ANDY Y JERRY Y JOE

Estábamos viendo las botellas en la vitrina del restaurante, podíamos oír los autos que pasaban, mirábamos las mujeres en el boulevard.
Hacía frío, nadie sabía las cosas que nosotros sabíamos.
Observábamos la gente, había un crimen en los diarios, soplaba un viento fuerte, ya era de noche, oíamos las campanas, y las voces y los silbidos y los carros.
Seguimos caminando, no estábamos aburridos, ni chispeantes ni con miedo, ni cansados, ni nerviosos, ni felices, ni melancólicos.
Había un millón de estrellas, un millón de millas, un millón de gentes, un millón de palabras, un millón de lugares y un millón de años, sabíamos un montón de cosas que no entendíamos.
Había barcos en el mar, y las hileras de casas aquí, y las nubes que pasaban sobre nosotros allá, arriba en el cielo.
Esperamos en la esquina, había luces en las tiendas mujeres en las calles, el padre de Jerry había muerto.
No sabíamos lo que queríamos y no había de que hablar.
Andy tenía un auto y Joe una novia.

Kenneth Fearing


"El ambiente amenazador de dislocación que impregna El gran reloj se traduce estructural y simbólicamente como capitalismo industrial, un orden socioeconómico en el que las vías de la comunicación, especialmente la publicación y las ondas de radio, están evolucionando hacia una ciencia de manipulación planificada diseñada para asegurar la rentabilidad. Los engañadores bien pagados, junto con los engañados ingenuamente, son encarcelados como engranajes del aparato de las modernas instituciones de la empresa privada. ... El genio de The Big Clock es su previsión de las múltiples dimensiones mitológicas de una "República del Consumidor" que tipificaría la época."

Kenneth Fearing
El gran reloj


El negocio de costumbre

Este es el poeta
que escribió el soneto
y se le pagó tres dólares
y sesenta y cinco centavos.

Este es el artista,
el hombre que dibujó en él
(por veinticinco pavos)
un margen de ninfas:
las ninfas del soneto
que valieron tres dólares
y sesenta y cinco centavos.

Aquí está el impresor
que publicó la página
eliminando de ella
un centenar o así
de ninfas, y el soneto
que valió tres dólares
y sesenta y cinco centavos.

Esta es la botella
de ginebra vacía
que costó tres dólares
y sesenta y cinco centavos
que permitió al poeta
escribir el soneto
que valió tres dólares
y sesenta y cinco centavos.

Kenneth Fearing


Estadísticas

Sesenta personas, hoy, se dispondrán a viajar a tierras más soleadas
     y cielos más azules.
Al atardecer, doscientas se detendrán por un instante para contemplar
     el vuelo de los pájaros hacia el sur.
En cinco mil habitaciones se dibujarán sombras, se graduarán las lámparas,
     se ubicarán las mesas, se dispondrán las cartas para el solitario.
Hoy, noventa y cuatro se divorciarán, mientras que treinta y tres
     personas conseguirán un gran, aunque inesperado, éxito financiero.
Veintiuna, hoy, serán elegidas para morir.
Estas son las cifras, incontrovertibles; estos los hechos.
Sesenta, doscientas, cinco mil, noventa y cuatro, treinta y tres, veintiuna.
Actuario de actuarios, cuando estos números ordenados
     sean cumplimentados a la hora establecida, ¿qué se hará para verificarlos
     y redimirlos, para explicarlos y preservarlos?
¿De qué modo serán contabilizados, además de como carne
     y sangre de personas,
¿Como frías sumas o sustracciones? Y ¿con qué vehemente máquina de calcular?
Porque la necesidad de que la respuesta sea correcta es enorme.

Kenneth Fearing



"No he intentado deliberadamente ser marxista en mi poesía... El marxismo es valioso en la literatura sólo en la medida en que el escritor lo asimila. En consecuencia, sus principios se convierten en parte de la filosofía del escritor. trasfondo, la forma en que lo piensa, lo siente y lo interpreta."

Kenneth Fearing



X menos X

Aun cuando tu amiga, la radio, haya callado; aun cuando su sueño,
 el programa, haya terminado; aun cuando su vida,
 la teletipo, esté en silencio; aun cuando su destino,
 el bulevar, esté desierto;
Y cierre ese paraíso, la sala de baile, y esté a oscuras
 ese teatro, la clínica,
Permanecerá tu deseo, y el de ella, y las esperanzas de él
          y de ellos,
Tu risa, su risa,
Tu blasfemia, la blasfemia de él, la recompensa de ella, la de  
         ellos, la consternación de estos, de él, de ella y tuya...
Aun cuando tu enemigo, el recaudador, haya muerto; aun cuando
 tu consejero, el vendedor, esté durmiendo; aun cuando
 tu novia, la reina de la pantalla, haya hablado; aun cuando
 tu amigo, el magnate, se haya ido.

Kenneth Flexner Fearing



Y recuerda: En todo este mundo no hay nada tan fácilmente desperdiciado, una vez ido, tan completamente perdido como la vida.

 “Á la carte”

Algunos se dan a la bebida, otros se inclinan por la oración,
Muchos prefieren bailar, otros jugar, y unos pocos recurren al gas o a la pistola.
(Algunos tienen suerte, y otros no.)

Dí tu elección, cualquier elección del uno al veinticinco:
¿Música de Harlem? ¿Un vals vienés en la gramola del Jack´s Bar & Grill?
¿O un concierto de Brahms en la emisora de radio WXV?
(A muchos les gusta desenfrenada, a otros melodiosa)

Champán para la cena, asesinato para el desayuno, ligue para el almuerzo y terror para el café.
Esta no es la primera vez, ni será la última, que el mundo se haya ido al carajo.

(Algunos pueden soportarlo, otros no.)

Kenneth Fearing
Consejo de cualquier hombre a su hijo





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