Aguas de primavera

El tercer mes, y las flores de durazno
flotan sobre las ondas del río.
La corriente recupera sus viejas huellas,
y al amanecer inunda ya los límites de la playa.
El verde esmeralda riela ante el portón de ramas,
en tanto yo reparo mis aparejos
y dejo caer un cebo perfumado.
Ato los tubos de bambú para regar el huertecillo.
Ya son legión los pájaros que llegan volando
y en ruidos algarabía se disputan el baño.

Du Fu o Tu Fu también conocido como Dù Shàolíng o Dù Gōngbù. Su nombre de cortesía era Zǐ Měi 


Alba de invierno

Hombres y bestias del zodíaco
Una vez más contra nosotros.
Verdes botellas de vino, rojas conchas de langosta,
Todas vacías, se apilan en la mesa.
“¿Cómo olvidar a un viejo conocido?”
Y cada uno, sentado, escucha sus propios pensamientos.
Fuera, chirrían las ruedas de los carros.
En el alero los pájaros despiertan.
En otra alba de invierno, pronto,
He de enfrentarme a mis cuarenta años.
Me empujan duros, tercos instantes,
Doblado hacia la sombra larga del crepúsculo.
La vida gira y pasa, borracho fuego fatuo.

Du Fu


Ascensión

Entre el viento violento,
bajo el alto cielo,
los monos aúllan sus tristezas.
Encima de las arenas blancas del islote,
un pájaro vuela, dando vueltas.
Infinitas hojas, arrastradas por el viento,
caen silbando de los árboles,
y el inmenso Yangtsé corre tumultuosamente.
Lejos de mi hogar,
lloro el triste otoño,
y los viajes me parecen interminables.
Anciano, solo abrumado de enfermedades,
subo a esta terraza.
Las penurias, dificultades y congojas,
han hecho abundar mis canas.
Y no puedo sino dejar a un lado mi copa.

Du Fu


Balada al borde del cielo

Al borde del cielo, el anciano no puede regresar.
Sol crepuscular, llego por el este a la orilla del gran río, lloro.
En el Longyou, en las Fuentes del Río, ya no cultivan la tierra.
Los jinetes tártaros y los guerreros tibetanos han entrado
en los países de Ba y Shu.
Grandes olas salpican hasta el cielo, el viento arranca los árboles.
Delante vuelan las grullas calvas, detrás los cisnes.
Por novena vez envío una carta a Luoyang:
Hace diez años que no se de mis hermanos.

Du Fu


El azor pintado

Sobre la blanca seda
surgen viento y escarcha:
admirable pintura la de este azor.
Presto a cazar una astuta liebre, alza las alas,
y, de perfil, sus ojos parecen los de un mono afligido.
Si se soltara el cordelillo de seda
que lo ata al brillante palo
en lo alto del ventanal,
a la espera del silbido para emprender el vuelo;
si le dejaran ya
atacar a los pájaros comunes,
plumas y sangre se esparcirían por la vasta pradera.

Du Fu



Mi casa

Mi casa del campo, en un recodo de la corriente clara;
su puerta de ramas, junto al camino antiguo.
Oculta del mercado por la densa hierba:
en un lugar tan secreto
no hay que preocuparse del vestido.
Álamos y sauces de frágiles ramas,
y nísperos en los árboles fragantes.
Iluminados por el sol poniente, los cormoranes
cubren los puentes de pesca mientras se secan las alas.

Du Fu


Mirando el agua desde la barandilla dejo volar mi corazón

Lejos de las murallas, en una ancha barandilla,
sin aldea que la estorbe,
la mirada llega lejos, muy lejos.
Las claras aguas del río casi rebosan el cauce.
Concluye la primavera,
y los serenos árboles están llenos de flores.
Entre una fina lluvia,
los pececillos aparecen,
y el vuelo oblícuo de las golondrinas
al pairo de la suave brisa.
En la ciudad, cien mil hogares,
aquí dos o tres familias.

Du Fu


Noche sin descanso

Como el color del bambú al desplazarse en el dormitorio
El brillo de la luna colma cada esquina de nuestro
Jardín. Pesado y derramado collar de rocío,
Las estrellas no serán las próximas en crecer repentinamente.

El resplandor de las luciérnagas volando en la oscuridad despierta
A los patos que comienzan a llamarse uno al otro.
Todas las cosas cazadas entre escudo y espada,
Todo el vacío de la angustia pasando en la noche clara

Du Fu



Por más que ve la añoranza

Por más que ve la añoranza, añoranza del forastero,
la primavera canalla acude al pabellón del río.
Ya manda abrirse las flores sin el menor miramiento,
ya ordena al oriol que cante con inoportuna insistencia.

Du Fu




Viajando hacia el norte

Entre el moral que amarillea
Una lechuza grita. Ratas escurridizas
Buscan sus madrigueras. Medianoche.
Un viejo campo de batalla.
La luna brilla, fría, sobre los huesos mondos.

Du Fu










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