del límite
él
mi cuerpo
el irrepetible
mira con inquietud
la multiplicación de los astros
las imágenes similares le entristecen lo clonado la lluvia
de pantallas a veces se extraña él recelando en secreto
la distancia y el plagio nada aparente de los bruñidos
azogues que asalta el invierno
cuando bate la duda
y su enigma cobra
la consistencia
de lo efímero
Pablo Thiago Rocca
de El cuerpo y su sombra, 1997
edad del cuerpo
llueve sobre el mar
como una redundancia
estamos descalzos en el aguacero
hambrientos para la tarde
que es agua
fuimos hechos para cosas así
supongo
la arena se disuelve en la arena
el tiempo no guarda palabras
Pablo Thiago Rocca
el escultor
no podría si quiera
soñar tu cara de esmeralda partida
y pulida con brutal esmero
ni limar silente las aristas de tu cuerpo
hasta que una delgada brisa
parecida al tiempo
esparciera ese aserrín perfecto de carpintero viejo
ese trabajo de dioses juntapapeleros
aunque fuese un verdadero escultor
escultor de la muerte que heredé
picapiedras pica papeles inamovibles como cadenas
aunque tuviera
la prueba de tu infamia
y los golpes los besos de un mar de desencuentros
me ayudaran a reconstruir
la fatiga de nuestro único sueño
y así sin embargo con el cincel de la imagen
como labrar el agua
no podría
Pablo Thiago Rocca
II
por los ojos de cumae
por sus flores
vienen los siglos
no estamos solos
cuando cruzas el patio
y cuelgas la ropa
los rotos palillos de madera
prenden el corazón de cumae
los ejércitos avanzan
entre la loza fenicia
y la plata dorada de sardis
caminando vienen
a verte
y tú cuelgas la blusa llorando
con las crines al suelo –goterones–
no estamos solos esta tarde
el cielo también es de ellos
–acanto y milenios–
hasta las hormigas lo saben
Pablo Thiago Rocca
la visita
con los primeros rumores llegan / a cobijarse junto
a la mesa de siempre: / a cada cual le toca su
hogaza de pan / a cada cual la cuchara / el cielo
oscuro de la copa
en la tarde tibia / bajo una luz incierta / sus ojos
tienen hambre / sus bocas tienen sed de lo nuestro
pero los muertos no hablan
reunidos como cardenales en torno a la mesa
alguno por un instante recuerda / la vieja mancha
en el mantel / el brote de laurel en la cocina
alguno quisiera decir / simplemente decir
y la pupila se le llena de día
desde los cuadros / otros muertos inmóviles
los miran sin ver / y todo pasa bajo una escarcha
de fuego y espasmo
pero pasadas las seis / algo cala hondo en sus espigas
algo que no puede ser luz / cala hondo
en las espigas de sus huesos / y la pregunta asciende
entonces / inútil como una grieta / hasta el filo
de las gargantas:
dónde?
dónde estamos?
yo espío detrás de las cortinas de la conciencia
y el velo de las cortinas respira
Pablo Thiago Rocca
No hay comentarios:
Publicar un comentario