1950: February June

No eran más que las 8 de la mañana; el sol se elevaba como una sólida bola, poniendo discos en las ventanas de filas geométricas de casas adosadas. El humo de cientos de chimeneas se fue por el cielo, en líneas finas y rectas. Mirando alrededor de este gris desierto de ojos inyectados en sangre, él habló de la obviedad de su aspecto, todavía no totalmente recuperado de los rigores de una fiesta de despedida en Londres que se había prolongado durante días. Sus amigos más sobrios lo habían llevado al aeropuerto y empujado a bordo del avión, unos minutos antes de su partida. Había llevado un volumen de cuentos de Max Beerbohm para leer en el vuelo, pero no pudo hacerlo, y se consoló a sí mismo en el bar.

Acercándonos a Manhattan, nos lanzamos sobre un largo y débilmente iluminado túnel. “Nunca puedo dejar de temblar cuando tengo que ir a través de estos pasajes”, le dije “¿Crees que es algo que tiene que ver con los recuerdos del trauma del nacimiento?”, Dylan resopló, y cuando salimos de la oscuridad a la luz helada, hizo un alto sonido de arrullo: “Es-ee-EE esto lo hace recordar a uno de la momia”, dijo. Ahora podíamos ver a Manhattan y el cielo, y Dylan miró y no dijo nada.

Acelerando hacia una habitación que había contratado para él en Beekman Tower Hotel, con vistas al East River y Queens por un lado, y hacia el centro de Manhattan en el otro. Apenas habíamos llegado cuando me di cuenta de que había cometido un grave error. Su habitación era la más alta, con una poderosa pero opresiva vista sobre todo el centro de la ciudad. Ciertamente no era el paisaje con el que hacer frente para un hombre que se vio a sí mismo como un poeta mendigo que fue a los Estados Unidos con el temor de que podría perder todo, incluso su identidad.

John Malcolm Brinnin
Extraído de Dylan Thomas in America (An Intimate Journal) by JOHN MALCOLM BRINNIN WITH PHOTOGRAPHS. An Atlantic Monthly Press Book BOSTON Little, Brown and Company TORONTO COPYRIGHT, I955jBY JOHN MALCOLM BRINNIN. Traducción al español de © Juan Arabia, 2015. Diseño Editorial: Doppelgänger



La oscuridad marginal

La lluvia, como un viajero, camina sobre la noche.
Los rascacielos hacen sus gestos cubistas allí donde
El alcance del hombre excede su estatura mortal;
Las intermitentes multitudes están aquí,
Reunidas por la lluvia bajo los portales, detenidas en su fuga
Entre las casas de comercio y la noche.

Camino entre ellas puesto que es necesario, trasformado
Sobre las aceras, me apropio de sus ojos
Y voy con ellas, deformado, a sus encantadas
Lizas, sus inventadas realidades
De cinematógrafo y canciones; nos retiramos ilesos
Aunque la muerte, con su rostro transformado, está próxima.
Reunidos en el subterráneo, esperamos trenes
Que corren en la oscuridad como por los rieles del tiempo;

Nosotros, lisiados negativos de promesas, apoyamos
Nuestra muleta de huesos en una garabateada viga;
Mientras el ruidoso año golpea imparcialmente, como la lluvia
Sobre elocuente mármol, aguardamos nuestros trenes.

Noche de esta noche; hay una plegaria en mí
Que lee mi destino en su amor.
Ojalá que este cáncer y esta lepra
Prueben la marca soberana de nuestra conjunción.
Este es mi mundo en medio de las bestias que ven;
En ellas sobrellevo la noche, y ellas en mí.

John Malcolm Brinnin











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