"Cada poema impone sus propias reglas. Y estas reglas no son fijas. No tengo ningún criterio, tampoco pienso en un lector. Pero leo y releo en voz alta. Cuando no estoy seguro abandono la escritura y leo el capítulo XLII de Isaías. Y me quedo en silencio."

Diego Roel


"... la poesía, desde mi punto de vista, no busca el poder, en todo caso apenas busca develar lo que disimulan y ocultan las cartografías oficiales y las representaciones autorizadas. La poesía pone al descubierto las formas furtivas del orden. Pero no necesita levantar la voz, pregonar en las esquinas. No puede subordinarse a ningún fin."

Diego Roel


Las leyes del alba

en extrema crucifixión
tengo mis brazos mis ojos mis manos los pies
en extrema crucifixión

porque yo estoy puesto en el mundo
por las oscuras leyes del alba
por una gran boca de mil lenguas de oro
puesto y arrojado
para sufrir morir y elevarme
   tantas veces

estoy puesto y arrojado
multiplicado y expandido
en levísimos fragmentos de ilusión

sí, estoy crucificado
puesto a parir y a engendrar extrañas criaturas
a sangrar y fornicar de mil maneras con las sombras
y a morir y a morir
  tantas veces
como sea necesario

escucho lejanas letanías
  y recuerdo

recuerdo cuando escuchaba lejanos cantos o misas en el bosque
y tenía una canción un nombre propio una guarida
también un Padre una Madre un leve canto
un susurro leve apenas quizás

yo tenía un mundo un país una familia

entonces emigré
y busqué lo Oscuro por pasión o por locura
y por pasión o por locura huí al desierto: mi corazón sin luz

yo tenía un mundo un país una familia

y tenía mil noches compartidas mil lechos
y amigos llenos de manos vacías
y un dios carnal sufriente:
mi propio dios mi Padre Tótem ausente todavía

cuando huyendo del salvaje ritmo marcado por los cuerpos
era yo el mismo pero otro distinto reflejado en los espejos
era yo el otro el traicionero el perspicaz
huyendo siempre en agonía

huyendo siempre

huyendo siempre en agonía sin Padre

Diego Roel




Las variaciones del mundo


Todo nace y muere en mí

No hay nada que quitar, nada que añadir:
lo Real yace detrás del velo de las horas.

Todo nace y muere en mí.



Ahora voy hace ninguna parte,
Dejo que las cosas se aproximen.

No tengo nombre ni memoria.



Me inclino sobre la última imagen
y veo lo que sucede alrededor.

El viento arrastra papeles, palabras, objetos,
las infinitas variaciones del mundo.



Nada es real.

Sí, en este silencio
me deslizo como una forma sin cuerpo.

No quiero asirme a ningún gesto.



Ahora suelto las manos del tiempo
y voy hacia lo que está del otro lado.

Escucho lejanas melodías.



Porque se fugaron las categorías
y ya nadie designa o señala o califica.

Nadie dice esto es una piedra, un animal,
un hombre, un alma que transita
de cuerpo en cuerpo, en luz, en superficie.

Nadie dice esto es un fulgor, un pájaro,
el vientre oculto de las cosas

Ya nadie nombra, nadie.

En esta curva
la palabra no tiene peso,
consistencia.

Por eso
salgo a ver afuera
aquello que palpita adentro.

Intento decir lo esencial,
deletrear el invisible alfabeto de los ciegos.



Pero es inútil, otra vez
el discurso se fragmenta.
Y avanzo a tientas,
asido a penas a un color,
a un ademán del viento.

Aquí nada conjuga con nada:
se cayeron los nombres y los signos.

Y sólo queda un resplandor,
el armazón deshilachado de los días.



No tengo hacia dónde ir.

Me quedo quieto y espero
el golpe y la caída.

No tengo hacia dónde ir.



En esta orilla
me abro a la espiral continua de los sueños.

Y veo pasar los números, las letras,
las últimas banderas.

Soy un testigo.

Me quedo quieto y contemplo
la incesante sucesión.




Avanzo y retrocedo:
suelto las manos y los pies,
abro las piernas del lenguaje.

Y observo lo que está del otro lado,
aquello que tiembla, que tiembla y sangra.

Escribo en los márgenes,
en la fisura de los días.

Y alzo las manos,
mi corazón sin sombra.



