"Cada cien años, se oye la voz de la Gran Escuela y viene al mundo alguien para dar testimonio de lo invisible. Ese “alguien” habla con la voz de la sabiduría y es amparado por las siete luces. Gradualmente, la Escuela de Misterios (las siete ramas consideradas como unidad) dispensa el pan bendito de la razón humana. Hoy más que nunca los seres humanos vuelven a buscar a sus dioses; o más bien diríamos que se apartan disgustados de nuestra era de materialismo que, lenta, pero ciertamente, está destruyendo todo lo que en la vida es belleza y espiritualidad. Nuestro materialismo está destruyendo las almas de los hombres; está rompiendo el corazón del mundo; está ahogando la mejor parte de nuestras naturalezas, y algo dentro del hombre se rebela contra esa opresión antinatural. Muchos que jamás pensaron antes en esto comienzan a preguntarse cuál será el fin de todo esto, hasta dónde el género humano podrá sumergirse en el materialismo sin que se derrumbe la estructura ética que sostiene nuestra era moderna."
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos, página 26
"El astrólogo es un sacerdote en el templo del cosmos, y habla por los viejos dioses que residen en lo más remoto y lo más recóndito. Su deber consiste en enseñar y también en delinear. El modo más seguro de restablecer la dignidad de la ciencia astrológica es plantear un desafío a los astrólogos mismos. Ellos deben darse cuenta de que no basta delinear cartas de acuerdo con las opiniones de distintos autores. El astrólogo debe practicar su ciencia sobre la base de las hondas y bellas convicciones que é1 alberga dentro de sí. Debe asumir su responsabilidad no sólo para con su consultante sino también para con la gran hueste de estrellas a las que é1 consagró como un siervo en casa de ellas."
Manly Palmer Hall
tomado del libro de Tracy Marks “El Arte de la Interpretación del Horóscopo”, pág 155
"El verdadero ocultista, sea estudiante, discípulo o iniciado, jamás revela su posición espiritual a nadie más que a quienes se interesen sinceramente a la par de él en estas tareas sagradas. Ha de realizar sus trabajos de incógnito, velando las verdades que ha aprendido por medio del lenguaje de todos los días, diciendo a la gente qué es lo que debe hacer, no quién es él mismo; urgiendo, sugiriendo, pero jamás forzando sus opiniones, ni su filosofía, ni tratando de imponerlas a otros; ni el aplauso lo envanece ni la censura lo descorazona. Trabaja serenamente en cualquier lugar de donde se encuentra. No es suspicaz, es callado, no es inoportuno. Trabaja con laboriosidad, dejando que su obra y no su lengua hable por él. El iniciado o el discípulo jamás ha de hacer pública su posición ni discutirá sus aspiraciones espirituales. Si ha tenido el privilegio de ver fenómenos espirituales en su propia vida, si ha sido sacado de su propio cuerpo y está desarrollando poderes de clarividencia, estas serán las cosas más sagradas de su vida. Jamás las mencionará en público, pues no sólo son sagradas para él, sino también para su Maestro. Discutir los poderes personales es la peor de las faltas a la etiqueta que puede cometerse en el mundo oculto."
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos, página 47
"En esta época de credos religiosos, la mayoría de la gente anhela pertenecer a algo, como lapas se aferran al barco del progreso humano, y finalmente, cuando se ha aferrado una cantidad suficiente de tales crustáceos, recubiertos de sus duras caparazones de opiniones y prejuicios, el barco o se hunde bajo el peso o, como alguna de nuestras organizaciones ocultistas, tiene que ser puesto en dique seco para que la quiten las incrustaciones. Cada vez que uno anhele adherirse a algo, debe preguntarse si tal institución puede sentirse tan orgullosa de tenerlo a uno como miembro, o puede sentirse uno orgulloso de pertenecer a ella. La mayoría de la gente se adhiere a movimientos espirituales para obtener ventajas personales. Se convierten en parásitos, viven del árbol de la Sabiduría que otro plantó y cultivó. La gente sincera se afilia a las Escuelas de Misterios, no para mejorar su situación personal, sino para servir fiel y buenamente a esas instituciones. Hasta que ellos no sientan que constituyen un verdadero crédito para la institución en todo sentido de la palabra, no deben desear ligar su nombre a lo que todavía no son dignos de representar."
