Crónica
Y primero fue el verbo...
revivir en un nombre
y después la mirada
asombrada de tactos
los labios en los rostros
con los ojos cerrados
y lo siguió el deseo
interminable, vasto,
el abrazo perenne
el alma entre las manos
el caminar unidos
aunque fuéramos solos
llegó mas tarde el tiempo
del oscuro presagio
las cenizas terribles
con su silencio agrio.
Dicen fue una vivencia
...yo creo fue un milagro.
Alberto Gustavo Amoroso
Geografía
Esta ausencia de vos, en este espacio,
este lugar cargado de memoria,
que enhebrara mi historia con tu historia
y hoy se reduce a un rito solitario.
Esta esquina, que lleva un nombre amado
dentro de mi pequeña geografía,
que alguna vez fue tuya, como mía,
donde mi nombre propio está enredado.
Este bar, de esta esquina, que nos fuera
cómplice en tantas cosas hoy desiertas,
esa magia de estar, cálida esfera
suspendida en ternura, y ahora yerta,
este esperar, sin tiempo y sin espera,
tu figura, en el marco de la puerta.
Alberto Gustavo Amoroso
Metamorfosis
A veces desearía
transformarme en objetos
cotidianos,
humildes,
olvidables,
sencillos.
Ser una lapicera.
Escribir de tu mano
un poema amarillo,
como los girasoles
del arcángel de Arlés
que estallan de verano.
O dibujar palabras...
«simple como un anillo»
extendiendo silencios
como los de Neruda.
Por otras, desearía
ser nieve y ser espuma,
y ser mar,
y ser viento,
y ser sol,
y ser bruma.
Y veces me lo creo
convirtiéndome en cosas
que derrotan distancias
para cuidar tu sueño.
Pero es todo tan leve...
Mas hay algo que cierto,
al escuchar tu risa
del alma de las rosas
me convierto en el dueño.
Alberto Gustavo Amoroso
Superficies
Era tarde en la noche,
me contempló el espejo,
entorné la mirada
pretendía a mi lado el color
de tu cuerpo,
sentí un rumor de párpados
destilarse en mi pecho,
en las manos, presencias,
de formas y de besos,
intenté susurrarte...
mas al abrir los ojos, el cristal,
riguroso,
me reflejó el silencio.
Alberto Gustavo Amoroso
Tu presencia
Hoy hurgué en la memoria.
Y fue el único hallazgo
la nostalgia sencilla
de aquella tarde, lejos,
en la orilla del tiempo.
Donde la lluvia tibia
esfumaba el paisaje,
y ondulaba en el río
la caricia del viento.
Alberto Gustavo Amoroso
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