Amante provisoria

Balas insoslayables amenazan al rey del fregadero. Ya existe la rapiña en los desiertos. La vorágine en la maraña de sus ídolos.
Al pie de las glicinas, una muchacha boba es fantasma celeste. Vía láctea estremecida. Zumbido que atolondra de forma natural. Y amante provisoria sobrepasando límites.

No obstante, la distancia del mar conspira para poder nadar en círculos.

María Meleck Vivanco


"Es difícil para mi vivisecar mi poesía. Observarla en sus detalles como un insecto bajo la lupa. Regodearme o enemistarme con ella. Confundir pulsión azarosa con sabiduría o belleza. Ya que nada conozco de análisis literarios ortodoxos, y pienso que lo mío se trata de un disfrute traído al papel quizá por el oscuro inconsciente o por los sueños. También por el romanticismo de las imágenes que me nutren delirándome, y que han delatado siempre mi corazón.
Entre tantos abstractos y recovecos del misterio, creo que conservo aún la inocencia del agua o de la sangre.
Cuando el silencio del monte, se abría como una rosa de humo para los pasajeros del cielo, mis versos de niña creaban pesadillas habitadas por ángeles. Mi voz era plegaria y osadía en la luz. Curiosidad voluptuosa hacia la desbordada naturaleza del valle.
La continuidad del canto, se la debo a Dios y a los destrozos de la vida. Y también al veneno de un brebaje dulce que no mataba mis pájaros, sino que encendía el borde de sus alas."

María Meleck Vivanco


La culebra

Al dejar entreabierta la sala del insomnio, ya bajan dando tumbos los conejos -matrimonios de fósforo, que estrenan un bagaje de recíprocas culpas- Separación exigua de airados galopantes. Divorcio enamorado. Los parias del placer que desafinan.
La presencia del ocio es cama con mujeres, donde el demonio gusta meterse por las tardes.
Fugada destreza, al corazón solo le quedan las fauces del leopardo y las espinas.
Pero volcó tinta dorada el polizonte sobre una piel de escama y providencia. Pudiendo la sinuosa criatura resignarse.
Y un hueco del cielo, encendido en derroches
mostró su dientito de leche, la marginada santa. La culebra.

María Meleck Vivanco




Las apariciones

Las estrellas guardan secretos de un deseo agujereado por la lluvia

Desde qué valle te contemplo, desde qué estación y otras voces calientes de intensa fuga, justo a la altura de mi alma

Hay ventanas y sitios luminosos que envidia el atardecer Sus delicados arpegios

horadando la totalidad de lo incorpóreo Envolviendo en seda las mariposas verdes des-

prevenidas del verano

Hay un marcapasos de pulso de fiesta ausente en los graznidos de la noche El

último tren arracimado que se miró cara a cara con la desolación

Y existen también los albergues celestiales a partir de un rencor oculto, sabiamente marginado, sabiamente indeciso

El ombligo partido de la serenidad es como una hilera de gansos cegados por la luz de los ríos

Se me olvidó la vida Se me olvidó la muerte

Me he quedado con las apariciones de mi corazón

María Meleck Vivanco



"Yo pasé de la bohemia libertaria a la dinámica de crear un hogar sui géneris (1950) y por contrapartida, al tráfago de los estudios universitarios tomados con extrema exigencia y pasión que me distanciaron de la bohemia y de algunos artistas de la cultura que me hubiera fascinado conocer.
El cientificismo me ganó durante 14 largos años, tiempo de claustro, donde se colaban algunos versos trasnochados que acababan perdidos inexorablemente.
No obstante, confieso que fue un tiempo único de tranquila felicidad compartida en familia, como el cangrejo de mi signo lo tenía previsto."

María Meleck Vivanco











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