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos, página 52
"En la época prístina de la diferenciación humana, el hombre no podía gobernarse a sí mismo, pero estaba regido por quienes la naturaleza había encargado que lo cuidasen y lo llevasen al grado de evolución en que fuese ya capaz de cuidar de sí mismo. Se nos dijo que cuando nuestro sistema solar comenzó a actuar, los espíritus de seres sabios provenientes de otros sistemas solares vinieron hacia nosotros y nos mostraron las rutas de la sabiduría, para que tuviéramos por derecho de nacimiento el adquirir ese conocimiento que Dios da a todos los seres de su Creación. Dícese que fueron esos espíritus de seres sabios provenientes de otros sistemas solares los que fundaron las Escuelas de Misterios de la Sabiduría Antigua, pues esta Sabiduría era el conocimiento de la voluntad de la naturaleza con respeto a sus criaturas. El arte más elevado de todos los mundos es el arte de ser natural, pues lo que es natural sobrevivirá."
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos, página 18
"En los últimos cincuenta años, se multiplicaron de a miles los peregrinos espirituales que han emprendido la búsqueda de la verdad, peregrinando por los valles y las colinas del alma humana, buscando la respuesta al enigma del destino. Tratan de encontrar a aquellos Maestros de Sabiduría de que habla la leyenda pero que no registra la historia, en toda esta búsqueda hay una gran incertidumbre, pero hay uno o dos hechos que resultan perfectamente claros. El primero: la mayoría de la gente ignora qué es lo que busca. Si encontrase, la verdad, no la reconocería. Los Maestros que buscan esa gente alternan con ellos todos los días; pero, al igual que Sir Launfal, las gentes se van a lejanas tierras, en procura de las cosas que hallarían en los umbrales de sus propias puertas. El segundo: si encontrasen la sabiduría, no la aceptarían. Todos ellos se sentirían contentos de tener el poder de los Maestros, pero pocos de ellos trabajarían desinteresadamente con una dedicación y un esfuerzo a toda prueba, por muchas edades, para obtener ese poder y consagrarlo sin reservas al bien de la humanidad."
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos, página 27
"En toda naturaleza humana hay cierta expresión de instinto primitivo. Junto al apetito de comida, que expresa el hambre de la naturaleza material y el apetito de libertad, que expresa el hambre de la naturaleza intelectual, nos encontramos con la apreciación de lo desconocido; esa aspiración da testimonio de la existencia de un germen latente de la naturaleza espiritual que, de alguna manera y en algún lugar de la constitución de todo ser viviente, dormita en forma aparentemente inanimada."
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos, página 15
"Es realmente digno de notarse cómo a través de las edades, sea por transmisión oral, sea por alegorías o símbolos, sea por ejemplos naturales, las verdades reveladas a los antiguos se perpetuaron hasta nuestros días, a pesar de que siempre fueron ocultadas a los ojos de los profanos. Se ha dicho que la sabiduría no está en ver las cosas, sino en ver a través de las cosas. Al menos para el ocultista, esto es doblemente verdadero."
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos, página 22
"Es sólo un paso del aburrimiento a la desilusión, que lleva naturalmente a sentir lástima por uno mismo, que a su vez termina en caos."
Manly Palmer Hall
"Estas siete escuelas, y sus ramificaciones en todas las partes del mundo, constituyen la Gran Logia Blanca. Esta es la institución divina establecida para conferir la Sabiduría Antigua a nuestro planeta. Está compuesta de todos los iniciados y adeptos del Sendero Blanco y forma el gobierno invisible de la Tierra."
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos, página 28
"Estos grandes iniciados, con sus mentes divinamente inspiradas forman los poderosos pilares de la Casa de su Dios. Son los soportes del Templo del Progreso Humano. Estos grandes espíritus fueron llamados por los antiguos místicos judíos los “cedros del Líbano”. Son estos los árboles que se dice que cortó Salomón de los bosques de la tierra para usarlos como soportes de su templo divino."
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos, página 22
"La Antigua Sabiduría no es de este mundo, pertenece a una esfera totalmente distinta. No le interesa a ella mejorar la condición material del individuo desde el punto de vista de ubicar a éste en posiciones ejecutivas o de rodearlo de opulencia. La Antigua Sabiduría trata de formar el carácter del ser humano, sabiendo que si se lo lleva a hallarse y a dominarse a si mismo, se habrá logrado mucho más que si se lo convierte en líder o rector de multitudes."
