Carnívoro

Dos famélicos desafiándose;
dos leones de Nemea frente a frente.

Ambos se disponen
para iniciar el ritual
en el patíbulo de cuatro esquinas
sostenido por cristales triangulares
sostenidos en vidrios de agua.

¿Por dónde iniciar
a comer al otro? Por la delgada piel,
sin duda. Agazapados, rondándose,
el olfato como primer goce.

Al lanzar el primer zarpazo un hilillo de sangre
rápidamente escurre sobre tu rostro.

Salto a dar la primera mordida.
Retrocedo asustadizo, mis dientes sensibles a lo caliente,
súbitamente cegado
por el esplendor de tu carne exponiéndose.

Entre almohadas de plumas de quetzal y pavos reales
y sábanas de algodón tejidas a mano en la mixteca oaxaqueña:

Borbotones de sangre. Mordidas sin clemencia.
Ojos claros suplicantes.
Huesos corroídos. Y el suelo se cimbra.

Sin presencia de luz, los cuerpos
no titubean durante el combate. Uno se levanta triunfante
sobre el cuerpo del otro.
No hay dolor o sufrimiento en el que ha perdido la batalla
pero ha ganado en muerte.

Tendidos, sangrantes, satisfechos...
Rastros de carne entre dientes destellantes.

Sergio Téllez-Pon


Cinco, siempre cinco...

Una... dos...
... oportunidades para acercarme a tu cuerpo de bellos pies,
tersas manos y luminosos ojos;

... tres... cuatro
... besos, ardientes e insuficientes besos... me llevan a tu sexo erguido
(la más íntima expresión de tu existencia): tan húmedos,
tan deseables, tan exquisitos ambos;

... c i n c o
... escasas horas a tu lado, en dosis cortas, ¿exactas?, me
mantendrán deseoso de tu cuerpo para estas noches
invernales.
   
Sergio Téllez-Pon



Combate

La paz del corazón
en eterno duelo con el
hambre del cuerpo.
   
Sergio Téllez-Pon


Enero

Ha sido el invierno más crudo
que se recuerde en los últimos años,
repiten en los noticieros televisivos
de la mañana, la tarde y la noche.

Señoritas vestidas con pocas ropas
dan el reporte meteorológico
y el pronóstico para los días siguientes
indica que la ola de frío no cesará.
Debemos abrigarnos bien, lo mejor que podamos,
con la ropa más invernal que se tenga en el ropero,
concluye una de ellas con una amplia sonrisa.

Lo poco inteligente que logra decir al vuelo
resulta un curioso comentario:
aquí no usamos calefacción,
no estamos preparados con la ropa adecuada,
ni para recibir una nevada o hacer nuestra vida con ella;
en estos días de enero será mi cumpleaños
y, pienso, justo serán los más crudos,
por lo demás, dar el clima
no debe de ser el trabajo más extenuante.

Los termómetros no llegarán a grados bajo cero,
al menos, no al grado de nevar, no temamos,
agrega el titular del noticiero cuando toma la palabra.
De inmediato me viene a la mente el poeta Montejo
quien se lamentaba por vivir en clima tropical,
donde no se ven caer los copos de nieve.
Más lamentable es nuestro caso: aquí ni es el trópico
y mucho menos, por más crudo que sea el invierno,
nos es dado contemplar la nieve caer por la ventana.

Sergio Téllez-Pon


Memorial del cuerpo
(Fragmento)

{tres}

Toute idée de noir est faible pour exprimer le long ululement de noir sur noir éclatant ardemment
César Moro

todos los colores hacen el negro
blanco mucho más blanco
el color gris del humo del cigarro del café caliente
del vaho del
en invierno el aire expirado también es frío también es gris
el gris no es ceniza
tu cuerpo no es esa ceniza bíblica

cuando tu cuerpo sea ceniza volará por toda la Vía Láctea
más allá de Plutón hasta constelaciones circundantes
mientras tanto unos cuerpos dialogan
con las palabras que les brotan en la piel

tu cuerpo es negro es blanco es gris es verde es
es son todos los colores que tú viste
en los ojos tuviste mi cuerpo

mi cuerpo es tus palabras

tus palabras son la poesía de la humanidad

la humanidad desbordada
que te pide milagritos
mil a gritos
pidiéndote tantas y tantas cosas

todos los sonidos al mismo tiempo te ensordecen.

Sergio Téllez-Pon


†ijuana

 A Lorena Mancilla

Miles de cruces llenaban hasta el fin el campo
Raúl Zurita

Querido Zurita, admirado Zurita:
†ijuana es un campo sin final:
Si se ve desde cualquier punto
Las cruces se suceden sin parar:
Son cruces las que te reciben
Al poner un pie afuera del avión:
Las ves porque te recuerdan
A todos aquellos que han muerto al cruzar:
Y esas casas que ves allá, hasta el cerro sin fin,
No son otra cosa sino cruces:
Son seres condenados a vivir.

También los gringos que caminan por la Revu
Yendo de bar en burdel y de taquería en putero,
Quienes se cojen a una puta de la Cuau,
Los maricones que no salimos de la plaza Santa Cecilia,
Quienes se inyectan en los picaderos de la Internacional,
Quienes se quedan dormidos en la playa arrullados por el Pacífico,
Quienes van y vienen por la 5 y 10,
Los que viven en la Líber o en la Independencia,
Son cruces, somos cruces irradiando nuestra desgracia de vivir.

†ijuana es la cruz que todos cargamos.

Sergio Téllez-Pon



Vista desde Twin Peaks

La neblina ha descendido lentamente sobre la bahía.
Desde la punta de uno de los picos gemelos
los edificios altos lucen con su falda blanca
y el Golden Gate, del otro lado,
sobre las violentas aguas del Pacífico.
Abajo, caminando sobre las banquetas de la ciudad,
las fuertes corrientes del viento convergen y se arremolinan
en las esquinas de estas frágiles construcciones Victorianas.
La bandera del arcoiris ondea
en el montículo de Castro y Market Street.
Ellos y ellas: tomados de las manos o abrazándose
o besándose o proclamándose...

Sergio Téllez-Pon








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