La playa de Trouville de Monet

Me pregunto si debo hacer como Monet,
¿hacerme de los átomos del lugar donde estoy, aquí,
y restregarlos, de la calle, al lienzo de las palabras?
Tanto tiempo intenté mantener la pintura
alejada de la brisa salada y de espaldas al viento.

Él nos hizo ver la importancia de aventurarnos al exterior
y dejar que las sombras se arrastrasen
hasta esconder la mitad del rostro de su mujer
bajo su parasol. Solo así
podía aplicar el pincel finamente
a lo largo del lienzo en grumos blancos;
dedicarse totalmente a la playa que estaba en decadencia
y mezclarla en fragmentos con su pintura.

Yo, por mi parte, luché muy duro por mantener
este lugar alejado de lo que tengo que decirle,
la imagen que le pinto, mezclando
cierta insistencia obstinada a las palabras débiles
que dicen que yo no soy de aquí,

y sólo hallar una silla vacía.
Entonces, lentamente, guardo el lienzo y la pintura
antes de sentarme allí a sentir el sol en mi cabeza
y descubrirme preguntándome no quién soy, sino dónde.

Llŷr Gwyn Lewis


Libertad

Apago la radio digital, me vuelvo
hacia el pequeño aparato de longitud de onda larga; giro
el dial, de modo que la voz RP*  se atenúa en
una tormenta de espléndidos zumbidos. En esa nieve sonora,
en la neblina de lo analógico, las

ondas se expanden y yo, por mi parte,
exhalo un suspiro de alivio,
libre de las líneas rectas de lo digital.
Y descubro, entre las estaciones, que
la radio se deleita
en la ambigüedad de las ondas.

Ahí, en la amplitud entre chasquido
y crujido, hay un solo átomo
del nacimiento del universo,
que no puedo ver ni escuchar sino
como de fondo del fondo, o como
si viera en la mañana, sin mis anteojos.

No hay nadie ahí que escuche ese átomo
excepto yo en mi escritorio en la profundidad de la noche,
el átomo que vibra, para
persuadirme que el ayer no está en decadencia,
que las edades del universo están acá y que
el mañana ya es culpable. En este átomo

está cada amor que tuve alguna vez
en una larga lista enmarcada prolijamente,
en el asombro de las primeras luces. Más allá
de cada elección y decisión, me alimento

de cada segundo de posibilidad,
me embriago de todo lo que hiciste y
que no hice, y de todos los demás también. Y a través
de los zumbidos y crujidos, veo
los átomos de las ondas que continúan reflejando las edades,
apago la radio, y escucho el ruido
de la tormenta sobre la superficie del sol.

Llŷr Gwyn Lewis



Pasto

Tarde de un martes en el campo del Eisteddfod yr Urdd,
5 de junio de 2012


El Parque estaba lleno de gente, y la neblina había llegado,
húmeda, de las montañas para acercarnos,
las voces de los coros en el viento mezcladas con los gritos de la feria,
la tierra ofrecía bajo nuestros pies su aroma fresco,
y el verano deseaba escabullirse debajo del manto de la lluvia.

Y aunque las nubes y Eryri2 eran muros,
sentíamos el deseo de lanzarnos resbalando por el barro
a través de la entrada y de los huecos en las paredes de la antigua mansión
para salirnos del cauce sin vergüenza a través de los campos de trigo,
los chicos y las chicas trepaban el camino,

para ver, para observar, para gritarle fuerte a la marea
que no cedía esas semillas al capricho del viento del mar,
resueltas como estaban a polinizar todas las esquina del mundo,
de observarlas, veríamos que el pasto florece
en la metrópolis de la hierba verde.

Llŷr Gwyn Lewis



Pointe du Raz, Penn ar Bed3

Hemos estado aquí antes, ¿no?
No estoy seguro:
las rocas escarpadas, los primeros pastos,
y al principio los pulgares en el agua…

No ayuda que haya más de un lugar
para alguien en el otro fin del mundo
y del mismo modo, del recuerdo acogedor,
es difícil decir quién está en cada imagen.

Pero estaba el faro destellando débilmente
(y volvía a brillar, en el lugar,
mientras la noche y su frío se apoderaban de nosotros)
de nuevo acá, y daba miedo

que no estuviese Abersoch,4
la piedra en Uwchmynydd, y tampoco
a través del vapor del auto el mar en Conemara5
ni que fuese el mismo idioma

lo que hablaban en el pueblo cercano,
no hay más que eso mismo entre nosotros.
Es algo aún nuevo para mí
a pesar de que debe ser el mismo mar, la misma lluvia

que cayendo sobre nosotros, se arremolinaba a nuestros pies.
Y entiende esto: hago lo mejor que puedo por tratar
de recordar cuán distintas eran las estrellas
y que tú estabas conmigo en Finisterre.

 Llŷr Gwyn Lewis

 
1 Se conoce como received pronunciation al acento estándar del inglés británico tal y como se habla en el sur de Inglaterra, de uso común en los medios de comunicación.

2 Eryri (Snowdonia en inglés) es una región mayormente montañosa del  noreste de Gales, parque nacional que alberga Yr Wyddfa (Snowdon), la montaña más alta del país.

3 Pointe du Raz (Punta de Raz) es un cabo ubicado al oeste de Finisterre, en la Bretaña francesa. Penn ar Bed es el nombre en bretón de Finisterre.

4 Abersoch es un pueblo costero del norte de Gales, al igual que Uwchmynydd.

5 Conamara es una región del oeste de Irlanda donde se habla gaélico.






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