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos, página 3
"La Sabiduría Antigua no sabe, ni de cristianos, ni de gentiles, ni de paganos. No reconoce más que la existencia de varias ramas pendientes de un mismo árbol; cada rama es en sí misma incompleta, pero forma parte del árbol de la Fe. El árbol no pide nada a las ramas; lo único que espera es que las ramas sean fieles al árbol y den Testimonio veraz de la vida que corre por el árbol. La Antigua Sabiduría es la vida que corre por el Árbol de la Fe. Nosotros no vemos la vida. Sólo vemos las hojas y las ramas que dan testimonio de la vida, pero a su debido tiempo se cumple el milagro del árbol. La vida del árbol es glorificada en el brote y en la flor. La vida del árbol se consuma en el fruto. La gloria de la vida de ese árbol está en la nueva semilla que testimonia plenamente el poder creador de todo lo que acaba de producirse y ha ocurrido antes. Este árbol es, ciertamente, el Árbol de la Vida, pues sin los sentimientos elevados y excelsos, el ser humano no vive, sino que simplemente existe. Si alguna de las ramas de ese árbol no da frutos, el Maestro nos dice que hay que cortarla y arrojarla al fuego. Es deber de todo ser viviente al realizar tareas verdaderamente constructivas, en reconocimiento de la vida divina que alienta en él. La mejor manera de glorificar a Dios es la de que sus criaturas glorifiquen en sí mismas Su espíritu."
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos, página 15
"... llegará el tiempo en que todos los seres humanos volverán a ser capaces de comunicarse otra vez directamente con los dioses."
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos, página 23
"No hay honor más insigne que el de ser llamado al servicio de esta eterna Sabiduría, que existió antes de todo principio y que, al final, llegará a ser el cuerpo exotérico visible que rija el planeta. Al trasponer las puertas del templo de esta Sabiduría, el ser humano pasa de lo temporal a lo eterno, de la ignorancia a la sabiduría. Es fuerte y grande esta Sabiduría Antigua. Es la tierra humedecida por las aguas de la vida, donde arraigan las semillas de toda doctrina, fe y religión. Toda doctrina, toda fe y toda religión se nutren, crecen y dependen de ella, florecen y se glorifican; y el oscuro suelo, el misterioso humus de donde surgen es la Sabiduría Antigua. De ella vienen; a ella retornarán. Son temporales; ella es eterna."
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos, página 11
"No interesa que el estudiante sea o no un gran ocultista o místico. Tales aspiraciones son propias únicamente de los grados superiores. Los Maestros exigen, no obstante, que el estudiante sea simple, humilde, honesto y paciente, que luche cotidianamente para dominar por medio de la verdadera virtud los aspectos indeseables de su propia naturaleza."
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos, página 36
"Tres son, las gradas que llegan a las puertas del templo; quien quiera entrar en él, sea cual fuere su raza o religión, tendrá que subir aquellas tres gradas. No hay ningún otro medio legítimo de ganar la sabiduría. Aquellos que tratan de entrar en el Templo de los Misterios por cualquier otro medio distinto del prescrito por los Maestros, estos son considerados usurpadores y ladrones. El ser humano no titubea en insumir de diez a quince años de su vida en su educación material, para sobrepasar a sus semejantes. ¿Esperaría, entonces, lograr la sabiduría espiritual en un plazo más breve?. La posición que ocupa una persona en las Escuelas de Misterios no es resultado de elección, sorteo o votación; es su propia vida, la forma en que vive, el factor principal que determina todo lo relacionado con su progreso espiritual. El hombre es puesto automáticamente en la senda de sabiduría acorde con sus vicios y virtudes. La rapidez de su adelanto depende enteramente de sus propios méritos, de la sinceridad, integridad y devoción que demarcan su vida cotidiana. Puede permanecer años en un grado o pasar como un cometa a través de varios grados en pocos años. Esto depende enteramente de la sinceridad y honestidad con que haya trabajado y de la perfección con que haya dominado las pasiones y los defectos que lo retienen en su marcha ascensional. Las tres divisiones en que se agrupan los discípulos en la Gran Obra provienen de la remota antigüedad. Son las mismas divisiones que encontramos entre los sacerdotes del tabernáculo de los judíos; son las mismas que las divisiones en castas de la India, y muchas otras."
