"Al no estaba exento de esos malos humores, a causa de la implantación, quizá necesaria, de una disciplina de hierro. Este viaje me había demostrado una cosa: la elección de los compañeros es decisiva. De los primeros roces se pasa a la guerra abierta a causa del desgaste, la vecindad constante, la fatiga tanto física como psicológica, el viento enervante. Hay una necesidad casi diaria de desfogarse en algo o en alguien. Basta una disculpa mínima, insignificante, un vaso de agua que se cae sobre el pantalón de un compañero, para que éste ponga su grito en el cielo. Las relaciones se degradan, uno deja de hablarle al otro por unos días. Los expertos en viajes transcontinentales opinan que es conveniente evitar los grupos numerosos; el ideal son dos compañeros, a condición de que se mantenga un férreo autocontrol y se pongan en práctica los trucos necesarios para resistir una convivencia tan prolongada en condiciones hostiles. Ya sabía ahora que cinco era un mal número. Sabía también otra cosa: la elección de dos vehículos, el Land Cruiser y el jeep y, sobre todo, la caravana y el remolque, resultaba más un inconveniente que una ventaja. En otras situaciones, con dos coches se gana en seguridad pero la marcha es más lenta. Se pierde un tiempo precioso, el riesgo de avería se duplica, lo mismo que el de accidentes y el de extravíos. En el plano psicológico, fallaban determinadas copas, la disimilitud de caracteres, culturas y propósitos, que era más patente entre Willy y Al. Wood era el pájaro de mal agüero y yo me preguntaba —¡a estas alturas!—, cómo pudieron el jefe y Al incorporarlo a la expedición. Había un hecho que complicaba aún más este cuadro clínico: Al, Wood y Willy siempre se negaban a reconocer sus culpas por una cuestión de orgullo primario. Yo tardé en darme cuenta de que el éxito de un viaje por varios continentes depende de una organización perfecta, de un orden total, lo cual es, en ocasiones, difícilmente compatible con la fatiga corporal y un mal estado de ánimo. También descubrí que la elección de jefe era esencial, y en este sentido, Steve gozaba de mi respeto. Sus decisiones eran sensatas y su carácter, más bien apacible y risueño, equilibraba los nervios de Al o sus excesos de energía. Para mí, el viaje era ya una fuente de conocimiento en varios sentidos, pues me enseñaba a pensar, a valerme por mí mismo o a improvisar sobre la marcha."

Manuel Leguineche
El camino más corto


“Aldeano de Arratzu.”

Manuel Ángel Leguineche Bollar



"Como soy un ingenuo tonto, siempre he pensado que viene lo mejor; he visto cómo todas las esperanzas se vienen abajo. Y yo estoy desolado. Yo soy del bando de los desolados."

Manu Leguineche



"Cuando me piden un consejo, les digo que lean los periódicos. ¿Cómo vas a vivir sin los periódicos o sin ver la actualidad?"

Manu Leguineche


"El pan que en otro tiempo besábamos cuando se caía al suelo, el pan sagrado y bendecido. Es una pena que ahora se fabrique para los pueblos un pan apresurado, gris. Lo importante por lo general es que llegue a tiempo, de más o menos igual la calidad, la textura ¿Qué habrá sido de las viejas tahonas? Son raros los sitios en los que se fabrica el pan con el antiguo mimo, redondo, de harina poco cernida, levadura y sal. Los arrieros le daban pan con vino a las mulas, los pastores se metían en el zurrón media hogaza, un huevo frito, y un par de torreznos..."

Manu Leguineche



“El periodista debe jugar siempre limpio con el lector.”

Manu Leguineche



"La Calle Mayor de Guadalajara viene a ser como la de Palencia, la que pinta Bardem en su película. Se diría que no ha pasado el tiempo por ella, territorio de chalanes y chamarileros, de cacharreros, aunque algunos comercios se modernizan. Esta calle tiene su encanto. Los martes, frente al bar Soria, se congregan labradores de los pueblos para comprar y vender, para informarse del precio del cereal; los ganaderos cierran tratos... los tratantes van al grano."

Manu Leguineche


“La profesión  está como muerta, fosilizada, ha perdido la curiosidad y la pasión por la historia. Hay una crisis de fe, esta es la hora del abandono de la vocación. Somos los primeros en saberlo y los primeros en contarlo, pero casi todos prefieren Madrid de agosto, cómodo… escaso currelo, piscina, puntear teletipo… en fin la puta galbana.”

Manu Leguineche



"Nada supera la pasión de conocer más, y no sólo las guerras, sino países y terremotos"

Manu Leguineche



"¡Siempre queremos más! Y queremos que los enemigos que tienes también te quieran un poco"

Manu Leguineche



“Los lectores están igual que nosotros. Son unos perezosos mentales como nosotros, han desertado de los  quioscos. Para los dueños la culpa es nuestra, para nosotros es sólo suya.”

Manu Leguineche



“Soy el bohemio número 10.”

Manu Leguineche




"Soy un ingenio. He visto cómo las esperanzas se vienen abajo. Soy el bando de los desolados"

Manu Leguineche



"Tenía una pasión por la historia y la curiosidad de conocer el mundo. Y eso se tradujo en viajes, en exploraciones, en conocimientos sobre el terreno, sobre todo a partir de mi primera vuelta al mundo, en 1965. En aquella época poco podíamos hacer en otros terrenos, yo me busqué eso de la Segunda Guerra Mundial para interesarme por lo que pasaba en el mundo."

Manu Leguineche




"Tú escribe lo que veas que la historia ya dirá lo que ha pasado."

Manu Leguineche


"Una vez, hace ya un tiempo, vino el quejica típico diciéndome: «claro, sólo ustedes pueden viajar porque les dan medios y nosotros no tenemos». Yo he viajado, pero nunca he pasado unas cuentas de gastos en las que figura hasta el alquiler de una tormenta. Hay que hacerse uno mismo por medio de lecturas y de viajes. Al que vino a verme le contesté: ¿quieres que te cuente lo que me ha costado el último viaje? Si ese es el argumento... Lo que te falta es vocación, muchacho. Vete a lo primero que encuentres, y fórmate."

Manu Leguineche


"¡Yo era tan feliz huyendo de donde huía!"

Manu Leguineche












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