En este mundo
nada puede ser alcanzado,
perseguido.

No hay nada que encontrar.

La flecha se convierte en círculo.



El menor gesto,
el menor movimiento nos aleja.



Por eso
hay que pararse en ese intervalo,
en ese espacio en blanco entre las letras.
Ya no hay separación:
estallaron las formas y los signos.



Nada es real



Ahora puedo ver más allá del lenguaje
ese Lugar o Corazón o Templo.

Útero del mundo. Oscura matriz de lo posible.



Sé que un día despertaré en una observación
completamente desnuda, completamente virgen.



Escribo como quien salta o juega o ríe o canta.

El poema apunta hacia lo que está detrás,
hacia lo vacío.
Lo que desvela se oculta entre las sílabas.



Entonces
quedarse quieto, vivir en soledad.

Y entregarse a lo que viene,
a lo que huye y salta.

Sí, hay que observar las señales
que dejen las horas en los cuerpos.



Escribo en los pliegues del paisaje.

Me aproximo a un lugar fuera del espacio y del
tiempo. A una zona de lucidez y silencio.

Al corazón azul del poema.



Uno a uno,
Dentro del Pozo caen
Los colores del Reino.
Las Voces del Aire me dijeron:

Hay un jardín más allá del vocablo. Hay un Jardín
que es un Desierto. Hay un Desierto que es un Mar.

Hay un Mar, un Jardín, un Desierto.



Camino sobre las Aguas.

Voy hacia donde caen las últimas banderas,
hacia donde brillan las piedras y cantan
las perdidas voces del Cielo.

No tengo peso ya.

Diego Roel



Noche solar

ahora que nadie vive
me renazco y vivo en mí
  es posible
ahora que amanece y anochece adentro de los círculos

entonces giro y me llamo por mi nombre
giro y me ato al potro de tortura de mi Padre
de mi Tótem de sangre de los altares del cielo

estoy en Él
en sus ojos livianos como guerras
azules como estallidos de palomas

estoy en Él y Él en mí

estoy en su abrazo en su frenesí
en su vuelo de noche alta y solar

por eso digo:
tengo los pies crucificados
y soy las partes que mi nombre deja

soy mi grito en expansión
la ansiada espera de mi Padre
de mi Madre envuelta en llamas de varón

digo no digo me fragmento espero:
todavía no hay tiempo en el Tiempo
todavía no me nazco

no me puedo matar tan vivo

no puedo alzar los ojos en fusión de vírgenes voraces
no puedo pronunciar una palabra el nacimiento
mi caída de espiral en espiral

entonces digo:
tengo los pies las manos los ojos
crucificados por la extrema luz del mediodía

no me puedo matar tan vivo

porque no tengo un techo una guarida
un Padre Tótem que adorar o destruir
y mientras me circundan
las sombras de los oscuros ángeles del desasosiego

no tengo un nombre propio todavía

Diego Roel


"Prefiero decirte lo que no tiene que tener. Una exigencia fundamental: el poema debe estar exento de fiorituras, de adornos innecesarios. El poema debe evitar las efusiones sentimentales, la mera catarsis."

Diego Roel


Santuario

Piedra a piedra,
avanzamos.

Con una migaja de luz
hicimos nuestra casa.                      
La hicimos con sangre y arena, la hicimos con ceniza.

Con los resabios del sueño
forjamos la imagen del destino.
La forjamos con sal y viento, la forjamos con ceniza.

Con lo que dejó la tormenta
cercamos el muro del abismo.
Lo cercamos con polvo de huesos, lo cercamos con ceniza.

Diego Roel


Vía  Lucis 

El que Es Sin defecto y Grande
me habló a mí, que soy pequeña y triste,
para que pueda formar en mi mente letras desconocidas,
para que de mi boca salga un verbo nuevo,
una expresión más leve, una palabra que atraviese
los mares y las islas,
que resuene en los últimos términos de la tierra.

Sí, yo siempre estuve callada y guarde silencio.

Pero ahora Tu Voz en mi se expande y multiplica
como voces de mujer que está de parto,
como voces de mujer que está muriendo.

Cuando pase a través de las aguas del gran Río.
No me anegaran sus corrientes.
Cuando salte en medio de las llamas
No me quemaré.

El que  Es Sin defecto y Grande
Me habló a mí que soy pequeña y triste.

Diego Roel













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