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos, página 31
Por más que hoy día sea grande el número de movimientos
religiosos tanto heterodoxos como ortodoxos, son muy pocas las organizaciones
de esa naturaleza que inspiran a sus feligreses a servir a sus semejantes,
dándoles orientaciones a la vez prácticas y espirituales. Uno a uno, los
diversos cultos están siendo absorbidos por el materialismo y el espíritu
comercial del mundo en el cual por necesidad fueron establecidos. No debe
extrañarnos esto, puesto que muy difícilmente podríamos separar nuestra
religión de nuestra vida cotidiana. Podremos darle múltiples nombres, pero ello
no obstará para que la religión siga reflejando las creencias y el carácter
moral de quienes configuran su organización. Las formas modernas de vida no son
saludables, las organizaciones erigidas por gente insana no pueden ser
normales. El comercialismo ha atacado todas las esferas de la sociedad, se ha
infiltrado en todos los aspectos de la vida. El género humano de nuestra
actualidad se ha enloquecido con la sed del dinero. Está enfermo de “ventajas
personales”. No hará nada por servir al prójimo; en cambio hará todo lo posible
para que su mediocridad se transforme de la noche a la mañana en un poder
comercial. El esfuerzo identificado con la falta de ética de la competencia es
la responsable absoluta de estas condiciones de vida. La concusión ha
eclosionado en todas las manifestaciones de la vida. No hay institución que no
esté tocada, en cierta forma más o menos atenuada, de deshonestidad moral, y
dado que no hay forma de vida que no esté comercializada y pervertida, tampoco
podremos esperar que la religión haya escapado a esto. La historia no registra
prostitución mayor que la que hoy día se enmascara bajo el nombre de
“psicología” y “nuevo pensamiento”. El arte de atontar al público ha
evolucionado desde la bufonada innoble de la Edad Media hasta el pulcro
fariseísmo del siglo veinte. Del mismo modo en que las gaviotas siguen al
barco, esta verdadera maldición de los tiempos contemporáneos ha seguido la
cresta de la ola de autosuficiencia y perversión moral que produjo nuestra era
comercial. Bien entendidas, esto es, aplicadas al servicio de la humanidad, la
psicología, la metafísica y el “nuevo pensamiento” resultan muy recomendables;
más aún, sus verdades constituyen necesidades candentes para la humanidad
ignorante de nuestros días. Pero, ¿qué es lo que ha ocurrido? Esos nombres han
sido utilizados para concitar toda clase de infamias, en lo mental, lo moral,
lo espiritual y lo físico, a tal grado que hoy día sólo conocemos la prostitución
y la comercialización de las verdades por las cuales estas ciencias fueron
creadas. Sus resultados se basan en la premisa de que la gente con quien
trabajan, es demasiado ignorante para cobrar conciencia de la injuria que se
está cometiendo con ella.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
La Antigua Sabiduría no es de este mundo, pertenece a una
esfera totalmente distinta. No le interesa a ella mejorar la condición material
del individuo desde el punto de vista de ubicar a éste en posiciones ejecutivas
o de rodearlo de opulencia. La Antigua Sabiduría trata de formar el carácter
del ser humano, sabiendo que, si se lo lleva a hallarse y a dominarse a si
mismo, se habrá logrado mucho más que si se lo convierte en líder o rector de
multitudes.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
Es desmoralizador para una comunidad el que la gente crea
que Dios da o autoriza a que se dé clases de astucia comercial, de
“ventajerismo”, de impedir juicios hipotecarios, o que Él recomienda meditar en
silencio con el fin de eliminar cónyuges indeseables.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
En un tiempo los hombres morían por la Verdad; ahora la
Verdad muere en manos de los hombres.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
El verdadero ocultista no aspira más que a la sabiduría.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
Cuando Salomón levantó sus manos a su Dios, Jehová habló
desde los cielos para preguntarle qué quería, y Salomón respondió pidiéndole el
don de la sabiduría. Jehová le preguntó si no deseaba alguna otra cosa; Salomón
respondió: “No; solo quiero sabiduría”. Y Dios dijo a Salomón que por haber
pedido únicamente la sabiduría, le daría además todas las otras cosas, y que a
partir de ese día y hasta el fin del mundo, no habría rey más rico, más grande
ni más lleno de bendiciones que él.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
El género humano jamás ha deseado lo que le hace el mayor
bien, pero, al igual que una criatura, tiende los brazos y llora pidiendo la
luna. Hoy el género humano ignora qué es lo bueno para él; los individuos, en
lugar de tratar de desarrollar simétricamente, armoniosamente, su constitución,
han enloquecido tras un sistema de abracadabra filosófico que promete “algo”
por nada, y permuta la sabiduría divina a precios módicos.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
Sin esfuerzo, no hay inspiración; nadie puede cumplir por
nosotros las tareas que a nosotros están encomendadas. La Sabiduría Antigua
