Poesía

Lo que queda en la palma de mi mano
son huesos de pájaros, zapatos viejos, guantes gastados.
Lo que cuelga como una cometa en un rincón del panorama
son las desgarradas, las harapientas meditaciones.
Lluvias, multitudes, juventudes y guerras
se suceden vertiginosamente.
Al solo golpe de las impresiones
todos los cerebros han caído en un estado de absoluto caos.
Al final de la tarde, en las afueras del universo,
cerca del lecho de Dios,
titila todo lo que ha sido barrido
como si fuera aglutinado por gravitación,
como un arcoiris o un espejismo
a través del aire vacío.

Futabako Mitsui



Un estanque

Lodoso estanque
tras una inundación
es mi cerebro.

Peces multicolores
allí se agitan: voces
apenas dichas.

Como a faroles
flotantes que se alejan,
desde la orilla

los ve una leve
muchedumbre tranquila:
algas marinas.

Futabako Mitsui





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