Nací en el seno de una humilde familia nómada, en una tienda
plantada en las inhóspitas y verdes mesetas del este del Tíbet, rodeadas de las
montañas más altas del mundo y los ríos más caudalosos. La tierra estaba
cubierta de nieve durante casi ocho meses al año. Mi familia pertenecía a un
grupo tribal que vivía en tiendas y se dedicaba a la cría de diversos animales
domésticos, como yacs, caballos y ovejas. Varias veces al año trasladábamos
nuestros campamentos a otros valles en busca de pastos frescos para alimentar a
los animales. Cuando contaba cinco años sucedió algo que cambió drásticamente
mi vida: me reconocieron como la reencarnación de un famoso maestro religioso
del monasterio de Dodrupclien, una importante institución docente del este del
Tíbet. Los budistas aceptan los principios de la reencarnación y del karma, de
modo que los tibetanos creen que, al morir, los grandes maestros se reencarnan
en otras personas que tendrán grandes dotes para beneficiar a la gente. Mis
padres lamentaron mucho tener que separarse de mí, pues yo era su único hijo,
pero me entregaron al monasterio sin dudarlo. Estaban orgullosos y se sentían
profundamente privilegiados porque de la noche a la mañana su hijo se había
convertido en un personaje respetado en el valle.
Para nosotros el budismo no sólo era meditación, estudio y
ceremonia, sino una forma de vida y de existencia. El budismo enseña que la
identidad esencial de todos los seres es la mente, pura, apacible y perfecta
por naturaleza. La mente es Buda. Como ya sabemos, cuando nuestra mente se
encuentra libre de la presión de las situaciones externas y de las emociones,
se vuelve más serena, abierta, sabia y espaciosa.
En el monasterio me inculcaron la importancia de abandonar
la actitud que los budistas llaman «aferrarse al yo», de combatir la percepción
errónea de que hay una entidad sólida y permanente en nosotros y en los demás
seres y cosas. El «yo» es un concepto fabricado por la mente simple, no por la
verdadera naturaleza de la mente. El apego al yo, la dependencia de, es la raíz
de los trastornos mentales y emocionales, la causa de todos nuestros
sufrimientos. Ésta es la clave que nos permite comprender la esencia del
budismo, su espíritu y su talante. En este sentido el budismo es radical:
afirma que el sufrimiento lo causa algo que nuestra mente está haciendo antes
incluso de que lleguemos a mostrar algún comportamiento torpe o problemático, o
a realizar algún discurso agresivo; antes de que nos veamos sumidos en el
sufrimiento, la enfermedad, la vejez y la muerte, de los que no puede librarse
ningún ser humano. El budismo atribuye todos los problemas al hecho de
aferrarse al yo.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
El propósito de proteger la llama apacible de la mente de
las luchas tormentosas de la vida, y de enviar a los demás los rayos de la
amplitud y la actitud positiva fue lo que me permitió seguir adelante en los
momentos difíciles. En muchos aspectos las grandes tragedias de mi vida se
convirtieron en una ventaja, pues ilustraban las enseñanzas budistas sobre la
naturaleza ilusoria de la vida, levantando el falso manto de la seguridad. Ya
no tenía ninguna duda acerca de los beneficios que aporta despegarse del yo.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
Al amparo de la luz de la sabiduría budista, contemplo los
aspectos positivos de todas las circunstancias a través de la ventana de la
naturaleza apacible de la mente, en lugar de sucumbir a sus aspectos negativos.
Ésta es la esencia del camino del bienestar.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
La clave del bienestar consiste en aceptar las cosas sin
culpar a otros
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
Este libro es una guía práctica para todo aquel que quiera
encontrar la paz y liberarse de la ansiedad, la tensión nerviosa y el dolor.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
Si practicas los ejercicios que se proponen en este libro
podrás solucionar tus problemas y liberarte del dolor, devolver a tu vida la
alegría y la salud. Como mínimo te ayudarán a reducir la intensidad del dolor y
la gravedad de los problemas, y a incrementar la alegría y la salud de que
disfrutas. Además, la paz y la fuerza generadas por el poder curativo de la
mente te permitirán aceptar más fácilmente el dolor y los problemas y
contemplarlos como parte de tu vida, al igual que aceptamos la oscuridad de la
noche como parte del ciclo del día.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
Todo aquel cuya mente esté abierta al poder curativo de la
meditación se beneficiará practicando los ejercicios descritos en este libro.