exigía muchos años de purificación y de preparación antes de que sus adeptos
pudiesen considerarse aptos para impartir aún la instrucción más elemental.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
Hay otra clase de gente que discute el problema del infinito
con la soltura más increíble, cuando todavía no ha llegado a ponerse de acuerdo
con lo finito.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
Sólo hay una serie de verdaderos ejercicios en el mundo: los
llamados ejercicios esotéricos.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
Una característica de la mente común de Occidente es el de
su incapacidad para concentrarse con intensidad durante el tiempo suficiente
sobre ninguna cosa; esto resulta favorable cuando evita el caer víctima de los
ocultistas falsos de nuestros días.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
Los Maestros están siempre dispuestos a confiar en los
discípulos y estudiosos que se muestren deseosos de recibir esa sabiduría que
tan perentoriamente necesita el mundo. Si el estudioso desea convertirse en
Maestro, se le propondrá una misión; que cumplir; naturalmente, si se prepara
honesta, sincera e inteligentemente. La razón por la cual se imparten tantas
falsas doctrinas radica en que la gente que tiene idea de ellas no se pregunta
a sí misma si “esta teoría que tengo es verdadera”. ¿Estoy viviendo la clase de
vida que me permita recibir en mi alma la Verdad? ¿Soy desinteresado, franco,
obediente, humilde y consagrado a mi tarea? ¿He llegado a desarrollar mi mente
de manera tal que ya pueda pensar? ¿He abierto mi corazón de manera que ya pueda
sentir? Si no lo he hecho, la cosa que he recibido ha sido deformada por el
cristal a través del cual reluce, de modo que lo único que podré dar al mundo
es una imagen deforme, una representación deshonesta de la verdad. ¿Consagro mi
vida actual, con todo lo que soy, desinteresadamente y sin reservas, a mi
tarea, o no soy más que un chapucero intelectual? ¿Soy un triunfador o un
fracasado en la vida? ¿Estoy rodeado de amigos o de enemigos hechos por mí mismo?
¿Me respeta mi comunidad? ¿Dejo que los demás vivan su propia vida o trato de
imponer mis creencias a cuanta persona entre en contacto conmigo? ¿He recibido
o no he recibido, conscientemente y por encima de toda posibilidad de
exageración mental, la instrucción personal de las verdaderas escuelas ocultistas?
Yo y sólo yo sé esto. El resto del mundo, excepto unos pocos iluminados, tiene
que creer en lo que digo. Si no he recibido tal instrucción, ¿soy lo
suficientemente grande como para admitirlo y decir, con respecto a mis
doctrinas, que no son más que opiniones personales mías; o proclamo tales
opiniones como verdades universales, basado simplemente en el hecho de que yo
creo en ellas? El estudiante ha de plantearse todas estas preguntas, pues sólo
él podrá responderlas; si no es honesto en punto a estas verdades
fundamentales, puede llegar a perjudicar a mucha gente. Si cada maestro y
discípulo se interrogase a sí mismo de ese modo, se evitaría muchas
aflicciones, pues maestro y discípulo reconocerían que del mismo modo en que un
árbol enfermo no puede dar buenos frutos, un cuerpo lleno de pecado o una mente
pervertida, no pueden transmitir sabiduría. Lo igual engendra lo igual; el
individuo excéntrico tiene ideas excéntricas, mientras que la mente sana ve las
cosas sanamente.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
Si alguien le enseña a uno cómo aventajar al prójimo, cómo
utilizarlo para los propios fines, habrá que tener cuidado en que ese alguien
no descubra la credulidad de uno y la capitalice por medio de la demostración
de lo “aplicable” que resulta su filosofía. Estas cosas obran de dos modos; si
uno espera “psicologizar” a otros, tendrá que estar dispuesto a ser
“psicologizado” por esos otros. Pues la regla que no obre de dos maneras es una
regla bien pobre. Lo que la gente quiere es que se invierta esta regla para su
beneficio. La psicología “psicologizó” al público hasta que, en la misma forma
que los niños siguieron al flautista de Hamelín, las mentes infantiles siguen
las enseñanzas falsas hasta perderse en lo desconocido.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
La Sabiduría Antigua es sana y sensata. Trata de resolver
los problemas que nos acosan hoy día. Es espiritual y racional en el sentido
más elevado de la palabra. Trata de capacitar en mayor grado a hombres y
mujeres, para encarar los problemas de las generaciones futuras. Se basa en las
leyes de causa y efecto. No tiene fórmulas “patentadas”, ni “fórmulas
sintéticas”, sino que moldea firme y sólidamente los caracteres de quienes se
unen y colaboran con ella. La Sabiduría Antigua no es impartida por maestros
juglarescos, sino por grandes mentalidades que se han dedicado desde el
comienzo del mundo a la promulgación de las verdades sagradas. La Antigua
Sabiduría habla con la experiencia de la eternidad, puesto que ha guiado y dado
el ser a miles de naciones y sepultando a otras tantas cuando se desviaron del
camino recto. Las naciones de la antigüedad que todavía existen son aquellas
que han conservado sus leyes, mientras que las naciones que han caído, que han
desaparecido, son aquellas que ignoraron los mandamientos de la Sabiduría Antigua.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
No hay voz, no hay pueblo que no rinda culto a algún Dios, a
alguna presencia sentida en silencio, a algún poder visto en el cielo.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
La totalidad de los seres humanos se dividen en cuatro
clases generales, pero cada ser humano vive únicamente en una parte de sí
mismo, o, más bien, reduce las restantes partes para hacer resaltar por encima
de ellas su parte predominante…
La más baja de tales divisiones es la de la naturaleza
física; los que en ella residen son de “tierra”, son “terrestres” …
La segunda división es la de los artesanos, de los que
trabajan con la mente y con las manos. Son los hombres pardos del mito hindú.
Compran, venden y permutan…
La tercera clase es la de los científicos. Con el
microscopio, el telescopio y otros aparatos más complicados, los representantes
de este tipo llegan a los límites de lo conocido y hacen la guerra al caos
ilimitado…
El cuarto grupo, el más elevado de todos, abarca a
filósofos, músicos y artistas que viven en un mundo mental de carácter
abstracto, rodeados de sueños y visiones desconocidas e irrecognoscibles para
los otros tres tipos…
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
El hombre parece, en su lucha contra la naturaleza, un
frágil barquichuelo batido por las olas.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
El hombre fue creando paulatinamente el cuerpo o institución
que llama “religión”. Un templo mental: sostenido por cierta cantidad de
columnas, una columna por cada fe humana. El este, el oeste, el norte y el sur
han contribuido a la fuerza o a la belleza de ese templo. El edificio, no
obstante, es una cosa material. Es la ofrenda del hombre a lo Desconocido. Del
mismo modo en que el espíritu entra en el cuerpo cuando el embrión alcanza
cierto grado de evolución, el espíritu de la Verdad entra en el cuerpo
religioso cuando ésta se halla preparada para tal advenimiento. El mundo tiene
muchas religiones, pero la naturaleza no tiene más que una sola Verdad. Toda fe
y doctrina son otras tantas contribuciones al conocimiento de esa sola Verdad.
Todas las doctrinas expresan un solo ideal a través de una multitud de lenguas.
Hay una Babel en la Tierra, pero hay una sola en los cielos. Toda fe busca de
respuesta a la única pregunta: “¿Cuál es el fin de la existencia?”. Cada
respuesta es diferente. Reunidas todas ellas en su diversidad, es la Verdad lo
que queda establecido. La Verdad es la suma de todas estas cosas. La realidad
es todas las cosas en todos los seres humanos.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
En la época prístina de la diferenciación humana, el hombre
no podía gobernarse a sí mismo, pero estaba regido por quienes la naturaleza
había encargado que lo cuidasen y lo llevasen al grado de evolución en que
fuese ya capaz de cuidar de sí mismo. Se nos dijo que cuando nuestro sistema
solar comenzó a actuar, los espíritus de seres sabios provenientes de otros
sistemas solares vinieron hacia nosotros y nos mostraron las rutas de la sabiduría,
para que tuviéramos por derecho de nacimiento el adquirir ese conocimiento que
Dios da a todos los seres de su Creación. Dícese que fueron esos espíritus de
seres sabios provenientes de otros sistemas solares los que fundaron las
Escuelas de Misterios de la Sabiduría Antigua, pues esta Sabiduría era el
conocimiento de la voluntad de la naturaleza con respeto a sus criaturas.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
El arte más elevado de todos los mundos es el arte de ser
natural, pues lo que es natural sobrevivirá.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
La religión es, no cabe duda, un cuerpo, pero actualmente es
un cuerpo sin alma.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
La Sabiduría Antigua nos dice que sólo hay una religión y
que el germen de esta religión fue plantado en las almas de las cosas en el
comienzo del mundo. Este germen llegó a ser un poderoso árbol, con sus raíces
en el cielo y sus ramas en la tierra, como el banyan de la India. Del mismo
modo en que todas las ramas penden del mismo tronco, todos los credos y
religiones dependen de una misma fuente, de una misma luz, por todo lo que han
sido, son o serán por siempre jamás. Algunas ramas son largas y fuertes; otras,
cortas y débiles, pero a través de todas ellas corre la misma vida. Esa vida es
luz, y esa luz es la vida del ser humano. La Sabiduría Antigua no sabe, ni de
cristianos, ni de gentiles, ni de paganos. No reconoce más que la existencia de
varias ramas pendientes de un mismo árbol; cada rama es en sí misma incompleta,
pero forma parte del árbol de la Fe. El árbol no pide nada a las ramas; lo
único que espera es que las ramas sean fieles al árbol y den Testimonio veraz
de la vida que corre por el árbol. La Antigua Sabiduría es la vida que corre
por el Árbol de la Fe. Nosotros no vemos la vida. Sólo vemos las hojas y las
ramas que dan testimonio de la vida, pero a su debido tiempo se cumple el
milagro del árbol. La vida del árbol es glorificada en el brote y en la flor.
La vida del árbol se consuma en el fruto. La gloria de la vida de ese árbol
está en la nueva semilla que testimonia plenamente el poder creador de todo lo
que acaba de producirse y ha ocurrido antes. Este árbol es, ciertamente, el
Árbol de la Vida, pues sin los sentimientos elevados y excelsos, el ser humano
no vive, sino que simplemente existe. Si alguna de las ramas de ese árbol no da
frutos, el Maestro nos dice que hay que cortarla y arrojarla al fuego. Es deber
de todo ser viviente al realizar tareas verdaderamente constructivas, en
reconocimiento de la vida divina que alienta en él. La mejor manera de
glorificar a Dios es la de que sus criaturas glorifiquen en sí mismas Su
espíritu.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
Se ha dicho que la sabiduría no está en ver las cosas, sino
en ver a través de las cosas. Al menos para el ocultista, esto es doblemente
verdadero.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
Pero el hombre jamás ha sido dejado peregrinando a solas en
su ignorancia. Cuando se rompieron los lazos que lo unían a los mundos
invisibles, ciertos métodos para captar la voluntad de los dioses, fueron
establecidos. Fue entonces, y a estos efectos, que cierta cantidad, de hombres
y mujeres fue instruida en la transposición del abismo que ya separaba a los
hombres de los dioses. El método para establecer esta comunicación era el
máximo de los secretos del ocultismo antiguo. Este secreto fue conservado para
la raza humana, pues llegará el tiempo en que todos los seres humanos volverán
a ser capaces de comunicarse otra vez directamente con los dioses.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
Estos grandes iniciados, con sus mentes divinamente
inspiradas forman los poderosos pilares de la Casa de su Dios. Son los soportes
del Templo del Progreso Humano. Estos grandes espíritus fueron llamados por los
antiguos místicos judíos los “cedros del Líbano”. Son estos los árboles que se
dice que cortó Salomón de los bosques de la tierra para usarlos como soportes
de su templo divino.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
Estas siete escuelas, compuesta cada una de doce iniciados y
sus discípulos, dispuestos alrededor de un decimotercero hermano “excelso”,
son los perpetuadores, ordenados por Dios, de la Antigua Sabiduría, en la forma
en que vino en la alborada del mundo, cuando los dioses descendieron de la nébula
del sol y fijaron su residencia en la isla sagrada del polo norte.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
Cada cien años, se oye la voz de la Gran Escuela y viene al
mundo alguien para dar testimonio de lo invisible.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
Hoy más que nunca los seres humanos vuelven a buscar a sus
dioses; o más bien diríamos que se apartan disgustados de nuestra era de
materialismo que, lenta, pero ciertamente, está destruyendo todo lo que en la
vida es belleza y espiritualidad. Nuestro materialismo está destruyendo las
almas de los hombres; está rompiendo el corazón del mundo; está ahogando la
mejor parte de nuestras naturalezas, y algo dentro del hombre se rebela contra
esa opresión antinatural. Muchos que jamás pensaron antes en esto comienzan a
preguntarse cuál será el fin de todo esto, hasta dónde el género humano podrá
sumergirse en el materialismo sin que se derrumbe la estructura ética que
sostiene nuestra era moderna. En los últimos cincuenta años, se multiplicaron
de a miles los peregrinos espirituales que han emprendido la búsqueda de la
verdad, peregrinando por los valles y las colinas del alma humana, buscando la
respuesta al enigma del destino. Tratan de encontrar a aquellos Maestros de
Sabiduría de que habla la leyenda pero que no registra la historia, en toda
esta búsqueda hay una gran incertidumbre, pero hay uno o dos hechos que
resultan perfectamente claros. El primero: la mayoría de la gente ignora qué es
