No lo advirtió entonces, pero había sido arrastrado a un
inenarrable juego psicológico.
Philip K. Dick
Valis
Lo que no sabía entonces es que a veces perder la cordura
constituye una respuesta adecuada a la realidad.
Philip K. Dick
Valis
Uno de los mayores actos de la clemencia de Dios es que nos
tiene en perpetua ignorancia de nuestro destino.
Philip K. Dick
Valis
Estoy cansada de hacer lo que los demás quieren que haga.
Philip K. Dick
Valis
En algún lugar del I Ching se dice: «Siempre enfermo, pero
nunca muere». Eso le va muy bien a mi amigo.
Philip K. Dick
Valis
Algunas religiones sustentan la teoría de que Dios
interviene a la undécima hora.
Philip K. Dick
Valis
El universo adopta ciertas decisiones y sobre la base de ellas,
algunas personas viven y otras mueren. Esta es una ley muy dura. Pero todas las
criaturas ceden necesariamente ante el a.
Philip K. Dick
Valis
Dios, nos dijo, le había disparado un rayo de luz rosa
directamente a la cabeza, a los ojos; Fat había quedado temporariamente
enceguecido y la cabeza le había dolido durante días enteros. Era fácil, dijo,
describir el rayo de luz rosa; es exactamente lo que se percibe como post
imagen de fosfeno cuando la bombilla de un flash nos destella en la cara. Ese
color perseguía espiritualmente a Fat. A veces aparecía en la pantalla de un
televisor. Vivía para esa luz, para ese particular color. Sin embargo, en
realidad nunca pudo volver a encontrarlo. Nada podía producir ese color en la
luz, salvo Dios. En otras palabras, la luz normal no lo contenía.
Philip K. Dick
Valis
Uno de los párrafos del diario de Fat me impresionó lo
bastante como para copiarlo e incluirlo aquí. No trata de hernias inguinales,
sino de naturaleza más general; expresa la opinión, cada vez más arraigada en
Fat, de que el universo es información. Había comenzado a creerlo porque para
él el universo —su universo— de hecho, se estaba convirtiendo rápidamente en
información.
Philip K. Dick
Valis
Estaba convencido de que el universo había comenzado a
hablarle. En otra anotación de su diario se lee: Núm. 36. Tendríamos que poder
escuchar esta información o, más bien, esta narración, como una voz neutra
dentro de nosotros mismos. Pero algo hubo que no funcionó bien. Toda la
creación es un lenguaje y nada más que un lenguaje que, por alguna razón
inexplicable, no podemos leer afuera ni escuchar adentro. Por tanto, afirmo que
nos hemos convertido en idiotas. Algo le ha sucedido a nuestra inteligencia. Mi
razonamiento es el siguiente: el ordenamiento de las partes del Cerebro es un
lenguaje. Nosotros somos parte del Cerebro; por tanto, somos lenguaje. ¿Por
qué, entonces, no lo sabemos? Ni siquiera sabemos lo que somos, para no hablar
ya de la realidad exterior de la que formamos parte. El origen de la palabra
«idiota» es la palabra «privado». Cada uno de nosotros se ha vuelto privado y
ya no comparte el pensamiento común del Cerebro, salvo en el nivel subliminal.
Así, pues, nuestra vida real y nuestros objetivos se desarrollan por debajo del
umbral de la conciencia.
Philip K. Dick
Valis
Quizás esta sea la base de la enfermedad mental: hechos
incomprensibles ocurren; la vida de uno se convierte en recipiente de engañosas
fluctuaciones de lo que solía ser la realidad.
Philip K. Dick
Valis
Siempre se defendía cediendo—.
Philip K. Dick
Valis
Estoy iluminado por una luz sagrada que me fue disparada
desde otro mundo. Veo lo que ningún otro hombre ve.
Philip K. Dick
Valis
Debería existir una cláusula obligatoria por la que, si uno
encuentra a Dios, no fuera posible perderlo.
Philip K. Dick
Valis
—Verdaderamente he aprendido la lección —dijo Fat al ponerse
de pie para abandonar la sala—. El suicidio representa una introyección de la
hostilidad que sería mejor dirigir hacia fuera, contra la persona que lo ha
frustrado a uno.
Philip K. Dick
Valis
Cuando uno está loco, aprende a mantener la boca cerrada.
Philip K. Dick
Valis
La distinción entre cordura y locura es más estrecha que el
filo de una navaja, más aguda que el colmillo de un sabueso, más ágil que el
salto de una gacela. Es más engañosa que el más sutil fantasma. Quizá ni
siquiera exista; quizás es un fantasma.
Philip K. Dick
Valis
—Hay dos maneras de saber —dijo Doug—. O bien el
conocimiento emana de los órganos de los sentidos y se llama conocimiento empírico,
o emana de la propia cabeza de uno y se llama a priori
Philip K. Dick
Valis
—Pero usted dice que el plásmata... el Logos... se encontró
en Nag Hammadi. —Sí, cuando se leyeron los códices. —¿Está seguro de que no
estaba en forma de semil a latente en Qumran? ¿En la Caverna Cinco? —Bueno...
—dijo Fat con incertidumbre. —¿De dónde proviene originariamente el plásmata?
Al cabo de una pausa, Fat dijo: —De otro sistema estelar. —¿Tiene inconveniente
en identificarlo? —Sirio —dijo Fat. —Entonces usted cree que el pueblo dogon
del oeste del Sudán es la fuente del cristianismo. —Utilizan el signo del pez
—dijo Fat—. Para aludir a Nomino, el gemelo benigno. —Que sería la Forma I o
Yang. —Exacto —dijo Fat.
Philip K. Dick
Valis
El doctor Stone no era loco; el doctor Stone era un restaurador
de la salud. Probablemente curaba a mucha gente de muchas maneras diversas.
Adaptaba la terapia al individuo, no el individuo a la terapia. Que me
condenen, pensó Fat.
Philip K. Dick
Valis
En cada caso una bala le había sido disparada en alguna
parte, en algún momento de su vida. La bala lo penetraba y el dolor comenzaba a
expandirse. De manera insidiosa el dolor lo colmaba hasta que el paciente se
quebraba por la mitad, justo en el medio. La tarea de los miembros del personal
y de los otros pacientes, por lo demás, consistía en recomponer a la persona,
pero esto no era posible en tanto no se eliminara la bala. Todo lo que los
terapeutas menores hacían era observar que la persona estaba dividida en dos
pedazos e intentar coserlos nuevamente para lograr su unidad; pero les era
imposible localizar y eliminar la bala. La bala fatal que le había sido
disparada a la persona constituyó la base del tratamiento que dispensó Freud
originalmente a la persona psicológicamente herida; Freud había comprendido: la
l amó trauma. Más adelante todos se cansaron de buscar la bala fatal; insumía
demasiado tiempo. Había que aprender demasiado sobre el paciente.
Philip K. Dick
Valis
—Usted debe saberlo —dijo el doctor Stone, y luego agregó
algo que nunca antes nadie le había dicho a Fat—: Usted es la autoridad.
Philip K. Dick
Valis
Siempre le dije a la gente que para cada persona existe una
enunciación —una serie de palabras— que tiene el poder de destruirla. Cuando
Fat me contó acerca del doctor Stone, advertí (esto se produjo, años después de
haber advertido lo anterior) que existe otra enunciación, otra serie de
palabras, capaz de curar a la persona. Si uno es afortunado, escucha la
segunda; pero se puede estar seguro de que se escuchará la primera; así es el
orden de las cosas. Por propia cuenta, sin la menor formación, la gente sabe
como disparar la enunciación letal, pero se requiere un muy escrupuloso
entrenamiento para el manejo de la segunda.