Para eso no hace falta ser budista. Sin embargo, los ejercicios no están
concebidos como una alternativa a los tratamientos convencionales. La medicina,
un comportamiento y una dieta adecuados y el ejercicio físico son elementos
básicos para el bienestar.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
El budismo aboga por eliminar la tensión innecesaria y
perjudicial que creamos en nuestras vidas, mediante la comprensión de la
verdadera naturaleza de las cosas.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
Desgraciadamente mucha gente cree que el budismo es una
religión difundida por un determinado maestro histórico, Buda Shakyamuni, cuya
única finalidad consiste en beneficiar a los seguidores de esa tradición. El
budismo es un camino universal. Su objetivo consiste en alcanzar la verdad
universal, el estado de iluminación plena. Según el propio Buda Shakyamuni, un
número infinito de seres alcanzaron la iluminación antes de que él naciera,
Hay, ha habido y habrá budismo (el camino) y budas (los que han alcanzado la
iluminación) en este mundo y en otros, en el pasado, en el presente y en el
futuro. Es cierto que hace casi dos mil quinientos años Buda Shakyamuni propagó
las enseñanzas que luego se conocieron como budismo. El budismo que enseñaba
Shakyamuni es una de Las manifestaciones del budismo, pero no la única, La
gente que tenga una mente abierta oirá el camino verdadero, que los budistas
llaman dharma, incluso en la naturaleza. El Dharmasamgiti afirma: «Los que
tienen un buen estado mental, aunque no esté presente el buda oirán el dharma
en el cielo, en las paredes y en los árboles. A los que persiguen una mente
pura, las enseñanzas y las instrucciones se les aparecerán con sólo desearlas.»
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
Nuestra mente crea la experiencia de la felicidad y el
sufrimiento; la capacidad para hallar la paz depende de nosotros. La mente, en
su estado puro, es apacible e iluminada. Todo aquel que comprenda esta idea se
encuentra ya en el camino de la sabiduría.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
El apego al yo crea karma negativo, costumbres y tendencias
negativas. Pero no todo el karma es negativo, aunque algunas personas cometen
el error de pensar así. También podemos crear karma positivo, y eso es lo que
pretende la meditación. Si nos aferramos al yo con todas nuestras fuerzas
crearnos karma negativo. El karma positivo nos ayuda a despegarnos del yo, y
cuando nos relajamos encontramos el equilibrio y nos volvernos más sanos y
felices.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
Según la filosofía del budismo Mahayana, todos vagamos por
este mundo a la deriva, sin ver la fuerza interior que puede liberarnos.
Nuestra mente fabrica deseos y aversiones, y bailamos alocadamente, como un borracho,
al son que marcan la ignorancia, el apego y el odio. La felicidad es fugaz; la
insatisfacción nos persigue. Todo es corno una pesadilla. Mientras estemos
convencidos de que el sueño es real, seremos sus esclavos,
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
El texto principal de la medicina tibetana son los Cuatro
Tantras (Gyud zhi), que los tibetanos consideran un terma (revelación mística)
descubierto por Trawa Ngonshey en el siglo XI. Según esos textos ancestrales,
la raíz de todas las enfermedades de la mente y el cuerpo es el apego al yo.
Los venenos que destila la mente como consecuencia de ese apego son la
ignorancia, la aversión y el deseo.
Las enfermedades físicas se dividen en tres grandes grupos:
1. La falta de armonía del viento o energía, que
generalmente se centra en la parte inferior del cuerpo y es de naturaleza fría;
su causa es el deseo.
2. La falta de armonía de la bilis, que suele situarse en la
parte superior del cuerpo y es caliente; su causa es la aversión.
3. La falta de armonía de la flema, que se concentra en la
cabeza y es de naturaleza fría; su causa es la ignorancia.
Estas tres categorías, deseo, ignorancia y aversión, así
como las temperaturas asociadas a ellas, todavía pueden ser muy útiles hoy en
día para determinar qué ejercicios de meditación resultan más convenientes,
según la naturaleza y el estado emocional de cada individuo.
Según la medicina tibetana, el mejor método para conseguir
una buena salud física y mental consiste en llevar una vida apacible, libre de
aflicciones emocionales, y combatir el apego al yo.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
Valorarnos nuestro cuerpo y nuestras posesiones más que
nuestra mente, nuestro aspecto más que nuestra salud, nuestra profesión más que
nuestro hogar. Nos identificamos con el cuerpo y contemplamos nuestra mente
como una mera herramienta del cuerpo («el hongo del cerebro» como alguien la
describió burlonamente); nos separamos de la verdadera fuente de la felicidad.
Acumulamos posesiones para nuestras casas, pero no nos ocupamos de nuestra
mente ni de nuestro cuerpo a pesar de que las condiciones más importantes para
un hogar dichoso son una mente feliz y un cuerpo sano.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
Muy a menudo la gente coloca los objetos materiales en
primer lugar, luego el cuerpo y por último la mente; exactamente al contrario
de como debería ser.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
Para los principiantes la clave consiste en sentir la
presencia de lo que se está imaginando. No hace falta que la visualización sea
muy elaborada ni detallada; lo que importa es que la mente esté abierta y que
los sentimientos sean afectuosos.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
A las personas angustiadas por la tensión mental y las preocupaciones
puede resultarles muy tranquilizador abrir su conciencia en lugar de enfocar la
mente mediante la concentración.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
Las personas con experiencia en la meditación suelen hacerlo
visualizando una tubería larga y estrecha y utilizando su imaginación para
mirar por ella. Otro ejercicio mental consiste en concentrarse en un punto
diminuto en lugar de hacerlo en una imagen mayor. Si necesitamos trabajar en la
concentración, despertar la mente o aguzar los sentidos, debemos ocuparnos de
desarrollar nuestra disciplina mental. Sin embargo, la mente suele ser
demasiado fina y sensible. Si notáis que vuestra mente está atascada o anulada,
es mejor no obligarla a concentrarse con una rigidez excesiva. A las personas
angustiadas por la tensión mental y las preocupaciones puede resultarles muy
tranquilizador abrir su conciencia en lugar de enfocar la mente mediante la
concentración.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
Respetar a los demás y preocuparse más por ellos que por uno
mismo es la esencia de la práctica budista, y una actitud que nos proporcionará
naturalmente más fuerza y amplitud.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
Hace muchos siglos el hambre azotaba un valle del Tíbet. Un
padre se dio cuenta de que él y sus hijos no podrían sobrevivir mucho tiempo
porque se les había acabado la comida, de modo que llenó unos sacos de ceniza,
los ató con cuerdas al techo y dijo a sus hijos: «Tenemos mucho tsampa guardado
en esos sacos, pero debemos reservarlo para el futuro.» (El tsampa es harina de
cebada tostada, el elemento básico de la dieta de los tibetanos.) El padre
murió de hambre, pero los niños sobrevivieron hasta que alguien fue a
rescatarlos. Aunque estaban más débiles que su padre, sobrevivieron porque
estaban convencidos de que les quedaba comida. Su padre murió porque había
perdido la esperanza. La moraleja de la historia, evidentemente, es que la
seguridad proporciona fuerza a la mente y al cuerpo. Sin embargo, hay un
detalle muy importante: a diferencia de los sacos de tsampa, nuestra verdadera
