Al corazón gentil...

Al corazón gentil acude siempre Amor
como el pájaro de la selva a la verdura;
ni hizo a Amor antes que a corazón gentil,
ni a gentil corazón antes que a Amor, Natura.
Que entonces como existió el Sol,
así pronto fue el esplendor luciente,
mas no antes que el Sol.
Y toma Amor en la gentileza el sitio,
tan propiamente
como el calor en la claridad del fuego.

Fuego de amor en gentil corazón se enciende
como virtud de la piedra preciosa,
pues de estrella no acude valor
antes que el Sol la haga gentil cosa;
luego que le ha quitado afuera
la vileza con su fuerza el Sol,
la estrella le da valor:
así al corazón hecho por Natura,
elegido, puro, gentil,
mujer a guisa de estrella lo enamora.

Amor arde deste modo en corazón gentil,
como fuego en lo alto de la antorcha:
esplende a su gusto, claro y sutil;
no de otra guisa, pues es fuerte.
Y si la burda naturaleza
enfrenta a Amor como agua al fuego
ardiente, porque es fría,
Amor al gentil corazón se allega,
como al preciado sitio
adamantino el hierro en la mina.

Se da el Sol al fango todo el día,
aunque es vil, pero no pierde calor el Sol.
Dice el hombre: "Por mi raza soy gentil",
pero es como el barro: el Sol  es gentil valor.
No debe dar el hombre fe
a que gentileza sin corazón exista
con debida dignidad,
y sin virtud en el corazón,
como rayo en el agua
y en el cielo estrellas y esplendor.

Esplende en la inteligencia del cielo
Dios creador más que en nuestros ojos, el Sol:
el juicio oye a su factor más allá del cielo,
y el cielo deseando, a Él lo obedece;
y así como corresponde al juicio
dar a la justicia de Dios beato cumplimiento,
así en verdad obra deseo
la mujer bella: en la mirada enciende,
por gentileza, el talento
que le será siempre obediente.

Señora, Dios me dirá: "¿Qué presumiste?",
siendo mi alma de Él delante.
"El cielo pasaste y hasta Mí viniste
y diste en vano amor a Mí en semblante:
que a Mí convienen laudes,
y a la reina del dominio digno
por quien cesa el fraude".
Dirle podré: "Tiene semblante de ángel
que fuese de tu reino;
no ha sido una falta que la amase".

Guido Guinizelli


Belleza de la dama

Quiero en verdad alabar a mi dama,
y compararla a la rosa y al lirio;
más que el lucero del alba brilla
y suspira a lo más bello del cielo.

El campo y el aire a ella comparo,
las flores con sus colores, amarillo, rojo,
oro, azul, y la alegría;
incluso Amor por ella se mejora.

Gentil y bella pasa por la calle,
si saluda, destruye todo orgullo,
hace de nuestra fe a quien no cree;

no se le puede acercar el vil
y tiene, además, otra virtud:
nadie desea el mal mientras la ve.

Guido Guinizelli


Vuestro hermoso saludo y la gentil mirada
que lanzáis cuando os encuentro me asesinan;
Amor me asalta y no le importa
si hace daño o merced,

pues me atraviesa el corazón con una flecha
que además lo corta y divide en partes:
no puedo hablar, porque ardo en grandes penas
como uno que ve su muerte.

Me pasa por los ojos como el trueno
que hiere a través de la ventana de la torre
y rompe y destruye lo que encuentra adentro;

quedo como estatua de cobre
por donde no corre vida ni espíritu
y sólo ofrece figura de hombre.

Guido Guinizelli













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