Campamento del Amor

Era un cementerio donde fuimos a dar
y sus labios impetuosos enterraron los míos.
Todo alrededor yacía convertido en quietud
mientras nosotros, insaciables,
nos llamábamos por nuestros nombres: !Querida! !Querido!
Sobre las lápidas se leía: "El amor dura eternamente."
Y el deseo nos aventó de nuevo entre las tumbas.
Miguel, que tomaba su vino tinto,
supuestamente acababa de fumarse sus laureles.
Aquí quiero yacer, extendido tranquilamente.
Es un cementerio donde hemos venido a dar,
lo sabía, y mis labios se enterraron
en los de ella. Y como embriagados de la vida
me tomó con fuerza entre sus piernas para que viera
la tierra negra y la cercanía del cielo.

Volker Braun


Despierto de la siesta dogmática

¿Aprovechaste la noche? – Practiqué
La espera. – ¿De quién? – ¿Vos también conocés
El dolor dulce: amar a la desconocida? –
¿La acción desconocida? – ¿Qué?, – ¿De qué hablás? –
Las venas casi revientan en mi carne.
Estoy tan cansado de cruzar la Markusplatz. –
Soñás, no es cierto, soñás con decisión. –
Y en las calles sopla la transparencia.

Volker Braun


La propiedad

Aquí estoy todavía: mi país hacia el oeste va.
GUERRA A LAS CHOZAS, A LOS PALACIOS PAZ.
Yo mismo le di ese puntapié.
Se lo degrada con su adorno fugaz.
Al invierno le sigue el verano del anhelo.
Y en el culo del mundo yo me quedo.
Y se vuelve ilegible mi texto entero.
Lo que nunca poseí me lo van a sacar.
Lo que nunca viví lo voy a extrañar.
La esperanza, en el camino como señuelo.
Mi propiedad ahora la tienen ustedes en ese anzuelo.
Cuándo decir mío y que sea de todos de nuevo.

Volker Braun



Prólogo para la apertura de la cuadragésima temporada del Berliner Ensemble

Qué oscuro el material
del mundo. A los huracanes, maremotos,
inevitables terremotos
se suman la conmoción de los pueblo y
el desmoronamiento de las ideas.

Se acababa creyendo los tiempos
inmutables. Los relojes llenos
de arena, de sangre y, estancado, el día
que ahora se levanta
de nuevo para el final imprevisto
de un mundo.

¿Adónde nos lleva esto? o, cuestión más modesta,
¿Cómo saber lo que está por delante, detrás?
Las estrategias enmohecen
como tiendas desmontadas en los charcos
detrás de los fugitivos.

¡Estados, futuro edificado! Derrumbados
en la hierba que les come. Inquebrantables
alianzas vacilan en el pantano sangriento y
la indefectible amistad
observa, desconfiada
sus aguas sucias.

Aquí, olvidando el hambre del comunismo se reclama
cocina burguesa; y en otra parte
haciendo tabla rasa con la historia
no se tiene más que un plato vacío.

Pero tened presente
que allí también el hambre que domina
con el mandato de las masas, es un hambre
de justicia.

Volker Braun


Sueño diurno

En la tierra de nadie entre las fronteras estaba
mi coche, los frenos echados, duramente
observado por las torres y ninguna rueda
había que cambiar aquí impaciente.

¿Qué quería yo? En el tiempo de mis pensamientos
nunca estuve tan solo y los muertos sólo
y los aún no nacidos respiraban para mí
tranquilos ahora, bajo el ardiente Sirio.

Los pueblos callaban, ya no estaban adormecidos.
El tiempo extraño florecía invernal.
En el campo vacío flameante se mantenía
sobre las minas la calma, inmóvil.

El serio futuro, una mulata, repartía
con delgada mano el pan y el trabajo
hacia el norte y el sur y la verdad
que vive a ambos lados.

Toda una vida lo he sabido: se hará.
Ahora sólo lo creo. En silencio, sentado
en la hierba, la oscura tarde me refrescaba.
Aullando se acercaron entonces los perreros.

El laurel de simple voluntad nunca ha florecido
y terrenal es y negligente nuestra ruta;
tengo que ir a un lado, necesariamente.
Pero yo sólo barrunto mis palabras.

Volker Braun













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