En Granada
me cruzo con una joven
que lleva un delicioso olor corporal.
¿En qué ciudad que no fuera Granada
se puede cruzar con
una joven que no lleve un perfume
sino un delicioso olor corporal?

Kōichi Iijima


Es una desgracia
no tener ningún interés por nada.
Sólo su interior
lo está mirando, cerrando los ojos.
Tú, que no habías tenido interés por nada,
un día
a la sala contigua corrías
queriendo saber cúal es el nombre de pila de Goya.

Kōichi Iijima




La lengua materna

Medio año pasé en el extranjero
y ni una sola vez se me ocurrió
escribir un poema.
Olvidado de mí,
vagaba.
“¿Por qué no escribes más?”, me preguntaban.
Y no sabía qué decir.

Luego volví a Japón
y por un tiempo
no pude dejar de escribir.
Ahora al fin entiendo
lo que me pasó ese medio año
en que dejé de escribir poesía.
Entré de nuevo
en la lengua materna.

En la expresión “lengua materna”
están la madre, el país, la lengua.
Medio año pasé queriendo convencerme
de que había cortado con la madre, el país y la lengua.
Andaba por la realidad
sin herirme.
Apenas si tenía
necesidad
de escribir poesía.

En abril, Paul Celan
Se suicidó arrojándose al Sena.
Puedo entender lo que hizo
el poeta judío.
La poesía es triste.
La poesía, dicen,
rectifica el idioma.
Pero yo no lo creo.
Cada día me hiero
con mi lengua materna.
Tengo que irme cada noche
a otra lengua materna.
Por eso puedo escribir poesía
y seguir existiendo.

Kōichi Iijima
Traducción de Masashi Yano y Aurelio Asiain



"Mi tía era bella, muy bella, lo que comprendía yo aún a los 8 años. A veces compadecida de mí, me llevaba en brazos, hundida mi cara en los pechos de la tía que todavía tenía 20 años; me olía a tal dulzura y suavidad que quería llorar y morirme. Me acariciaba con mucho afecto. Siento más clara que nunca la paz del alma al acariciarme una mujer, ¿no es verdad? Nunca había sentido tanto cariño como en las rodillas de mi tía."

Kōichi Iijima






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