James Joyce


"Todo un símbolo del arte irlandés. El espejo rajado de una sirvienta."

James Joyce



“Tranquila en su cuna
La vida yace.
¡Que el amor y la piedad
Abran sus ojos!…”

James Joyce



"Tú pretendes meterme esa idea en la cabeza, pero te advierto que yo no tomo mis ideas de los demás." 

James Joyce
Exiliados



“Un hombre de talento nunca cae en el engaño. Sus errores son deliberados y son portales del descubrimiento.” 

James Joyce


"Un niño duerme: un viejo se marcha. ¡Oh, padre renegado!, perdona a tu hijo."
James Joyce



Una flor donada a mi hija

"Frágil la blanca rosa es y frágiles son
Las manos que la dieron
Su alma está marchita y es más pálida
Que la difusa onda del tiempo.
Como la rosa frágil y hermosa: aún más frágil es
El silvestre prodigio
Que en tus ojos ocultas,
Mi pequeña de azuladas venas."

James Joyce


“Una gran parte de toda existencia humana se pasa en un estado que no puede hacerse sensible mediante el uso del lenguaje plenamente despierto, gramática de cortar y secar y argumento dale para adelante.”

James Joyce



“Una nación es mucha gente que vive en el mismo lugar.” 

James Joyce


"Vamos a tratar ahora de imaginarnos, en la medida que podamos, la naturaleza de aquella mansión de los condenados creada por la justicia de Dios ofendido, para eterno castigo de los pecadores. El infierno es una angosta, oscura y mefítica mazmorra, mansión de los demonios y las almas condenadas, llena de fuego y de humo. La angostura de esta prisión ha sido expresamente dispuesta por Dios para castigar a aquellos que no quisieron sujetarse a sus leyes. En las prisiones de la tierra el pobre cauti-vo tiene al menos alguna libertad de movimiento, aunque no sea más que entre las cuatro paredes de su celda o en el sombrío patio de la cárcel. Pero no es así en el infierno. Allí, por razón del gran número de los condenados, los prisioneros están hacinados unos contra otros en su horrendo calabozo, las paredes del cual se dice tienen cuatro mil millas de espesor. Y los condenados están de tal modo imposibilitados y sujetos, que un Santo Padre, San Anselmo, escribe en el libro de las Semejanzas que no son capaces ni aun de quitarse del ojo el gusano que se lo está royendo... 
Nuestro fuego terreno, sean cuales sean su furia y su extensión, tiene siempre una zona limitada; pero el lago de fuego del infierno no tiene límites, ni playas, ni fondo. Se dice que una vez el mismo diablo, preguntado por cierto soldado, se vio obligado a confesar que si toda una montaña fuera arrojada en aquel océano hirviente sería consumida en un instante como un pedazo de cera. Y este terrible fuego no aflige las almas de los condenados solamente por fuera sino que cada alma condenada será un infierno dentro de sí misma, abrasada por aquel fuego devorador en sus mismos centros vitales. ¡Oh, cuan terrible es la suerte de aquellos miserables seres! La sangre bulle y hierve en sus venas, los sesos se les abrasan en el cráneo, el corazón se les quema en el pecho como un ascua, sus in-testinos son una masa rojiza de ardiente pulpa, sus tiernos ojos llamean como globos candentes...
Y todavía lo que he dicho referente a la fuerza, cualidad e ilimitación de este fuego, no es nada si se compara con su intensidad, una intensidad que ha sido el instrumento escogido por designio divino para castigo del alma y del cuerpo a la par. Es un fuego que procede directamente de la ira de Dios, y que no obra por propia actividad, sino como un instrumento de la divina venganza. Como las aguas del bautismo purifican el alma y el cuerpo al mismo tiempo, así el fuego del castigo tortura el espíritu y la carne. Todos los sentidos de la carne sufren tortura y todas las facultades del alma al mismo tiempo. Los ojos, la impenetrable y absoluta oscuridad; la nariz, los pestilentes olores; el oído, los alaridos, bramidos e impreca-ciones; el gusto, las materias corrompidas, el estiércol sofocante e indescriptible; el tacto, las punzadas de las candentes aguijadas y púas y los crueles lamidos de las lenguas de fuego. Y a través de los múltiples tormentos de los sentidos, el alma inmortal se ve torturada eternamente en su íntima esencia entre leguas y leguas de llamas ardientes inflamadas en los abismos por la majestad ofendida del omnipotente Dios y alimentadas con una furia perdurable y cada vez más intensa por el soplo de la cólera de la divinidad..."

James Joyce
Retrato del artista adolescente


"¡Y ved cómo ahora soy castigado! El infierno no guarda terrores para mí. Ésta es mi condición."

James Joyce



"Ya que no podemos cambiar de país, cambiemos de tema."

James Joyce






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