naturaleza no es una simple ficción que nos proporciona seguridad, sino una
realidad. Puede que nos resulte difícil desarrollar confianza en nosotros
mismos y en los ejercicios de meditación porque nos asaltan miles de dudas y de
temores. Pero si conseguimos abandonar nuestros hábitos y entregarnos a los
ejercicios, aunque sea por un breve tiempo, notaremos los beneficios, Debemos
dedicarnos a perfeccionar nuestra habilidad y a desarrollarla.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
… el objetivo de las enseñanzas budistas no es dejar este
mundo para ir a otro mejor o al cielo. Podemos hallar la paz en este mundo,
pero como nuestra naturaleza apacible, que es innata, a menudo está oculta, al
enfrentarnos a las luchas de la vida nos tambaleamos como moribundos. La
percepción pura puede curarnos. Si enseñamos a nuestra mente a aceptar los
problemas como algo positivo, hasta los problemas más graves pueden convertirse
en una fuente de alegría en lugar de una fuente de sufrimiento.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
Si la vida es fácil, es posible que nunca percibamos la
verdadera paz.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
Deberíamos recordar que bajo las tormentas de nuestras
preocupaciones superficiales se encuentra la paz. Podemos remediar nuestro
sufrimiento enfrentándonos hábilmente a nuestros problemas. Todo es
impermanente y todo está en constante cambio. En lugar de ver el cambio como
algo negativo, debemos verlo como algo positivo y aprovecharlo. Debido a su
naturaleza cambiante, todo lo que es impermanente, nos permite mejorar nuestra
vida si nosotros lo decidimos.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
Si somos perseverantes, aunque no seamos excesivamente
inteligentes alcanzaremos nuestra meta. Es lo que le ocurrió a Lamchungpa, que
se convirtió en uno de los Dieciséis Arhats, los famosos sabios budistas de la
antigüedad. Limpiando las sandalias de otros monjes, comprendió las enseñanzas
de la iluminación. El primer dalai lama relata su historia:
Lamchungpa no tenía una mente muy brillante. Muchos
discípulos de Buda desistieron de instruirlo. Entonces Buda le ordenó que
limpiara las sandalias de los monjes y que repitiera dos frases: «He limpiado
el polvo. He limpiado las manchas.» Lamchungpa las memorizó con gran esfuerzo.
Tras realizar ese trabajo durante mucho tiempo, un día se le ocurrió pensar:
«¿Qué quería decir Buda con "limpiar el polvo" y "limpiar las
manchas"? ¿Se refería al polvo y las manchas del interior (la mente) o de
las cosas externas (las sandalias)?» Al punto le vinieron a la mente tres
nuevas estrofas: Esto no es el polvo de la tierra, sino el del deseo. Polvo es
el nombre del deseo y no el del polvo de la tierra. Los instruidos que han limpiado
el polvo llegan a comprender la doctrina de la iluminación. Esto no es el polvo
de la tierra, sino el del odio. Polvo es el nombre del odio y no el del polvo
de la tierra. Los instruidos que han limpiado el polvo llegan a comprender la
doctrina de la iluminación. Esto no es el polvo de la tierra, sino el de la
ignorancia. Polvo es el nombre de la ignorancia y no el del polvo de la tierra.
Los instruidos que han limpiado el polvo llegan a comprender la doctrina de la
iluminación. Luego contempló con perseverancia el significado de esos versos y
poco después alcanzó el arhat, el estado de total eliminación de las
aflicciones mentales y emocionales.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
La gente suele caer en los extremos en sus relaciones con
los demás. Algunos padres asfixian a sus hijos en relaciones de excesiva
dependencia mutua. Otros temen la intimidad emocional y no ofrecen suficiente
apoyo a sus hijos. Sí, todos deberíamos valernos por nosotros mismos. La
intimidad es aconsejable y permite a los niños (y a los padres) madurar
emocionalmente. Los padres deberían hablar con sus hijos, participar en sus
juegos y en su vida, y expresarles su amor, pero también deberían permitirles
crecer como personas independientes. Ése es el equilibrio que necesitamos.
Muchos adolescentes culpan a sus padres de los problemas emocionales que
padecen, o se rebelan contra cualquiera que tenga autoridad. Debemos comprender
nuestro pasado, pero culpar a nuestros padres no nos proporciona libertad. Si
nos quedamos atascados en el resentimiento y la ira, provocamos la producción
de toxinas en nuestro cuerpo; aferrarnos a esos sentimientos nos perjudica. La
solución está en la meditación. Debemos ver el pasado tal como es, perdonar y
despegarnos de él. Ésa es la forma de hallar la paz. La independencia excesiva,
el temor a confiar en los demás, puede retrasar nuestro crecimiento emocional y
espiritual. Hay quien rechaza la idea de confiar en cualquiera que no sea en sí
mismo. Pero ser demasiado orgulloso o demasiado desconfiado supone negarse a
uno mismo el beneficio de su propio aprendizaje espiritual. Este tipo de
personas ponen en duda que un maestro o unas enseñanzas determinadas puedan
ayudarles, y sus dudas les impiden alcanzar el bienestar. Liberarse por
completo de la dependencia de los demás es posible, pero para la mayoría de
nosotros intentar ser completamente independientes mientras aprendemos a
enfrentarnos a los problemas es un error. Necesitamos a los demás para hacer
más llevaderas las luchas de la vida. El apoyo que recibimos de la familia, los
amigos y la comunidad es muy positivo. Al mismo tiempo, en nuestros esfuerzos
por madurar emocional y espiritualmente deberíamos avanzar a nuestro propio ritmo
y según nuestra capacidad, sin seguir el horario de nadie. En todo tipo de
circunstancias podemos hallar el equilibrio si estamos tranquilos y relajados.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
Si la meditación produce tensión, significa que debemos
aflojar y permitir que, de momento, la mente y el cuerpo mediten de forma
relajada.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
Ninguna emoción es errónea ni necesita ser eliminada.
Debemos aceptar la existencia de los sentimientos, darles la bienvenida y
permitirles salir a la superficie. Si la meditación te produce dolor emocional,
contémplalo como algo positivo, pues el dolor indica que la meditación está
produciendo un impacto y que nuestra conciencia está trabajando. No hay nada
malo en estar triste debido a algún problema. Siente tu tristeza y exprésala
como una forma de contactar con el origen del problema, a fin de extraer de tu
ser la raíz del dolor. Si tienes ganas de llorar, no contengas las lágrimas. El
llanto libera la tensión mental, la presión física y las toxinas químicas que
se acumulan cuando reprimimos el dolor.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
Cuando las emociones se agitan, debemos sentirlas, pero no
quedarnos atrapados en el dolor ni permitir que el problema nos angustie más de
lo necesario, hundiendo aún más sus raíces en nuestra mente y fortaleciendo las
actitudes negativas y quizás hasta los síntomas físicos. Nuestro propósito es
aliviar el dolor, no profundizar en él hasta el extremo de hacernos daño a
nosotros mismos. Si nos preocupamos por nuestras preocupaciones sólo
conseguiremos empeorar los problemas.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
Si insistimos demasiado en solucionar los problemas, podemos
empeorarlos. A veces es necesario tener paciencia y dejar que se desplieguen y
se solucionen cuando llegue el momento.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
Cuando valoramos los aspectos positivos de una situación,
nuestra mente se fortalece. Cuando aprendemos a reírnos de nosotros mismos y de
los problemas, nos liberamos. Cuando aprendemos a disfrutar y a no ver los
problemas como algo negativo, nos volvemos más positivos respecto a todo.
