"Desde mediados del siglo XIX las migraciones de un país a otro y de un continente a otro son la característica de las relaciones humanas en el mundo. La migración de libaneses fue la más grande en Centro y Suramérica en el siglo XX y una de las más significativas entre todas las que se dieron de un país a otro. Su importancia ofrecía el tema y yo me valí de las historias que me habían llegado de modo oral a través de mis parientes mayores, pero procuré (esta vez, pues otras veces considero lo contrario como el fin de la literatura actual) no quedarme en una historia personal. Las migraciones tienen características que las identifican, como la libanesa que se asemeja a las demás en que fue provocada por la presencia perjudicial de fuerzas extranjeras en la región y por sus propias luchas internas. Aunque yo no hubiera sido descendiente de libaneses, creo que me hubiera valido de los mismos elementos para escribirla y creo que en la misma medida que se refleja en “La caída de los puntos cardinales” hubiera reflejado mi propia historia: la de los colombianos en la actualidad, pese a que yo salí por propia decisión, nadie me amenazó y nunca he hecho solicitudes de asilo. Triste, empiezo a pertenecer a la minoría de una situación que mantiene a nuestro país en un estado de terror, decadencia y atraso."

Luis Fayad


"-Es absurdo separar dos casos manejados por la misma Agencia Central, yo siento que se nos acercan con pasos de gigante y que un pie es la Embajadora y el otro es Número Tres. Si el uno deja de dar un paso, el otro da dos, si vigilamos a uno con los ojos de todos, el otro se nos vuelve invisible. Esta vez no descanso hasta saber cuál extranjero está de nuestro lado, cuál quiere absorbernos y cuál intenta destruirnos. Buscaré nombres propios, no abstracciones, quiero verlos escritos con todas sus letras, no basta con seguirles los pasos al que se deslizó por allí y al que se escurrió por allá, eso está hecho y sabemos que el riesgo puede ser grande o pequeño o mediano pero no igual, cuando la Embajadora dice que nuestro país "es un problema para el mundo", sabemos que no va a aprovecharse del negocio a través de nosotros, lo importante es lo que ignoramos, si quiere apoderarse de él o atacarlo sin aparentar lo contrario, podríamos contestarle que nosotros no invertimos las ganancias de la mercancía en la construcción de aviones de guerra pero esa hijo puta no merece respuesta, el agente Número Tres es menos despreciable, él no usa el alias de diplomático ni de mensajero de la paz. Yo insisto en dividir la atención entre él y la otra parte, hay que buscar la manera de decírselo a tu abuelita Nicolasa."

Luis Fayad
Testamento de un hombre de negocios


Los paraísos recobrados de Harold Alvarado Tenorio

El recuento permanente de los días, de cada instante de los días consignado en poemas, uno tras otro en la escala de una totalidad, los fragmentos que se integran para presentar una vida de lo que el cuerpo siente en su enlace de materia y deseos, de unos hechos naturales buscados por la pasión humana y de una cultura que colma la razón de vivir. Al menos la del poeta colombiano Harold Alvarado Tenorio (Buga, Colombia, 1945), quien llama a este ejercicio Summa del cuerpo y se lo da de título a uno de sus libros. Sus páginas en verso configuran la vida y la obra de un poeta, la autobiografía hecha a trozos de dolor y de placer, ambos buscados con el mismo afán, como si actuara a conciencia de que uno y otro son no sólo la razón de estar vivo sino también un derecho. Es la fuente de la libertad para experimentarlos sin abstenciones y hacer sus confidencias en la inspiración y el trabajo de sus versos.

