"Aprendí a reconocer el continuo del lenguaje.  Un texto que inventa un pensamiento le “hace” algo a su lengua. Es un sistema de discurso que trabaja la lengua. No es el hebreo el que hace la Biblia, es la Biblia la que hace el hebreo."

Henri Meschonnic


De Y la tierra corre

es tiempo
de oír
lo que uno no quiere oír
oír lo que no hace ruido
la sangre no hace ruido
el pájaro muerto
no hace ruido
caminar sobre una nube
no hace ruido
dejar hacer
no hace ruido
callarse
no hace ruido
pero todo este silencio
de todos aquellos que se callan
hace un ruido para ya no vivir
mentir no hace ruido
pero mentir mentir sobre mentir
acaba haciendo un ruido para ya no
oírse
un ruido de fin del mundo
la muerte no hace ruido

Henri Meschonnic



"Definí lo “sagrado” como lo fusional entre lo humano, lo animal y lo cósmico, lo “divino”, como el principio de la vida, y lo “religioso” como la organización ritual de la vida en función de lo teológico político y es lo que hace que pueda decir que lo teológico político es el enemigo mayor de lo divino porque para mí lo divino es la vida."

Henri Meschonnic



Embiblar la voz

Embiblar, sí, es eso que traducir la Biblia le hace a la voz.

Pero sólo comprendiendo la escucha del ritmo en el poema-Biblia como una leva teórica para transformar toda la representación del lenguaje, para dejar al descubierto un universal a partir de un particular concreto específico, olímpicamente ignorado por dieciocho siglos de teológico-político. Porque la Biblia es un texto religioso.

Embiblar, a condición de tomar el ritmo en la Biblia como una parábola del rol mayor del ritmo en el lenguaje, por el corto circuito que hace del ni verso ni prosa en el hebreo bíblico el problema mismo de la modernidad poética. Y la profecía del ritmo en el lenguaje.

Esto contra dieciocho siglos de negación y sordera teológicamente programados, religiosamente sostenido, nunca más mala fe de la gente de fe, que continuaron planchando un modelo greco-cristiano sobre una organización del lenguaje que es irreductible. De métrica griega que no se encuentra a métrica árabe que no se encuentra, hasta la retórica sustitutiva del paralelismo bíblico que todavía constituye la idea imperante. Pero que es para mí un enchapado teológico-retórico, ignorado por la exégesis judía tradicional, que sin embargo lo tiene delante de los ojos.

Mientras que la rítmica bíblica no conoce ni de verso ni de prosa. Es por lo tanto enteramente poema. Pero no en el sentido que opone los versos a la prosa, dando lugar a esa otra estupidez que todavía se escucha en algunos poetas, que creen decir algo oponiendo la poesía a la prosa.

O bien esa rítmica es enteramente prosa. Pero entonces es en el sentido de Pasternak que en 1934, en el 1er. Congreso de escritores soviéticos, decía “la poesía es prosa,  […] la prosa misma, la voz de la prosa, la prosa en acción, y no en relato. La poesía es el lenguaje del hecho orgánico, del hecho de consecuencias vivas. […] Es precisamente eso, decir la prosa pura en su tensión de transferencia,  que es la poesía”. La paradoja es que eso embibla.

Esta salida de Pasternak, tal como se sale de los clichés imperantes, ha quedado hasta donde yo sé, como un caso único, en el “terrible concierto para orejas de asno”, como decía Eluard, del tiempo surrealista.

El cortocircuito poético está allí. Y por embiblar entiendo dar a escuchar ese inaudible del íntegramente prosa poema. Borrado de todas las traducciones, confesionales, cualquiera sea la confesión, o poetizantes, cualquiera  sea la poetización.

Y el religioso que venera ese texto borra paradójicamente lo que constituye su fuerza: el ritmo como organización del movimiento de la palabra, que es el continuo del afecto al concepto, el continuo del cuerpo-lenguaje, del poema extendido al infinito del lenguaje.

El religioso borra también la distinción que ese texto hace entre lo sagrado, lo divino y lo religioso. Defino lo sagrado, según lo que dice el propio texto del Génesis, como lo fusional de lo humano con lo cósmico; defino lo divino como principio de vida y su pasaje por toda alma viviente; y por último defino lo religioso como la ritualización de la vida social, que capta y engloba en ella lo sagrado y lo divino, y que viene mucho después de En el principio (Génesis), parcialmente en Los nombres (El éxodo), y se instala con su calendario, prohibiciones, prescripciones, en el tercer libro,El Señor llamó (Levítico). Donde lo religioso es ya teológico-político. Entonces la teologización, lo que no ven los religiosos, que no ven más que la verdad,  es un semiotismo, la forma sacralizada del dualismo. Embiblar, es también por lo tanto, paradójicamente, desteologizar, es decir desemiotizar, decristianizar, deshelenizar, deslatinizar, defrancéscorrientizar, ese lenguaje. Que jamás fue lenguaje corriente. Para reencontrar la fuerza del continuo borrado por el trabajo de borrantes, es decir de traducciones que recurren al francés corriente para sermonear y acosar a la clientela. En la confesión que sea.

