Canto I
I
Llegaron para detener al silencio.
Los pájaros congelaron sus alas.
Hubo ausencia de aire y en mi vientre un tajo.
De la carne se desprendieron dos luces, y un arroyo puro
que manchó los salitrales.
Eran dos las luces. Era la carne una.
Yo pensé en las aguas del Nilo teñidas
y en las siete profecías
también en cuál era el pecado
por el que un hijo puede hacerse río rojo.
II
Los días abandonaron la línea
y se volvieron círculos
los tres quedamos encerrados dentro.
Quisimos hundirnos en la arena
igual que la espuma abandonada por la marea.
Quisimos hundirnos juntos en los nombres
hasta que el abrazo de una luz mayor
nos devolvió el llanto.
III
Permanecimos formando una tríada
estrecha en el respiro,
ellos prendidos de mi pecho
alimentados con mi leche, un marfil de luna
sorprendidos al vernos
en el reflejo del otro.
Alrededor volaban toda clase de criaturas
unas danzas incomprensibles, de rituales.
Nos sosteníamos.
IV
Recuerdo cantar una canción
un amuleto para que la sal no nos tragara.
La canción tenía una única palabra
que yo les susurraba en los oídos.
V
Me aferré a los vaticinios que cayeron
de los oros en la herencia. Los apreté fuerte
y me salvé los ojos.
Todo esto duró hasta que Dios
sentenció la ausencia de pecado
y nos devolvió a la vida.
Marina Kohon
"Creo que el poema tiene varios tiempos. Por lo menos para mí. Un tiempo en que se vuelca lo que nos traspasó. Y luego, sucesivas etapas donde se trabaja lo escrito. Ahora estoy aprendiendo a pensar en libros, antes no lo hacía y encontrar los hilos conductores tuvo su gran costo de horas y trabajo."
Marina Kohon
"Creo que la forma de hacerse más libre (y digo más libre, porque la libertad absoluta es una utopía), es leyendo más y más. Porque a medida que avanzamos por esos túneles interminables de las lecturas vamos descubriendo nuevas posibilidades y acumulamos múltiples influencias. Y paradójicamente, aquí, más es menos. También escucharse, escuchar la voz que nace de una, independientemente de las modas y de lo que nos pidan los que nos rodean."
Marina Kohon
La chacra en Confluencia
La casa rodeada
por el camino de piedras,
piedras que chasqueaban
anunciando unas pocas
llegadas y partidas.
Un balcón estirándose
hasta tocar el Limay,
de telón barda rebelde,
un jardín,
la chacra era un jardín, toda
un pino
artífice de los rituales de navidad,
una farola-partenaire de danzas.
Una calesita y una hamaca.
Más allá
la acequia,
las ranas
besándose en la orilla,
el bajo
(sacrílegos los pasos
que osaban internarse)
los rayos de sol
filtrándose en ocres
entre las hojas caídas.
Una mesa de troncos,
un banco,
lugar de reunión de los peones.
Después, los frutales y las vides.
Por encima, el ojo de una nena
comprendiendo la abstracción de lo lejano.
Marina Kohon
Leyenda irlandesa
Quizás
me pierda como Condla
si me ofreces
la manzana de Avallon,
me suba a tu barca de cristal
cruce estrellas, galaxias, infinitos.
Quizás
me rehúse luego
a probar otro alimento
está bien sabido que estos frutos de ambrosía
curan heridas, penas, cicatrices.
Quizás
no haya conjuro posible
al que el druida Corán
pueda acudir para apartarme de tu lado
y se desmayen las horas, los minutos, los instantes.
Quizás
te vuelvas omnipresente espejismo
de mis miradas
y ya no pueda ser la misma.
Ten cuidado, nadie ha vuelto de la Isla de los Manzanos.
Marina Kohon
"Me parece maravilloso que mediante las nuevas tecnologías se pueda hacer llegar la poesía a rincones antes inimaginables, que se pueda unir música, imagen y palabra. Aunque siga disfrutando del placer de tocar, abrir y cerrar un libro. No prescindiría de ninguna de las formas."
Marina Kohon
Nada escapa
al trazado laberíntico
de estas palabras
restos de aquel invierno
sometido a la luz desollada
de la pampa
Marina Kohon
Regreso a vos
una y otra vez
a través de un
deseo de agua
en cualquiera
de sus formas
y lanzo una piedra
para que sepas
que aquí entre
los caldenes
seguís vivo
Marina Kohon
"Una parte de mí sigue creyendo en las utopías como una forma de aspiración a la trascendencia del ser humano. La otra parte convive con las desilusiones cotidianas."
Marina Kohon
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