“Al principio, uno se encuentra escribiendo sobre algo nubloso que apenas percibe con las tripas. Luego resulta que conoce su futuro, que toda aquella oscuridad y niebla traducía un camino bifurcado cuyas sendas ambiguas conducían a sendas ambiguas que conducían a sendas ambiguas que conducían… a ese eterno final que resultó ser el principio”. Así es como define este joven poeta colombiano su forma de escribir y de buscar los temas, los enigmas y la profundidad de su obra. Además en ese camino de la definición en la escritura, agrega: “Uno empieza por decir: Algún día encontraré, y acaba dándose cuenta que todo se trata de buscar, solamente.”

Ricardo Canizales


Banquete

Soy alimento
El ansia se apodera
Muérdeme…
Humedece mi risa
Empieza con las preguntas
demórate
en ese trozo de mí
Que no conoces…
Demórate… no será suficiente.
Bebe sin dulce
Hasta la última espina
Es tuyo este banquete
De ti se ordenó cada alimento

Ricardo Canizales


En el vestíbulo

Lo que habita el límite
En el nombre de las cosas que parecen saberlo todo
A más tardar frente a nosotros
Después de la premonición
Del encierro
Del tan anhelado exilio y la huida
Absolutas se posan con todos sus rostros
A escuchar nuestras respuestas sin preguntas
Allí están, al final de la espera
Emblemas de todo lo que creímos salvado
De todo lo que juzgamos nuestro

Ricardo Canizales


Invocación

Vamos.
Que es tarde de esta mañana.
Que es tarde. Nunca. Más. Y más
Porque te sorprende mi caída desde que miras
qué gravedad me oprime contigo
en esta casa de interrogantes.
De horas de vísceras digeridas.
Más. Y más.
Que es tarde para los dos.
¿Para qué tempranos sin mañanas? Albas. ¿Más?
Me viste y viste que no soy tu mal remedio.
Que no soy ni nada más que hueso.
Vamos.
Que es hora de batir la mano al destino.
Jamás. Nunca. Y más.
A batir y combatir cuanto haya de nada
y franqueza en la palabra.
Vamos. Nos hemos visto.
Más. Y más.

Ricardo Canizales


Mortales

Si en lugar del vaso reposaran
Ciegos y vacíos como una boca abierta
Tus ojos sobre esta mesa
Podría recordar
La casa de la sed
Los muros de sus puertas
El olor de la sangre

Insisto, tal vez apresuro
Levanto el aire servido
El peso de las suposiciones
Las letras del dolor que no pude
El hilo que abre la ventana y…

… si en lugar de la luz reposaran
Más allá de cualquier ausencia
Húmedos y quietos como una boca abierta
Tus huesos sobre la tierra
Sabría regresar
A extasiarme en el umbral
A mirarme mirar todas mis preguntas
Presumo, tal vez confieso
Que mi cuerpo no conoce estos abismos
Que el dolor sólo es placer
Si persistimos

Ricardo Canizales


Resurrección

Algo ha llegado.
Llegando más gente pero no... ha llegado.
No han recorrido nada aún.
No asistieron asignados a alguna cita
de espacio más común
Si no sólo apareciendo.
Como expulsados de mirar a ningún
lado advertido en el entorno.
Algún ha llegado.
Ha sido festejado con las mismas discusiones
de tiempo e incumplidos.
Debe haber un gran depósito de esos sucesos
porque todo me mira como yo.
Todo ha llegado. Desde que...
Como uno advierte cómo se da a luz
esas paciencias que luego se van desvaneciendo igual
pero nunca de inmediato.
Uno advierte que nadie es de esa espera
que uno también llega.
Tal vez llega. Llegando puntual a todo entero. Todas partes.

Ricardo Canizales














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