Se trata de historizar radicalmente el lenguaje, los discursos, el poema. Contra la regencia mundializada del signo.

El problema es un problema poético, en el sentido de que para entender y dar a entender el modo y la fuerza de decir, y no sólo el significado de lo que está dicho, es necesario encontrar toda la serial del texto, el encadenamiento del todoritmo. La fuerza es portadora de sentido. El sentido, sin la fuerza, es el fantasma del lenguaje.

Por la voz entiendo la oralidad. Pero ya no en el sentido del signo, donde sólo se escucha el sonido opuesto al sentido. En el continuo, la oralidad es del cuerpo-lenguaje. Es al sujeto que se escucha. La voz es la del sujeto que pasa de sujeto en sujeto. La voz hace sujeto. Le hace sujeto. El sujeto se hace en y por su propia voz.

Y se dice, casi milagrosamente, sin que se haya sabido que es eso lo que se entiende por la palabra hebrea ta‘am –en pluralta‘amim- que habitualmente se da por acento disyuntivo y conjuntivo, pero que exactamente significa “el gusto” de lo que se tiene en la boca, el sabor de lo que se come. Metáfora-profecía  de lo que ha dicho, y sin duda sin saberlo, Tristán Tzara, cuando decía: “el pensamiento se hace en la boca”. No, no sabía sin duda todo lo que decía, así como muy frecuentemente un poema es lo que deja escuchar todo lo que no se sabe que se escucha.

Inmediatamente, es la teatralidad misma de la voz.

Así, el taam es la profecía del poema en la voz. En el sentido que anuncia la llegada contra los estereotipos del pensamiento del lenguaje por el signo. Poner poema en la voz es lo que llamo, forjando el verbo sobre la palabra hebrea, taamisar el lenguaje, taamisar el traducir, taamisar el francés, puesto que en francés el poema es en el francés que nos inventa. De donde taamisar todas las lenguas, todo el pensamiento del lenguaje.  Embiblar, es taamisar.

Y eso, para el gran esfuerzo hacia la invención de un sujeto, en el poema de la voz de un sujeto, para burlarse del signo, catastrófica división que desune, como dos heterogéneos, uno del otro, sonido y sentido, oral y escrito, forma y contenido, letra y espíritu, cuerpo y alma, un juego que no es sino la muerte en el alma. Es decir el discontinuo generalizado.

Pero entonces, traducir el poema-Biblia es el encuentro entre la taamisación, la semántica serial, y la voz-poema del que traduce, un encuentro con el poema que se tiene en la voz. Y no es la Biblia la que actúa sobre la voz-poema, es a la inversa, es la voz-poema la que escucha, encuentra, y puede dar a escuchar el poema- Biblia.

Los roles están invertidos. Es la reversibilidad de la escucha. El encuentro se da como un momento en el que uno se reconoce en el infinito de la historia y en el infinito del sentido. Una voz que escucha su propia historia, una voz que habla su historia, se escucha como un recitativo. Lo que se escucha no es lo que ella dice sino lo que hace.  Lo que se hace a sí misma, al que habla, y también lo que hace al que escucha. Transforma. Hace lo que no se sabe que se oye. El trabajo de la escucha es reconocer, imprevisiblemente, en ciertos momentos, todo lo que no se sabía que se oye. El secreto al oído se vuelve un boca a boca.

La voz muestra que es por la boca que se entiende mejor. Así como Maimónides-, en la Guía de los perplejos, a través de los ejemplos de Amos y de Jeremías, mostró que el oído tiene la visión.

Entonces, si la traducción está en curso, se va a encontrar, bastante graciosamente, tanto uno como otro: escribir o desescribir. Pero no es un dualismo, en el cual uno más uno es igual al todo. Sonido y sentido, es el signo. No, del contra es el para. Contra el signo, para el poema.

El poema, digo y redigo, porque hace falta redecir, lo definí como la transformación de una forma de lenguaje por una forma de vida y la transformación de una forma de vida por una forma de lenguaje. Así el poema es la máxima relación entre el lenguaje y la vida. Pero una vida humana. En el sentido de Spinoza en el Tratado político: definida no biológicamente “sino especialmente por la razón, la verdadera fuerza y la vida del espíritu- –sed quae maximè ratione, verâ Mentis virtute, & vitâ definitur” (V, V). Nada que ver con el vitalismo que no hace más que oponer el lenguaje a la vida.