Philip K. Dick
Valis
—Realidad es lo que no desaparece aun cuando hayas dejado de
creer en su existencia.
Philip K. Dick
Valis
La amaría, se amaría a sí mismo y Dios los amaría a ambos.
Fat veía amor y Sherri veía futuro infortunio y muerte sobre los que no tenía
control. No puede haber encuentro entre mundos tan diferentes.
Philip K. Dick
Valis
¿Ve cómo la muerte se expande?
Philip K. Dick
Valis
La fuente primordial de todas nuestras religiones se
encuentra entre los antecesores de la tribu de Dogon, que recibieron su
cosmogonía y su cosmología directamente de los invasores de tres ojos que
visitaron el planeta hace mucho tiempo atrás. Los invasores de tres ojos son
mudos, sordos y telepáticos; no les era posible respirar nuestra atmósfera,
tenían el cráneo alargado y deforme como Ijnaton y provenían de un planeta del
sistema estelar de Sirio. Aunque no tenían manos —tenían pinzas como las de los
cangrejos— eran grandes constructores. Encubiertamente influyeron en nuestra
historia para que culminara en un desenlace fructífero. Por este entonces, Fat
había perdido todo contacto con la realidad.
Philip K. Dick
Valis
¡Ay de quién tenga en la cabeza otra personalidad malvada o
estúpida!
Philip K. Dick
Valis
—Hay alguien más que vive en mí y que no pertenece a este
siglo.
Philip K. Dick
Valis
Tomás era el que lo pensaba y no Fat, pero igualmente se le
aplicaba a éste. Pero Tomás tenía una ligera ventaja por sobre Fat, porque,
como éste lo reconocía, era más inteligente; era la personalidad dominante. Se
apoderó de Fat, lo hizo abandonar el vino por la cerveza, lo obligó a
recortarse la barba, tenía dificultades para la conducción del automóvil...
pero lo más importante de todo, Tomás recordaba —si esa es la palabra— otras
personalidades sujeto, una de el as perteneciente a la Creta minoica, alrededor
del 3000 a. E.C. al 1100 a. E.C., mucho, mucho tiempo atrás. Tomás aún
recordaba un sujeto anterior: uno que había venido a este planeta desde las
estrellas. Tomás era el último de los no necios de los tiempos post neolíticos.
Como cristiano primitivo de la era apostólica, no había visto a Jesús, pero
conoció a gente que sí lo había visto...
Philip K. Dick
Valis
Estamos hablando de Cristo. Es una forma de vida
extraterrestre que llegó a este planeta hace millares de años y, como
información viviente, pasó a los cerebros de los seres humanos que ya vivían
aquí, la población nativa de este planeta. Estamos hablando de una simbiosis
entre especies diversas.
Philip K. Dick
Valis
El plásmata inmortal había invadido nuestro mundo y el
plásmata era enteramente racional, mientras que nuestro mundo no lo era de modo
alguno. Esta estructura forma la base de la cosmovisión de Fat. Es su
fundamento mismo.
Philip K. Dick
Valis
Cuando algo comienza a devorar el mundo, algo muy grave está
aconteciendo. Si la entidad que lo devora es malvada o insana, la situación no
es meramente grave, es lúgubre:
Philip K. Dick
Valis
¿En cuántos mundos existimos simultáneamente?
Philip K. Dick
Valis
La persona que soy ahora, en comparación con la del sueño,
ha sido frustrada y derrotada y sólo supone que lleva una vida plena. En los
sueños veo realmente en qué consiste una vida plena y en nada se parece a la
que yo llevo realmente.
Philip K. Dick
Valis
La gente de tres ojos probablemente habita en un futuro
distante; son nuestros descendientes altamente desarrollados. Y probablemente
es su tecnología lo que le permitió a Fat emprender su viaje por el tiempo.