Pensar positivamente es un hábito maravilloso que debemos desarrollar, porque
proporciona bienestar y felicidad a nuestra vida.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
Aunque no todas las enfermedades físicas son tan fáciles de
remediar mediante el poder de la mente como los problemas emocionales, la mente
juega un papel importantísimo en la curación física. En algunos casos, la mente
puede curar por sí sola enfermedades del cuerpo, incluso cuando la medicina
tradicional ha fracasado. El budismo no establece una gran distinción entre las
enfermedades del cuerpo y las de la mente. De hecho, los Cuatro Tantras, el
antiguo canon de la medicina tibetana, declara que todas las enfermedades se
deben al apego al yo. El Shedgyud, uno de esos tantras, dice: La causa general
de la enfermedad, la única causa de todas las enfermedades, reside en la
ofuscación de no comprender la verdadera naturaleza del no ser. Por ejemplo, un
pájaro nunca se separa de su sombra, aunque vuele por el cielo [y su sombra sea
invisible]; del mismo modo, las personas ofuscadas nunca se liberarán de su enfermedad,
aunque disfruten de felicidad. Las causas específicas de la enfermedad son que
la ignorancia produce deseo, aversión e ignorancia, y éstos producen las
enfermedades del aire, la bilis y la flema.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
Todo en la vida, incluso la muerte, puede ser una
liberación.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
Si crees que la causa de tus síntomas físicos es un
determinado problema emocional, puedes meditar para solucionarlo. Pero no es
necesario localizar una obstrucción mental determinada y concentrarse en ella
para solucionarla. La simple intención de eliminar las acumulaciones
emocionales es beneficiosa en sí misma. Una meditación relajada y abierta con
el objetivo de solucionar un problema específico puede disolver otros y
subirnos la moral. La meditación puede ser una medicina excelente. Aunque no
consigamos remediar un malestar físico, la meditación nos ayudará a liberar
nuestra mente, que es la curación más importante.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
Los occidentales, que se enorgullecen de su racionalismo,
quizá rechacen la idea de recurrir a un sanador. Tal vez digan: «¡Eso son
tonterías!», o «Yo no creo en la magia». No obstante, mucha gente que se
considera moderna y racional suele depositar una gran fe en los médicos. Esta
«fe» mundana se basa en los tratamientos modernos, pero también va más allá. Un
buen médico ayuda a adoptar una actitud positiva, y eso es un factor muy
importante, pues galvaniza los recursos internos del paciente y facilita que el
sistema inmunológico se beneficie del tratamiento convencional. Podemos
curarnos solos o con ayuda de los demás. Éste es el punto de vista del budismo,
y también es de sentido común. Es lógico que al elegir a un médico convencional
busquemos a alguien que sepa tratar a los enfermos, un compañero que nos ayude
a curarnos brindándonos armonía y amplitud. El sentido común también nos dice
que deberíamos alegrarnos del amor que nos demuestran los demás. La gente que
se siente querida se recupera mejor de las enfermedades. El amor nutre nuestra
mente, como el sol a las flores.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
La respiración es el hilo del que pende la vida. Es la
íntima fuerza vital de la que dependen constantemente todos los seres. Si
logramos que la respiración se transforme en el apoyo de nuestro bienestar
espiritual, el aprendizaje invadirá todos los aspectos de nuestra vida.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
UTILIZAR LAS
INFINITAS ENERGÍAS INTERNAS DE LA CURACIÓN
Respira profundamente un par de veces, expulsa toda la
tensión y las preocupaciones y disfruta de las relajadas sensaciones de tu
cuerpo y tu mente.
Luego, lenta y pausadamente, realiza los siguientes
ejercicios, deteniéndote un minuto o dos en cada paso.
1. Cuando te despiertes por la mañana o en cualquier otro
momento del día, siente tu fe en la fuente de poder (que puede ser Buda, el
guru Rimpoché o cualquier otra imagen). La devoción despierta tu cuerpo y tu
mente y los hace florecer. La devoción te proporciona entusiasmo, felicidad,
fuerza y amplitud.
2. Imagina y siente que tu corazón, el centro de tu cuerpo,
tiene la forma de una maravillosa flor de luz que se abre al calor de la
devoción. De ese corazón devoto surgen tu sabiduría, tu compasión y tu fuerza,
las virtudes iluminadas, que toman la forma de la fuente de poder. La fuente de
poder, en forma de un cuerpo luminoso de calor y alegría, se eleva por el canal
central (un amplio canal hecho de luz pura y clara) de tu cuerpo. Luego la
fuente de poder adorna el inmaculado e ilimitado cielo, como si miles de soles
hubieran surgido como un solo cuerpo.
