"Es más importante ser contemporáneo que moderno."

Lucien Kroll


"La recuperación ecológica de todas las ciudades es indispensable. La primera ecología consiste en no demoler, o bien demoler lo menos posible. Hay muchos edificios que deben desaparecer, sin lamentaciones. Pero todo lo que sea utilizable, todo lo que tenga una buena estructura, hay que reutilizarlo, y con carácter de urgencia. Estas organizaciones deben tener una naturaleza "multi-autoral": ingenieros, políticos, arquitectos, pero también habitantes, hombres, mujeres y niños, los usos sucesivos... Hoy en día se tienen todos los instrumentos adecuados para llevar esto adelante, ¿por qué detenerse? ¿Puede haber idea más absurda que la de la tabla rasa?"

Lucien Kroll


"Orden y desorden, salud y enfermedad, se confunden actualmente: lo fuera de escala y la repetición industrial son desórdenes evidentes, enfermedades. Han existido siempre dos tradiciones en el desarrollo de las ciudades europeas: la una es militar, produce retículas disciplinadas; la otra es civil, campesina incluso, se adapta a las situaciones, hace nacer las formas de los pueblos y de los centros históricos, las sinuosidades, mediante el respeto a los contextos, y gracias a una escala humanizada. Esta última es una tradición construida sobre gestos simples: ando y tengo una calle, me paro para hablar con alguien, y es una plaza. Ya sólo falta vestirlas de edificios... Hoy en día, el orden ha dejado de ser una realidad, se ha convertido en una ideología. Creo, de todos modos, que nuestras tradiciones se entrecruzan, las dos son necesarias, pero actualmente sólo reina la militar.
Lo importante es no confundir caos y complejidad. Una ciudad es un ser vivo complejo que no puede expresarse de una forma simple, esto es algo sobre lo que no cabe duda..."

Lucien Kroll


 "Sí, (el arquitecto es) cada vez más necesario. A pesar de todas las críticas que merece, sigue siendo quien mejor hace arquitectura. Si se deja que sean otros quienes la hagan, siempre faltará una dimensión esencial. Los ingenieros realizan a menudo edificios muy bellos, instrumentos o infraestructuras magníficas, es evidente, pero no se trata de eso. Son objetos solitarios. El arquitecto es un buen generalista y un mal analista. Está muy poco especializado, pero para eso siempre puede recurrir a otras profesiones complementarias. Él tiene que tener en cuenta todo lo que encuentra en su vida privada, en su vida cultural y profesional, en las personas con las que se cruza, en la historia y en las técnicas, en el desorden, en el espíritu de su tiempo, en la poesía, etcétera.
Es él quien realiza los contactos "ordinarios" con las personas de verdad y esto es algo irremplazable y anterior a los análisis sociológicos y psicológicos y a las administraciones benevolentes. Pero no estoy muy seguro de que los arquitectos más reconocidos actualmente o los que se encuentran en este congreso busquen contactos de este tipo. Los arquitectos necesarios no son los que ahora conocemos, sino aquellos que se hayan formado, se estén formando o se formen en un futuro de una manera por completo diferente. Al fin y al cabo, es del siglo XXI de lo que hablamos, ¿no?
Para afinar los proyectos y adaptarlos a la cultura real de los habitantes (no a la que les ha sido prestada o impuesta), en los años venideros, harán falta muchos más arquitectos de los que la industria moderna y bárbara de la construcción está preparando. No hay más que leer el informe "Atkins" encargado por la Unión Europea a un gabinete de encuestas sobre el papel miserable que las empresas dominantes reservan a los arquitectos: el de meros gestores."

Lucien Kroll


"... yo no voy a contracorriente más que de los arquitectos, son ellos quienes van a contracorriente de todo el mundo... Y no son más que un escaso millón en todo el planeta. ¿Qué importancia tienen más allá de la corporativa?
A este respecto, me parece admirable que se haya decretado en este congreso que existían trece monumentos: se trata de un sufragio universal basado en los metros cuadrados de cuatricromía, supongo. Las verdaderas obras maestras serían tal vez las ciudades espontáneas de Pakistán o de México, que, en sus circunstancias dramáticas, han conseguido crear una armonía extraordinaria a base de capacidad de adaptación. En cualquier caso, yo no sé nada con total seguridad... Lo único que puedo elucidar de la arquitectura llamada moderna es que ya empieza a pudrirse un poco: está a punto de perecer, hay que transformarla urgentemente. Por supuesto, siempre se la puede modificar añadiéndole un poco de cosmética posmoderna o de cualquier otro estilo. Esto es ya mucho mejor que esas grandes máquinas que se utilizan y desechan a la misma velocidad y que nadie ha llegado a amar realmente, ni siquiera los arquitectos que las han diseñado y que no las han habitado nunca. Se la puede cambiar disfrazándola de arquitectura antigua, de falso romano o de falso griego y hay veces que incluso queda muy bonita y conmovedora. Al fin y al cabo, León Krier es un magnífico dibujante... También se puede recurrir a la cosmética Walt Disney, lo cual puede ser ciertamente una enseñanza de gran utilidad en arquitectura.
¿Y Gehry? Sí, posee "virtudes de arquitectura" realmente notables, por mucho que esté poco vinculado, poco imbuido del paisaje geográfico o cultural, poco en connivencia con lo vivido localmente, pero su arquitectura es muy bella.
Sin embargo, yo sigo creyendo que acercándose a las personas, estando con ellas (sin considerarnos diferentes de ellos), entendiéndolas, escuchándolas (no hace falta ni siquiera preguntarles, pues nunca les cuesta hablar), se aprende mucho, a condición de ponerse en "estado receptivo", pues se trata de entenderles y comprenderles honestamente, y no de oir sólo lo que se quiere oir... Y si se consiguieran captar las formas personales de habitar y se aprendiera a organizarlas respetándolas como si se tratara de una cultura infinitamente preciosa, se encontrarían formas y arquitecturas nuevas y auténticas. Es así como pueden llegar a realizarse proyectos de arquitectura coherentes pero más complejos de lo que el ego del arquitecto oficial desea...
Porque la "gente" no es una masa informe, limitada de por sí, se trata más de un movimiento que de un grupo cerrado. Reacciona de forma viva, al contrario que los esquemas estériles y abstractos que nos vemos obligados a inventar para darnos importancia. Utilizando como elemento de composición esta diversidad, tal vez consigamos que lentamente se cree un verdadero tejido urbano. En caso contrario, sólo podemos aspirar a crear aparcamientos de lujo...
Espontáneamente, la complejidad se convierte en expresión indispensable de la diversidad: la repetición distraída de elementos muertos es algo criminal. Podemos combatirla con todos los instrumentos técnicos, económicos y racionales recientemente desarrollados. Y además, no cuesta nada."

Lucien Kroll












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