lo que busca. Si encontrase, la verdad, no la reconocería. Los Maestros que
buscan esa gente alternan con ellos todos los días; pero, al igual que Sir
Launfal, las gentes se van a lejanas tierras, en procura de las cosas que
hallarían en los umbrales de sus propias puertas. El segundo: si encontrasen la
sabiduría, no la aceptarían. Todos ellos se sentirían contentos de tener el
poder de los Maestros, pero pocos de ellos trabajarían desinteresadamente con
una dedicación y un esfuerzo a toda prueba, por muchas edades, para obtener ese
poder y consagrarlo sin reservas al bien de la humanidad.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
De estos escritos de Francis Barrett hemos extractado las
siguientes doctrinas (que no citamos íntegramente):
“Lección I.: Aprende a apartar de ti todo afecto vil... y
con la mente deja que tu proceder sea libre del fraude y la hipocresía”.
“Lección II.: Guarda tus propios secretos y los de tu
vecino; no aspires al favor de los ricos; no desprecies a los pobres, pues
quien así lo haga será más pobre que los más pobres”.
“Lección III.: Da a los necesitados o infortunados lo que te
sea posible dar; pues quien tiene poco, y aun ayuda a los necesitados, recibirá
amplia recompensa de Dios”.
“Lección IV.: Sé piadoso con quienes te ofenden o te
injurian, pues ¿qué puede ser el corazón del hombre que se vengue de las
ofensas que ha recibido?. Perdonarás a tu hermano por setenta veces siete
veces”.
“Lección V.: No te apresures a condenar las acciones ajenas,
pues a la hora siguiente podrías ser tú quien cometiere el mismo error;
desprecia el escándalo y la cháchara; y que tus palabras sean pocas”.
“Lección VI.: Estudia día y noche y suplica a tu Creador que
se digne conferirte conocimiento y entendimiento...”
“Lección VII.: Omitida por no tener explicación directa”.
“Lección VIII.: Evita la gula y todo otro exceso; es muy
pernicioso esto, y proviene del diablo; estas son las cosas que constantemente
tientan al hombre y por las cuales cae víctima de su adversario espiritual;
pues de ese modo habrá perdido la capacidad de recibir cualquier bien o don
divino”.
“Lección IX.: No acumules oro; aprende a contentarte con lo
suficiente: desear más de lo necesario es ofender a la Deidad”.
Estas reglas de conducta espiritual son tan actuales como en
la época en que fueron escritas, y deben ser objeto de profunda consideración
por parte de los estudiantes, pues todas las cosas llegan al hombre por
atracción, y si el germen de la sabiduría y la virtud no está en él mismo, lo
dioses no pueden conferirle nada.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
En esta época de credos religiosos, la mayoría de la gente
anhela pertenecer a algo, como lapas se aferran al barco del progreso humano, y
finalmente, cuando se ha aferrado una cantidad suficiente de tales crustáceos,
recubiertos de sus duras caparazones de opiniones y prejuicios, el barco o se
hunde bajo el peso o, como alguna de nuestras organizaciones ocultistas, tiene
que ser puesto en dique seco para que la quiten las incrustaciones. Cada vez
que uno anhele adherirse a algo, debe preguntarse si tal institución puede
sentirse tan orgullosa de tenerlo a uno como miembro, o puede sentirse uno
orgulloso de pertenecer a ella. La mayoría de la gente se adhiere a movimientos
espirituales para obtener ventajas personales. Se convierten en parásitos,
viven del árbol de la Sabiduría que otro plantó y cultivó. La gente sincera se
afilia a las Escuelas de Misterios, no para mejorar su situación personal, sino
para servir fiel y buenamente a esas instituciones. Hasta que ellos no sientan
que constituyen un verdadero crédito para la institución en todo sentido de la palabra,
no deben desear ligar su nombre a lo que todavía no son dignos de representar.
Manly Palmer Hall
Lo que la sabiduría antigua espera de sus discípulos
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