-¿Cómo te hallas, Tomás?
-Señor, bien.
-¿Y cómo te has expuesto a ser herido?¿No sabes que un general en jefe nunca debe exponerse a tanto peligro?
-¿Señor, lo sé, pero tampoco ignoro que el buen artillero debe morir al pie del cañón. Además, ninguna cosa se hubiera hecho bien de no estar yo delante, y como ya he vivido harto tiempo, y tengo el convencimiento de que en la presente guerra todos debemos morir, me es indiferente el resultado de mi herida.
-¿A dónde piensas ir?
-A Cegama.
-Mira que está muy lejos, que te puedes empeorar, quédate aquí.
-No señor, he dicho que a Cegama y Vuestra Majestad no dudará que allá voy, porque conoce mi carácter.
-Bien hombre, le conozco, pero cuídate, por Dios.
Tomás de Zumalacárregu
En conversación con Don Carlos
"Lo poco que hay es de mis hijas."
Tomás de Zumalacárregu
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