Philip K. Dick
Valis
No me pareció que debía decirle a Fat que, según yo creía,
su encuentro con Dios era en realidad un encuentro con un sí mismo venido del
lejano futuro. El mismo tan evolucionado, tan cambiado, que ya no era un ser
humano. Fat había rememorado hasta las estrellas y se había encontrado con un ser
dispuesto a volver a las estrellas, y varios sí mismos a lo largo del camino,
varios puntos a lo largo de la línea. Todos ellos la misma persona.
Philip K. Dick
Valis
Todo tenía relación con el tiempo. «El tiempo puede
superarse», escribió Mircea Eliade. De eso trata todo, en definitiva. El gran
misterio de Eleusis, de los órficos, de los cristianos primitivos, de Sarapis,
de los misterios grecorromanos, de Hermes Trismegisto, de los alquimistas
herméticos del Renacimiento, de la Hermandad de los Rosacruces, de Apolonio de
Tiana, de Simón el Mago, de Asclepio, de Paracelso, de Bruno, consisten en la
abolición del tiempo.
Philip K. Dick
Valis
Hay dos reinos: el superior y el inferior. El superior
derivó del hiperuniverso I o Yang, Forma I de Parménides; es sensible y
volitivo. El reino inferior o Yin, Forma II de Parménides, es mecánico,
determinista, sin inteligencia y conducido por una causa eficiente, pues emana
de una fuente muerta. En tiempos antiguos se lo llamaba «determinismo astral».
En general, estamos atrapados en el reino inferior, pero a través de los
sacramentos, por mediación del plásmata, nos liberamos. En tanto no se quiebre
el determinismo astral, ni siquiera tenemos conciencia de ello, tanto es lo que
estamos impedidos. «El Imperio nunca tuvo fin.»
Philip K. Dick
Valis
Cuando uno es Atlas, se tiene que soportar una carga muy
grande, y si uno la deja caer, mucha gente sufre, todo un mundo de gente, todo
un mundo de sufrimiento.
Philip K. Dick
Valis
Los gritos de los muertos son en verdad terribles; hay que
tratar de no oírlos.
Philip K. Dick
Valis
—Me voy —me dijo. —¿Emprendes la indagación? —Lo adivinaste
—me contestó Fat. —¿Dónde te diriges? —No lo sé. Simplemente me pondré en
movimiento y Cebra será la que me guíe.
Philip K. Dick
Valis
El signo, por supuesto, es el
signo de la Cruz. El Salvador de Fat es Fat mismo, como ya lo dilucidé; Cebra
es todos los sí mismos a lo largo del eje temporal lineal laminados juntos para
formar un sí mismo supra —o trans— temporal que no puede morir y que ha vuelto
para salvar a Fat. Pero no me atrevo a decirle a Fat que se está buscando a sí
mismo. No está preparado para dar albergue a semejante idea pues, como el resto
de nosotros, busca a un salvador exterior.
Philip K. Dick
Valis
Cada cual tiene incorporada una partícula de metal tóxica:
«Lo que está en lo alto (el macrocosmos) es lo que está por debajo (el
microcosmos o el hombre).» Todos estamos heridos y necesitamos un médico...
Elías para los judíos, Cristo para los cristianos, Asclepio para los griegos,
Zoroastro para los gnósticos, los seguidores de Mani, etcétera. Morimos porque
nacemos enfermos, con una gruesa astil a de metal clavada, con una herida como
la herida de Amfortas. Y cuando estemos curados seremos inmortales; así debía
ser, pero la astilla de metal tóxico penetró en el macrocosmos y,
simultáneamente, penetró también en cada uno de los pluriformes microcósmicos:
nosotros.
Philip K. Dick
Valis
La música es lo que le da sentido a todo.
Philip K. Dick
Valis
—¿Algo más? —preguntó Kevin. —Bueno, todo ese maldito asunto
de la transferencia de información. Desde VALIS. Desde el satélite. Dijiste que
no sólo les envía información, sino que, además, los domina y tiene control
sobre ellos. —En última instancia, ese era todo el sentido del film. El
satélite...