Por lo tanto es necesario saber que con los conceptos del signo se traduce sólo el signo. El poema está borrado. Pero todo el mundo sabe que el poema está borrado. Incluso porque se sabe se dice que hay intraducible. Nos resignamos. Estamosacostumbrados a resignarnos. El traductor del signo es un alma acostumbrada. Como dice Péguy: “Madera muerta, es maderaextremadamente acostumbrada. Y un alma muerta es también un alma extremadamente acostumbrada”

Y se sueltan algunos sapos de la boca, como que traducir es traicionar. Traduttore, traditore. Entonces traducir carece de sentido, en relación a la búsqueda de sentido. Sin saber que buscar el sentido, es ser ventriloqueado por el signo. Greco-cristiano. Justo lo que hace falta para la Biblia. Porque no se sabe que traducir, es en primer lugar traducir la propia representación del lenguaje.

Traducir el signo, parece que no se terminara de saber, es no tener voz. El signo vuelve áfono, al mismo tiempo que vuelve sordo.

Traducir el poema, todo lo que es poema, incluido el poema del pensamiento, supone tener un poema en la voz. Sólo entonces traducir es un re-escribir. Traducir el signo, es desescribir. Y después, otro sapo de la boca, se dice que las traducciones envejecen. Se confunde estado de la lengua y estado de la voz. Desde ese punto de vista, ninguna diferencia entre obras llamadas originales y traducciones.

La mayoría de las obras presentadas como originales son productos de la época, no actividades que quedan activas, por más antiguas que sean. Son por lo tanto como las traducciones de las que se dice que envejecen. Están terminadas como laépoca. Con la época.

Sólo las obras que están en actividad envejecen, es decir, simplemente, que continúan siendo activas. Y las traducciones que son obras, porque son un poema de la voz, también permanecen.

Así cuando se dice que las traducciones envejecen, no se sabe lo que se dice y a la vez se dice lo contrario de lo que se cree decir.

Pero escribir, es escribir el poema que tenemos en la voz. Escuchar la historia que tenemos en la voz. Escuchar la propia boca.

Embiblar el signo.

Henri Meschonnic
Traducción: Raquel Heffes



"Es el lenguaje el que ve y se ve por el lenguaje al menos tanto como por los ojos."

Henri Meschonnic



hay lugares que están más llenos de espera
que otros
cabezas
más llenas
de un fuego
del tiempo que otras es una
historia que camina mientras duerme
he recibido un talismán
desde el otro lado de la espera
duermo el tiempo
desde que
ardo sin
consumirme
puesto que soy esa zarza

Henri Meschonnic


"Hoy esperaba demasiado pero no vino nadie."

Henri Meschonnic



"La palabra “ta´am” en hebreo significa el gusto, el gusto de lo que se tiene en la boca. Es una metáfora espléndida de que el cuerpo, la física de la vida, hace el movimiento del lenguaje. Ahora bien, todas las traducciones se sitúan en el modelo griego del lenguaje que rige el pensamiento mundial desde hace 2500 años: lo discontinuo entre la forma y el contenido, la letra y el espíritu, el sentido y el sonido, el alma y el cuerpo."

Henri Meschonnic



"Lo que critico en esta valorización absoluta que se le da a las letras, es que insidiosamente se instala una heterogeneidad radical entre la letra y el espíritu que es específicamente griega y cristiana. No se puede reducir la exégesis judía a la cábala. Rashi que no era un cabalista proponía otra exégesis. Hace referencia a los ta´amim, pero únicamente para indicar un valor gramatical o fonético. Por mi parte, me inscribo en la tradición de Maimónides que en la Guía de descarriados, en lo que concierne a Amos y Jeremías, muestra que cuando el profeta ve una canasta de frutas de verano, piensa en el fin de los tiempos o cuando dice que ve una vara de almendro, es para decir “Pues yo velo”. Estas palabras se parecen en hebreo.  La audición se convierte en la visión. Maimónides es el primero que descubre que el profeta ve por el oído."

Henri Meschonnic



Me preguntas qué haremos cuando estemos juntos
pues ya no tendré que escribirte
juntos no me llenarán más palabras de los otros
mis ojos ya no apretarán semejanzas
falsos fragmentos de ti
donde apenas me mantengo a flote
qué haré cuando todo esto será juntos
allí seré agua mezclada con el agua
me reconoceré
sin saber la diferencia
yo que ya tengo tantas iluminaciones de ti
un álbum de inmóviles y yo quiero una continuidad
ya no te escribiré más tú eres lo que escribiré
te diseminaré en las palabras donde me reúno
mis miradas para vestirse subirán de su exilio hacia ti.