3. Convéncete de que la fuente de poder es la encarnación de
la sabiduría, la compasión y la fuerza de todas las divinidades y de la verdad
universal. Siente que todo tu cuerpo y tu mente se llenan de calor, felicidad e
ilimitada energía en presencia de la fuente de poder.
4. Luego observa la tierra, que está llena de diferentes
seres. Sus corazones están llenos de devoción y en sus caras resplandecen
alegres sonrisas; contemplan, maravillados, la fuente de poder. Se unen a ti
para expresar la fuerza de su devoción mediante oraciones y cantan
armoniosamente componiendo una gran sinfonía. Entona la oración con alegría,
sin límites ni restricciones.
5. Cuando cantes las oraciones, imagina que éstas han
invocado la mente compasiva de la fuente de poder. La sabiduría, la compasión y
la fuerza de la fuente de poder van hacia ti en forma de múltiples haces de luz
bendita de diferentes colores (o chorros de néctar). Esos rayos luminosos tocan
cada uno de los poros de tu cuerpo. Siente el calor de su caricia, la
naturaleza dichosa del calor. Siente la fuerza del calor bendito.
6. Entonces los rayos de luz entran en tu cuerpo. Visualiza
y siente que todos tus hábitos negativos, aflicciones mentales, conflictos emocionales,
enfermedades físicas y concentraciones de energía se oscurecen dentro de tu
cuerpo. Con sólo tocarte, la luz bendita elimina por completo toda la oscuridad
de tu cuerpo y tu mente, que desaparece sin dejar rastro. Tu cuerpo se inunda
de una luz sorprendentemente brillante, de una sensación de calor, felicidad y
fuerza. Luego imagina y siente que todo tu cuerpo se transforma en un cuerpo de
luz bendita. Todas las células de tu cuerpo se transforman en células de luz
bendita, proporcionándote calor, felicidad y fuerza.
7. A continuación piensa en una célula situada en tu frente
(o en cualquier otra parte de tu cuerpo). La célula está hecha de brillante luz
bendita. Es enorme y hermosa. Introdúcete lentamente en esa célula, amplia e
ilimitada como el cielo.
Siente la amplitud de la célula durante un rato.
8. Luego imagina y siente que tu cuerpo está hecho de
billones de células enormes, hermosas y dichosas como ésa. Cada célula está
adornada con la presencia de la fuente de poder. Sé consciente de la sorprendente
energía de tu milagroso cuerpo. Todas las células se unen con amor y armonía.
Siente la fuerza de esos billones de células felices de tu cuerpo adornadas por
la fuente de poder.
9. Todas las células de los canales, órganos y músculos de
tu cuerpo de luz bendita respiran a la vez. Respiran calor y felicidad, abierta
y espontáneamente como las olas del mar. Siente las olas de ese feliz
movimiento. Las olas acarician, relajan y ablandan cualquier punto duro o
rígido, o donde se hayan acumulado restos de emociones no resueltas y heridas
no curadas. Siente el aura de energía. Siente el sentimiento y fusiónate con
él.
10. Después visualiza una inmensa aura de brillante luz
bendita llena de energía alrededor de tu cuerpo. Es un aura protectora que
impide que entren en ti los efectos negativos. También es un aura de
transmutación que transforma en luz bendita todo lo que pasa por el aura de
energía, como copos de nieve que caen sobre agua caliente.
