A CELEBRAR NOS lleva Julia,
la muchacha Julia: pantalón y blusa abotonada.
Así quienes la ven lo dicen.
Ensimismada: jamás de los jamases, de los porsiempres, de los ojalás.
En un mundo perfecto: poco original, eso dice.
Algo así como una silla imaginaria
para que la Julia se siente
o un bastidor mental para que Julia pinte esa silla.
¿Una pincelada? Ella quisiera pintar el pan, la mesa que ya no está. Por ejemplo
los cubiertos. No
olvidar la comida sobre la misma mesa, el olor de los aceites.
Ser feliz de vez en cuando.
Así quienes la ven lo dicen. Y los que
no también.

Manuel Parra Aguilar



ASÍ ES EL DIFERENCIAL.
Tomar una curva sin perder la fijación de los neumáticos con el eje.
Así es el diferencial.
Trasladar la fuerza del motor/transmisión.
Así es el diferencial.
Su función es corregir la rotación de un neumático con relación al otro.
Así es el diferencial.
Los seis engranes que lo componen nos recuerdan que somos movimiento.
Así es el diferencial.
Un paisaje que refiere la certeza.
Así es el diferencial.
Piñón, Corona, dos Engranes Planetarios, dos Engranes Satélites.
Así es el diferencial.
Todo instalado en un universo/caja rodeado por el equilibrio.
Así es el diferencial.
El Piñón hace girar la Corona en su plenitud.
Así es el diferencial.
La potencia inicia en la fuerza del cigüeñal.
Así es el diferencial.
Es allí donde se traslada la rotación hacia el eje.
Así es el diferencial.
Se compensa el giro de cada neumático.
Así es el diferencial.
Para el servicio, consulte el manual del fabricante.
Así es el diferencial.
Tomar una curva sin perder la fijación de los neumáticos.
Así es el diferencial.

Manuel Parra Aguilar



El recuerdo I

Oh Buenos Aires.
Toda la milonga y todo tango
se deshacen en una revolución de siglos.
Antes del año 3,000 me esperarás.
 De nuevo pasaré por Florida, que estará a punto de caer.
Por el Río de la plata todo estará a punto de funcionar.
En cierta casa Ella escuchará mis pasos
y olerá mi ropa a pachuli y hierbabuena
justo cuando nadie se entere.

Y podré dormir otra vez como extranjero.

 Manuel Parra Aguilar
 

El recuerdo II

Ciudad de cualquier lado, iré pronto a otros suelos.
Aunque el mundo no me interese.
En Hermosillo a veces llueve
y las calles se inundan como antes.
En Hermosillo también hay plazas.
Yo puse el Amor en alegres proyectos.
En esa misma casa ella me estará esperando todavía.
Tendrá una pupila en cada dedo
y la mirada de mi Helen.

Manuel Parra Aguilar



PIENSO EN UN TIGRE solar y benéfico para mi verso que no teme decir que no.
Confesiones de cacería tengo para este tigre que alumbra cuando sangra,
que ruge cuando clava su dentadura en la agónica presa.
Mas es todo un personaje de lecturas inmediatas este tigre,
oculto en la selva olfática del poema.
Sobre la página marca su territorio el tigre; como una fiera se acerca, asesina, se aleja.
Por eso yo, poeta rubicundo de la caza y la poesía,
persigo al gran gato encanecido,
dolorosamente emputado.

Manuel Parra Aguilar



¿POR QUÉ NO iniciar por el principio?
Esto es una acumulación de energía,
una resistencia donde un agua destilada permite el flujo de electrones.
Así la medida exacta de esta agua evitará un corto circuito,
evitará un mal funcionamiento.
(Con bicarbonato de sodio,
limpiar de vez en cuando las terminales sulfatadas.)
El voltaje escapa de su origen, llega a un extremo que no desconoce
pero que reinventa al solo girar la llave de encendido.
El sistema de ignición es un despertar inmediato de energía.

Un acumulador estabiliza el voltaje eléctrico,
las variaciones transitorias de voltaje en el sistema eléctrico.

Manuel Parra Aguilar


SÓLO HORAS DESPUÉS
llegamos al Café house,
edificio en construcción de la calle
Quiroz y Mora,
allí donde el viento arrancó algunas flores disfrazadas de petunias
y derribó retratos de manzanas estilo René Magritte.

Tú y yo

puestos a trasluz de locos ventanales donde no entró el frío,
sus cuatro horizontes dibujados en tu blusa color de agua, ¿te acuerdas?
En los casi no siempre delicados servicios del mesero,
el aroma del café con los terrones de azúcar morena
y el 10% de propina, ¿qué importa ya si no canta Barry White?

Anda, dime ¿a dónde iremos el próximo verano?

Manuel Parra Aguilar



YO ME SENTÍA UN
extranjero más en Eindhoven
y ella no parecía más conmovida que yo
en aquella durísima temporada de invierno.
“Llámame Helen”,
dijo su gafete sin mover los labios cuando me le acerqué en la barra de la estación.
En el ruido predecible del tren se escondieron ligeramente las palabras.

¿Puedo decir que en verdad la conocí?

Llevaban sus cachetes la dura quemazón de los países bajos.

Ahora los árboles habrán crecido y serán de nuevo interminables.

Le ofrecí el café más oscuro que pude conseguir por 2 €.
La boletera me despidió con un “Buen viaje, norteamericano” para el camino.
Esto sucedió en Eindhoven

Manuel Parra Aguilar







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