Philip K. Dick
Valis
—¿No habló la Sibila de tres ojos con la que soñaste de
«conspiradores que habían sido descubiertos y que habría que eliminar»?
Philip K. Dick
Valis
Libro de Daniel» que, según tuvo la impresión, describía a
Nixon. «En los días postreros de esos reinos Cuando sus pecados hayan alcanzado
la cumbre, Un rey hará su entrada, áspero y lúgubre, maestro de la estratagema.
Grande será su poder e inauditos sus estragos; Extenderá la desolación entre
las grandes naciones y en un pueblo santo. Su mente estará siempre en marcha Y
la astucia de sus designios no conocerá el fracaso; Conjurará grandes planes.
Y, cuando menos nadie lo piense, muchos serán víctimas de sus estragos.
Desafiará aun al Príncipe de los príncipes Y será quebrantado, aunque no por
manos humanas.»
Philip K. Dick
Valis
—Mierda, Phil —me dijo esa noche—. ¿Y si el mundo no existe?
Si el mundo no existe ¿qué es lo que existe entonces?
Philip K. Dick
Valis
—Lo real es aquel o en lo que Dios cree…
Philip K. Dick
Valis
En vista de la importancia que Eric Lampton le había dado a
la sentencia sobre Buda, decidimos l amarnos la Sociedad de Siddharta.
Philip K. Dick
Valis
Como la palabra griega con que se designa ese tipo de aspa
es rhipidos —como en reptiles Rhiptoglossa — nos decidimos finalmente por él
nombre de Sociedad Rhipidon, que se refería de modo elíptico al pez del
cristianismo: Esto también complació a Fat, pues aludía al pueblo Dogon que
utilizaba el signo del pez para designar a la deidad benéfica.
Philip K. Dick
Valis
—Por la sociedad Rhipidon —dijo Fat. Hicimos entrechocar las
copas. Dije: —Y por nuestro lema. —¿Tenemos un lema? —preguntó Kevin. —Los
peces no pueden portar armas —le contesté. Brindamos por ello.
Philip K. Dick
Valis
—¿Es VALIS el Salvador? Por un momento Eric y Linda
permanecieron en silencio y luego Linda dijo: —Somos los Amigos de Dios.
Philip K. Dick
Valis
—Son un grupo muy antiguo —repuse— que, según yo lo creía,
había desaparecido hace siglos. Eric dijo: —Nunca desaparecimos y somos mucho
más antiguos de lo que usted pueda creer. De lo que le hayan dicho. Aun de lo
que nosotros le diríamos si nos lo preguntara. —Entonces sois más antiguos aún
que Eckhart —dijo Kevin apremiante. Linda respondió: —Sí. —¿Siglos de
antelación? —preguntó Kevin. No hubo respuesta. —¿Mil ares de años? —inquirí yo
por fin. —«Las altas cumbres son la morada de la cara del monte —dijo Linda— y
los peñascos el refugio del tejón.» —¿Qué significa eso? —pregunté; también
Kevin—, hablamos al unísono. —Sé lo que significa —repuso David. —No puede ser
—dijo Fat; aparentemente, también él había reconocido lo que había citado
Linda. Al cabo de un momento Eric dijo: —«La cigüeña hace su nido en las
cimas.» Fat me dijo: —Estos pertenecen a la raza de Ijnaton. Ese es el Salmo
104 basado en el himno de Ijnaton; se incorporó a nuestra Biblia; es más
antiguo que el a. Linda Lampton dijo: —Somos los horribles constructores con
manos como garras. Que nos escondimos avergonzados. Junto con Efaistos
construimos grandes muros y la casa de los mismos dioses. —Sí —dijo Kevin—.
Efaistos era horrible también. El dios constructor. Ustedes mataron a
Asclepios. —Estos son los cíclopes —dijo Fat con voz desmayada. —La palabra
significa «ojos redondos» —dijo Kevin. —Pero nosotros tenemos tres ojos —dijo
Eric—. De modo que en el registro histórico se cometió un error.