Henri Meschonnic


"Mis poemas son mi propio desconocido que descubro."

Henri Meschonnic



no sé
lo que ayer
será
lo que hará el pasado
lo desconocido
no es mañana
es lo que ayer
hará de
mañana

Henri Meschonnic




Se dice que el cielo es azul

se dice que el cielo es azul
pero soy yo quien lo ve azul
el azul está en mí
tanto como en él
y la luz a dos
no es mi mano
lo que está en tu mano
estoy yo entero en tu mano
toda la vida en tu mano

Henri Meschonnic




tanto estoy por venir
que apenas tengo el presente
tanto falto de lugar
que no se me encuentra    allí
en donde estoy    no obstante me muevo
aquí    lo que se necesita    y hablo
como todos con la boca
llena de lo que no existe
todavía y no estoy en
exilio el exilio pone todo
en el pasado incluso el porvenir
de aquí hace otra parte
habita un lugar común
el desierto está sobrepoblado
de allí vengo ya no puedo jugar
con los granos de esa arena
porque de ella estoy hecho    quiero
ver mejor ojos que me oigan
antes de que encuentre las palabras
uno nunca sabe cuándo se necesita
partir

Henri Meschonnic


"Traduzco el texto bíblico a-teológicamente, para su poema y por su poema. Y esto no tiene nada que ver con lo que se llama el ateísmo. No me planteo para nada ese tipo de problemas. Spinoza separaba lo divino de lo religioso. Yo hago una poética de lo divino."

Henri Meschonnic



“Un poema es eso que más se opone a la literatura. En el sentido del mercado del libro. Un poema se hace de la reversibilidad entre una vida devenida lenguaje y un lenguaje devenido de la vida.”

Henri Meschonnic




“Un poema es una acto de lenguaje que sólo tiene lugar una vez y que recomienza sin cesar. Porque hace sujeto. No deja de hacer sujeto. De ustedes. Cuando es una actividad, no un producto.”

Henri Meschonnic



“Un poema se hace con ese verso al cual uno va, que no se conoce y del cual uno no se aleja, que es vital reconocer.”

Henri Meschonnic




"Traducir la Biblia en todas las lenguas del mundo es un acto notoriamente cristiano. Sin embargo, hay traducciones judías, entre otras la del Rabinato (1899-1905). Pero ella traduce sobre todo el estado del judaísmo francés de su tiempo: una voluntad de asimilación. Y, para Éxodo 3, 14 (ehié / asher ehié) el Rabinato dice: “Soy el Ser invariable” que no traduce el hebreo, sino el griego de la Septuaginta (la traducción al griego en el siglo III antes de Cristo). La traducción protestante de Second (1877) está más cerca del hebreo. Yo propongo: Seré   que seré. Pongo un blanco entre “seré” y “que” para transponer les ta´amim. La exégesis judía nos enseña que cuanto más ínfimos son los detalles, más importante son. El texto fundador del cristianismo no es la Biblia hebraica, sino la traducción al griego de la Septuaginta. Allí hay una apuesta a lo teológico-político muy fuerte: el cristianismo se hace pasar por el “verus Israel”. El cardenal Pacelli, que se iba a convertir en Pío XII, declaraba en 1937: “un Dios crucificado quiso hacer de nosotros el Pueblo elegido”. L´Osservatore romano: “El Cristianismo, el verdadero Israel”, al día siguiente de la creación del Estado de Israel."

Henri Meschonnic



"Y denuncio la ausencia de teoría del lenguaje en la mayor parte de los filósofos. Trabajo para mostrar que pensar supone sostener en su interacción el poema, el lenguaje, el arte, la ética y lo político. Para mí, el poema es la transformación de una forma de vida por una forma de lenguaje y recíprocamente. Es por eso que en Célébration de la poésie decía que un poema que está por hacerse y un poema que está por leerse tienen dos enemigos, la poesía y la filosofía. Si se identifica el poema con la poesía se  sigue haciendo poesía, y no nos damos cuenta que el amor al arte confundido con el arte, es la muerte del arte."

Henri Meschonnic


Yo era la voz de los otros
admiraba la aridez
que mostraba sus flores rojas.
La araña de los proverbios
Marchaba cuarenta años detrás de un horno.
Ahora una palabra me destruye para nacer
y transporta de mí lo que de mí puede pasar
del lado de mi palabra
donde todavía no me conozco.
Siempre fui del otro lado
uno del otro lado.
Cada palabra desgarra un miedo
este cambio es mi voz
me doy vuelta celebro mi voltear.
Ahora todas mis palabras
son juntas mi exilio y mi país
pasaré la vida pareciéndome a mi voz.

Henri Meschonnic










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