Otro de sus títulos es Pensamientos de un hombre llegado el invierno, uno de sus poemas se llama El ultraje de los años y un libro de otra modalidad anuncia Fragmentos y despojos. Una lista de anuncios que luego resuelve con distintas clases de emoción, en las que tanto influye el paso del tiempo. De ese fenómeno inevitable son producto los versos que construyen una cronología, en su poema 1975 se lee: «Desgraciado / quien llegado a los treinta / sólo ha probado un lado del placer / y gustado sólo una caricia». En Recuerdos: «En un viejo bar / alguien recuerda cómo fuiste... que poco regalan a un extrañado /de treinta y cuatro años». En El ultraje de los años dice: «Quien no pudo cambiar su país antes de cumplir la cuarta década / está condenado a pagar su cobardía por el resto de sus días». La suma del cuerpo en un remolino de los años, sujeta a la edad, la conclusión de Bodas de plata, que es un lamento o una frase hecha de suspiros: «has comenzado a envejecer». Es una labor similar a la del pintor que aprovecha los espacios para extender su arte y cada tantos años hace un autorretrato.

Las ciudades del mundo y los lugares íntimos de su país y sus malos roces con el orden del momento, los poetas de todos lados, Borges, Eliot, Kavafis, los chinos, personajes de la historia y sistemas religiosos y leyendas de varios idiomas son el origen de sus ideas y sensaciones. A la poesía le dice: «¿Qué eres sino la visión de la noche?... la mejor hermana / y la más larga y gozosa de las noches». A los deseos: «¿Quién estableció esta rutinaria separación de los deseos?... ¿Quién nos quitó la realidad y sólo nos dejó el deseo?», y sus nostalgias: «No sabrás más del regusto por lo mínimo, / lo infinito, la aventura y la solidaridad». «Amabas tanto los ritos de la carne, / su lenguaje y sus palabras / que incluso ahora, cuando escribes, / no sientes, tampoco, interés alguno / por el acto final».

Harold Alvarado Tenorio le ha cantado a las sensaciones del desasosiego pero a partir de una percepción de la alegría. «¡Cuánto he perdido!», dice, lo que significa que poseyó mucho, unos ojos de púrpura vestidos, unos labios de un amor apresurado, unos brazos de inolvidable carnadura, lo poseyó y nadie se lo ha quitado, su conflicto es con las leyes inviolables de la naturaleza y su derecho es oponerse a su rigor con la palabra, la del poeta que combate sus desazones y las del mundo y hace de los paraísos perdidos un objeto que en sus estrofas, y queda sugerido que en los actos, hay que rescatar.

Luis Fayad



"No hubiera imaginado nunca, en los tiempos en que era copera en el café y hablaba con sus compañeras del hombre que le correspondería a cada una como si ellas pudieran participar en la escogencia, que sólo muchos años después, cuando ya había dejado de ser joven y no tenía la belleza suficiente para que a pesar de la edad continuara de copera nocturna y no la trasladaran al empleo de mesera diurna, mientras perdía el interés en arreglarse el pelo y se olvidaba de que algún día había soñado con alguien que ejerciera con ella una especie de rescate, sin pensar que pudiera existir algo distinto al día siguiente en que debía atender el café que con el tiempo era su propia vida con su olor a desinfectante y a orines envejecidos y con sus trapos para limpiar las mesas y sus pocillos desportillados, no podía haber pensado que sólo entonces aparecería ese hombre y mucho menos que sería un sesentón lleno de mañas."

Luis Fayad
Los parientes de Ester


"Para distanciarse del país, de la participación en su vida cotidiana y en sus compromisos y relaciones políticas y sociales no es necesario viajar a otros países, como tampoco nada garantiza que vivir en el país da un conocimiento más cercano de su cultura. En mi caso, las circunstancias me han llevado a vivir en el extranjero. Mi primera salida no tuvo más causa que el deseo de vivir un rato afuera de Colombia y vivir un rato en París. Las circunstancias, la búsqueda de trabajo o de editor, me llevaron después a vivir en cuatro países europeos. La postura ética no cuenta en mi caso. Siempre tengo deseos y necesidad de viajar a Colombia. A veces logro visitar con frecuencia mi país y experimento una sensación nueva que me hace creer que estoy radicado en mi país y viajo al exterior. Y también como novedad he descubierto que soy el mismo que salió por primera vez hace muchos años, pues afuera, como en los años anteriores, me distancio de lo que no representa un estímulo y conservo con la misma claridad los conocimientos, opiniones y experiencias que me convienen."

Luis Fayad








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