Al descubrir un cabello largo y gris

Friego las largas tablas del suelo
de la cocina, repitiendo
los movimientos de otras mujeres
que habitaron esta casa.
Y cuando descubro un cabello largo y gris
flotando en el balde,
siento mi vida sumada a las de ellas.

Jane Kenyon



Bizcocho

El perro ha limpiado su bol
y su recompensa es un bizcocho,
que pongo en su boca
igual que un cura ofrece la hostia.

¡No soporto esa actitud confiada!  
Pide pan, espera
pan, y mi poder es tal que
podría darle una piedra.

Jane Kenyon



De otra manera

Me levanté de la cama
con dos piernas fuertes.
Podría haber sido
de otra manera. Comí
cereal, leche dulce, un melocotón
maduro, perfecto. Podría
haber sido de otra manera.
Llevé al perro cuesta arriba
al bosque de abedules.
Toda la mañana hice
el trabajo que me gusta.
 
Al mediodía me acosté
con mi compañero. Podría
haber sido de otra manera.
Cenamos juntos
en una mesa con candelabros
de plata. Podría
haber sido de otra manera.
Dormí en una cama
en una alcoba con cuadros
en la pared
y planeé otro día
exactamente igual a este.
Pero un día, lo sé,
será de otra manera.

Jane Kenyon



El bol azul

Como los primitivos enterramos el gato
con su bol. Con las manos desnudas
arrastramos la arena y la grava
hasta el agujero.

Caían con un siseo sordo
a su lado,
sobre la larga y roja piel, las blancas plumas
entre los dedos y la larga,
por no decir aquilina, nariz.

Nos incorporamos y nos sacudimos el polvo el uno al otro.
Hay penas más profundas que ésta.

Guardamos silencio el resto del día, trabajamos,
comimos, miramos fijamente y dormimos. Se desató una tormenta
que duró toda la noche; ahora está despejado y en un arbusto que gotea
parlotea un petirrojo
como el vecino que tiene buenas intenciones
pero siempre dice lo que no debe.

Jane Kenyon



El pretendiente 

Nos acostamos dándonos la espalda. Las cortinas
suben y bajan
como el pecho de alguien que duerme.
El viento mueve las hojas del viejo boj,
mostrando sus claros reversos
al dar la vuelta todas a la vez
como un banco de peces.
De pronto, comprendo que soy feliz.
Durante meses este sentimiento
se ha estado acercando, ha permanecido
en breves visitas como un tímido pretendiente.

Jane Kenyon



"Escribir estos poemas fue mi esfuerzo para comprender y controlar lo que me estaba ocurriendo. Para mí la poesía es siempre un lugar seguro, un refugio, y lo ha sido desde que estudié en la escuela primaria, así pues era natural para mí escribir sobre estas cosas que ocurrían en mi propia alma."

Jane Kenyon



La pera

Hay un momento en la madurez
en que te aburres, encolerizado
por tu mente mediocre,
aterrorizado.

Ese día el sol
deslumbrante te quema
y te hace sentir más desolado.

Pasa sutilmente como cuando una pera
se pudre de dentro afuera
y tú tal vez no lo adviertes
hasta que es demasiado tarde.

Jane Kenyon




Mirando a las estrellas

No es el Dios del espacio curvo,
el seco Dios quien va a ayudarnos, sino el hijo
cuya sangre salpica
en el dobladillo del vestido de su madre.

Jane Kenyon



Que venga el ocaso

Que la luz del fin de la tarde
brille por las ranuras del granero
y suba por los baldes mientras que baje el sol.

Que el grillo se ponga a raspar
mientras que una mujer toma sus agujas
y su hilo de lana. Que venga el ocaso.

Que el rocío se junte sobre la azada
abandonada en los largos pastos. Que aparezcan las estrellas
y que la luna muestre su cuerno de plata.

Que la zorra se vuelva a su madriguera arenosa.
Que el viento se vaya muriendo. Que el cobertizo
se vuelva oscuro por dentro. Que venga el ocaso.

A la botella en la zanja, a la pala
en la avena, al aire en el pulmón,
que venga el ocaso.

Que venga, como vendrá, y no temas.
Dios no nos deja sin consuelo,
entonces que venga el ocaso.

Jane Kenyon



Reunión al aire libre en septiembre

Nos sentamos con amigos a la mesa
redonda de cristal. La charla es inteligente;
todos están a la altura. Las abejas
se acercan a las helicoidales mondas de pera
de tu plato.
Desde mi regazo o tu mano
el sabor de nuestra intimidad matinal
sale a la superficie. El sol de otoño
pasa a través del vino.

Jane Kenyon










No hay comentarios: