“A medida que me adentraba en sus historias, encontré más y más difícil separar la frontera entre fe y delirio. Ellos creen realmente ser quien creen que son. Al final, concluí que no podía juzgarlos. ”



Jonas Bendiksen



“La gente que he conocido ve signos de Dios en cada cosa, tienen como una especie de significado cósmico en todo lo que les pasa que supera al mío. Ha sido un privilegio poder observarlos de ­cerca, pero yo todavía no puedo ­habitar en ese mundo.”

Jonas Bendiksen


“Leí sobre Vissarion y su Iglesia del Último Testamento en la prensa local, y esa información se me quedó en la cabeza. Pensé que había una historia y que tenía que descubrirla. Soy una persona muy científica y racional, pero el ir a conocer a Jesús y hablar con él me pareció una oportunidad irresistible.”

Jonas Bendiksen


“Me pareció que se había conseguido un tipo de sociedad remarcable. Me encantaron tanto el lugar como la gente: tienen recursos, son autosuficientes, viven en auténtica armonía con la naturaleza, los hijos se van a estudiar fuera... ¡Creo que, si no tuviera otras cosas, podría perfectamente ir a vivir allá y tener una buena vida!...
Implican que son organizaciones basadas en el miedo o dirigidas por locos. Yo no vi nada así.”

Jonas Bendiksen
Sobre la comunidad de Vissarion de Siberia


“Puedes ir a cualquier institución mental y te encontrarás con mucha gente que se considera el nuevo Jesús, así que me impuse dos criterios: tenían que ser personas que ya fueran conocidas y que contaran con una teología consistente. Es decir, que llevaran tiempo sabiendo que eran Jesús y manteniendo una vida de acuerdo con esa revelación.”

Jonas Bendiksen

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