Comparte las bendiciones con todos tus semejantes.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
La compasión es la naturaleza curativa de la mente y a
través de ella podemos encontrar la paz.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
A pesar de que comprendamos que la compasión nos sitúa
directamente en el camino de la verdad, es posible que nos cueste dejar de
aferrarnos a nuestras preocupaciones egoístas lo suficiente como para
experimentar la tolerancia hacia los demás. El enfoque básico del budismo
consiste en empezar de una forma sencilla y ampliar el círculo de la compasión
poco a poco. Hemos de sentir, en primer lugar, un saludable amor por nosotros
mismos, ocupándonos de nuestras verdaderas necesidades y de nuestro bienestar,
y agradecer la felicidad cuando ésta surja. Debemos valorar a los que nos
rodean y preocuparnos por ellos, obteniendo así una experiencia sincera de
actitud generosa, en lugar de confiar sólo en las palabras o en los
sentimientos vagos. Poco a poco podemos ir ampliando nuestra compasión. La
compasión no significa preocuparse. La compasión es sabiduría y cariño
sinceros. La preocupación se basa en el apego, y mina nuestra fuerza y nuestra
capacidad para ayudar a los demás. A menudo, cuando queremos a una persona nos
preocupamos por ella debido a la inevitable reacción de la mente mundana. Así
que, si puedes, ama, pero no te preocupes. Si pese a todo surgen las
preocupaciones, no les des excesiva importancia. Contémplalas como algo
positivo y piensa: «El amor que siento por esta persona hace que me preocupe.
Lo mejor que puedo hacer es quererla.» Si contemplas la preocupación desde este
punto de vista positivo y te alegras de ella, el impacto negativo se
transformará en energía constructiva. ¿Cómo podemos sentir compasión por
nuestros enemigos o por las personas que no nos gustan? El enfoque eficaz
consiste en verlos como seres-madre, amables, buenos y encantadores en
realidad, pero cuya verdadera naturaleza está escondida; o en pensar que quizá
nos cuesta reconocer al buda que hay en su interior debido a nuestra propia
ofuscación. Mediante la meditación podemos empezar a romper los muros que nos
separan de los demás.
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
También puedes utilizar el dolor y el miedo para generar
compasión. La mayoría de nosotros intentamos en vano escondernos del
sufrimiento cuando se presenta, pero el sufrimiento puede ser un recurso muy
valioso. Adoptando la actitud correcta, la amargura del sufrimiento nos permite
entender más fácilmente el dolor de los demás. Ver y sentir el sufrimiento
proporciona una gran comprensión del samsara, nuestra existencia terrenal
transitoria. Eso puede generar una poderosa energía, no sólo lástima y buenas
intenciones hacia los demás, sino una aspiración y un compromiso sinceros de
liberar a todos los seres de la hoguera del samsara. Si desarrollamos una
fuerte compasión hacia todos los seres-madre, el odio, los celos, la envidia y
el apego desaparecerán. La compasión derriba el muro que separa a los amigos de
los enemigos, lo bueno de lo malo, el yo de los demás, y deja espacio para la
felicidad y la paz. Asanga, el gran filósofo mahayana de la India, contempló a
Maitreya, el buda de la bondad, durante doce años en una cueva. Sin embargo, no
consiguió distinguir ninguna señal de verdadero logro hasta el día que abandonó
la cueva y vio a un perro moribundo en el camino. Cuando intentó ayudar a la
criatura, surgió de pronto en él una enorme compasión y el perro se transformó
en el radiante cuerpo de Maitreya. «Señor, tienes muy poca compasión —se
lamentó Asanga—. ¿Por qué no me has mostrado tu rostro durante todo este
tiempo?» Maitreya respondió: «Nunca me he separado de ti. Pero tú no podías
verme por culpa de tu ofuscación mental. La compasión la ha purificado.»
Tulku Thondup
El poder curativo de la mente
De todas las aflicciones emocionales, la ignorancia es el
peor de los venenos. Atrapados en nuestras luchas, nos cuesta ver el mundo
pasajero de sufrimientos tal como es y descubrir nuestra verdadera naturaleza y
la gran amplitud de todas las apariencias. La sabiduría radica en los pequeños
pasos que podamos dar para eliminar nuestro apego al yo.
Tulku Thondup
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