—¿Deliberadamente? —preguntó Kevin. Linda respondió: —Sí. —Ustedes son muy
viejos —dijo Fat. —Sí, lo somos —dijo Eric, y Linda hizo una señal de
asentimiento—. Muy viejos. Pero el tiempo no tiene realidad. No para nosotros,
de cualquier manera. —Mi Dios —dijo Fat como alcanzado por un rayo—. Estos son
los constructores originales. —Nunca nos hemos detenido —dijo Eric—. Todavía
construimos este mundo, esta matriz espacio—temporal. —Ustedes son los
creadores —dijo Fat. Los Lampton asintieron. —Son realmente los amigos de Dios
—dijo Kevin—. Lo son literalmente.
Philip K. Dick
Valis
Dentro de toda religión se oculta la muerte.
Philip K. Dick
Valis
Bien, como lo dije ya, no importa qué dirección uno siga,
cuando uno corre, el dios corre con uno porque se encuentra en todas partes,
fuera y dentro de sí.
Philip K. Dick
Valis
—¿Eres Dios? —Soy la que soy —contestó Sofía.
Philip K. Dick
Valis
Pero, como es bien sabido, tengo cierta proclividad a ayudar
a los enfermos y los desdichados; son mi centro de gravitación.
Philip K. Dick
Valis
—Tenemos por delante una tecnología refinada del orden más
elevado —dije—. Que Mini pudo haber puesto en marcha. —Con lo que te refieres a
transmisiones por microondas y cosas por el estilo —dijo Kevin. —Si —repuse.
—Un fenómeno puramente tecnológico —dijo Kevin—. Una irrupción tecnológica
superior. —Que utiliza la mente humana como transductor —dije—. Sin zona
interfacial electrónica.
Philip K. Dick
Valis
Uno siempre tiene que atenerse a la confianza instintiva...
o a la falta de confianza. En última instancia, a nada más puede atenerse uno.
Philip K. Dick
Valis
La batalla que antes librasteis no ha terminado, aunque ha
llegado el día del sol que cura
Philip K. Dick
Valis
» Yo no soy dios; soy humana. Soy una criatura, la criatura
de mi padre que es la Sabiduría Misma. Lleváis en vosotros ahora la autoridad
de la Sabiduría; por tanto, sois Sabiduría aun cuando lo olvidéis. No lo
olvidaréis por mucho tiempo. Yo estaré presente y os lo recordaré.» El día de
la Sabiduría y del gobierno de la Sabiduría ha llegado. El día del poder, que es
el enemigo de la Sabiduría, llega a término. El poder y la Sabiduría son los
dos principios del mundo. El poder fue el que gobernó y ahora vuelve a la
oscuridad de donde provino, y sólo la Sabiduría gobierna.» Los que obedezcan al
poder sucumbirán como el poder sucumbe.» Los que aman a la Sabiduría y la
siguen medrarán bajo el sol. Recordad, yo estaré con vosotros. En adelante,
estaré con cada uno de vosotros. Os acompañaré hasta la prisión si es
necesario; hablaré en las cortes de justicia para defenderos; mi voz se
escuchará en la tierra donde haya opresión.» No temáis; hablad claro y la
Sabiduría os guiará; anteriormente erais hombres solitarios. Ahora tenéis una
compañera que nunca enferma, ni decae, ni muere; estáis atados al eterno y
brillaréis como el mismo sol que cura.
Philip K. Dick
Valis
VALIS, como información viva, penetraría el mundo, se
reproduciría en los cerebros humanos, se cruzaría con ellos, los ayudaría y los
guiaría en nivel subliminal, es decir, de manera invisible.
Philip K. Dick
Valis
Si la estupidez mata ¿por qué no te has muerto?
Philip K. Dick
Valis
Más tarde es siempre demasiado tarde.
Philip K. Dick
Valis
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