Acompaño al río durante un tramo

En el ocaso, acompaño al río durante un tramo
Río arriba ha llovido y en la superficie del agua
flota el hálito del curso superior
Hace muchos años, en otro día de verano, bajo un ocaso semejante
acompañé a mi padre a la ciudad para buscar a su madre adoptiva
Él caminaba sin decir palabra y se parecía un poco
al tramo de agua que ahora fluye a mi lado:
ignoro en qué punto ha comenzado a enturbiarse
tampoco sé bien cuándo ha recobrado su pureza
Lo único concreto es el sol poniente
La brisa del atardecer muy pronto lo apagará de un soplo
y, mientras cae la auténtica noche, mi padre
durará otro poco, oscilando entre las tinieblas

Zhang Zao


Bienvenidos al pueblo Yanzihe

Se alza un viento
Llegan salpicaduras de agua
Estático hace un rato, ahora el corcho
se sacude sin parar
Una vaca desciende pastando hasta el dique
con la cabeza hundida en la hierba
El hombre que al alba salió en la otra orilla
ahora limpia las cestas de bambú
Al parecer la pesca ha sido pobre
La luz está igual; la que ha cambiado de lugar
es la gente que toma el sol
Los coches en el camino se multiplican
y avanzan cada vez más lento
hasta que al final uno por uno se detienen
En medio de un ruido tremebundo
el viento también cesa
Un pato surca quietamente
la quieta superficie del río

Zhang Zao


El agua del río nos está mirando

Siempre hay un río que nos mira
que ve lo que vemos, que vislumbra más allá
de cómo nacemos y morimos
Siempre hay futuros naufragados, luchas y atoramientos
La gente de la orilla quiere vivir por siempre allí mismo
y el ganado de la orilla solo sabe idolatrar su propio reflejo
Siempre pasan cosas que no puedo entender
como la expresión absorta de la vaca vieja bebiendo agua
con los ojos cristalinos, llenos de un pánico supremo
y en una pose como a punto de salir por piernas
Siempre hay momentos como este:
del agua salta un pez, desafiando a la muerte
En el momento que lo veo, él me ve también
y se zambulle de nuevo con un sonido jubiloso y lúgubre,
como la gratitud y el rencor que exhalo
 en medio de la muchedumbre

Zhang Zao



Mi padre

Era 1962 y no sabía qué hacer.
Joven todavía, idealista y de izquierda,
pero etiquetado como reaccionario.
En Xinjiang la panza se le hinchó por el hambre
y escapó de regreso a su hogar en Changsha.
Su abuela le cocinó sopa de cerdo y zanahoria,
con unos dátiles rojos flotando en el caldo.
Dentro de su cuarto prendió una varita,
y observó en el humo un desconcierto ascendente.
Se encontraba perdido de verdad ese día.
Salió a dar un paseo, pero no pudo pensar.

Se echaba a reír mirando fijo cosas invisibles.
Su abuela le dio un cigarrillo, y él fumó por primera vez.
Dijo: la palabra “absurdo” se deshace en los anillos de humo.
Al mediodía tuvo ganas de ir a sentarse a una isla,
a tocar la flauta.
Empezó a andar hacia allá pero en el medio cambió de idea,
y mientras bordeaba el mismo camino de golpe
pensó que siempre había dos yo dentro de él,
uno que iba para un lado,
y otro que iba para el otro,
uno que cantaba sentado sobre la belleza,
y otro que marchaba por la ruta de Mayo
en el centro de una verdad inextinguible.

Pensó, ahora está todo bien. Como sea, está todo bien.
Se detuvo. Se dio vuelta. Empezó a caminar hacia la isla.
Con este giro, conmovió una campana en el horizonte.
Con este giro, perturbó todos los ritmos del mundo.
Con este giro, el camino se volvió maravilloso,

y mi padre se convirtió en mi padre.

Zhang Zao











No hay comentarios: